Trampas

Título: OWACHY

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU Avengers (Post Civil War)

Parejas: Angustioso Stony

Derechos: Marvel se queda con todo como en la pirinola.

Advertencias: historia de terror, no apta para corazoncitos tiernos susceptibles de historias de horror con sustos a la vuelta de la esquina. Basado en la antología de cuentos del maestro Stephen King "Pesadillas y alucinaciones", y la película "Babadook", principalmente. Sobre aviso no hay engaño.

Gracias por leerme.



Trampas.

Race, life's a race
And I am gonna win
Yes, I am gonna win

And I'll light the fuse
And I'll never lose
And I choose to survive
Whatever it takes

You won't pull ahead
I'll keep up the pace
And I'll reveal my strength
To the whole human race

Yes I am prepared
To stay alive
And I won't forgive,
Vengeance is mine
And I won't give in
Because I choose to thrive

Yeah, I'm gonna win!

Survival, Muse.


Tony despertó con un dolor de cabeza producto de aquella dosis excesiva, llevándose una mano a la frente que chocó con otra que bajó a su mejilla, acariciándola con devoción. Recordó lo que había sucedido, terminando de abrir sus ojos para encontrarse con el rostro sonriente de Tiberius Stone, tranquilamente sentado en la orilla de aquella camilla adherida a una pared de metal gris viejo. Con un gruñido, se sentó, dando un manotazo al otro, alejándose lo más posible de él, viendo alrededor. Estaban en una especie de cámara octagonal con soportes muy pesados en las paredes cual columnatas. Hacía frío a pesar de que todo estaba cerrado y las viejas lámparas con armazones dieran calor igual que una amarillenta luz. Notó dos pilares redondos, ambos encontrados entre sí por paredes opuestas. De alguna manera, aquel sitio se le figuraba conocido pero le fue imposible ubicar el dónde o el por qué.

-Tony –sonrió Stone- Vamos a estar bien.

-No vuelvas a acercarte a mí, maldito enfermo.

Tiberius se levantó, caminando hacia la única puerta frente a ellos que se levantó con un chirrido, dejando pasar a nada menos que a Helmut Zemo, con su traje pero sin máscara puesta. Detrás de él, le escoltaba una muy seria Sharon Carter cuya vista hizo que el castaño rugiera al sentir como le hirvió la sangre al comprender de qué manera se habían enterado de todo.

-¡PERRA TRAIDORA!

Fue detenido por Stone, quien le sujetó con una risita divertida. La agente solamente le miró unos segundos, volviéndose a Zemo a quien le tendió algo que Stark no alcanzó a ver. El barón sonrió entonces, clavando sus ojos en el castaño como si le examinara por primera vez, igual que cuando le vieron en aquella base secreta.

-Siempre dispuesto a señalar, desde que te secuestraron en Afganistán te ha dado por sentirte muy correcto igual que un héroe, ¿cierto, Stark?

-¡No tienen ni idea de lo que están haciendo! ¡Todos vamos a morir!

-¿Por qué?

-¡Tú no puedes...!

Tony había levantado su mano izquierda para apuntarle acusadoramente, notando que ya no traía puesto su guantelete de protección. Pero no solamente eso, de pronto entendió algo que le hizo retroceder, soltándose violentamente de los brazos de Stone.

-No...

-Sí, Stark. Yo traje a Owachy, yo le mostré dónde podía encontrarte. ¿Recuerdas a la mujer de la gasolinera? Uno de nuestros Inhumanos.

-No...

-Sabía que aun cuando fueses testigo de la muerte de tus padres, tarde o temprano acabarías perdonando a Rogers como a Barnes. No eres alguien que se aferre mucho a esa clase de sentimientos. Te conozco, Stark. Una vez que te han derribado, te levantas con mayor poder. Los Vengadores fueron destruidos, trajiste a los Nuevos Vengadores. Aparecieron los Acuerdos de Sokovia, respondiste con la Resolución de Sokovia. Nunca te das por vencido, porque los ataques siempre vienen de fuera, ¿cierto? –Zemo entrecerró sus ojos- Pero, ¿qué tal si te destruía desde el centro de tu alma?

Tony terminó sentándose sobre la camilla al chocar con ella, pasando saliva con sus ojos abiertos ante la realización. Zemo les había analizado desde Sokovia, cada punto débil que podría atacar. Él comprendió que si el castaño seguía uniendo a los Vengadores, éstos se volverían cada vez más fuertes, sin importar si peleaba con ellos o no, porque no era por eso que estaban con Stark, era porque le estimaban a tal grado para formar una familia. Zemo quería destruir esa familia y la única manera de hacerlo, era acabando con el pilar de la misma, nada menos que un genio millonario que siempre buscaba protegerlos a todos sin importar si aquello le costaba su alma. El centro de aquel equipo. Lo sucedido con la Guerra Civil había sido solamente el pretexto para que Owachy pudiera atacarle, jamás había tenido en mente que fuese la culminación de su plan.

