Astas embellecidas
Estás risueño, ¿no?
Ella te entrega el paraíso.
Te sientes liberado,
sin ataduras,
deslizándote sobre un camino lleno de rosas.
Te haces el sumiso,
como un cordero,
que aguarda con su máscara,
asustado.
¿Te parece placentero?
Porque sabes cómo acabará,
pero sigues detrás de la morena,
dando pena,
falseas tu identidad.
¿Es que careces de culpabilidad?
Te equivocas,
y en vez de rectificar,
incendias todo el continente peninsular.
¿No te aburres?
¿De recolectar en el mismo limonar?
¿De abusar de las mismas condiciones?
Es increíble que tenga que decirte esto,
pero, ¿cuándo pretendes madurar?
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