14. Hermanos
Sofía limpiaba las lágrimas que caían sin control por su rostro.
—¿Por qué? —dice soplando su nariz con un pañuelo de papel —Eres un maldito... ¡MALDITO TE QUEDA CORTO!
Lloró más fuerte y luego escondió el rostro entre los cojines del sofá.
—¡Mufasa no merecía morir, maldito Scar! —grita apenas audible y luego saca su rostro de su escondite por la falta de aire.
Al final la maratón de Harry Potter fue cambiada por una de películas de Disney.
Sólo cuando se sentía triste ponía aquellas películas y hoy se sentía triste en nivel extremo.
—Sofía, llevo gritándote por el megáfono como veinte minutos.
—¡Por un demonio! —grita la chica arrojando el boul de gomitas por los aires y volteando a ver a su vecino parado a un lado del sofá.
Jehiel sonrió, ya que la expresión usada por la chica era muy acertada.
—¿Qué rayos te pasa? ¿Acaso estás llorando? —cuestiona al verle detenidamente el rostro.
—¿Quién? ¿Yo? —Sofía se limpia las lágrimas y se pone de pie a la vez que pausa la película —¡Jamás! tengo dieciocho años, no ando por la vida llorando por películas infantiles —mueve la mano en un gesto desdeñoso —Es totalmente ridículo —rueda los ojos.
Jehiel mira la pantalla unos segundos y en ella se aprecia a un pequeño león llorando.
—Si eso dices —responde conteniendo la risa.
Sofía se molestó.
—¿Qué haces aquí? —le dice sin ánimos volviendo a sentarse en el sofá.
—Cómo que ¿qué hago aquí? te dije que vendría hoy.
—Bueno, el amor de tu vida me dijo que estabas ocupado —dice sin mirarlo, lo que menos quería ahora era verle el rostro a su vecino.
—¿Disculpa? —Jehiel se sienta a su lado y la mira con detenimiento.
—¿Sabes? debiste contarme que tenías una novia, y quizás así no te hubiera molestado. —susurra.
—Sofía, ¿podrías mirarme y decirme que hablas?
La chica respiró hondo y lo miró, los ojos grises del chico fue lo primero que captó.
—Esta mañana te hablé y me respondió una chica —dice pausadamente, Jehiel solo frunce el ceño en clara confusión. —Me dijo que: ¿por qué molestaba a "su hombre"? —hace comillas en lo último.
—Eso es imposible. —dice él negando rotundamente ese hecho, lo que hizo que Sofía se enojara más.
—Y todavía tienes el descaro de mentirme en la cara, eres increíble
—niega lanzándole un cojín en el pecho.
—De hecho, sí, soy muy increíble —dice con una sonrisa —Y no te estoy mintiendo.
—¿Entonces dejas que extrañas entren a tu departamento y se llamen a sí mismas el amor de tu vida?
—Nadie entra a mi departamento... —susurró Jehiel y luego se detuvo.
—¿Qué? —le pregunta Sofía al ver cómo el chico niega repetidas veces y frunce el ceño.
—¡Ese maldito bastardo! —dice sin mirarla —Debió llegar en la mañana mientras yo no estaba.
—Ahora estoy confundida.
—Ven conmigo —Jehiel la toma de la mano y la hace ponerse de pie, sin darle la oportunidad de hablar.
Llegaron a la habitación de la chica y luego la suelta para caminar a la ventana y lanzar un silbido agudo.
—Gylmerk —grita Jehiel. —¡Más te vale que aparezcas!
Sofía lo mira desde una esquina de la habitación sin decir una palabra.
—Gylmerk, ven aquí ahora mismo —vuelve a hablar lo suficientemente alto en dirección a la ventana de enfrente.
Jehiel se aparta y camina hasta Sofía.
—¿Quién es Gylmerk? —le pregunta la chica.
—Yo soy Gylmerk —dice el chico que entraba a la habitación de Sofía por la ventana.
Le parecía sorprendente la rapidez con la que apareció y el cómo se adentraba en su habitación con una sonrisa burlona en el rostro.
Sí tan solo supiera que ambos demonios podían aparecer donde quisieran en cuestión de segundos.
—¿Acaso estabas en mi casa esta mañana? —cuestiona Jehiel parándose al lado de Sofía y mirando al joven demonio de manera severa.
—Quizás sí, quizás no. —sube los hombros despreocupado —Ya sabes que estoy en todos lados.
—Bueno, sí fue él —concluye Jehiel rodando los ojos.
Sofía no podía dejar de contemplar a Gylmerk y deseaba mucho dejar de hacerlo, pero era como si el rubio frente a ella la estuviera hipnotizando.
Y por supuesto que lo estaba haciendo.
Era extremadamente encantador físicamente, ella pensó que no tanto como Jehiel, pero ciertamente era guapo.
—¡Basta! —Jehiel se interpuso entre ambos y caminó hasta su amigo.
Sofía salió de su trance y sacudió la cabeza repetidas veces.
"¿Qué diablos me ha pasado? " se preguntó.
—Sofía, él es-
—El amor de su puta vida —se adelantó Gylmerk a decir y Jehiel le dio un codazo. —Bueno, su hermano...
—No sabía que tenías un hermano —le dice Sofía a Jehiel y luego los mira simultáneamente a los dos. No se parecían en nada, Gylmerk tenía ojos marrones y una rubia cabellera.
—Bueno, es porque yo no tengo hermanos —dice seriamente.
—Oh vamos, en el amor de cristo todos somos hermanos —exclama el rubio extendiendo las manos al aire con demasiada burla.
—Claro... —responde Jehiel sonriendo.
—Espera, ¿entonces tú fuiste el que me escribió aquellas notas en la mañana? —Sofía señala al chico y este asiente sin más. —Oh...
Volvía a sentirse tonta una por segunda vez en el día.
—¿Lo ves? No te mentía. —le reclama Jehiel.
—Bueno... Lo siento.
—¿No me digas que te pusiste celosa? —le dice Gylmerk señalándola.
—Para nada —Sofía se cruza de brazos y ambos demonios se miran.
—Sí, y Jehiel es sexy —responde Gylmerk.
—¿Qué? —Sofía lo mira.
—Ah... Es que pensé que decíamos cosas que no eran verdad —dice con una sonrisa.
Jehiel, se cruzó de brazos y arqueó una ceja.
—Ahora que está aclarado lo ocurrido, ¿podemos pasar una tarde tranquila y sin Gylmerk? —le dice Jehiel a Sofía y ella asiente.
—Aburridos, ¿para eso me llaman? —se queja el rubio negando —Igual y debo ir a molestar a otras personas. —mueve su mano restándole importancia y sale por la ventana comenzando a bajar las escaleras de incendios.
—Que extraño amigo tienes —le dice Sofía y Jehiel asiente.
—Lo sé. —responde — Vamos, quiero ver la película que te hizo llorar. —el chico se gira y comienza a caminar fuera de la habitación.
—No lloraba —le dice Sofía caminando detrás de él.
—¡Mufasa no merecía morir, maldito Scar! —grita Jehiel con voz aguda, claramente burlándose de ella.
Sofía rio y al verlo sentado en el sofá esperando por ella se dio cuenta de una cosa...
El chico le encantaba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top