Heridas
Título: OWACHY
Autora: Clumsykitty
Fandom: MCU Avengers (Post Civil War)
Parejas: Angustioso Stony
Derechos: Marvel se queda con todo como en la pirinola.
Advertencias: historia de terror, no apta para corazoncitos tiernos susceptibles de historias de horror con sustos a la vuelta de la esquina. Basado en la antología de cuentos del maestro Stephen King "Pesadillas y alucinaciones", y la película "Babadook", principalmente. Sobre aviso no hay engaño.
Gracias por leerme.
Heridas.
Just give me a reason
Just a little bit's enough
Just a second we're not broken just bent
And we can learn to love again
It's in the stars
It's been written in the scars on our hearts
We're not broken just bent
And we can learn to love again
Just give a reason, Pink.
Steve se cubría el rostro con ambas manos no dando crédito a lo que escuchaba de Natasha, un par de días después de haber hablado con Tony, cuando todos estuvieran frescos y descansados de una difícil misión contra Los Restauradores. Escuchar el nombre de Owachy relacionado con la vida del castaño había sido una cuchillada certera en su corazón, como del resto de los Vengadores Secretos cuyas expresiones hablaron por sí mismas. El trabajo de Helen Cho con aquel guantelete que mantenía a salvo no solo el corazón de Stark como lo hiciera su reactor, sino también su cordura con un tratamiento de carácter psiquiátrico. Los viajes alrededor del mundo con Montana del brazo, ayudándole a superar la negra depresión que toda la situación trajo a su vida, mientras buscaban una manera de detener al monstruo que no se apartaba del millonario más perdía fuerza si aquellos que le rodeaban tenían el coraje suficiente para enfrentarle.
La Viuda Negra contaba su experiencia sobre ello, habiendo entrado al grupo que hacía guardias, rotando turnos cada noche. Luego de lo sucedido con Peter y Tony, todos los Defensores habían decidido que una persona debía quedarse al lado del castaño vigilando hasta el amanecer, eso había mostrado una disminución en las apariciones de Owachy, pues el mundo de los sueños era su campo donde tenía mayor poder, pero entre la compañía y el efecto del guante, Stark estaba lejos de sus garras mortales. Por esa razón se habían mantenido en la Torre Stark, lejos de miradas indiscretas o preguntas molestas, pero sobre todo, conteniendo esos eventos sobrenaturales en un solo lugar. Sin embargo, entre Fury, T'Challa y Peter habían convencido de alguna manera a Montana de que la convivencia con el resto de los Vengadores era una solución mejor.
De igual manera, la rusa había hablado con el Marshal para obtener su consentimiento y así hablarles claramente a los demás sobre lo que estaba sucediendo. Montana había accedido luego de que ella pasara esa noche al lado de Tony, sin nada que contar salvo la puerta que en un momento dado se abrió sola sin explicación alguna pero nada entró ni salió. Fue todo lo extraño que le sucediera, más eso de alguna manera había conseguido que aquel guardián antropomorfo dejara su hostilidad hacia Natasha, quien buscó después al rey de Wakanda como a Fury, pidiendo el apoyo de ambos con el fin de hacer una reunión menos forzada y más natural entre todos, necesitaban aclarar todos sus dudas, sus pendientes. No solo serían un mejor equipo, estando unidos, completamente unidos, Owachy podría casi desaparecer de la vida del millonario.
-¿La reunión es ahora, verdad? –preguntó un serio Rogers.
-Sí.
Era en la misma sala de juntas donde una vez escucharan al Secretario de Estado hablarles de los Acuerdos de Sokovia y comenzara su ruina. Todos estaban presentes salvo Montana y Tony, ausencias que explicó de inmediato Marcus a los Vengadores Secretos, pues había sido un requisito del Marshal el que pasaran primero por un acuerdo mutuo sin ellos antes de llevar a esa sala al castaño para que al fin pudieran hablar con él. Con su característica diplomacia, T'Challa les animó a hablar una vez que todos estuvieron sentados, algunos evadiendo miradas o sin saber qué decir. Rhodey fue el primero en romper aquel hielo con un discurso que primero les hizo sentir incómodos pero luego comprendieron. El coronel estaba molesto más no rencoroso, quería ayudar al mundo protegiéndolo de Los Restauradores pero al mismo tiempo necesitaba ver a salvo a su mejor amigo.
