Capítulo 24

Capítulo 24: Miedo.

━━━━ TENÍA MIEDO, RICKY.

Mis manos ardían y mi muñeca se estaba cansando.

Carajo, odio esto.

Solté molesta el lápiz sobre la pequeña mesa y me tiré resignada de espaldas en la alfombra.

— ¿Que pasa? — pregunta mi papá sentado en el sofá con su laptop sobre el regazo mirando directamente la pantalla.

— Odio historia, odio la escuela, odio todo — estresada restregué mis manos sobre mi cara.

— No me odias a mi, ni a tu papá, ni a Ricky, ni a tus amigos, eres un corazón puro no puede odiar nada.

— Puedo odiar historia, es mi enemiga natural — me senté cansada con el trabajo que me habían asignado hace un par de horas y miré la hora — Mierda — el color se fue de mis mejillas y me levanté apresuradamente cogiendo mis cosas.

— ¡Oye! — me regañó mi papá.

— Lo siento, llego tarde al ensayo, volveré en unas horas — me acerqué a él plantando un beso en su mejilla para caminar con rapidez a la entrada de la casa.

— Está bien ¡Conduce con cuidado! — escuché a mi papá desde la sala, pero sin contestar salí sin más al auto fuera de la casa.

Este día no podía ser peor.

(...)

Analicé las partituras frente a mi.

Algo faltaba.

Las tomé con fuerza borrando una que otra nota y anotando nuevas.

Se me estaba complicando más de lo imaginado escribir la canción perfecta para cantar en el show, solamente llevaba un pedazo de papel con una que otra nota en ella.

Esto me estaba frustrando bastante.

Pensar nunca ah sido mi fuerte.

Siempre eh hecho las cosas por instinto, lógica, recuerdos y sentimientos

Quizás por eso es que la letra aún no salía de mi por más que lo intentara.

O tal vez es porque estaba enfocada en otra cosa.

Cómo él.

Dirigí mi mirada al lindo castaño que practicaba su parte de la canción junto a Seb y Nini en el piano a unos metros de mi.

Se veía tan lindo incluso sin intentarlo.

Ricky al percatarse de mi acosadora mirada sobre él, se giró en mi dirección y me observó fijamente con esos lindos ojos avellana profundos y brillantes que provocaban que mi estomago se revolviera sin control.

Me tenía a sus pies.

— Okey, cariño, muéstrame lo que tienes — sentí a mi lado la señorita Jenn tomándome por sorpresa.

— Y-yo... Yo no tengo mucho... Lo siento — murmuré entregándole mi cuaderno que se encontraba lleno de borrones.

— Va bien, la melodía se ve bien, las notas son suaves y tranquilas — tragué saliva nerviosa y mordí mi labio — Me gusta.

Sonreí aún mordiendo mi labio inferior — Gracias, me esforzaré para mejorarla.

— Eso espero, Sam, mis expectativas en tu canción son altísimas.

— Espero no defraudarla.

— Estoy segura que no lo harás. Solo... Tómate tu tiempo.

La rubia estiró mi cuaderno de regreso y yo lo recibí con cuidado para después ver cómo se levantaba caminando hacia EJ y un montón de chicos en una esquina de la sala.

Mi mirada estaba fija en mi cuaderno, lentamente cambié la página llegando a una página que se encontraba repleta de palabras y corazones improvisados.

En esto si que estaba progresando.

La canción para Ricky.

Esto se sentía extraño, nunca le había escrito una canción a nadie más que no sean a mis padres y a mi misma. Nunca le había escrito una canción a un chico, aún chico que quería, y mucho.

El sonido de una silla moverse me alarmó, cerré como un rayo el cuaderno y me giré al castaño de cabellos alborotados que se había sentado a mi lado derecho.

— ¿Que veías? — preguntó interesado sin quitar la mirada de mi cuaderno.

— La canción del show, Ricky, no es la gran cosa — nerviosamente guardé el cuaderno en mi mochila.

— ¿Porqué lo guardas? Quería verla, Sam — hizo un puchero.

Lloro.

Que tierno es.

Creo que vomitaré un arcoíris por exceso de ternura.

— Después — agarré su mejilla y lo estiré viendo cómo hacía una mueca, lo solté y se rió.

Paró de reír súbitamente, al verlo serio detengo mis risas silenciosa y alzo mis cejas confundida.

— Hey, Sam... Mmmmm, quería preguntarte algo — miró mis ojos con nerviosismo, asentí y sonreí colocando mi mano sobre la suya — ¿Te parece mala idea si vamos a una cita?

Muerdo mi labio nuevamente y saco mi mano de la suya.

— Y-yo... Mmmm... ¿S-si?... Me parece bien, genial.

¡Dios! Que nervios me da este hombre.

Sonreí nerviosa y me levanté a tropezones de la silla, casi cayéndome en el proceso.

— ¿El sábado te gustaría? — sonrió con sus ojos brillantes.

No me hagas esto.

Ricky, no seas tan tierno, por favor.

Sonreí sin poder evitarlo.

