Persecusión
Título: OWACHY
Autora: Clumsykitty
Fandom: MCU Avengers (Post Civil War)
Parejas: Angustioso Stony
Derechos: Marvel se queda con todo como en la pirinola.
Advertencias: historia de terror, no apta para corazoncitos tiernos susceptibles de historias de horror con sustos a la vuelta de la esquina. Basado en la antología de cuentos del maestro Stephen King "Pesadillas y alucinaciones", y la película "Babadook", principalmente. Sobre aviso no hay engaño.
Gracias por leerme.
Persecución.
A hero of war
Yeah that's what I'll be
And when I come home
They'll be damn proud of me
I'll carry this flag
To the grave if I must
Because it's a flag that I love
And a flag that I trust
Hero of war, Rage Against.
Sin Vengadores con ojos alerta sobre el mundo, era tiempo de aquellos deseosos de provocar daño para salir y cometer sus fechorías, haciendo que más de uno se cuestionara si la Resolución de Sokovia era más bien una pesadilla que un alivio. El tema de la Guerra Civil seguía presente en los noticieros, canales de debate político como en los de espectáculo donde ya se parodiaba por igual las acciones de unos y de otros. El Secretario de Estado fue cuestionado sobre el paradero de los fugitivos de la Balsa, cuya responsabilidad era compartida por su gobierno como por el de Sokovia en el caso de Wanda Maximoff y por Rusia para Natasha Romanov. Una suerte de partido de tenis donde las culpas y acusaciones iban de un lado para el otro sin que se llegara a ninguna parte, mientras tanto en la parte sur de África aparecieron los primeros ataques terroristas graves que atrajeron la atención de los medios.
Un par de coches bomba acabaron con la vida de cientos en varias cuadras alrededor, un acto que se adjudicó un nuevo grupo extremista que se autodenominó Los Restauradores. Grabaciones rescatadas del siniestro mostraron a sospechosos con características extrañas, igual al desaparecido Sargento Barnes, humanos mejorados de forma artificial. Según reportes de Naciones Unidas, los únicos que habían existido eran aquellos que se habían encontrado en Siberia a donde fueron a perseguir a Helmut Zemo, muertos bajo un fuego y escombros de lo que fue una extraña batalla cuyos testigos estaban ausentes. El Capitán América apretó sus puños al leer una vez más los reportajes sobre aquel incidente, a casi un mes de la firma de la Resolución de Sokovia que Industrias Stark bajo el comando de Marcus Phoenix impulsó con el apoyo de varios miembros del Senado de Estados Unidos y cabezas del congreso de Naciones Unidas. Contactos de Tony.
-Debemos hacer algo –musitó Sam a su lado.
-Nos arriesgamos a ser vistos y atrapados.
-Pero no podemos dejarles así –se unió Scott con las manos en los bolsillos de su pantalón- Esos terroristas no son simples humanos.
-Creo que tenemos un problema –Steve suspiró- No poseemos nuestros trajes.
-Am, creo que ahí puedo diferir –Wanda entró a la sala- T'Challa acaba de recibir los trajes de todos como custodio de la iniciativa, es parte de la Resolución de Sokovia.
Todos se quedaron callados, aquello había sido una manera muy discreta de Tony Stark de entregar sus equipos sin que pareciera sospechoso. El capitán miró a la joven a punto de hacer una pregunta pero ella de inmediato asintió. También había sido entregado su escudo. Aquel que el millonario reclamara luego de su pelea en Siberia, con amargura y decepción. Volvía a sus manos de una manera que no le agradaba porque el castaño estaba ausente, ya no aparecía en ninguna portada, noticiero, red social o medio alguno. Igual que Visión y Rhodey. Era como si la tierra se los hubiera tragado. Algo no estaba bien con eso y comenzaba a sembrar desesperación en la mente del rubio quien se volvió a las pantallas, mirando las columnas de humo, los rostros de los inocentes sobrevivientes buscando con ropas maltrechas y heridas a sus familiares o amigos, lanzando gritos al encontrarles bajo escombros o llorando al no hallarles.