-... cuando le vi romper en mil pedazos el teléfono junto con la carta, me di cuenta que las cosas habían tocado fondo y mi Tones se me escapaba de las manos. Tuvimos diferencias, cada quien hizo lo que creyó en esos momentos era lo que debía hacer por razones tan extremas como las piensen. Fury tiene razón. Ya es cosa del pasado, tenemos que seguir, si algo me ha enseñado la rehabilitación es que bien puedes quedarte a lamentar tu estado o puedes comenzar a curarte.
-Yo creo –dijo Peter cuando Rhodey terminó- Que si tratamos de volver a lo que éramos antes de todo esto, estaríamos cometiendo una equivocación. Perdonen si lo explico así pero no sé cómo hacerlo mejor. Es como cuando dos partículas chocan, rompen sus núcleos e intercambian masas como electrones. Ya no puedes devolverlas a lo que fueron, es imposible, pero siempre puedes hacer algo más con lo nuevo que has creado... es un mal ejemplo, pero creo que todo esto es igual.
-Kintsugi –murmuró el capitán, mirando de reojo al rey de Wakanda quien asintió.
-Vamos a tener que arreglar nuestros desacuerdos uno por uno, pero estoy dispuesto al diálogo, al trabajo por alcanzarlo –Rhodey miró a todos- Todas las familias pelean, creo que aún somos familia.
Cada quien dio sus opiniones, algunos de manera entrecortada por la emoción, otros sin saber muy bien qué decir. Tendrían muchos obstáculos a saltar pero acordaron ayudarse mutuamente, conforme el paso del tiempo y la convivencia permitiera que las heridas de todos fueran sanando lentamente en la forma y medida correspondiente, pero sin esconderse, culparse o manteniendo peleas. Les llevó un par de horas aquel debate pero al final hubo un consenso general y los rostros fueron más relajados, permitiendo la palabra de nuevo a Marcus, quien dando gracias a T'Challa por toda su paciencia para ellos, miró a Carol antes que a los demás.
-Esto fue relativamente fácil. Ahora viene lo difícil –sentenció Pantera Negra.
-Ninguno de ustedes se mueva o hable hasta que Tony se los indique –ordenó la capitana- No me hago responsable si Montana les rebana la cabeza por necios.
Con miradas consternadas y otras serias, Rhodey asintió a Marcus para que ordenara a Viernes llamar a los dos restantes miembros del nuevo equipo que iban a formar. T'Challa se puso de pie, igual que Danvers, cada uno al final de la hilera de asientos que ocupaban Steve, Wanda, Clint, Scott y Natasha para mantenerles quietos. Montana apareció de la mano del castaño, hablando tranquilamente de algo que parecía ser un tema entretenido para Stark, pasando por las puertas corredizas hasta llegar a la sala, deteniéndose de golpe en la entrada por la mirada inquisitiva del Marshal sobre todos los presentes, caminando más lento hacia el lado de la mesa donde se encontraba Rhodey quien llamó con una sonrisa a su amigo.
-Hey, Tones.
Un par de ojos avellana se clavaron en el coronel, tendiendo la mano que el otro solicitaba y que apretó para darle ánimos.
-¿Todo bien?
-Siempre –respondió el millonario aunque por su tono de voz era claro que estaba nervioso.
-¿Recuerdas esa fiesta en el MIT? ¿Cuándo nos presentaron a las de Psicología?
-Cómo olvidarlas.
-Es lo mismo.
Montana parecía que se quisiera tragar a los demás frente a ellos, detrás de Stark pero tampoco hizo gesto alguno de agresión, esperando por lo que fuese a suceder. Rhodey no dejó de mirar al castaño ni éste a su inseparable amigo, tomándose su tiempo para armarse de coraje que parecía no venir. Carol levantó una mano cuando vio que Natasha quería ponerse de pie, indicándole que permaneciera sentada. Steve tenía sus nudillos blancos, casi a punto de saltar sobre la mesa y alcanzar a Tony quien jaló aire, volviéndose a Montana quien le miró al pasar un brazo por encima de sus hombros de manera protectora. Todo indicaba que ese experimento no iba a funcionar hasta que volvieron a escuchar la voz del millonario, ligeramente más quebrada.
-Quiero hacerlo... solo que... es más difícil de lo que pensé...
-Recuerda, tienes el control de la situación, Tones –apoyó Rhodey.
