08






✨Capítulo 08✨
"En donde preparan amortentia y reciben el castigo"


El bostezo que soltó Beryl al despertarse era debido a que había dormido muy bien. Después del escándalo sucedido la noche anterior en el banquete de Halloween Beryl había llegado directamente a su habitación para dormirse, claro que, primero se había despedido de Remus, quien torpemente le deseo buenas noches.

Se levanto estirando sus brazos y al salir de su habitación encontró a sus compañeras aún dormidas; por algún extraño motivo, Marlene se encontraba en la cama de Lily, casi encimada de la pelirroja quien parece tener problemas para respirar, sin embargo, no se molesto en despertarlas, ahora que Beryl lo pensaba, en muchas ocasiones había escuchado a Marlene decir que tenía pesadillas y por eso se iba a la cama de su pelirroja amiga, a quien no parecía molestarle.

Hizo su rutina como todas las mañanas y aprovecho para vestirse dentro del baño, cepillo su cabello y coloco una poción alisadora para tenerlo suelto, ya que el aire frío comenzaba a hacer presencia y podría disfrutar de descansar de las coletas. Tomó su bolso una vez lista y salió del dormitorio cuando Lily Evans comenzaba a despertarse.

Ese lunes solo tendría dos periodos y medio de pociones y concluiría el día en la clase de astronomía hasta la noche, por lo que podría aventajar todos los deberes que tenía para pasar el resto de la semana sin tanta preocupación.

Se dirigió a los terrenos del castillo, observando el amanecer y aprovecho para fumarse su primer cigarro del día. Para ser sinceros, Beryl estaba comenzando a considerar que sería bueno dejar de fumar (ya que había comenzado a los quince años), pero era solo un simple pensamiento que se cruza de vez en cuando por su mente.

Y mientras admiraba el amanecer, no pudo evitar pensar en lo sucedido la noche anterior. ¿Por qué se había quedado al lado de Remus cuando no había tenido la culpa de nada de lo sucedido? Claro que empujo a Mulciber para que el disco lo mordiera, pero ella no ideo el plan. ¿Acaso sintió lastima por el chico que terminaría castigado? ¿O habían sido esos hermosos ojos chocolate que le habían causado ternura al ver como salvaba a sus amigos del regaño?

Comenzó a ahogarse con el cigarro y tosió un par de veces, cerrando sus ojos con fuerza. ¿Ella pensó hermosos ojos chocolates? ¿Acaso estaba drogada?

Comprobó que su cigarro fuese de tabaco y con el ceño fruncido continuó observando el amanecer, tratando de eliminar de sus pensamientos a Remus Lupin.

Mientras que, en la torre de Gryffindor, el único chico con cicatrices en su rostro, se encuentra arreglándose frente al gran espejo del cuarto de baño; paso una mano por su cabello y mordió su labio viendo como no se arreglaba. Hizo sonar su garganta al darse por vencido para comenzar a anudar la corbata escarlata, sin apretar tanto el nudo, ya que muchas veces eso le provocaba picazón en su cuello; se coloco el suéter y antes de ponerse la túnica, salió del baño viendo sus uñas, las cuales se encuentran ligeramente despintadas.

—¿Han visto mi esmalte café? —preguntó a sus adormilados amigos.

James negó con su cabeza, mientras suelta un gran bostezo. Peter se dejo caer en la cama y Sirius aventó el esmalte en dirección a Remus.

—¿Por qué siempre las pintas café? —preguntó el mayor de los merodeadores.

—Me gusta el café —respondió simplemente, mientras lo destapa para comenzar a pintar sus uñas.

—Se te verían mejor negras —aseguró Sirius.

—Me gusta el café —repitió sin mirarlo.

—Sí, sí, ya entendí —gruño parandose—. ¿Por qué estas listo tan temprano? ¿Qué no tienen pociones como hasta medio día?

—Bueno, tengo que desayunar —murmuró alzando sus hombros.

—O buscar a Beryl —se burló Peter desde su cama.

—Cállate, Colagusano —gruño Remus negando lentamente con un ligero sonrojo.

—Pues mentira no dije —volvió a decir Peter.

—Ya dejen a Remus en paz —pidió James parandose y soltando otro bostezo—. ¿Te peinaste? —preguntó con ligera sorpresa.

Algo sonrojado, respondió—: Quizá.

—¡Te peinaste por una chica! —exclamó con horror Sirius—. Estas cayendo muy bajo Lunático, muy bajo.

—¡Claro que no! —salió a defenderle James—. El simplemente quiere verse más guapo de lo que ya es. Déjalo en paz, Canuto, tu te arreglas todo el tiempo de más.

