Capítulo 38
Capítulo 38: Alejarse.
━━━━ HAY QUE ALEJARSE, ESTO NO ES BUENO.
¿Que eh hecho con mi vida?
Eh tomado unas mierdas de decisiones siempre y sigo aquí, siguiendo cagandola siempre.
Realmente no aprendo.
El primer error que cometí en mi vida fue insistirle a mi madre que fuéramos a visitar a mi padre el día de mi cumpleaños.
Los hundí a ambos con ese error.
El segundo error fue salir del hogar para menores y quitarles la oportunidad de adoptar un lindo y inocente bebé a mis papás que ahora cargaban conmigo.
Poco a poco los estaría hundiéndolos.
El tercer error fue unirme a la obra sin saber actuar y sin nunca haberme presentado frente a nadie, sin saber si podría hacerlo.
Hundir el show por mi miedo.
El tercer error fue hacer amigos, la posibilidad de defraudarles era realmente más perturbadora día a día.
Y la lista de errores no terminaban allí, eran mucho más de lo que desearía.
Me sentía decepcionada de mi misma, porque cada uno de esos errores fue completamente mi culpa.
Yo era solo un estorbo sobre sus hombros.
Suspiro y me siento correctamente mirando así fijamente el escenario ya completamente ordenado para la obra de hoy. Tragué saliva y me levanté junto a mi mochila que colgué sobre mi hombro, paseé entre las sillas repartidas por el lugar, pero el sonido de la puerta llamo mi atención rápidamente.
— Oh, hola, cariño... — saludó la señorita Jenn cerrando la puerta a sus espaldas.
Sonrió levemente apretando mi puño escondido en la manga de mi sudadera.
— Hola, señorita Jenn.
— ¿Nerviosa por el show de hoy? — mordí mi labio con una leve sonrisa y asentí con la cabeza. La rubia sonrió amablemente y caminó hacia mi — Todo saldrá perfecto, será magnífico volver a escucharte cantar.
— Si... Mmmmm, yo creo — dudé nerviosa — Habrá mucha gente.
— Si, será lo mejor del año — hizo una pausa para examinarme completamente — ¿Y ensayaste la canción?
Asentí rápidamente en un estado nervioso — Practiqué muchas veces, pero hay una parte que no me sale, pero volveré a casa y la practicaré hasta que me salga.
— Estará bien, confío en ti, cariño — alzó su mano y tomó mi mano libre que se mantenía hasta el momento afirmando la orilla de mi sudadera — Eres increíble.
Una leve imagen de mi madre me golpeó como un flash sobre el rostro, el tacto cálido sobre mi mano se sentía tan cómodo y conocido, me sentía pequeña y protegida.
Mi mirada se nubló levemente y no pude contener la sonrisa — Gracias, haré lo necesario para no defraudarla, señorita Jenn.
— Se que lo harás.
Unos segundos interminables de silencio nos inundo, pequeñas sonrisas sobre nuestros rostros, pero la paz se terminó al escuchar el fuerte sonido de la puerta abrirse. Nos giramos hacia la puerta observando a Ricky entrando quien nos miró con la boca levemente abierta.
— Oh, lo siento, no quise interrumpirlas.
— Ricky, llegas antes — comenta la rubia soltando mi mano.
— Lo sé, es que no sabía que hacer conmigo toda la tarde — al ver sus ojos brillar por la tenue luz del lugar, solté una sonrisa levemente invisible.
Mi débil corazón se estrujó al vero sonreír tiernamente.
Era tan lindo y... Delicado.
— Adivino ¿Nervios del estreno?
— Y otras cosas, mi mama vendrá hoy y técnicamente no estuve jamás en un musical — Ricky me miró fijamente y yo quité mi sonrisa mordiendo mi lengua.
— Entiendo el estrés que genera, solo te diré lo que me dijo mi director la noche en la que alguien estornudó un muffin de banana en el escenario durante una producción de Salt Pacific, úsalo — la miré confundida por sus palabras y sin poder evitarlo solté una leve carcajada.
La señorita Jenn era única.
— Okey — respondió extrañado el castaño.
— Además si eres el único actor con nervios en el debut, todo va a salir perfecto — las palabras de la señorita Jenn se interrumpieron por la puerta que se volvió a abrir dejando ver a Nini con un rostro nervioso.
— Oh, ammm... No sabia que iba a haber alguien aquí.
— Adivino ¿Nervios? — Ricky se giró a la chica y yo mordí mi labio para acomodar mejor mi mochila.
— Un poco, me di cuenta hoy que es la primera vez que soy protagonista por mérito propio.
— Pero no será la ultima — habló alegre la adulta para después girarse a Ricky — Cuéntale la historia del muffin.
— ¿Debo hacerlo? — preguntó con una mueca.
— Escuchen, ya me voy, los veo en un par de horas para la previa, tómense un segundo y disfruten del silencio — habló rápidamente la señorita Jenn para caminar hacia la puerta y abandonar el lugar.