-Parece que al fin nos entendemos, Stark.

-No...

-Retírense –ordenó el barón a los otros dos.

Un escalofrío golpeó a Tony, apenas si respirando, tenía a Montana, de alguna manera estaba conteniendo a Owachy. Steve iba a buscarle, lo sabía. En cuanto se enteraran de su desaparición todos irían tras las migajas de pan que Zemo les hubiera dejado muy a propósito. Solamente para ser masacrados bajo las garras de aquel monstruo suyo en cuanto llegaran a él. ¿Para qué buscar que pelearan entre sí cuando bien podía acabar con todos de golpe? Más para reunirlos había tenido que esperar el momento adecuado. Ahí estaba. Zemo le mostró lo que la Agente Carter le había entregado, un control remoto muy pequeño que accionó. Los dos gruesos y cilíndricos pilares dejaron ver su interior, produciendo otro escalofrío en el castaño quien ya no atinó a moverse con su corazón latiendo tan rápido que juró tendría un infarto.

-Vas a llegar a una decisión, Stark, de la clase que te gustan –el barón señaló el contenedor a su derecha, donde estaba tirado en sus amarres extraterrestres un zorrito- Puedes liberar a tu guardián, y dejar que haga su trabajo, o... -se giró al otro, que mostraba su armadura nueva recién hecha- Puedes usar una vez más tu famosa armadura, volver a ser el Hombre de Hierro por última vez.

La mano de Zemo señaló hacia arriba, hasta entonces fue que Tony se percató del techo sobre ellos, era una protección tipo cristal con un dibujo blanco, un círculo con un par de ojos blancos y una sonrisa de taches. Un frío se apoderó de su cuerpo. Del otro lado de aquel techo, una marea negra golpeaba furiosa contra ese dibujo. No necesitó que le dijeran qué era. Owachy.

-En cualquiera de los dos casos, Owachy se liberará –continuó Zemo con calma- Así que debes pensar en la encrucijada que se te presentará, Stark, liberas a tu guardián para que te proteja del monstruo pero devore a tus amigos, o usas tu armadura para defenderlos pero a cambio, perderás a ese precioso zorrito tuyo –levantó el control para que lo viera- Porque no podrás tener ambas cosas, Stark, cuando liberes a uno, en la cámara contraria se descargará nitrógeno líquido a temperatura de cero absoluto. Uno de los dos va a morir al elegir. Tú decidirás si es tu armadura o es el guardián.

Tony apenas reaccionó a tiempo para atrapar entre sus temblorosas manos el control que Zemo le arrojó con desfachatez.

-Prepárate, Stark. Tu momento para decidir se aproxima, mientras tanto, te dejo con tus tres preciadas posesiones –dijo burlón aquél, saliendo por la puerta que se levantó por completo.

Zemo era perverso y el castaño al fin entendió hasta dónde. Ya reconocía aquella cámara, era la que el propio Helmut usara de protección contra ellos, y lo sabía porque del otro lado de la puerta vio un escenario por demás conocido que terminó de robarle la sangre del cuerpo, escuchando la risa triunfal de barón al detenerse en el marco de entrada.

-Por cierto, bienvenido a nuestra base secreta.



En algún lugar del Océano Pacífico.


-¡OJO DE HALCÓN, TU POSICIÓN!

Carol enterró su puño en el último Inhumano deforme que encontrasen en aquel portaaviones que dejaba escapar humo, chispas de cortos circuitos y fuego de los boquetes hechos por su reciente ataque. Aventó el cuerpo al océano calmado mirando alrededor en espera de la respuesta de Barton, llevándose una mano a la sien al sentir un hilo de sangre escurrir. Un gesto innato porque sus heridas eran múltiples aunque varias de ellas estaban ya sanando gracias a su gen Inhumano. Escuchó el silbido del escudo del Capitán América por encima de su cabeza, inclinándose lo suficiente para que no le golpeara, viéndolo atravesar una pared y romper en dos otro Inhumano escondido y al acecho. Chasqueó su lengua, entrando por el agujero recién hecho para recuperar el escudo que lanzó de vuelta a Steve.

-Son todos –dijo ella.

-No estaban aquellos Inhumanos que vimos en la última misión.