—¡Sí, pero lo hizo por una chica! —repitió Sirius con sus ojos bien abiertos—. Yo lo hago para verme hermoso para mi mismo —aclaró, con cierto narcisismo.

—¿Bueno y qué si me arregle para verme lindo? Eso no es de tu incumbencia, Sirius —dijo con molestia Remus, tapando de nuevo el esmalte—. Los veré en el desayuno —hablo entre dientes, tomando su bolso y saliendo de su habitación sin mirar a nadie.

—En serio canuto, tienes que apoyar un poco más a Remus —pidió James rodando los ojos.

—Lo apoyaría si intentará salir con Mary o Clementine o cualquier otra persona de Hogwarts, pero no con Beryl —gruño con molestia.

—Bien, entonces si no lo vas a apoyar, te pido que mantengas el hocico cerrado o me encargaré de cerrártelo —advirtió James, para después entrar al baño con ligera molestia.


ooo


Beryl dio una mordida a su tostada cuando vio entrar a Remus al gran comedor, tiene un libro sus manos que va leyendo con el ceño fruncido y por la portada, supo que era de pociones. El chico choco con unos estudiantes por estar prestando atención a la lectura, a quienes rápidamente pidió perdón y tomo asiento en los primeros lugares libres de la mesa de los leones, muy cerca de Beryl.

Ahora que lo pensaba, nunca se había sentado tan cerca de ella como ese día y eso que ni siquiera la había visto por estar absorto en su lectura.

—Buen día, Beryl —le saludó mientras sirve un poco de jugo en su copa.

—Buen día, Lupin —respondió en voz baja, limpiando su boca con una servilleta para ver su plato de oro.

¿Debía decir algo más?

No, no, claro que no. No son amigos como para que Beryl le empiece a preguntar como paso la noche. Aparte, ¿a ella que le importaba como había pasado la noche? Suena demasiado entrometida.

Observo a Remus que parece estar buscando algo entre la mesa y sin poder evitarlo, preguntó:

—¿Buscas la mantequilla?

Remus observo a Beryl y asintió lentamente con su cabeza, la chica tomo el pequeño recipiente de oro en el que se encuentra la mantequilla y estiro su mano en dirección de Remus, quien tuvo que pararse e inclinarse un poco para poder tomarlo; aun así, sus dedos se rozaron al momento en el que Beryl soltaba el recipiente para que Remus pudiese tomarlo.

Ambos tragaron saliva y Beryl desvió su mirada a la puerta, dando una mordida más a su tostada, mientras sentía su corazón latir con rapidez. ¿Acaso se puso nerviosa por un roce de sus manos? ¡Claro que sí! Las manos de Remus son cálidas y sus dedos resultaron realmente suaves.

—Gracias —susurró Remus untando un poco de mantequilla en las tostadas.

En respuesta, Beryl solo afirmó lentamente con su cabeza.

—¡Oh, aquí estas!

La joven no pudo evitar ver como James se sentaba frente a Remus, dejando su bolso en la mesa.

—Hola Beryl —saludó con una amigable sonrisa, la joven solo apretó sus labios en un intento de saludo—. ¿Estás bien? —murmuró.

—Sí, no quiero hablar de eso —confesó soltando un suspiró pesado.

—Te traje tu esmalte, no terminaste de pintar tus uñas —señalo James, dándole su esmalte.

—Gracias.

De la nada, dos chicas más llegaron, tomando asiento frente a James y Remus a tan solo dos asientos de distancia de Beryl.

—Buenos días —saludo con un cantico Lily—. Hola Beryl —ondeó su mano a la joven que ladeo una mueca.

—Hola —susurró algo confundida, bebiendo un poco de su copa.

—Ya inicia la temporada de quidditch —dijo con una sonrisa Marlene.

—Uff, ni me lo recuerdes —pidió James.

—¿Qué? ¿No estás emocionado? —preguntó con ligera preocupación Marlene.

—¿Qué si no esta emocionado? ¡No ha dejado de pensar en eso! —aclaró Lily con una pequeña sonrisa.

—Estoy un poco estresado, debo admitir —confesó el chico—. Nadie me dijo que sería muy difícil sería ser Premio Anual, capitán de quidditch y estudiante de último año —murmuró—. Sumándole los caprichos de Sirius por hacer bromas y procurar que no se salga de sus casillas...

—James es el padre del grupo —aclaró Remus bebiendo de su jugo.

—Oh lo hubieras mencionado, puedo mantener ocupado a Sirius —comentó Marlene con una sonrisa—. Ahora que lo pienso, soy como Sirius, ¡pero en mujer!

—No me digas —ironizo Remus, provocando que riera—. Coqueteas con todo lo que se mueve...