— Mmm, yo me voy también... — dije suave intentando escapar de la situación incómoda que se formó por la única presencia de nosotros en el lugar.
— Sam... — habló Ricky tomando mi muñeca antes de cruzar la puerta, observo como intenta buscar las palabras para decir, pero algo nos distrae a todos, una bolsa de arena cayó en el escenario haciendo que saltará del susto.
— ¡Lo siento! — se escuchó el grito de mi pelirrojo amigo por todo el lugar.
— ¡Creo que fui yo! — se escuchó una voz femenina, que supongo era de Natalie.
— Oigan ¿Cuántas personas hay aquí? — preguntó al aire Ricky, pero nadie respondió.
— Yo... Me voy — hablé rápidamente soltándome de su agarre y saliendo de gimnasio.
Tomé una gran bocanada de aire al ya estar sola en el pasillo.
— Sam... Escúchalo — escuché a Nini a mis espaldas, me giro y le sonrió levemente para ver cómo desaparece por los pasillos.
— Hey... — miro como Ricky sale del gimnasio con una pequeña sonrisa.
— Hey...
— Mmmm, me gustaría hablar contigo.
— Esta todo claro, Ricky — suspiré y miré hacia otro lado — Hablé con Nini, ella me explicó todo.
— ¿Eso significa que volveremos? — preguntó con un tono esperanzado .
— No hay nada a que volver, Ricky. Nunca fuimos... — tragué saliva intentado tragar también el nudo que se formaba en mi garganta, sin éxito.
Esto dolía más de lo que había pensado.
— Éramos algo, Sam. Había un nosotros, yo lo sé porque lo sentí y sé que tú también lo sentiste — lo miré rápidamente observando cómo se acercaba a paso rápido, sin pensarlo dos veces doy dos pasos atrás colocando un mano en el aire.
Si lo tenía muy cerca cedería.
— Ricky, creo... Mmmm.... Que hay que alejarse, esto no es bueno... — hablé suavemente mirando mi mano desnuda detenida en el aire, lentamente la bajo y miro las manos hechas puños de Ricky, sin su anillo, ya que lo tenia hora colgando de mi cuello bajo la sudadera.
— No, Sam, mira, se que estuve mal al no alejar a Nini, pero es mi amiga y no quería hacerle daño — dudó un poco y mérito sus palabras — Bueno, ese no es el punto, el punto es que te quiero, realmente lo hago y no quiero alejarme de ti, ni un segundo.
— Pero yo si quiero alejarme — subí mi mirada a sus ojos, observando dolor en su mirada, el nudo creció mucho más — Es lo mejor para ti.
Si estoy lejos de ti no te hundiré.
— No — negó rápidamente dando un paso hacia mi, pero retrocedí nuevamente — Lo mejor para mi es estar contigo, Sam.
No, claro que no.
— Nunca seré lo suficientemente buena para ti, Ricky, no importa lo que haga o lo que diga— mis ojos se nublaron soltando lo que tenia atorado ya hace días.
Yo no quería arruinarlo a él, podría arruinar todo lo demás, pero a él jamás, nunca me lo perdonaría.
— No sé de que hablas, Sam — habló rápidamente dando un paso, pero esta vez no retrocedí — Eres lo mejor que me ah sucedido.
— No es asi, Ricky. Solo soy una chica atormentada que nunca a podido superar nada y se paraliza en su pasado, si te quedas a mi lado, te estancarás junto a mi. Arruino todo lo que toco.
La primera lagrima salió, pero la sequé rápidamente con la manga de mi sudadera.
No llores.
No llores.
— Sé que intentarás alejarme, entiendo lo que es esconderse y alejar a las personas, pero no me alejaré, Sam, porque yo seguiré ahí — colocó su mano en mi mejilla, pero rápidamente muevo mi rostro quitándola — No importa cuanto me empujes, yo volveré hacia ti, porque eres importante para mi.
Mi mirada se dirigió a sus ojos al escuchar sus palabras, sus ojos brillaban por las lágrimas que contenía.
Es lo mejor.
Es lo mejor.
— Si soy importante para ti, déjame ir y acepta mi decisión — negué con la cabeza intento retroceder sintiendo las lágrimas caer, pero él tomo mi mano rápidamente.
— ¿Me quieres? — preguntó con un tono serio, pero sus ojos decían otra cosa.
— Mierda — suelto su mano con una sonrisa amarga — Claro que te quiero y por eso no puedo estar a tu lado — muerdo mi labio secando mi rostro con mi mano.
Te quiero tanto que duele.
— No puedo y no quiero alejarme, Sam.
— Entiende, Ricky, necesito que estes a salvo de mi, tengo que dejarte ir — hablé ya enojada con su terquedad.
No quiero hablar más de esto.
Mientras más insiste, más duele.
— Cuando estés lista, estaré aquí, siempre. No importa cuánto te alejes, yo me acercaré. Te esperaré.
Por favor no me maten, soy muy joven para morir.
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