Capítulo 4
7 de junio de 1944 – Playa Gold
Arthur se apoyaba contra un muro de una edificación en Bayeux, Francia. Podía oír los disparos alrededor suyo. Aunque eso no le preocupaba.
Un momento.
Saltamos demasiado en el tiempo, volvamos a como lo dejamos en el capítulo anterior.
Recapitulemos.
Casi las siete de la mañana de día anterior – Newhaven
-Unirme a la Invasión de Normandía.- había sentenciado Arthur.- Necesito que me lleves.
Zafhir suspiró todo lo que le permitieron sus pulmones.
-¿Qué tienes en mente?- había dicho al final.
-Playa Gold.
-Gold, fabuloso. ¿Por qué no Sword?
-Porque estoy algo enterado del plan de la Operación Neptuno.
-Cierto, de Gold partirá un Comando de tu marina que se unirá con la 1era División de Infantería americana...- dijo el joven en un tono de reniegue.
-Eso y que la playa Juno no está muy lejos de ahí.- dijo Arthur.- Tengo que informarles a Matthew y Alfred de la situación de Francis.
Hubo silencio por un momento. El inglés veía a su interlocutor considerar lo que había dicho.
Al cabo de un rato, Zafhir exhaló un poco de aire. Demasiados suspiros por un día.
-De acuerdo, te llevaré.
-Muchas gracias.- agradeció el cejón.
-Pero no te librarás de mí así de simple.- añadió el joven, volviendo a la sonrisa usual.
Arthur no había sabido como sentirse respecto a eso.
Dejaron las cuadras para dirigirse a un pequeño hangar en la parte posterior del módulo central, ubicada relativamente cerca a los almacenes.
Zafhir había introducido una pequeña llave para abrir los portones.
Dentro había un pequeño avión.
Muy pequeño.
-¿Qué es esto?- había preguntado Arthur al acercarse al vehículo.
-Lo último que nos consiguieron, es un avión que no levanta nada en los radares.
Se subieron, habiendo espacio para solo dos personas, una tras la otra en pequeñas cabinas separadas.
Zafhir encendió los motores y despegaron desapercibidos directo hacia Normandía.
Llegaron al sector Jig, de la Playa Gold, a eso de las 9:50.
En ese mismo momento, el Comando 47 de la Marina Real Inglesa llegaba a la playa, la cual estaba bajo pesado fuego enemigo.
El piloto le gritaba suerte al inglés mientras usaba una cuerda para bajar y escurrirse entre las tropas recién llegadas.
Pudo ver como su informante se retiraba sin que nadie hubiera notado su presencia.
Había logrado cambiarse a un uniforme de infantería en esa incómoda cabina de copiloto en el camino de venida.
14 LCAs cargando cerca de 30 soldados cada una desembarcaban en las costas. Cinco de ellas fueron hundidas por obstáculos y fuego enemigo, las bajas contando cerca de 43 hombres.
Pero Arthur no se fiaba de esas cifras, los cálculos nunca eran exactos.
Porque se supone que para cuando llegan a la playa eran 300 soldados (21 de los cuales heridos), 28 muertos y 27 desaparecidos. Y al inicio eran 420 separados en cinco grupos de 63.
Las cifras eran muy confusas en tiempos como esos.
Pero dejemos eso de lado.
Arthur se unió al Comando 47, en dirección a Port-en-Bessin.
El objetivo era capturar un pequeño puerto en los límites con Omaha.
El oficial al mando, el Lugarteniente-Coronel C. F. Phillips, había dicho que lo mejor sería atacar por el sur, ya que el lugar estaba muy bien protegido del lado del mar.
Para cuando desembarcaron, Phillips y unos cuantos más se habían separado de la unidad, por lo que el Mayor P. M. Donnell tomó el mando de la situación temporalmente hasta que se reunieron con los otros en la ruta Meuvaines-Le Carrefour a eso de las 14:00.
La idea era desembarcar en Gold a las 9:25 (para lo cual ya estaban tarde), y llegar hasta una cresta designada como Punto 72 al sur de Port-en-Bessin a eso de las 13:00. Allí pedirían fuego indirecto de los buques de apoyo en el mar y luego se moverían para capturar el pueblo.
Tomaron una radio de los cuarteles de la Brigada 231 de Infantería y partieron campo traviesa. Los Marines debieron evadir tropas del Régimen 726 de la División de Infantería Estacionaria 716 de Alemania en Longues-sur-Mer sobre la ruta de Arromanches a Port-en-Bessin, movilizándose hacia el interior.
Se dirigieron luego al puerto a 19 km oeste y se enlazaron con la Primera Armada Estadounidense que avanzaba desde Omaha.
Se cuadraron y saludaron entre ellos, algunos reconociéndose.
-Dude, ¡Arthur! Veo que sigues en una pieza.- sonrió el estadounidense mientras llamaba la atención de su compañero con su mano de entre el grupo de soldados.
-¿Por qué todos dicen lo mismo?- se preguntó el inglés en voz alta mientras caminaba para ver a quien le llamaba.