-Las ratas abandonan el barco antes de que se hunda.

-¿Están en la base secreta?

-"Capitana Danvers, Viuda Negra y el Hombre Hormiga han encontrado algo."

-Romanov, dime algo.

-Tres niveles debajo de ustedes, podemos...

-Estoy cansada –rugió la Capitana Marvel.

Sin más, apuntó sus puños contra el suelo que sus ondas de energía perforaron hasta donde le había señalado la rusa, lanzándose dentro del hoyo seguida por Rogers. Cayeron dentro de lo que pareció fue una oficina, con paredes recubiertas de madera, un enorme escritorio de cristal grueso, sin sillas en ningún lugar, todo el piso alfombrado. Nada espectacular que ver dentro. La puerta se abrió, dejando pasar a Natasha y Scott, los cuales se unieron a su inspección alrededor de la oficina. Steve ya estaba observando los papeles en el escritorio, con el ceño fruncido, cuando la pelirroja se le unió y con un vistazo rápido entendió que estaban observando, llevando una mano hacia un hombro del capitán para tranquilizarle. Se habían llevado a Tony. Cuando Viernes lanzó la alerta, Montana desapareció al acto para ir en su rescate. Ahora no sabían nada de ninguno de los dos, y para rematar su ansiedad, Kamala también había desaparecido, evadiendo la seguridad del complejo al huir.

-Fury no nos comentó de estas cosas –masculló el rubio a su amiga.

-Ross, recuerda que había estado entorpeciendo los avances de las Fuerzas Conjuntas.

-Am... amigos –Scott les llamó, haciendo que se volvieran a él, mostrando el guantelete de Tony destruido- Estaba por allá...

En un par de zancadas, Steve fue a él, casi arrebatándole el guante que estrujó entre sus manos sintiendo sus ojos rozarse al punto de las lágrimas, imaginando por lo que ahora estaba pasando el castaño sin la protección mágica de ese artefacto y seguramente sin su zorrito. No reaccionó sino hasta que una mano de Vibranium le sacudió, levantando su vista húmeda hacia el rostro tenso de Bucky.

-No vas a perderle –le susurró éste- Escúchame, Steve, no vas a perderle.

Todos ya estaban ahí, Wanda afirmando las palabras de Carol sobre la presencia de dos poderosos Inhumanos en aquella habitación, aún podía percibir sus esencias. Visión registró un total de cuatro personas que habían estado en esa oficina.

-Hay un problema –terminó Visión, buscando las palabras correctas- Un par de pisadas desaparecen...

-Visión –la capitana apretó sus puños- ¿Una de las otras pisadas aumentó su impacto en la alfombra?

-Sí. La segunda menor.

-Es quien cargó a Tony.

-Pero, ¿a dónde se lo llevaron? –quiso saber Rhodey, igualmente desesperado.

-"Estoy registrando las comunicaciones del portaaviones en busca de una señal desconocida." –intervino Viernes.

-Tendremos que dividirnos –Carol miró a todos- Debemos localizar a la Señorita Khan como a Stark.

-¿Crees que ella fue llamada por los Inhumanos? –preguntó incrédulo Clint.

-Es probable... no lo sabemos.

-Si Tiberius Stone estuvo aquí, es la prueba final de la ayuda del Secretario de Estado a los terroristas –afirmó T'Challa- Es al menos, una pequeña batalla ganada a nuestro favor.

-No hay más qué hacer –asintió la capitana a sus palabras- Vengadores, de vuelta al Quinjet.

Los últimos en salir fueron James, Steve y Carol quien detuvo al capitán unos segundos.

-Sé que en estos momentos no puedes creer en mis palabras, pero te aseguro que Montana no permitirá que Owachy lastime a Tony.

-¿Y si le tienen cautivo como a él? –reclamó Steve con el ceño fruncido- ¿Qué puede hacer?

Danvers tomó aire. –Montana siempre protegerá a Tony, debes creerme.

-¿Cómo protegió a Marcus?

-Hey –Bucky le detuvo- Si el zorro ya estaba con Tony para cuando sucedió lo de Marcus poco o nada estaba en sus manos. Debemos enfocarnos en Zemo, está haciendo todo esto para alterarnos y así dividirnos. Yo no creo que Kamala esté ahora de parte de los Inhumanos, la capitana no lo está.

-Kamala es una niña.

-Pero Montana le entrenó, no caería así de fácil.

-¿Qué teoría estás pensando, Barnes? –quiso saber la rubia.

-"Capitanes, Sargento Barnes, ha sucedido algo."

-Adelante, Viernes.

