Capítulo 9
12 de Junio de 1944 – Bréville
Los soldados del Black Watch en uno de los puestos de resguardo entraron en algo de confusión, seguida de inmediato pánico controlado y luego la decisión de hacer algo y alistarse en cuanto se oyeron los disparos fuera de donde estaban, indicando que el ataque planeado para las 15:00 había comenzado antes.
Dos horas antes.
Uno de los efectivos que montaba guardia se acercó al grupo de hombres, entre los cuales se encontraba Arthur, para ponerles al tanto de lo que pasaba.
Llegó agitado y apurado, sabiendo que no tenía mucho tiempo pues sus compañeros debían alistarse para salir a las filas del frente.
Cuando todos le prestaron atención, habló.
Dijo, trabándose aquí y allá, que toda la posición de la 3era Brigada de Paracaidistas Ingleses estaba bajo denso fuego de morteros y artillería, y que nadie lo vio venir. Hablando más rápido, añadió que un batallón alemán también estaba atacando al 1er Batallón de Paracaidistas Canadienses, y que otro apoyado por seis tanques y cañones autopropulsados atacaba al 9no Batallón de Paracaidistas.
Arthur no había terminado de sorprenderse, ni el efectivo de hablar para cuando se sintió la onda de choque expansiva de una explosión, no muy lejos de ellos.
Una buena parte de los soldados fueron empujados hacia atrás, y los que resistieron en su sitio pudieron ver cómo un par de tanques aparecían en su rango de vista.
Todos tomaros sus armas y mochilas y se escurrieron hasta encontrar un lugar en el cual podrían atrincherarse y avisarle al resto de lo que sucedía.
Pero, al preguntar por los vehículos armados y los cañones antitanques del batallón, el resto del grupo les informó que la batalla por el castillo le había costado al Black Watch nueve Bern Carriers y todos sus cañones contra tanques.
Arthur comprendió en ese momento que sus probabilidades de vencer a la ofensiva eran muy bajas.
Pese a todos sus esfuerzos, el Black Watch fue incapaz de resistir y los forzaron a retirarse hacia el Bois de Mont. En el camino se unieron con el 9no Batallón, quienes estaban siendo atacados por los vehículos armados alemanes.
En algún momento, uno de los tanques frente a la Compañía 'B' recibió dos rondas de granadas antitanques, pero permaneció en acción. Para mala suerte de los soldados, el mismo tanque destruyó dos postes de ametralladoras de la compañía
Arthur se encontraba cerca de otros cinco soldados atrincherados contra un muro y un par de arbustos. El inglés sabía que debían hacer algo, pero no tenían nada que les sirviera contra el vehículo.
Hasta que en una de las calles que conectaba con la suya divisaron a un soldado tirado en una esquina.
Junto con dos de los que estaban con él, se movilizaron a tientas y agachados hasta su lado, pensando que era un cadáver.
Semejante sorpresa la que se llevaron cuando el hombre levantó la cabeza para verles en cuando los oyó llegar.
-¿Qué pasó?- preguntó uno de los que iban con el cejón.
-Miren la insignia.- señaló Arthur al notar que el soldado no era capaz de responder.- La corona, el centauro y las alas, debe ser del 9no Batallón.
-¿Los Red Devils?- le miró sorprendido el otro, preguntándose cómo es que ese rubio sabía todas las insignias, pues cuando apareció también les reconoció por las suyas.
-¡Tiene un PIAT!- exclamó el primero al notar el arma que llevaba el soldado.
-Vamos, tomen el arma y hagan algo con ella.- ordenó Arthur.- Yo lo llevaré a él.
El inglés levantó al hombre sobre su espalda y lo llevó a escondidas hasta uno de los puestos periféricos, donde estaban reuniendo heridos.
En cuanto regresó, pudo ver a los otros dos llegando con el grupo de las filas delanteras. El que cargaba con el lanzagranadas antitanques se movilizó a un costado, y entre gritos y disparos, la activó, dándole al vehículo enemigo en el flanco y obligándolo a retirarse.
Cuando el ataque general acabó, el último hombre en el pelotón de ametralladoras había caído y el pelotón antitanques había sido reducido a una unidad, dejando al Batallón muy indefenso.
Intuyendo que no resistirían por mucho más, Arthur se movilizó hasta las filas de atrás y se unió a un grupo de soldados apostados como defensa para evitar el retroceso.
-¿Tenemos noticias?- inquirió a uno de los hombres.
-Creemos que el Coronel está contactando con la sede para pedir apoyo.- le contestó, a lo que el inglés miró la insignia en el uniforme del soldado. Era del 9no Batallón.
-¿Terence Otway?- preguntó solo para tenerlo claro.
-Así es.
La batalla se extendió por algo más de tiempo.
Arthur se enteró después que Otway había llamado a la sede de la brigada para informarles que no serían capaces de resistir mucho más.