Una vez habían estado en el continente africano con devastadoras consecuencias que ahora los hacían refugiados de Wakanda. Una vez habían estado cazando un villano que le había jugado al Capitán América una trampa que Wanda sufrió y desembocó en la Guerra Civil. Ya no podían darse el lujo de repetir aquel error, no había más Stark usando su dinero e influencias para cubrir sus errores, no había Vengadores, ni Shield ni un equipo que les respaldara. Estaban realmente solos ante un mundo inocente de los juegos políticos y de egoísmos de héroes que pedía ayuda ante una nueva amenaza. Clint llegó preguntando por si sabían ya de las noticias, haciendo que todos le miraran antes de volverse a Steve quien se quedó serio unos segundos antes de asentir, cerrando y abriendo sus ojos lentamente. Era necesario actuar, aunque fuese en las sombras.
-Hey, vámonos a necesitar un nombre –bromeó Scott, chasqueando sus dedos- Lo tengo, los Vengadores Secretos.
Hablaron con T'Challa sobre lo que estaban por hacer, porque hubiera sido una completa falta de respeto no agradecer al joven rey toda la ayuda que habían recibido de su parte sin pedir nada a cambio. El regente de Wakanda les dejó las puertas abiertas por si requerían una vez más de refugio ante la persecución que el General Ross pudiera hacer contra ellos, mientras tanto, él trataría de encontrar a Tony Stark, arreglar todo aquello de la Resolución de Sokovia y por supuesto, mantener en secreto el descanso helado de Bucky a quien el capitán visitó por última vez, al menos hasta que las cosas se calmaran y dejaran de ser héroes de las sombras. Mientras tanto, el Sargento Barnes tendría que permanecer en aquel selvático país, sin la compañía de su amigo. Pero el mundo estaba siendo atacado y el rubio ya no podía cerrarse de ojos ni darle la espalda, lo había hecho una vez, no cometería el error dos veces.
Se prepararon con sus uniformes y armas, organizándose en el hangar donde una nave de T'Challa esperaba para llevarles hacia el sur de África. Steve miró largos minutos el escudo reposando en un cajón, sin los rasguños y pulido, como nuevo. Recordó ese momento en Siberia, cada vez más arrepentido, cada vez menos seguro de lo que había hecho, la mirada de Tony cuando lo alzó antes de estrellarlo contra el reactor. El sonido hueco al dejarlo caer. Casi respingó cuando sintió la mano discreta de Wanda sobre uno de sus brazos, llamándole pues era el momento de partir. Ambos volvieron su mirada hacia el escudo que el rubio tomó de una buena vez con un largo suspiro, caminando tras la joven hacia la nave con el rey de Wakanda despidiéndoles, recitando una oración en su lengua materna de buena suerte. La iban a necesitar al enfrentarse a aquellos terroristas.
-Hicimos lo correcto –murmuró Sam en el viaje.
-Gracias por seguir aquí.
-Tengo un amigo confidente que aún sirve en el ejército... puedo contactarlo una vez que terminemos con esos terroristas, para preguntarle sobre el Coronel Rhodes. Y de Tony.
El Capitán América le miró, apretando uno de sus hombros. –Realmente eres un gran amigo, Sam.
-En las malas y en las peores.
-Su Majestad nos ha enviado todos los datos –llamó Clint en los controles- Pronto estaremos cerca de la zona donde se refugian esos Restauradores.
Sam se volvió al rubio, quien asintió. –Todos listos.
La prensa hablaría de la manera tan milagrosa en que aquellos primeros terroristas habían sido capturados por manos anónimas. Testigos afirmarían haber visto un grupo contraatacar con las mismas habilidades que habían demostrado los autodenominados Restauradores. En Naciones Unidas, dentro de una sala de juntas con el rey de Wakanda presente junto con el resto de los miembros del comité de vigilancia, el Secretario de Estado leía los titulares internacionales que cubrían aquella noticia, posando su mirada en los presentes antes de volverse a Everett Ross quien asintió para cederle la palabra, sentado a un lado de un muy sereno Marcus Phoenix, aparentemente distraído con la lectura de su tableta en tanto el Secretario se ponía de pie, cruzando sus manos detrás de la espalda.