-"Gracias, Capitana. El Señor Stark puso un localizador en el traje de la Señorita Khan, se ha activado."

-Kamala se puso el traje. ¿Tienes su señal?

-"Sí, se dirige a gran velocidad a las coordenadas 60°N 105°E."

Los tres intercambiaron una mirada en un silencio pesado con un solo pensamiento.


Siberia.




Sus padres siempre le habían hablado de las palabras del sagrado Corán, de cómo ser una buena musulmana desde el corazón, siguiendo los más altos principios de Alá que ella jamás comprendió cuando en su escuela todo era posible menos ser alguien con valores. Kamala había tenido sendas discusiones con Babu por eso mismo, estaba atrapada entre dos mundos y no sabía qué hacer. Primero intentó encajar con su generación escolar terminando en aquel rechazo tan horrible de la fiesta antes de que su familia viajara de vuelta a Pakistán donde la mala suerte le persiguió cuando aquellos extremistas religiosos entraron hablando de nuevo del Corán y de la misión de Alá que les había encomendado. Bueno, ella estaba muy segura que El de los Cien Nombres jamás dijo en parte alguna que matar inocentes estaba perfecto para ganarse el Paraíso.

Tenía un miedo horripilante, por supuesto, el corazón se le salía del pecho y no precisamente por su frenética carrera. Pero también había algo más, como un fuego que no se apaga, cobrando mayor fuerza conforme repasaba sus momentos en el complejo de los Vengadores. Esas tardes peleando en la sala común a los cojinazos con el flaco de Peter Parker, carcajeándose al ver como la cocina se incendiaba por las locuras de Visión y Wanda que trataban de lograr esa receta de Sokovia. Las veces que vio a Scott empequeñecer y ser un gigante con su traje, recordándole cierta ronda infantil, era una hormiguita después de todo. Aquellas lecciones de honor y gloria del imponente rey de Wakanda. Todos los chistes aprendidos de Clint y Natasha, las bromas tan pero tan inteligentes del Sargento Barnes que hacían enojar al imperturbable Capitán América pero sacaban risas tan brillantes en su Tony. Pero sobre todo, esos momentos a solas cuando lloraba tanto y los brazos de Montana venían a mecerle. Él jamás necesitó que le dijera por qué derramaba lágrimas tan amargas o la propia Kamala nunca tuvo que pedirle que guardara el secreto.

El zorrito sabía y el zorrito comprendía.

Los genes Inhumanos eran extremadamente dolorosos pero ella jamás cedió a ellos, no quería lástimas de los Vengadores como la tuvo de sus amigos en la escuela o de su familia en su casa. Quería ser grande, quería ser valiente. Así que todas esas veces en que se ocultó en su baño cuando su cuerpo comenzaba a deformarse, Montana siempre estuvo ahí, jamás le abandonó. Sus ojos grises y pícaros dándole el coraje suficiente para controlarse y volver a la normalidad, recibiendo como recompensa su cariño entre bromas que le hacían olvidar los espasmos, uno que otro escupitajo de sangre, hasta su rostro tan feo lleno de lágrimas. Él le prometió que un día hallaría la forma de su poder, de la misma manera en que un iluminado ve al Misericordioso cuando su corazón ha encontrado la pureza que no se mancha aunque le rodee el fago.

Sucedió una mañana, cuando estaba aún dormida y sintió una poderosa presencia dentro del complejo. Hasta su piel se erizó por la fuerza con que eso sucedió. Fue en menos de un parpadeo, pero cuando desapareció, Viernes alertó de la intrusión. Se habían llevado a Tony. Así de rápido, así de fácil. Kamala estaba segura de que Montana entraría en acción, pero ella enfureció. Nadie tocaba a su ratoncito favorito y se iba tan campante como si se tratara de un paseo por el parque. Oh, no, ella era Kamala Khan, habían entrado a sus territorios, le habían arrebatado a su mejor amigo y protector en sus narices. Que Alá le maldijera si se quedaba de brazos abiertos mientras aquellos horribles Inhumanos le hacían daño al castaño. Se tragó una humillación en la fiesta, los rechazos en la escuela, los dedos señalándole en la calle, los murmullos de los vecinos. Estaba cansada de ser víctima.

Ella era maravillosa.

