Capítulo 34

Capítulo 34: Sesión padre e hija.

━━━━¿TAN DIFÍCIL ES AMARME?

Mi respiración pesada era lo único que se escuchaba en la silenciosa habitación, mi papá Nicolás se encontraba sentado frente a el escritorio con sus codos apoyados en la madera caoba, sus lentes recaían sobre su nariz y su tranquila mirada azul me observaba con suavidad.

El ambiente de sentía... Pesado.

— Sam, dime la verdad ¿si? — habló con un tono pasivo rompiendo el tenso silencio.

— Ya dije lo que querías, papá.

— Pero quiero que digas lo que me ocultas, esas pesadillas no pasaban en meses, pensé que estábamos avanzando — se quitó los lentes dejándolos con suavidad sobre la mesa.

Pesadillas...

Todos mis días eran una pesadilla.

— Yo también lo creí — susurré mirando mis manos, mordí mi labio sintiéndome inquieta y atraje mis rodillas a mi pecho, abrazando mis piernas en busca de calidez — Pero todo tiene su error.

— Claro, pero los errores te hacen más humano, son parte del proceso, Sam.

— Ya no hay proceso para mi — cerré mis ojos con fuerza.

La última pesadilla que tuve.

Anoche.

Fue tan realista que aún me da escalofríos.

Recuerdo que...

Estaba nadando sin parar en un océano infinito con un flotador y una sonrisa en mi rostro, estaba feliz con el lindo flotador azul asegurándome que no me ahogaría en ñas profundidades del océano, pero de la nada este se empezó a desinflar poco a poco quedando inútil y que yo cayera sin poder evitarlo poco a poco a la profundidad, mi cuerpo era pesado tal cual una roca y no podía volver a subir. Entonces me resigné y dejé de luchar dejando que la oscuridad me consumiera así dejando de ver el lindo cielo azul que se encontraba soleado y muy lindo, pero por una extraña razón no paraba de gritar de frustración, no podía respirar, me estaba ahogando.

Y desperté.

Pero la pesadilla no dejó de repetirse un sin fin de veces cada vez que cerraba los ojos, 4 veces, 4 veces me desperté llena de miedo gritando y con la respiración errática, sola, solo mirando la oscuridad de mi cuarto.

Fue horrible, todo a sido horrible.

— Sam, estás evitando cosas ¿Que no me quieres decir? ¿Ah pasado algo que yo no sepa aún?

Apoyé mi mejilla sobre mi rodilla observando la librería llena de libros.

— Una pieza de domino cayó de nuevo y esta vez fue la mía, mi pieza.

— ¿Cómo eso? ¿Pasó algo en la escuela?

— Gina, mi primera amiga en esta horrible vida no contesta mis llamadas y se fue de la ciudad sin despedirse, me abandonó — escucho un sonido de asentimiento de mi papá — Por otro lado esta Ricky que se besuqueó con su exnovia y probablemente ahora deben estar felizmente volviendo a ser novios ya que no estoy en el medio, estorbando.

— Gina no está y Ricky tampoco — afirmó el rubio haciendo que mi corazón ya casi inexistente doliera otra vez como en estos últimos días.

Las personas más importantes de habían ido.

Me habían abandonado, como todo, como todos.

— Así es — susurré contra mis piernas.

— ¿Y como te sientes con eso?

— Fatal, siento como si mi alma se hubiese separado de mi cuerpo y volara a mi alrededor — suspiro y toco la cadena que colgaba en mi cuello con el anillo del castaño en ella — Y no me gusta como se ve.

— ¿Como se ve?

— Tensa, abrumada y vacía, como si no le importara ya nada.

— Puedes cambiarlo, ¿Lo sabes, no?

— Es que no se cómo hacerlo y tampoco si tenga la fuerza para lograrlo. Papá, me siento sola en un lugar repleto de gente, mis padres me abandonaron, mis amigos me abandonan, el único chico que eh llegado a querer me abandona, todos se van ¿Será porque.... — dudo levantando mi mirada nublada — ¿Tan difícil es amarme?

— Claro que no, cariño.

— ¿Entonces porque todos se van? — pregunté con la voz entre cortada.

— Yo no me iré, tú papá no se irá, somos invencibles ¿Lo sabes? — sonríe suavemente — Ricky, él es el primer amor de muchos, bebé, lo superarás.

