Capítulo 17

Capítulo 17: Homecoming parte 1.

━━━━ ¿SAM, QUISIERAS IR AL HOMECOMING CONMIGO?

El día estaba más agitado de lo normal, la gente caminaban de un lado hacia otro por los pasillos.

Las chicas en específico eran las que lucían más alegres murmurando entre ellas.

¿La razón? Bastante obvio a decir verdad. Hoy era el homecoming.

Me encontraba buscando entre la multitud de gente a mis amigos hasta encontrarlos caminando de espaldas a mi mientras conversaban. Sonreí y me acerqué alegre a ellos, pero cuidadosa de no chocar con nadie.

— Ricky, piénsalo ¿No sería genial?

— ¿Que sería genial? — pregunté llegando al lado de ambos chicos.

Vi cómo Ricky asustado saltó de la impresión en su lugar y se giró con un semblante raro en su rostro.

— Que Ricky invite a Nini al baile ahora que está soltera — el pelirrojo subió y bajo sus cejas.

Hice una mueca y bajé mi mirada a mis libros.

Oh... Sí... Verdad...

Casi olvido que Ricky aún quiere a Nini.

Que tonta.

— Deberías hacerlo si quieres — dije deprimida.

— Justo lo que no quiero es invitar a Nini al baile de bienvenida el mismo día del baile.

Unos brazos me quitaron mis libros, pude identificar que era Ricky por las mangas de su sudadera. Subí mi mirada aún con una mueca en mi boca, pero él solo sonrió.

— Pero esta soltera y divertirse espera — dijo Big Red haciendo que mi ceño se fruncirá más de lo que estaba.

— Eso dicen que dijo Ashlyn que lo comento Seb, te lo aseguro, Nini me confino a la zona de amigos — al escuchar lo dicho por el castaño no pude evitar la sonrisa en mi cara.

— Hazlo como amigo, todos juntos, como en los viejos tiempos  — levanta los brazos mientras grita hacia Ricky quien se había adelantado.

Lo miró irse con tristeza y empiezo a caminar junto a Big Red.

— No lo molestes tanto, rojo.

— Es que... Aaaah — alargó.

Solté una risita — No te estreses.

— En fin, da igual. ¿Seguimos con nuestro plan? ¿Irás conmigo al homecoming, no, Sam?

— Ricky se llevó mis cuadernos — murmuré dándome cuenta torpemente que mis brazos estaban vacíos — Y si... Claro que iré contigo y te conseguiré una linda chica en la fiesta.

Sonreí despidiéndome y corrí detrás del castaño que se había perdido de nuestra vista hace minutos.

Suspiré al fin encontrándolo al final de pasillo caminando como si nada con mis libros en sus brazos.

¿Era mi idea o se veía pensativo?

— ¡Hey, Ricky! — grité para llamar su atención, nombrado giró su cabeza rápidamente en mi dirección y sonrió a medias.

— Hey, Sam ¿Que pasa? — preguntó este con el tino bajo.

Que despistado.

Sonreí con mi ceño fruncido.

— Te llevaste mis libros, loco — pero el castaño no reaccionó.

Quito mis cosas de sus brazos con delicadeza y lo miró confundida.

Me estaba mirando mucho y eso me colocaba nerviosa.

Luego de uno segundos de silencio de parte del chico, se dio cuenta de lo que pasaba.

— Oh, lo siento, Sam — dijo esté apenado con una sonrisa leve.

— No te preocupes — giré mi cuero para orientarme hacia donde quedaba mi salón, me intenté encaminar hacia este, pero al dar un paso alguien agarro mi muñeca libre, claramente era Ricky, me giré y lo mire atenta — ¿Que pasa?

— Yo.. T-tú...

— ¿Te encuentras bien? Te ves un poco mal.

— Sam... Yo... Tú...

— ¿Ricky?

— Yo... Mmmmm... Quería... Bueno, quiero... Invitarte.... Mmmmm... Yo — tartamudeó nervioso mientras se tocaba la nuca — No hemos hablado de "eso".

