-¿A que hora te vas?- me preguntó Leah entrando a la cocina.

-En diez minutos- murmure antes de darle un sorbo a mi café.

Abrió el refrigerador sacó algunas cosas para prepararle el desayuno a los niños.

-¿Cuantos días estarás allá?- preguntó, estaba dándome la espalda.

-No sé, tres o cuatro quizá depende del trabajó.

- Si entiendo...- me interrumpió.

-No quiero irme y sigamos enfadados.

-No estoy enojada- terminó de calentar la leche y preparar algo más y lo colocó en una charola antes de salir de la cocina.

-¿Leah?- la llame.

Pero ella me ignoró y comenzó a subir las escaleras -Despidete de los niños- me dijo cuanto ya estaba en el último escalón.

Odio ese comportamiento tan infantil que tiene cada vez que peleamos. Amo con todo mi ser a está mujer pero las dudas que aún tiene justo a todo este ambiente que nos rodea no ayuda a que podamos seguir adelante, cuando parece que hemos avanzado algo nos hace retroceder.

Escuché a Leah junto a la pequeña voz de mi hijo proveniente de la sala de juegos.

-Deja que tú hermana tome su leche.

-No- gritó Ethan.

Me quedé en el marco de la puerta a mirarlos, Amelie estaba en su sillita tomando su biberón mientras que Leah estaba sentada a un lado de ella y Ethan estaban parado con las manos en el biberón de Amelie.

-Cariño, no puedes quitarle su biberón a tu hermana, aquí están tus cereales- Leah le estaba dando un pequeño tazón.

-Yo quelo está- el niño insistía.

-Ethan haz caso a mami- entre a intervenir.

-Papá- hizo un puchero y se acercó a mi -Quelo eso...

Me agache para quedar a su altura.

-Tú ya eres un niño grande y ya no tomas biberón.

-Gande como tú.

-Si tan grande como yo- entonces se le dibujó una gran sonrisa y tomó el tazón que Leah le estaba dando y se sentó a comer sus cereales.

Tomé entré mis brazos a Amelie, le di un besó en su pequeña frente; es la niña más hermosa igual a su mamá, sus grandes ojos verdes y su encantadora sonrisa.

-Quisiera que fueran conmigo.

-Una sesión fotográfica no es fácil estarás muy ocupado y no tendras tiempo para ellos, creo que lo mejor es que nos quedemos.

- Tienes razón ¿Estarás bien sola con ellos? Quieres que llamé a mi madre o a Gemma.

-No, estaré bien.

Mi celular sonó, era Tom avisando que debíamos irnos en cualquier momento.

-Se te hace tardé- murmuró.

-Que esperé.

-Iré a dejar esto a la cocina- se levantó llevándose las cosas que uso para darle de desayunar a los niños -Podrias pasarlos a recostar a nuestra cama- me pidió antes de salir de la habitación.

Mierda, está haciendo un estúpido drama por nada como si anteriormente no hubieran salido fotos mías con alguna amiga.

Lleve a mis hijos a nuestra habitación los acomode en la cama a modo que Amelie no se fuera a caer y que Ethan estuviera tranquilo y no le pasará lo mismo.

-Cuidas a mami y a tu hermana ¿De acuerdo?- le dije a Ethan.

-Si...- me respondió pero seguramente no sabe exactamente lo que dije, les di un último besó antes de bajar a despedirme de Leah.

Estaba sentada en uno de los sofás de la sala con su cara entre sus manos, me arrodille frente a ella.

-Me voy- susurre, antes de hacer que se descubriera el rostro, tenía algunas lágrimas en los ojos -¿Porqué lloras?

-Por nada...

-Leah...

-Harry ya tienes que irte...- esquivó mi mirada mientras se limpiaba las mejillas, tome su rostro entre mis manos y la bese -Te amo- susurró sobre mis labios.

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