-Parece que nuestros fugitivos quieren compensar sus crímenes –comenzó- Más el comité de vigilancia estará de acuerdo conmigo en que la acción, a pesar de su bondad y altruismo, no puede hacernos olvidar las cuentas pendientes de estos... Vengadores huidizos.
-Alguien está ayudándoles, no cabe duda –comentó como si nada el nuevo CEO de Industrias Stark, relajado y campante ante la mirada acusadora de T'Challa- Pero eso es lo de menos, señor Secretario, miembros del comité de vigilancia.
-Estoy de acuerdo con usted, Señor Phoenix.
Marcus sonrió, levantando su mirada de la tableta hacia el resto, sentados alrededor de la mesa, confundidos ante el intercambio de palabras.
-No tendremos más eventos como en Lagos ni en Leipzig, lidiaremos con Los Restauradores y traeremos ante la justicia a los fugitivos de la Balsa como al Capitán América y el Sargento Barnes –declaró el General Ross.
-¿Cómo se hará eso? –preguntó un templado rey de Wakanda.
El Secretario de Estado miró a uno de los soldados custodiando la entrada, quien abrió las puertas para dejar pasar a una mujer en uniforme militar, de cabellos cortos rubios, ojos azules y facciones duras como su expresión que barrió con toda la mesa, quedándose a un lado del general, esperando en posición de firmes con su gorra bajo el brazo, mostrando en aquel uniforme de gala de la Fuerza Aérea sus condecoraciones, dejándoles ver a los demás que era un miembro importante de la milicia.
-Caballeros –Ross extendió una mano hacia la mujer- Quiero presentarles a la Capitana de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, Carol Susan Jane Danvers, ella estará a cargo del grupo que detendrá a los fugitivos.
-Damas, caballeros –habló al acto la capitana con mentón en alto- Prometo llevar a cabo mi misión con éxito.
-¿Quién más estará en este grupo? –T'Challa miró el reporte que previamente les habían entregado- No hay mención de esto.
-Si queremos atrapar a justicieros anónimos, debemos mantener el mismo estilo –respondió Carol, mirando al joven rey- Solo seremos dos en este equipo. O dúo, si lo prefieren.
-¿Dos? –otro más del comité habló, bufando- ¿Dos contra... cuántos? Perdone, Capitana Danvers pero me parece que no le han...
-Lo han hecho –ella le cortó, pero le sonrió muy confiada- Permítanme presentarles a mi apoyo.
Una vez más, todos se volvieron a las puertas por donde cruzó un hombre de vestimentas nativas igual que el color rojizo de su piel y cabellos negros largos cayendo sobre su espalda con ojos grises muy penetrantes. Marcus sonrió muy complacido, a diferencia de T'Challa quien le observaba extrañado como desconfiado. La capitana presentó al recién llegado con una sonrisa de satisfacción que les dijo que le conocía de antemano, pero sobre todo, estaba muy segura de las capacidades de aquel nativo para su misión.
-Damas, caballeros, les presento al Marshal Montana, Zorro del Cielo, miembro del Cuerpo de Alguaciles de Estados Unidos con múltiples condecoraciones en sus años de servicio con experiencia en relaciones internacionales, representante honorífico de las tribus nativas norteamericanas así como parte del departamento de asuntos especiales de las Naciones Unidas.
-Un gusto en conocerles –dijo apenas Montana con una leve inclinación de su cabeza.