Es el primero, pero yo... Yo quería que fuera el último, el único.

— Yo nunca supero nada, lo sabes.

— Escucha... Si en verdad quieres algo, déjalo ir y si vuelve, es para siempre.

Sorbí mi nariz.

No puedo dejar nada ir.

Nunca puedo... Liberar.

Eh retenido mucho por tantos años que ya estoy acostumbrada al dolor que me provoca.

Estoy acostumbrada a aferrarme a todo.

— ¿No me entiendes, no? Lo deje entrar, papá, y yo no dejo entrar a nadie, nunca.

— Pero eso es tu decisión, puedes cambiarlo y dejar que entre gente que pude hacerte bien, feliz.

— No puedo, ya te lo dije estoy aprisionada con el dolor en el sótano del pasado — suelto una risa sarcástica falsa para colocar mi mentón entre mis dos rodillas juntas.

— La libertad se gana, pelea, combate a tus secuestradores. Decide quién eres.

— Pero el secuestrador me golpea nuevamente en el rostro haciéndome retroceder cada vez que intento escapar. Entonces me veo, aquí atascada sin poder avanzar, quieta, y después veo a mi alrededor observando cómo todos pueden avanzar sin problema.

— Tienes miedo — asegura mi papá, asiento lentamente.

— Estoy aterrada — confieso mordiendo mi labio con fuerza — Estoy cansada, papá, cansada de no poder ser feliz, nunca.

— Oh, bebé — veo con mi vista borrosa como la gran figura de mi papá se levantaba de la silla corriendo hacia mi, apretándome en sus grandes brazos — Lo resolveremos, juntos ¿okey?

Asentí mintiéndole a él y a mi misma, intentando convencerme que era verdad, pero no, no era así.

Nada se resolverá.

(...)

— Hey, soy yo otra vez — susurré al teléfono mientras estaba sentada en el balcón de mi habitación con Simba en mis piernas, durmiendo — Mmmmm... Ya no se que decir — solté una risa corta mientras observaba el atardecer — Okey, nuevas nuevas, hoy tuve una sesión con mi papá sobre las pesadillas de los últimos días, que ya te conté — tragué saliva — Hable de ti, de Ricky y de lo mierda que me siento — pauso un poco bajando la mirada a la libreta a mi lado — Avance en la canción, ya sabes, cuando una persona está acabada le llega la inspiración... ¡Oh! También escribí una nueva canción para Ricky con las noches de insomnio, lo sé, me hago daño a mi misma — suspiro y pongo una mano en mi frente — Te extraño mucho, necesito tus consejos de "¿Vamos eres una perra o no?" Eran los mejores — sonrío nostálgica y separó el teléfono de mi oreja viendo cómo el correo de voz se cortaba por una llamada entrante que rechacé al instante.

Big Red había llamado, pero seguramente era Ricky quien no paraba de llamarme, lo que me hizo terminar bloqueando su número.

Realmente no quería hablar con él y tampoco era necesario, todo estaba más claro que el agua, puede que sea un poco estupida para comprender las cosas, pero eso lo entendí al instante.

Suspiro y apoyo mi espalda en la ventana cerrada de la habitación, sacó la cadena larga de mi cuello para quedar mirando fijamente el anillo plateado en mis manos, lo coloqué en mi dedo índice con pena.

Pero que idiota soy.

Me lo quité y me lo volví a colgar en el cuello.

Ese anillo era lo único que quedaba de Ricky para mi, y bueno, también la canción y todos los sentimientos que tenía por el.

Sonrío y levanto a Simba con cuidado dejándolo en la cama dentro de la habitación, para volver y recoger las cosas del balcón dejándolas sobre la cómoda.

Me acuesto sobre la cama sintiendo mi cuerpo pesado, pero el sueño no estaba en ninguna fibra de mi ser, me levanto con pesar y tomo el pequeño frasco de píldoras de mi cómoda para sacar dos y tragarlas con ayuda de una botella de agua que tenía allí. Píldoras para dormir oficialmente seguras recetadas por un psiquiatra amigo de mi papá.

Dormir es mucho mejor que esta pesadilla de vida.

Me acuesto nuevamente en la cama bajo las cobijas cerrando los ojos poco a poco.

Dormir y despertar... Sola.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top