26. Feliz iré

—Ten las llaves de tu auto.

—Gracias, mamá. —Sofía le sonríe a Gretel y le da un corto abrazo. Corre a la cocina y ve a Phillips sentado terminado su taza de café matutina y también ya listo para irse al trabajo. —Ya me voy, papá. —le avisa. El hombre se pone de pie y saca su billetera para tenderle un poco de dinero, Sofía lo toma con una sonrisa y su padre coloca sobre su boca nuevamente la taza de café. —Gracias.

—Escóndelo de tu madre —Phillips señala el dinero y Sofía hace lo que le dice colocándolo en el bolsillo trasero de su pantalón —Ten un buen día, cariño —la abraza.

Sofía inhala y exhala antes de salir de casa y cuando finalmente lo hace y se encuentra en el estacionamiento subterráneo del edificio buscando con la mirada su auto se da cuenta de una parte de ella extraña estar castigada.

No quería regresar al colegio, pero si quería graduarse debía hacerlo, esta era su última oportunidad.

❁❁❁

—¡Te juro que creí que habías muerto, Sofía! —exclama una de sus amigas a la hora del almuerzo —No diste una sola señal de vida en las vacaciones.

—Yo creí que hasta te habías enojado con nosotras —prosigue a decir otra y Sofía frunce el ceño ante esas palabras. Baja el tenedor de plástico con el que se limitaba a picotear la ensalada.

—Chicas, mi mamá me castigó todo el mes —les dice explicándoles ya como por cuarta vez en lo que va del día —Cero internet, salidas y privacidad.

"Pero gracias a eso conociste a Jehiel" le dijo su subconsciente y sin querer una sonrisa se le dibujó en los labios.

Sus dos amigas lo notaron.

—Algo me dice que tu mes de vacaciones fue más que limpiar tu casa —se burla la primera chica y la segunda mira a Sofía con atención.

—Nah —Sofía mueve su mano en un gesto desdeñoso y toma nuevamente el tenedor de plástico.

Normalmente le contaba todo a sus amigas, pero ese día no se sentía preparada para hablarles sobre Jehiel.

La sola idea de compartir con ellas todo lo ocurrido y el cómo había descubierto que estaba muy enamorada le causaba algo de pánico.

"¿Yo? ¿Enamorada?" "Es imposible" "Simplemente no" Se repetía una y otra vez la noche anterior y al intentar dormir los ojos grises del chico eran todo lo que su mente se limitaba a proyectar.

—¿Luego de aquí nos vamos al centro comercial?

—No puedo. —responde Sofía —Hasta que mi mamá no vea indicios de mejoras en mis calificaciones sigo castiga —suspira y ve como sus dos amigas la miran con pesar.

—La señora Gretel sí que se toma los castigos en serio —se burla la misma chica y Sofía ríe.

❁❁❁

Al salir de clases Sofía recibió la llamada de su madre diciéndole que en vez de ir casa mejor se pasara por la construcción ya que luego de allí irían a comer con su padre, así que cambió de dirección y condujo a la ya conocida plaza.

Cuando estacionó logró ver a lo lejos el local donde trabaja Jehiel.

"¿Habrá ya empezado su turno?"

Bajó del auto y vio a su madre a las afueras del cinema, estaba revisando planos con uno de los constructores y decidió acercarse solo para que la mujer supiera que ya se encontraba allí.

—Oh, aquí estás —le dice Gretel poniendo una mano en su hombro —¿Que tal estar de regreso en clases?

—Espantoso —Sofía bufa y su madre entrecierra los ojos —¿Qué? No me mires así, sabes que odio el colegio y si tuviera una pequeña parte pirómana en mi sistema ya habría incendiado ese horrible lugar. No puedo creer que hace unas semanas deseaba regresar. Odio nuestro sistema educativo, ¡quiero ser la esposa de un narcotraficante!

El hombre junto a Gretel mira a Sofía de forma escandalizada.

—Tú sí que tienes problemas —su madre niega, pero sonríe ante la broma tosca de su hija.

Sofía suspira sonoramente, recobrando así la compostura y dice: —¿Puedo... puedo recorrer la plaza mientras espero para irnos?

—Sofía...

—Mamá, por favor. No quiero quedarme aquí, hay polvo por todos lados y mi papá ni siquiera está cerca.

—Se encuentra en la oficina, debe salir en unos diez minutos.

—¿Puedo? —hace un puchero y retomando el tema. Gretel se lleva una mano a la frente y luego asiente. —Regreso en unos minutos, gracias, mamá.

—¡Mantente cerca! —es lo que le grita cuando ya iba lejos.

Sofía rodó los ojos, era como si su madre a veces olvidara que ya tenía dieciocho años y podía cuidarse.

Sus pies la llevaron rápidamente a la tienda donde trabaja Jehiel, empujó la puerta y al primero que vio fue a Gylmerk sentado sobre el mostrador justo al lado de la caja registradora.