Pantera Negra pasó su mirada de Marcus Phoenix al Marshal y a la Capitana, mientras ésta última explicaba de manera muy general lo que harían ambos para atrapar a sus fugitivos. El CEO de Industrias Stark conocía a ambos, antes de la reunión había escuchado de los otros miembros del comité los rumores sobre la astucia de Phoenix al rescatar los valores del patrimonio Stark igual que había movido los hilos políticos cual maestro titiritero para conseguir la pronta aprobación de la Resolución de Sokovia. Era un hombre que no debía ser retado ni tampoco tenerlo de enemigo, poseía las influencias de Tony Stark pero no la compasión de éste, Marcus bien podía aplastar a sus rivales bajo los medios que fuesen sin remordimiento alguno. Eso le hizo preguntarse al rey de Wakanda por el desaparecido Hombre de Hierro, su decisión de ceder su trabajo y empresas a un hombre como Phoenix, quien estrechó su mano con Danvers y Montana al terminar la junta.
-Entiendo la incredulidad de Su Majestad –dijo la capitana al despedirse de él- Pero no debe preocuparse, no importa la distancia, el lugar o las circunstancias, esos Vengadores no van a escapar de nosotros.
-Suena muy segura para no tener idea de dónde podrán estar ellos.
Carol sonrió, mirando a Montana despedirse de Everett Ross.
-Por eso tengo al Marshal conmigo, Majestad. Es de los mejores cazadores, ha entrenado a miembros de la Interpol como del MI6. Hace honor a su nombre, Zorro del Cielo.
-¿Desde cuándo lo conoce, Capitana? Si es posible saberlo.
-Claro, tiene algunos años, cuando yo era apenas un soldado raso aprendiendo a pilotear naves. Ha sido mi mentor desde entonces.
-Sus medallas hablan por usted.
-Tengo más logros –sonrió enigmática la mujer- Pero son del tipo que no recibe medallas o títulos.
-¿Y cómo es que conoció a Marcus Phoenix?
-Sencillo, Su Majestad, porque el Coronel Rhodes nos hizo el favor de presentarnos. Perdone que no sigamos con la charla, pero debo coordinarme con el Marshal. Le deseo un viaje seguro de regreso a Wakanda, Su Majestad.
-Capitana.
T'Challa de inmediato se comunicó con los Vengadores Secretos, advirtiéndoles de la caza que se llevaría a cabo en su contra de la mano de aquel par más que extraño pero no por ello menos intimidante, especialmente el Marshal a quien el rey de Wakanda identificó como un chamán o un brujo, le había dado esa sensación, llegando a pensar incluso que no era humano. Llegando al hotel donde se hospedaba, sus Dora Milaje casi tumban al suelo a la Viuda Negra, recién aparecida por los recientes eventos y quien le buscaba para unirse a la búsqueda de Tony Stark. No había tiempo que perder, apenas si dándole la información básica antes de que Natasha partiera rumbo a Suiza, donde le alcanzaría el Capitán América porque la rusa había podido usurpar información sobre los movimientos de Marcus Phoenix. Aparentemente, había depositado una cantidad insana de dinero a la cuenta bancaria de la Doctora Helen Cho, quien residía en aquel país luego de lo sucedido por Ultrón, además de haberle enviado unos planos similares al guantelete metálico de la armadura que solía usar el millonario.
Pistas sueltas sin sentido.
-Me alegra volver a verte, Steve.
-Lo mismo digo, Nat.
-¿Qué tal esos Restauradores?
-¿La verdad? Sólo eran señuelos, estaban ya esperándonos.
-Peligroso.
-Díselo a Naciones Unidas.
Escabullirse a los laboratorios donde trabajaba Helen Cho no fue difícil, además de que lo hicieron cuando acabó la jornada administrativa, dejando únicamente a los científicos trabajar cada uno en su ala. Siendo Romanova una experta en romper sistemas de seguridad y entrar como si fuese su propia casa, el rubio le siguió hasta la parte del enorme laboratorio donde estaba la doctora, leyendo un grueso libro en una mesa de inspección. Estaba sola, sin reaccionar pese a que les escuchó caminar dentro de su espacio.
-No me sorprende verlos aquí –les dijo sin levantar la vista de su lectura- Me extraña que vengan hasta hoy.
-¿Dónde está Tony Stark? –preguntó Natasha de inmediato.
-Ciertamente, aquí no.
-¿Por qué Marcus Phoenix le ha depositado tanto dinero y enviado unos planos, doctora? –ahora atacó Steve.