Así que tomó el traje que Tony le regalara y huyó del complejo susurrando un perdón para Nicholas Fury por desobedecerle en todo. Mejor pedir perdón que pedir permiso. El rastro de los Inhumanos era claro para ella, más fuerte conforme tomó la dirección correcta, primero se habían movido hacia el océano pero casi no tardaron en ir por otro camino más al norte donde comenzaba el Círculo Polar Ártico. Kamala corrió, corrió tan fuerte que olvidó la velocidad que alcanzó, olvidó como todo pasaba rápido a sus costados. No fue sino hasta que una brisa congelada rozó sus mejillas sudadas que se dio cuenta hasta dónde había llegado. Un paisaje helado con unas montañas apenas visibles a lo lejos. Ocultos entre ellas, detectó una enorme cantidad de Inhumanos, particularmente un grupo de lo más fuerte.

Y ellos la percibieron, una mancha en el cielo apareció, eran más de una docena de aquellos Restauradores hijos del mal. Kamala pasó saliva. Tuvo dos opciones frente a ella: huir y esperar a que llegaran los Vengadores o pelear como le había enseñado la Capitana Marvel. Bien, si el escuálido de Peter se las había ingeniado solo para ser el Hombre Araña, ella, quien había estado con los héroes más poderosos de la Tierra, no iba a echarse para atrás en un momento tan crucial. Escuchaba la voz de Montana en su cabeza, el zorrito estaba con Tony pero no podía ayudarle, estaba encarcelado. Respingó ante el choque de unos cañonazos contra la nieve, le disparaban desde muy lejos con cañones muy poderosos. Sí que se lo tomaban muy en serio eso de ser terroristas.

-Okay... okay... Kamala... o te haces pequeñita como siempre... o te conviertes en algo muy grande.

Un tercio del grupo le dio alcance. La forma. Sus padres. Su hermano. Carol. Tony. Montana...

La sorpresa de los Inhumanos fue genuina al contemplar a una jovencita aparentemente sin un alto grado de poder, cobrar un tamaño descomunal con sus puños directo hacia ellos. El resto del grupo trató de rodearla pero entonces desapareció de su vista. Dos gigantescos puños brotaron de la nieve, derribándoles. Una titánica Kamala volvió a aparecer, pateándoles como si fuesen pelotas de playa, corriendo directo hacia los cañones que no le hicieron daño, aplastándolos con sus pies con la vista fija en la base que al fin pudo ubicar, oculta en la cordillera de las montañas. Un par de naves de ataque salieron por un costado, el silbido de sus armas activándose fuero el preludio de una lluvia de disparos de alto calibre, rayos láser y cañones de pulso. La joven los esquivó con una sonrisa al volverse de nuevo diminuta, saltando entre la nieve hacia la entrada de la base que voló con sus puños.

Alá está con el guerrero, en su corazón, cuando enfrenta a la maldad que intenta lastimar a los indefensos, que intenta manchar todo aquello que es bueno. El guerrero no debe temer porque la fuerza de Alá está en su mano, en su mente, en todo su cuerpo. Los nobles protegen, cuidan de los indefensos, siempre velan por la justicia, la paz y la armonía entre los hombres que son sus hermanos.

Los Vengadores llegarían, eso lo sabía Kamala mientras una docena de Inhumanos le caía encima. No iban a dejarle pelear sola, no iban a permitir que Tony o Montana fuesen lastimados. Ellos llegarían, estaba segura. Mientras tanto, tenía que darles la ventaja, debía y quería demostrarle al horripilante de Zemo que por más cerebro que tuviera para hacer planes tan retorcidos, jamás iba a ganar. Las mentiras y las trampas no encuentran campo donde arraigar cuando hay gente buena deteniéndoles. Tres cañones de energía la golpearon al mismo tiempo, haciéndole caer de rodillas, recuperando su tamaño normal. Dos Inhumanos diferentes aparecieron. Una mujer con un larguísimo cabello carmesí, un hombre muy serio con un traje negro y un rayo en el pecho. Escoltaban a otro hombre, más bajo con una máscara sin ojos ni boca.

-¿Pero qué tenemos aquí? Al parecer, nuestro obsequio si dio frutos –dijo aquél hombre.

Kamala jadeó, doblegada por la energía de los cañones.

-Interesante, una chiquilla con poderes Inhumanos, muy bien entrenados por lo que observamos. Pequeña, soy un hombre pragmático. Vive y únete a nosotros o muere ahora mismo.

Los cañones aumentaron su potencia, haciéndole gritar. Kamala apretó sus dientes, levantando su vista hacia quien dijo era Zemo.

-Habla, niña.

Oh, claro que lo iba a hacer.

-¿Y bien?

-... yo... yo... -Kamala sonrió- ¡SOLO QUIERO DECIRTE: VETE AL INFIERNO HELMUT ZEMO!

Nadie esperó la onda de choque que ella provocó.


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