04. ¡Oye vecino, apaga la luz!

Han pasado tres noches, con esta sería la cuarta. El reloj cucú de la ventana marca las 1:45 de la mañana.

En estos últimos días Sofía notó que su vecino tenía un patrón a la hora de encender y apagar la luz.

A las 8:30 de la noche las luces eran encendidas, antes de eso parecía no haber ningún movimiento en el edificio de al lado, -O en esa habitación- No podía ver nada, pasó por su cabeza la idea de que su vecino trabaja y llega a casa a la hora que enciende las luces.

"¿Qué hace el resto de la noche?"

Esa era la cuestión, pero hoy no pensaba tolerarlo un minuto más, cada mañana su madre la levanta temprano y tiene sueño todo el día por culpa del vecino.

Se levantó de la cama y salió de su habitación haciendo el mínimo ruido por el pasillo, aunque era algo irónico ya que tenía planeado hacer mucho ruido en unos momentos.

Caminó hasta la oficina de su madre y tomó el megáfono de manera rápida.

Entró a su habitación nuevamente y con el gesto enojado abrió el ventanal. Presionó el botón para hablar y gritó:

—¡Oye vecino, apaga la luz!

Vio como la silueta del chico se posó en la ventada en un par de segundos, pero seguía sin poder verlo del todo ya que las cortinas blancas de su vecino evitaban mirar de más.

—¡No sé si lo has notado, pero hay gente como yo que debe dormir!
—continua —¿¡Qué tanta mierda haces hasta las tres de la mañana?! Y sí, te hablo a ti, el que está parado detrás de la ventana.

El chico se apartó de allí y no podía ver su silueta.

Y eso enfureció a Sofía. La había ignorado... o eso creía hasta que la luz se apagó.

Sonrió satisfecha y se apartó de la ventana para volver a colocar el precioso megáfono de su madre nuevamente en su lugar.

Cuando regresó caminó hasta la ventana otra vez, ya que había olvidado cerrarla y se percató de que un pedazo de papel estaba pegado en el cristal del vecino.

Tenía letras lo suficientemente grandes para ser vistas incluso con la poca iluminación del poste de luz del callejón que dividía los cinco metros de distancia de ambos edificios.

Estoy ideando un plan para dominar el mundo :)

Decía aquel papel y no pudo evitar reír antes de cerrar la ventana.

Después de todo, su vecino no la había ignorado.

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