19. Libertad condicional

Un nuevo día y una nueva Sofía, bueno al menos ella se sentía de manera diferente, no dejaba de sonreír por cualquier cosa y sus padres habían visto como la chica tenía un rostro risueño desde la mañana.

Incluso se levantó muy temprano para hacerle un desayuno a sus padres.

"La intención es lo que cuenta..." fue lo que dijo su padre ante el enojo que tenía su madre, ya que Sofía casi quema el departamento en el proceso de preparar Hot Cakes.

Por accidente puso el pañuelo de cocina cerca de la estufa y la alarma de incendio se activó en cuanto esta estaba totalmente quemada y tirando humo por el lugar.

—Hay un directorio y un teléfono instalado en la pared —dice su madre señalando el aparato —Si querías darnos una sorpresa solo hubieras pedido comida a domicilio.

—Lo siento, mamá, me distraje por unos segundos —Sofía sonríe sin mostrar sus dientes y se sienta en la silla del comedor.

—Vamos, Gretel, no seas tan dura con nuestra hija, solo intentaba prepararnos algo —Phillips se acomoda el borde de la camisa manga larga y luego toma su portafolio.

—Es que un día de estos nos va a matar con sus ocurrencias, Phillips.

—Perdón, mamá —Sofía se levanta y camina hasta ella para abrazarla.

Su madre suspira y ve cómo su esposo le hace un ademán para que también le corresponda el abrazo a su hija, así que ignorando el hecho de que Sofía posiblemente estaba arrugado su traje de salir... la abrazó.

Gretel amaba a su hija, aún con todo y sus momentos de enojos.

Phillips sonrió ante la escena.

—Se me hace tarde, Sofía, debo llegar a una reunión en veinte minutos.

Sofía se separó de su madre y corrió hasta la isla de la cocina para tomar dos termos de café que había preparado antes de casi quemar la casa.

—Les preparé su café, es para llevar.

Le extendió uno a su padre y el otro a su madre.

Phillips y Gretel lo tomaron en silencio y luego se dieron una mirada de confusión y sorpresa.

¿Qué mosca le había picado a su hija esa mañana? No lo sabían.

—Muchísimas gracias, cariño —su padre le depositó un beso en la frente.

—Gracias, hija, y por favor limpia este desorden que hiciste ¿sí? —Sofía asiente —Vamos, Phillips.

Ambos padres se dirigían a la salida del departamento con Sofía detrás de ellos para cerrar la puerta en cuanto estos salieran, pero el celular de su madre comenzó a sonar dentro de su bolso.

—¿Ahora que pasó? —susurra la mujer mientras se giraba a darle el termo a su hija para así poder sacar el celular. Una vez lo encontró tomo la llamada ante la curiosa mirada de su esposo e hija. —Habla Gretel Williams.

Señora Williams, soy el encargado de la instalación de las máquinas de hacer palomitas, me temo que le tenemos una mala noticia, nos han enviado el cargamento erróneo y recibimos diez máquinas de hacer algodón de azúcar en su lugar.

No estoy para bromas, pero más te vale que esto sea una —responde la mujer de forma seria y se gira para caminar a la sala.

Phillips y Sofía se miran sin entender y siguen a Gretel.

Me temo que no es una broma, jefa, la empresa debió confundir nuestra entrega con la de alguna dulcería, hemos llamado al lugar, pero no nos dan respuesta.

—La empresa que nos vende las máquinas está en Texas —Gretel pasa una mano por su rostro y luego suspira —Justo ahora voy camino a una reunión, pero en cuanto salga intentaré solucionar este problema, gracias por llamar.

Cierra la llamada y se gira nuevamente a su hija para quitarle el termo y beber un sorbo del café.

—¿Qué ocurrió, querida?

—Nos enviaron el cargamento equivocado, debimos recibir máquinas de hacer palomitas y lo que abrieron los trabajadores fueron máquinas de algodón de azúcar, si no logro solucionar esto tendré que ir a Texas.

—¿Saldrás de la ciudad, mamá? —pregunta Sofía confundida.

—Esperemos que no, pero si no arreglamos esto la inauguración se extenderá.

Sofía hizo una mueca y su madre solo le dio un beso en la mejilla para ahora si irse del lugar

—Te quedó delicioso el café. —fue lo último que dijo.

Su padre sólo se despidió con una sonrisa y cuando ambos se habían ido Sofía comenzó a limpiar su desastre.

❁❁❁

Al caer la noche ambos padres llegaron a la casa nuevamente y Sofía supo que el problema no pudo ser solucionado y su madre salía en el primer vuelo de mañana en la mañana para Texas.

La mujer se encontraba empacando maletas en su habitación justo ahora mientras Phillips se sentaba en el sofá junto a su hija.

—Si mi mamá se va, ¿significa que puedo tener tu permiso para salir? —preguntó con una sonrisa.

—No estoy seguro de que a tu madre le agrade la idea.

—Ella no tiene por qué enterarse, papá.

Phillips entrecerró sus ojos mirando a Sofía de forma acusadora.

—Por favor, papá, necesito aire fresco, estar encerrada me está volviendo loca.

—Bien, podrás salir, pero será una libertad condicional, no le digas a tu madre. —el hombre desordena el cabello de su hija y ella lo abraza más feliz que otra cosa.





No me maten.

Rayos, ha pasado tanto tiempo que creo que ya no hay nadie aquí esperado una actualización.

Si todavía queda alguien por allí, espero que me perdone por no actualizar en meses, hasta yo me odio por eso.

-Cute.

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