Lentamente, como si estuviera hecho de piedra, Stark fue girándose sobre sus talones conteniendo el aliento mientras su mirada viajó del coronel hacia una cabellera pelirroja. La Viuda Negra le sonrió, con sus manos apretadas entre sí. Tony asintió pues ya habían hablado más que con los demás, así que eso le ayudó a pasar al siguiente rostro, que fue de Clint. Uno muy preocupado. Luego fue el de Sam, quien no hizo nada pero su mirada decía cuanto ansiaba decir algo. Fue el turno de Wanda, quien se mordió un labio al percibir esa oleada de dolor en el castaño quien ahora miró a Scott, otra sonrisa le saludó. Haciendo una pausa, con la vista clavada en la mesa de vidrio, Tony finalmente se decidió a ver a los ojos al Capitán América.
Ojos azules como el hielo, como el cielo, como un escudo. El millonario no pudo verle más, volviendo su vista hacia el collar de Montana, notando los detalles de las cuentas, las plumas como los complicados tejidos. Se obligó a relajar una vez más su respiración, apenas si frunciendo su ceño con un silencio más que denso en la sala. Rhodey apretó la mano de su amigo, quien asintió, pasando saliva para aclararse su garganta pero con la espalda a todos ellos. Era demasiado verles por tanto tiempo sin sentir aquel tirón en su interior. Los ojos vacilantes de Tony buscaron los seguros, fieros de su protector quien acarició su mejilla.
-Lo siento –habló de nuevo- Es difícil... mucho... yo... yo quisiera ser el de antes y poder hacer bromas al respecto, pero es como si ya no recordara cómo hacerlo, solo me queda... la sensación de cuando lo hacía. Gracias por hacer esto, habla por todo lo que pudieran decir...
Su mirada no se despegaba de Montana, quien palmeó apenas su espalda, besando sus cabellos contra los que murmuró.
-Diles.
-... realmente... realmente no tengo rencores... sé que hicieron bien... sé que yo me equivoqué de una forma que no les dejé salida... la verdad... es que... es que... -el castaño apretó sus ojos- La verdad es que en un momento lo que me cegó fue verles darme la espalda para proteger a Bucky... y no porque... fue... fue que me sentí tan desesperado porque hicieran lo mismo por mí... por... por... sentir al menos una vez en mi vida... lo que era ser el Bucky de alguien...
Steve y los de su lado respingaron al escuchar el inequívoco chasquido del guantelete accionarse. Tony negó rápidamente, sujetándose del Marshal.
-Ya no quiero estar aquí.
Sin mayores preámbulos, los dos se marcharon, con Montana sujetando al castaño, escoltados por Visión, Rhodey mirando al suelo claramente buscando recuperarse como Peter quien se talló sus ojos. El capitán se levantó queriendo seguirles pero Carol le sentó de golpe en su silla, negando en silencio. Fue Pantera Negra quien habló por ella.
-Lo siento, capitán, es así como deben ser las cosas en estos momentos.
-Tony...
-Owachy le ha hecho mucho daño, Steve –Rhodey miró al rubio- Traerlo del mundo al que lo llevó va a requerir de uno que otro milagro.
-Podemos hacerlo –fue Clint quien lo afirmó.
-¿Saben? Montana me ofreció la posibilidad de verles a todos ustedes en el peor escenario posible durante largo tiempo solamente para regordearme de su dolor. Pero me negué. Odio solamente genera más odio. Yo solo quiero ver sonreír a Tones, ha pasado por demasiado y ahora esto... no... una sola vez, es lo único que quiero. Verlo feliz por una sola vez. Y si tengo que dar mis piernas, dar mi vida, créanme, lo voy a hacer.
-Rhodey, estaremos contigo –Natasha tomó aire- No vamos a perder a Tony.
-Además –Scott habló de pronto- Todo esto, digo, las misiones y eso de volver aquí, pues tiene que contar, ¿no? Ya he visto muchas cosas, así que el tal Owachy con sus sustos no será diferente.
-Tranquilo, coronel, vamos a lograrlo –afirmó Clint.
-No había podido decirlo, pero es bueno tenerlos de vuelta.
Sam alcanzó a Rhodes cuando todos salieron de la sala de juntas, taciturnos, cada quien dirigiéndose a su habitación.
-Coronel...
-Sam.
-Quisiera... quisiera hablar con usted a solas.
-Dime Rhodey que me haces sentir más viejo de lo que soy.
-Coronel... no puedo.
Rhodey sonrió. –Vamos por una taza de café, la necesito.
Ambos hombres se prepararon una humeante taza con un café de aroma perfecto, detalles con los que les llenaba Tony Stark, detalles que no pasaban ya desapercibidos para todos ellos, haciendo su convivencia con el millonario más dolorosa.