Al fin, la mujer se irguió, quitándose sus lentes para verles muy seria. –Aun en el mundo de las ciencias, conseguir reconocimiento para una mujer es toda una odisea, obtener patrocinio para sus experimentos es todo un calvario. Anthony Stark fue mi salvador, mecenas y gran amigo. Creyó en mis estudios que a más de uno de ustedes les salvó la vida, no mencionar la gente alrededor del globo que se ha visto beneficiada con ello. Cuando lo de Ultrón pasó, Tony vino a pedirme disculpas por lo sucedido. Tony... le rectifiqué sus ideas, le aclaré que no me importaba recibir cuantas balas y amenazas de muerte fuesen necesarias si con ello hacía al mundo mejor. Así como él lo hacía aunque buena parte del mundo lo viese de otra forma. Jamás iba a abandonarle y no lo haré ahora.
-Nadie le pide eso, doctora.
-No, capitán, únicamente quiero que les quede claro a ustedes –la doctora les apuntó con un dedo- Buscándome como si fuese alguna clase de conspiradora en contra de Tony. Pues bien, están completamente equivocados respecto a mí y respecto a Marcus. ¿Qué recibí dinero? Sí, para materiales de última generación que requerían los planos que me fueron enviados. ¿Con qué finalidad? Ese guante terapéutico es para Tony. Ayudará a su corazón a resistir.
-¿Resistir? –la rusa miró a Steve y luego a Helen- ¿De qué...?
-¿De verdad? ¿Creen que pueden ser omnipotentes? ¿Escupirle al mundo y luego buscar su aceptación? Hay que ser muy soberbios para eso.
-Doctora...
-Cuantas veces Tony necesite de mí, cuantas veces lo haré sin rechistar. Hoy Marcus me pidió algo en particular, hoy ha sido enviado a su destino. No, no sé a dónde, no miento. Un soldado de la extinta Hydra ha sido más agradecido que ustedes, me siento decepcionada de haberles ayudado.
La mano de Helen Cho se extendió hacia un tablero, presionando un botón. De inmediato, sonaron las alarmas de emergencia junto con luces rojas inundando toda el área. Tanto la rusa como el capitán se miraron.
-Tienen cinco minutos para escapar. Es mi último favor.
-Gracias –apenas si musitó Natasha, huyendo de ahí.
Confundidos, volvieron hacia el punto de extracción donde Clint los recogería, cercano a un puente sobre un río, casi en las afueras de la ciudad. Steve no se sentía muy bien, la cabeza le daba vueltas con esas palabras sobre un guante para ayudar al corazón de Tony. No podía dejar de hilar eso con lo que le había hecho en Siberia, su escudo estrellándose contra el reactor en el pecho del millonario. El horror de pensar en que de haber sido el reactor que anteriormente llevara en su cuerpo, lo hubiera matado al acto. Por defender a Bucky, por buscar tener la razón. Una mano sobre su hombro le trajo de vuelta a la realidad, con la espía mirándole preocupada.
-Las culpas no van a ayudar.
-Tony no está bien. Y ese tal Phoenix...
-Es un amigo que conoció durante la universidad –le informó ella- Estaba haciendo una pequeña fortuna pero la perdió por un fraude que su ex esposa le hizo, dejándole en la calle. No hay más de él hasta el día de hoy, que vuelve como el CEO de Industrias Stark, ocupando el sitio que Virginia Potts dejó al renunciar.
-Debí prestar más atención a sus palabras.
-Steve, todos cometimos errores.
-Pero los míos fueron los más graves.
-Eso es una manera injusta de ponerlo.
-Tenemos que encontrar a Tony.
-Detener a Los Restauradores y evitar que un par de fanáticos militares nos atrapen –sonrió la pelirroja- Un día común, como en los viejos tiempos.
-Gracias por no abandonarme, Nat.
-Te lo dije una vez, no es importante el cómo estamos juntos, sino el que lo estemos.
-Debí prestar más atención a tus palabras.
-Steve...
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