Nerviosa desvíe mi mirada.

¿Estaba hablando de eso de anoche?

¿De ese... Casi beso?

No. No puede ser.

¿No?

— ¿De que hablas?

— Mmmm — el chico se mordió el labio nervioso — Del casi beso Sam.

Me quedé sin palabras, se puede decir que en blanco.

Sin saber que decir me mordí el labio igualmente nerviosa.

— No se que quieres que diga — miré mis vans amarillas moverse nerviosamente.

Escuché cómo el chico soltaba un suspiro — No... Nada, no importa, no es importante — hice una mueca triste.

¿No era nada ese momento que tuvimos?

¿No era importante?

¿No es importante que hayas enloquecido totalmente mi corazón?

— Esta bien — tragué saliva y intenté irme nuevamente, pero Ricky al no soltarme antes no pude moverme otra vez.

— Sam... Mmmmmm, otra cosa... ¿Quisieras tú... Mmmmm — tragó saliva fuertemente — ¿Sam, quisieras ir al homecoming conmigo? — preguntó rápidamente.

Espera.

¿Quiere ir al homecoming conmigo?

Sonreí y solté su agarre colocando mi mano en su mejilla.

¿Que estás haciendo, Samantha?

— Lo siento, Ricky, pero le prometí a Big Red que iría con él.

— Oh, entiendo — sonrió — Pero podemos ir los tres juntos — posó su mano sobre la mía — Después ir por unas pizza y una película en mi casa.

— Claro, me parece genial — sonreí y saqué suavemente mi mano de su cara, la coloqué dentro mi gran manga de la sudadera — Me tengo que ir a mi clase de biología.

Y escapé.

Escapé completamente sonrojada y con el corazón latiendo a mil.

(...)

Abrí lentamente la puerta principal de mi casa y dejando mis cosas en la entrada como siempre sintiendo un silencio completo. Fruncí mi ceño y caminé por la planta baja buscando a mi papá trabajolico, pero este no se encontraba, suponiendo que estaba en su despacho subí rápidamente a este encontrándolo donde pensaba, sentando en su escritorio revisando unos papeles y imprimiendo más documentos a su lado.

Sonreí y me senté frente a él como siempre que podía.

— ¿Cómo estuvo la escuela?

— Bien, es decir, no me quejo — me hundí en el sofá observando a mi papá destacando unas cosas con un lápiz mina — ¿Que haces?

— Reviso unos documentos que me envió Robert de un acuerdo con una empresa suiza que quiere aliarse y proveer un extenso terreno en Zurich para colocar un hotel — sonreí viendo cómo mi papá hablaba contento de su nueva extensión.

— Wow, ¿No tienes hoteles en Suiza, no? Es una gran oportunidad — saqué mi teléfono — Sería un nuevo territorio para los hoteles Paradise.

— Así es... Vamos avanzando poco a poco en Europa.

— Estoy muy orgullosa, papá — veo cómo mi papá me queda mirando en silencio mientras sonríe.

— ¿Hoy es el homecoming, no? — asentí sin interés — Deberías ir a arreglarte — lo miré con una ceja alzada — No, primero debes mostrarme el vestido, no lo vi — sonreí y me levanté, dejando mi teléfono en el escritorio.

El vestido que compré a par con Gina.

Es hermoso.

Tiene que verlo.

— Voy y vuelvo.

Caminé hacia mi habitación rápidamente buscando el vestido envuelto en plástico en mi closet, encontrándolo a los segundos por lo llamativo que era en comparación de mi otra ropa y lo llevé cuidadosamente al despacho viendo cómo mi papá Andrés abría su boca sorprendido.

— Es hermoso... Y bueno... Un poco extravagante para tus gustos — dijo levantándose y acercándoce a mi.

— Gina lo eligió porque quería ir a la par conmigo. Él de ella es muy colorido y llamativo, como ella — sonreí recordando las agradables compras que había hecho con ella ese día.

Él día en que se hizo mi mejor amiga.