-¿Y bien, Sam?
-Perdóneme, coronel. Todavía sigo pensando que debí...
-Sam, escucha –el otro le detuvo- Te diré lo mismo que le dije a Visión. En una pelea, en una batalla como ésas no puedes tener la seguridad de que todo saldrá bien. Los errores aparecen y no es culpa de nadie. Sabía que eso podía sucederme, sabía que podía morir. Si volviera al pasado sabiendo esto, de todos modos lo volvería a hacer.
-Pero...
-Nada –sonrió Rhodey, palmeando el hombro de Sam- Deja ese remordimiento, Sam, o no podrás volar con la cabeza clara aunque Tony te haga las mejores alas.
-De todos modos, quería pedirle perdón.
-Okay, si eso te alivia, entonces te perdono, Sam.
Bebieron de sus tazas en silencio hasta que Wilson retomó la palabra.
-Lo peor lo lleva Steve, ¿cierto?
-Siberia es algo que no ha podido superar Tones, y de ahí está clavado Owachy.
-¿Dónde y cuándo encontró esa cosa?
-Según me dijo, en Nevada, en una tienda perdida en el desierto. Después de Sokovia.
-¿Ahí?
-Aparentemente, a la luz tiene la forma de un muñeco, un lobito de costal remendado.
-¿Le han visto así?
-Sólo Montana. Esa forma aparentemente inocua es una trampa, como ya escucharon, no deben ver directamente los ojos de Owachy o no los dejará en paz.
-Pero todos ustedes...
-Ha sido protegiendo a Tony, y bueno, creo que de alguna manera, no tenemos la clase de cosas que busca ese monstruo.
Charlaron unos minutos más sobre el tema, con mayor fluidez. Sam se toparía con el capitán, a quien le comentaría sobre lo que el Coronel Rhodes le había dicho sobre Owachy. Steve solamente agradecería con palabras cortas, quedándose en el pasillo principal de aquellas habitaciones con las manos en la cintura, viendo hacia el techo tratando de no caer en la desesperación. El castaño había tratado de decirle, pero no escuchó. Ya no estaba bien para cuando discutieron sobre Wanda y la firma de los Acuerdos, más su fijación por salvar a Bucky le había hecho ciego ante los signos que había mostrado Stark. Tuvo unas enormes ganas de romper algo en esos instantes, de salir corriendo a toda prisa y estrellarse contra el muro más duro que hubiera. Le dolía el episodio del celular destrozado, por obra más de aquel monstruo que del millonario.
-"¿Desea que llame a la Doctora Cho, capitán?"
-No, Viernes. Estoy bien. Yo apagaré las luces.
-"Como usted diga."
Negando apenas, Rogers fue apagando las luces camino a su habitación, pensando en la manera de hablar o convencer al Marshal de permitirle tan solo unos momentos a solas con Tony, estaba seguro que podría hacer algo. Abrió la puerta de su recámara, apagando la última luz del pasillo cuando sus ojos detectaron algo. Una sombra. Al final. Era muy alta para la distancia en que se encontraba, con unas orejas lobunas sacudiéndose. La mano veloz del rubio encendió la mitad de las luces del pasillo, viendo que la sombra desaparecía, frunciendo apenas su ceño. Volvió a apagarlas para comprobar que en verdad estaba viendo una sombra y no un juego de objetos formando algo más. La sombra ahora estaba más cerca, a la mitad del pasillo. Steve sintió sus cabellos erizarse ante un frío súbito y el sonido inequívoco de colmillos chocando entre sí, girándose al instante sobre sus talones buscando el tablero de los apagadores.
Cual tenaza de hielo, una garra le sujetó su muñeca que pareció un palillo prensada en una manaza enorme de dedos largos y curvos pero no sólidos, sino más bien fantasmales. El corazón del capitán latió aprisa al percibir un aliento golpear su nuca y luego un ronroneo tosco, quebrado. Clavó sus ojos en el frente, no dispuesto a mirar lo que estaba pegado a su sien y que susurró algo en su idioma pero con un acento que estaba lejos de ser humano. Él es mío. No hubo risas más el tono de aquellas palabras le dejaron sentir una burla, un sentido despectivo que hizo rabiar al capitán, haciendo un giro de su brazo para desprenderse de aquel agarre. Owachy desapareció, deslizándose por el techo hacia el ala oeste donde reposaba ya el castaño.