-¿Dijiste algo?- preguntó Alfred en cuanto el otro llegó a su lado. Hubo silencio mientras admiraban al resto de efectivos saludarse.
-What?- reaccionó el cejón al cabo de un rato.
-Oh, nada.
-Supongo que preguntaré qué tal todo.
-Heh, cariñoso como siempre.- bromeó el de lentes. Luego puso una expresión más neutra.- Fue una locura. Perdimos cerca de 2000 hombres. Solo unas dos compañías desembarcaron donde estaba previsto. El resto fueron destruidas, o hundidas. Algunas solo llegaron a la costa porque los soldados sacaban el agua de las lanchas con sus cascos.- su expresión se tornó seria.- En algún momento, tuvimos que desembarcar a 45 o 90 metros mar adentro, porque el fuego enemigo era demasiado pesado. Nos movimos en el agua, que ya estaba hasta teñida de rojo en algunas zonas. Algunos tuvimos que avanzar hundidos hasta el cuello, y otros apenas si podían avanzar, porque tenían que cargar con los morteros y metralletas. Un grupo incluso movía a los sobrevivientes de las lanchas que se hundieron. Y eso era solo para llegar a tierra, de ahí habían como 200 metros más de correr esquivando cuerpos y balas y púas y minas y trampas y más cuerpos y bombas y explosiones y granadas y...
-Alfred...- lo calmó el inglés mientras daba palmaditas en su brazo para tranquilizarlo.
-Say, ¿sabes lo que nos dijo el capitán Merrill, del 2nd Ranger Battalion?- preguntó Alfred con la mirada en el piso, si esperar respuesta.- Cuando todo acabó y tuvimos que alistarnos para avanzar, nos felicitó por seguir vivos. Entonces nos miró y dijo: "Yo fui el primero en salir. El séptimo hombre fue el siguiente en cruzar la playa sin recibir disparo. Todos los del medio fueron alcanzados por balas. Dos fueron matados; tres fueron heridos. Eso es lo suertudo que tenías que ser."
Los soldados fueron informados que los saludos habían terminado, y reanudaron la marcha.
Al caer la noche se reunieron en La Rosière y encontraron tropas alemanas. Hubo una pelea armada de la cual once salieron heridos y uno resultó muerto.
Arthur había sido rozado por una bala, y ahora le sangraba parte del brazo izquierdo. Pero él sabía que no podía pedir que le trataran inmediatamente.
Había gente con peor suerte y necesidades mucho más urgentes que un corte no tan profundo pero sangrante.
Alfred había sido empujado en medio de la conmoción y se había golpeado la cabeza con una roca.
Pero no era nada serio, la roca había salido en un peor estado.
Al terminar el tratado rápido de heridas, se llevaron el equipo y las armas de los alemanes para compensar lo perdido durante el desembarque.
Ya con la oscuridad encima, el grupo llegó al Punto 72 en Escures, a 2.4 km del puerto. Era demasiado tarde para atacar en ese momento, así que levantaron las carpas y se acomodaron para dormir.
En el improvisado campamento, los soldados se dedicaban a calentarse con una discreta fogata y algo de bebida caliente de las provisiones.
Algunos ya dormían, pues debían ser las 22:30 o algo por el estilo.
Arthur estaba sentado en un tronco frente a la fogata, admirando las llamas, con una taza de té caliente en sus manos congeladas.
Cada vez que respiraba, una nube blanca de vapor se formaba frente a su rostro para ascender y desaparecer en el frío de la noche.
Sintió que alguien se sentaba a su lado.
-¿Chocolate?
-Chocolate.- asintió con una sonrisa tranquila el estadounidense mientras le daba un sorbo a su chocolate caliente.- Por cierto, yo no pregunté. ¿Qué tal todo?
-¿Hm? No sabría qué decir. Normal, supongo. Sabes que no me asignaron una misión que incluía esquivar balas.- dijo el cejón.
-¿Te han informado de algo?
-Sí, precisamente es por eso que me alisté.
-Y... ¿Qué pasó?- preguntó calmado el de ojos azules.
-Francis... ese frog se presentó como voluntario para la Operación Cooney.- le contó el inglés con un tono de molestia por lo que decía.
-What?!- gritó en un susurro Alfred.- Pero... ¡Oh, esto no es bueno!
-No, no lo es. No está en estado para hacer algo solo.
-Agh, ¿por qué es así?- refunfuñó para sí el estadounidense.
-Quién sabe...
-Bueno, entonces depende de nosotros salvar su peludo trasero.- sentenció Alfred en una especie de susurro. Luego volvió a beber de su taza.
Arthur hizo lo mismo.
Se quedaron en silencio, escuchando las historias de los soldados sentados alrededor de la fogata. Padres que recordaban a sus esposas e hijos. Jóvenes que querían ver a sus padres. A algunos solo les quedaban hermanos o hermanas, a otros solo amadas.
El inglés sonrió al escuchar tantas historias de su gente.
Felices hasta el inicio de la guerra, y todos deseosos de poder salir vivos de ella.
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Bien, este capítulo sí que fue más largo que el resto ^^;
Pero buenop
Los veo en el siguiente cap~
-Gray
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