Ya por la tarde, y cuando estaban bajo el peligro de que los alemanes superaran al batallón, apareció el brigadier James Hill comandando personalmente a los del 1er Batallón de Paracaidistas Canadienses.
Con cuarenta hombres realizó un contraataque, logrando hacer que los enemigos se retirasen.
Por fin, para las 20:00 el área que defendían ambos batallones fue limpiada de toda oposición. Los soldados restauraron la línea del frente y se dispusieron a tratar heridos y hacer un conteo del inventario.
Arthur se escabulló dentro de la improvisada posta médica, llegando hasta la pequeña carpa en la que estaban todas las pomadas, vendas y medicamentos.
Se sentó sobre una caja de madera y se quitó la bota derecha, verificando que nadie le viera.
Aún tenía el tobillo torcido.
Trató su inconveniente con calma, lo vendó bien y se volvió a colocar el calzado. Luego se quitó uno de los guantes y las vendas de su muñeca torcida. También la trató y la re-vendó, colocándose de nuevo el guante.
Miró a todos lados para asegurarse que nadie le hubiera visto y se escurrió fuera de la tienda de campaña con dirección al otro batallón.
Caminó hasta divisar al grupo de canadienses, extrañándose un poco al no encontrar al que buscaba entre todos. Anduvo alrededor de los círculos de cháchara durante unos minutos.
Entonces fue que le vio, parado un poco lejos del resto, observando la luna que salía en el cielo.
Se acercó al joven y esperó a que le notara.
-Hello, Matthew.- saludó con una cansada sonrisa.
-...- se sorprendió un poco al verle, pero lo asimiló en seguida, esbozando una sonrisa calmada.- Arthur...
-¿Qué tal ha ido todo?- inquirió el inglés.
-No sabría decirte...- su pequeña sonrisa se transformó en una mueca de preocupación y miedo ocultos.- Ayer me movieron a Le Mesnil-Patry, pero...- levantó la vista al cielo.- no fue un gran éxito que digamos. Perdimos cerca de 116 hombres, entre muertos y desaparecidos...- bajó la vista.- De los sobrevivientes, 35 regresamos heridos y 22 ni siquiera regresaron...
-Vaya...- sopesó el otro.
-¿Y por tu lado? Tengo entendido que te movieron con Alfred, ¿está bien?- sonrió tranquilamente, mirándolo.
-¿Te lo dijo uno de los informantes?
-Sí, la cuarta Stravishka.
-Ya...- analizó.- Alfred está bien. O al menos hasta donde me separé de él, no tengo noticias suyas desde entonces.- contó.- But, temo que todo esto le pueda afectar mucho...- comentó el cejón, preocupado.
-No te preocupes.- le tranquilizó serenamente el canadiense.- Por más que sus emociones se reflejen bastante en su rostro, es un chico fuerte.- volvió a ver a la luna.- Tal vez le choque al inicio, pero se sobrepondrá. Es un "héroe", después de todo.- rio un poco.
-Heh, cierto.- cerró los ojos por unos segundos, contemplando lo que había pasado hasta ahora en su mente.
Sí, el americano estaría bien, ¿por qué lo dudaba? Era bastante fuerte, pero...
No podía evitar preocuparse por él, simplemente no se lo podía sacar de la cabeza.
Debía concentrarse en lo que pasaba ahora, ya habría tiempo después para pensar en el "héroe".
Por otro lado, se sintió orgulloso internamente. Ver al canadiense tan capaz de mantener la calma y la cabeza fría era reconfortante... pero algo triste al mismo tiempo.
Estaba comenzando a acostumbrarse, y el inglés no quería eso.
-Oye, Arthur...- llamó el alto.
-Yes?
-¿Te enteraste... de lo de Francis...?- preguntó preocupado el de ojos violetas...
El otro guardó silencio por unos segundos.
¿Qué si se había enterado?
Si no se hubiera enterado, no estaría ahí en ese momento.
-Matthew, ¿si me he enterado...?- repitió Arthur, tratando de salir de sus pensamientos.- Hell, esa es la razón por la cual vine.
-Ya veo...- suspiró el alto, algo aliviado.- Espero esté bien...
-Oh, más le vale estar bien.
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Holah~ c:
Honestamente, creo que esta historia va a ser algo más larga de lo que esperaba.
Pero hey, no se entusiasmen (?, me refiero a un par de capítulos más larga, no lo sé.
Tal vez no, mis cálculos pueden fallar :'v
Supongo que lo siento por haberme tardado en subir el cap ;-;
Pero hey (x2), al menos lo subí (?
okno
Otra vez, si tienen alguna duda o quieren alguna aclaración especial (?, pregunten en los comentarios
No tengan miedo, no muerdo c: (wat)
Porque sé que a veces todos los nombres de los batallones y esas weas pueden marear un poco.
Así que solo pregunten ^^/
Nos vemos en el siguiente cap~
-Gray
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