— Entonces ve a arreglarte, cariño, ya será hora — caminé hacia el escritorio y tomé mi celular, viendo que eran las 6 pm y Big Red junto a Ricky vendrían por mi en una hora.

— Ahora iré — sonreí y besé la mejilla de mi papá para partir a mi habitación.

(...)

Me miraba fijamente en el espejo frente a mi con una sonrisa leve.

El vestido era hermoso, deslumbrante.

No cómo yo.

No lucia muy bien en mi.

Hice una mueca y me coloqué de mala gana una chaqueta negra, no podía andar por la vida mostrando mi cicatriz que estaba tapada con kilos de maquillaje.

Me senté en la cama para cepillar mi cabello y pensar en esta noche.

¿Sería una linda noche?

Es mi primer homecoming, espero que sea inolvidable. Para bien.

— ¡Sam, vinieron por ti!

Dejé inmediatamente el cepillo de pelo en la cama y salí emocionada de la habitación con mi corazón palpitando inquieto.

Bajé en silencio y lo primero que encontré apenas bajé fue a mis padres sonriendo gigantescamente y una cámara apuntándome.

— Te ves hermosa.

Papá Nicolas me sacó una foto desprevenida, arrugué mi nariz y saqué la lengua para la siguiente.

Ahora miré hacia él par de chicos que esperaban con unos lindos traje a un lado de la puerta.

Se veían guapos.

— No más, por favor — reí y caminé hacia los chicos para besar su mejilla a cada uno.

— Te ves bien, amiga — comentó el pelirrojo y miró a su amigo quien estaba en silencio.

Ricky no reaccionó. Solo me miraba fijamente, Big Red lo observó confundido y lo golpeó con su codo en el estómago.

— Auch — se quejó Ricky.

— ¿Estás bien? — pregunté preocupada por su bienestar. Le había pegado muy fuerte, hasta a mi me había dolido.

— Mejor que nunca — sonrió dejándome confusa, después hizo una mueca — ¡Digo! Estoy bien. ¡No, tú estás bien!.... Estás linda, ¡No, digo hermosa!... No, no, claro que no... Ehhhh — dijo nervioso mirando para todos lados menos hacia mi, soltó un suspiro y me miro con su mano en la nuca — Perdón — me miró directo a los ojos, sintiendo que mi estomago se revolvía al ver sus hermosos ojos avellana — Te ves espectacular, Sam.

Sonreí sintiendo mis mejillas calientes.

No te sonrojes ahora, tonta.

— Gracias — quedamos en silencio por un repentino flash que nos golpeó a nuestro lado, nos giramos rápidamente al ver a mi papá Nicolás sacándonos una foto — ¿Y si nos vamos? — pregunté para escapara del momento.

— Una foto de los tres antes de irse — dijo emocionado mi papá Andrés conspirando en mi contra, fruncí mi ceño en su dirección viendo cómo su sonrisa se ensanchaba más.

Big Red se colocó entre mi y Ricky apoyando sus brazos en nuestros hombros, quité mi mueca y sonreí a la cámara para aparecer lo más decente en la foto, después de un par de foto el pelirrojo se cansó y caminó hacia la entrada.

— Señor Brown ¿Puede sacarnos una foto a mi y a Sam? — preguntó Ricky estirándole su teléfono a mi papá Nicolás, quien lo recibió apresurado y con una gran sonrisa — Sam, ven — estiró su mano la cual observé por unos segundos, viendo su inseparable anillo que siempre llevaba y después la subí a su cara quien me veía con una sonrisa, acepté su mano y me jaló a su lado, para posar su mano en mi cintura y sonreír a la cámara, por mi lado solo me quede observándolo hasta sentir el flash sobre mi lado derecho, giré mi cabeza rápidamente para una buena foto de nosotros dos sonriendo a la cámara.

— Vamos chicos — se quejó Big Red en la puerta de la casa.

— Oh, si — me separé de Ricky quien no me quitaba la mirada de encima y caminé hacia el pelirrojo para salir juntos de la casa.

Ahí te vamos Homecoming.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top