—¡Sofía! —gritó al verla y de un brinco bajó de su lugar.

En sus brazos traía a su gato Araña el cual había pasado a buscar hace ya varios días.

—Hola, Gylmerk —lo saluda y luego acorta la distancia para acariciar al gato —Hola, Araña, te he extrañado.

Gylmerk sonríe y entonces Sofía sube la mirada.

—¿Dónde está Jehiel?

—En la bodega buscando unos afinadores para guitarra.

—Oh, ¿trabajas aquí también?

—No que va —se ríe —Solo me paso a veces cuando estoy aburrido.

—Es una ladilla —comenta una voz desconocida y Sofía mueve la cabeza para observar detrás de Gylmerk a una chica.

—Ay, Millyceth, sabes que me adoras. —Gylmerk niega y la chica pone los ojos en blanco mientras se acerca un poco más.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Sofía no pudo evitar escanearla con la mirada antes de responder.

—Busco a Jehiel.

—De acuerdo. —se alzó de hombros y se giró para irse a acomodar algunas cosas.

Sofía se sorprendió ante su poco tacto, estaba segura de que para trabajar en atención al cliente debías tener una mejor comunicación.

—Millyceth es una amargada nivel cien, no te preocupes por ella. —le explicó Gylmerk.

—¡Te escuché, imbécil! —gritó la chica y ambos la miraron, estaba de espaldas a unos metros.

—¡Nada que no hayas oído antes, mi amorcito!

La chica aún sin girarse le sacó el debo del medio, Gylmerk comenzó a reír y sin poder evitarlo Sofía también.

—Sofía...

—Claro, se menciona la palabra imbécil y Jehiel llega de inmediato —bromea Gylmerk al ver como su amigo salía por la puerta de la bodega y se acercaba.

—Hola, Jehiel —Sofía camina hasta él y lo abraza.

Jamás lo había abrazado, de hecho, cuando reaccionó en aquello se separó con vergüenza.

Jehiel sonrió.

—¿Cómo estás? ¿Qué haces por aquí?

—Solo pasé a ver a mis padres y mientras terminan su trabajo decidí venir a verte.

—Ow, es lo más tierno que he oído. —se burla Gylmerk y luego saca la lengua —Son tan asquerosos.

Jehiel arquea una ceja y su amigo sonríe de manera amplia aún sin abandonar su gesto burlón.

—Sí y bueno... ¿Cómo estás? —prosigue la chica ignorando a Gylmerk.

—Ahora mucho mejor —le dice.

Gylmerk volvió a burlarse y luego se giró para irse con su gato aún en brazos para molestar a Millyceth.

—Perdónalo, es muy infantil a veces.

—No, está bien.

—¿Tu madre ya sabe lo del megáfono? —pregunta Jehiel esbozando una sonrisa.

—Le dije esta mañana, no se enojó mucho.

—¿En serio?

—¿Eres nuevo? ¡Pues claro que no! Me gritó como por quince minutos diciendo que tenía prohibido tocar sus cosas, que como había sido posible que dejara caer el megáfono por la ventana y ahora lo tengo que pagar. —ríe.

Jehiel la observó y entonces se le ocurrió una idea loca, decidió solo decirla en vez de pensarla mucho.

—¿Quieres salir conmigo esta noche?

Sofía se quedó en silencio, como la noche anterior había quedado paralizada y se preguntó si había imaginado aquello.

—¿Uh?

—¿Quieres salir conmigo esta noche? —repitió. —Puedo pedirle a Millyceth que me cubra. —continuó y Sofía miró a la chica, ella estaba dándole manotazos a Gylmerk para que se apartara de ella.

—¿Crees que quiera? —indagó volviendo su vista a él.

—Lo hará, yo nunca le pido favores. —respondió seguro.

—¿Y mis padres?

—Sabes que los puedo convencer.

Sofía sonrió de manera amplia y asintió.

—Está bien, sí quiero salir contigo esta noche.

Jehiel suspiró aliviado, no se había dado cuenta que había estado conteniendo la respiración.

Sofía tomó su mano y Jehiel aceptó el gesto al acercarse un poco más.

—Te llevaré a mi lugar favorito.

—Oh, eso parece demasiado, compartir cosas muy especiales con otras personas no es algo muy común. —comenta Sofía.

—Quiero que vayas.

—Entonces feliz iré.


Los amo 😂😂

He estado escribiendo una nueva novela y la verdad me gustaría que se pasaran por ella, se llama: Eylen & Harry - When We Fall

Ahre. La auto promoción no puede faltar.

Pero ¿por que les digo esto? Bueno es que ¡Oye vecino, apaga la luz! Ya está en recta final y pues... La verdad no sé como sentirme al respecto, estoy muy emocionada y triste a la misma vez, pero bueno, todo lo bueno llega a un fin (? Supongo, no lo sé.

-Cute.

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