No se lo pensó dos veces, corriendo tras él con una mirada llena de ira hasta terminar frente a una habitación en una sección donde tenía prohibida la entrada, mirando la puerta con el corazón latiéndole a mil por hora. Visión apareció al mismo tiempo que las luces, terminando con aquel suceso. La puerta de la recámara de Tony se abrió de golpe y Steve estuvo a nada de atacar. Peter levantó sus manos en alto al notar su gesto, parpadeando confundido pero luego al asomarse por el pasillo y ver todas las luces encendidas como a Visión ahí, fue suficiente para comprender lo que había ocurrido, suspirando hondo antes de volverse a Rogers con una media sonrisa.
-Owachy.
-Lo dices tan tranquilo.
-No le tengo miedo y él lo sabe.
-Debería ir a dormir, capitán –sugirió cortés Visión.
-¿Tony?
-Am, durmiendo, el guantelete tiene una dosis para cada noche... cual bebé. Si me comprende.
-Capitán...
-Preferiría...
-Tú no prefieres nada –Montana apareció por el lado contrario a Visión- Mi Patito está durmiendo tranquilamente y así permanecerá sin tu inútil ayuda.
Steve ya no pudo más, volviéndose al Marshal con puños cerrados. –Estoy harto de tus insultos.
-No dormía de la preocupación.
-Oigan... -Peter fue empujado dentro por Zorro del Cielo, cerrando la puerta después.
-Tienes una habitación, úsala capitán de pacotilla. Buenas noches, Visión.
-Sí, señor.
-No eres tan buen guardián si Owachy puede merodear así.
-¿Eso se supone debe molestarme o hacerme llorar?
-Quiero hablar con Tony a solas.
-Esa línea fue de Natasha. Sin duda, eres poco original.
-Ya me cansé de tus juegos, ¿o tienes miedo de hablar conmigo?
Montana chasqueó su lengua, entrecerrando sus ojos con un par de pasos para quedar de nuevo frente al capitán quien levantó su mentón, desafiante.
-Howard dedicó toda su vida a una sola persona –susurró el Marshal- ¿Sabes a quién? A Steven Grant Rogers. Mi Patito pasó toda su vida oyendo como el Capitán América era lo mejor, lo más valioso, lo que había que proteger, ayudar, seguir. Eras su ídolo, su héroe cuando en las noches los gritos de Howard le aterrorizaban, apretaba a su capitán de peluche contra él para darle fuerzas. Creció con una imagen de ti como lo más honesto, lo más seguro, la persona en quien siempre podría confiar porque jamás le defraudaría. ¿Y qué coño hiciste? Usaste el escudo de su padre para casi matarle no sin antes decirle que él, quien te dio todo para que vivieras una nueva vida, no era nada para ti. ¿Qué clase de hombre de buen corazón abandona a un herido de batalla en plena Siberia? Ni Obadiah Stane fue tan hijo de puta como tú.
-Yo...
-Ah, no, Steve, migajas arrojadas en una arrogante carta no solucionaron nada. Solo lo empeoraron. Así que mete tus opiniones respecto a mi misión por tu trasero porque, como sueles hacerlo, no tienes ni una jodida idea de qué hago. ¿Quieres que te diga algo? Peggy Carter está decepcionada de ti. Tus soldados están decepcionados de ti. Abraham Erskine está decepcionado de ti. Puedo traer sus almas para que lo digan si acaso dudas de mí. Encantado de hacerlo.
Montana le miró de arriba abajo, con un gesto de desprecio.
-No vuelvas a acercarte a mi Patito, no intentes hablarle, ni siquiera pienses en él. Llena tus vacíos con tu dulce Bucky, después de todo, enviaste este mundo al infierno por él. Compadezco al Sargento Barnes, con un amigo como tú, su vida no será muy larga.
-¡Cómo te...! –una garra se posó sobre los labios de Rogers.
-Sssshhh, calla soldado. Ahora desaparece, porque mi paciencia se ha terminado. Pobre de ti si intentas un acercamiento a mi Tony. Como ya te habrás dado cuenta, de todos ustedes, tú eres el único gusano que jamás perdonaré, ni siquiera tengo necesidad de ello.
Un chasquido de dedos y el capitán desapareció. Montana rugió levemente quedándose en el solitario pasillo cuyas luces vacilaron, haciendo que mirara una de las lámparas más próximas. Pronunció una oración en sioux y todo volvió a la normalidad, pasando una mano con suavidad contra la madera de la puerta, sonriendo apenas antes de volverse y regresar a su propia recámara.
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