— El sábado es genial, yo... Ehmmmm, voy al baño — hablé nerviosa.

Dejé un beso en su mejilla y salí corriendo fuerza de la sala con una sonrisa más grande que la del gato de Alicia en el país de las maravillas.

¡No puede ser!

Tendría una cita con Ricky.

(...)

by; Ricky Bowen

Victorioso sonreí emocionado moví mi brazo con fuerza.

— ¡Bien! — grite-susurré al ver cómo la castaña se iba de la sala — Soy genial.

— ¿Porqué te auto alagas? Eres raro, Ricky — habló Gina llegando a mi lado sentándose donde minutos antes estaba Sam.

— Sam acepto ir a una cita conmigo, Gina, soy el hombre más feliz del mundo — sonreí recargándome en la silla mirando el techo.

Creo que estoy sonriendo como todo un tonto enamorado.

¿Pero que más da? Lo soy, soy un tonto enamorado.

— Mi amiga te trae mal, amigo — golpeó suave mi hombro para levantarse.

Entonces sucedió algo que no imaginaría jamás, un disparo se escuchó de lleno por toda la sala, probablemente por toda la escuela, miré alarmado todo a mi alrededor viendo cómo todos estaban en silencio con sus caras pálidas.

Entonces el segundo disparo se escuchó.

Rápidamente todos reaccionaron tapando las dos entradas de salón, corriendo las cosas a las paredes para esconderse, sin reaccionar me quedé mirando todo hasta que alguien tomó de mi brazo y me jaló con ella para escondernos detrás de unas cajas.

Miré a mi lado viendo a Gina temblar abrazando mi brazo, quité mi brazo y la rodeé sin saber que yo también estaba temblando, ella tapaba su boca para callar los sollozos de temor, se veía completamente aterrada.

Oh no, Sam.

La respiración me empezó a faltar sin pensarlo me levanté quedando de pie con la mirada de todos sobre mi.

— Ricky, agáchate — gritó-susurró Nini a unos metros de mi, asustada aferrándose a Kourtney.

Me importaba todo una mierda, todo menos ella.

Me agaché y caminé a la puerta con decisión hasta que alguien se tiró sobre mi tumbándome sobre el frío piso del salón.

— Ricky ¿Que haces, estás loco? — me miró preocupado EJ sobre mi.

— Sam fue al baño, está afuera, debe tener miedo, tengo que ir con ella, me necesita — intenté quitarme al pelinegro de encima.

— Ricky, tranquilo, no puedes salir, es peligroso — me tomó fuerte en sus brazos llevándome a un lado de la pared tirándome junto a sus amigos quienes me aferraron para que no escapara.

Me moví fuertemente incluso golpeé y rasguñé a más de uno para intentar irme y estar a un lado de la chica que quería.

No puede ser.

Por favor, déjenme ir.

Sam... Ella...

Tengo miedo.

Tengo miedo que algo le haya pasado.

Tengo miedo que Sam esté sola y con miedo.

Tengo miedo de no estar con ella.

No puedo tolerar esto.

Lágrimas de impotencia salieron de mis ojos sin control. Pero me detuve al escuchar unas fuertes pasos fuera del salón, todas las miradas fueron a la figura de un hombre detrás de la puerta.

— Está todo bien, es seguro salir — habló una voz autoritaria fuera del salón.

Los chicos me soltaron y yo rápidamente me levanté corriendo fuera del salón hacia el baño femenino más cercano.

Que esté bien, que esté bien.

Sam...

Entré sin importar nada y revisé cubículo tras cubículo hasta llegar a uno donde se escuchaban pequeños sollozos.

Aquí.

Lo abrí con cuidado.

No... Mi Sam.

Allí se encontraba ella, llorando silenciosamente aferrándose de sus piernas, dejando escapar uno que otro sollozo con su respiración errática.

Me acerqué a ella lentamente viendo cómo no levantaba su mirada.

— Hey, soy yo, Sam — puse mi mano sobre su mentón levantando su cabeza observando sus hermosos ojos café inundado de lágrimas, mi corazón se estrujó viendo el temor en sus ojos — Estoy aquí — la chica rápidamente se aferró a mi pasando sus brazos por mi cuello atrayéndome a ella, me arrodillé dejándome abrazar por la chica que me dejaba sin aire por la fuerza que ejercía en su agarre, pero no me importaba quedarme sin aire si ella así estaría mas calmada — No pasa nada, tranquila.

— Tenía miedo, Ricky.

— Yo también lo tuve, Sam, tenía miedo por ti, pero no pasó nada ¿si? Estamos bien, estamos juntos — acaricié su cabello sintiendo como mis ojos se nublaban.

Mientras estemos juntos todo estará bien, Sam, lo prometo.

— No me dejes — Sam se escucho más calmada aún aferrada fuertemente a mi cuello.

— Nunca te dejaré.

Sin importar nada. Nunca te dejaré, Samantha Brown, es una promesa.

No importa cuánto miedo tenga, ni lo tan triste, enojado o abrumado que esté, siempre correré hacia ti, sin faltas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top