—¡Claro que no! Oh, ahora que lo pienso, la última vez que coquetee fue con... —Marlene llevó una mano a su barbilla pensando, hasta que observo a Beryl prepararse un poco de fruta—. ¡Beryl! —exclamó.

La joven dio un brinco y miro a Marlene con sus ojos bien abiertos.

—¿Qué? —preguntó ferozmente.

—¿Recuerdas cuando coquetee contigo?

Dio una mordida a su fruta, con el ceño fruncido.

—No —murmuró—. Solo dijiste que podíamos besarnos para romper la tensión —recordó, masticando sus fresas.

Marlene chasqueó—. Sí, fuiste tú. La idea sigue en pie, guapa.

Lily codeó a Marlene, mientras Beryl aguantaba sus ganas de reír.

—No eres mi tipo, gracias —respondió con simpleza, y sin poder evitarlo, lanzó una fugaz mirada a Remus, quien esta jugando con sus manos.

Claro que eso no paso por alto por parte de James, quien pestañeo dos veces viendo a su amigo, quien ni siquiera lo noto.

La joven rubia no dijo más, puesto que se paro de ahí tomando sus cosas y salió del Gran Comedor.

—Ahora que lo pienso, Beryl Clifford si es muy guapa —murmuró Marlene viendo por donde había salido y ganándose una sorpresiva mirada por parte de Remus—. Tranquilo campeón, sé lo mucho que babeas por ella.

—¿Qué? —preguntó con voz aguda.

Al mismo tiempo, las chicas y James comenzaron a hablar:

—Eres tan obvio.

—Se nota a kilómetros lo enamorado que estas de Beryl.

—Hasta Emett, el chico ciego de Hufflepuff, puede ver lo enamorado que estas de ella.

—¡Marlene! —le reprimió Lily mientras James procuraba no reír.

—¿¡Qué?! —chilló la chica, acariciando el brazo que su amiga había golpeado—. Mentira no es... el otro día, nos besamos y hablamos de eso.

—¿De Remus y Beryl? —preguntó confundido James—. ¿Por que hablaban de ellos mientras se besaban?

—Oh, no, no hablábamos de ellos, no son tan importantes —aclaró la rubia—. Pero sí hablamos de como es capaz de ver cosas que las demás personas no por que sus otros sentidos están agudizados; y sí, Emett sabe muchas cosas que te quedarías sorprendido.

—¿Lo ves, Rem? Todos sabes que amas a Beryl —dijo con gran emoción James—. Y creo que le atraes...

—No digas eso que solo me ilusiono —confesó el chico soltando un suspiró.

Marlene y Lily compartieron miradas y luego observaron a Remus.

—Quizá, si le atraes —murmuró Lily con una pequeña sonrisa—. El hecho de que ella sea amable contigo... la forma en la que te pinta —recordó—. Tal vez le llamas la atención.

—O comienzas a llamarle la atención —aclaró Marlene—. Así que lo que sea que haces, vas bien —animo la joven con una pequeña sonrisa.

Remus paso su mano por su cabello, algo nervioso—. Pues, no lo sé, no quiero creer que le gusto por que eso solo me lastimaría —confesó en voz baja—... pero hoy tendremos que ir con Minnie a que nos den un castigo y... ella dijo que podría ser divertido, ya saben, compartir el castigo —murmuró, con sus mejillas sonrojadas.

—Ya esta Remus, definitivamente le gustas —aseguró James—. Solo sigue así y no la cagues.

Soltó un gemido preocupado mirando a su amigo con sus ojos bien abiertos—: Seguro la cagare —murmuró.

—¡Relájate! —pidió Lily con diversión—. Antes de confesarle tu amor, pídele que sea tu amiga. Cuando tengas su amistad asegurada, listo, le pides matrimonio.

—¿Así es como lo hizo James? —preguntó Marlene divertida.

—Algo así —afirmó el pelinegro, que guiño un ojo—. Mira, en unas horas tendremos clase de pociones y siempre nos sentamos juntos, procura esta vez estar de su lado —propuso James.

—Bien —murmuró—. ¡Pero si se me traba la lengua me tienen que ayudar!

Los tres soltaron carcajadas ante el gran sonrojo del chico.

—Ay Remus, ¡eres adorable! —exclamó Marlene.

—Descuida Lunático, te ayudaremos.


ooo


Las pisadas de Bery fueron silenciosas al momento de ingresar al aula de pociones, tan solo faltaban seis minutos para que la clase comenzara y el profesor Slughorn estaba ya dentro del aula, arreglando pociones en la mesa del centro.

Observó como el grupo pequeño se encontraba ya dividido; los cuatro Slytherin (entre ellos Avery y Snape) están en una mesa juntos; los tres Ravenclaw y la única Hufflepuff comparten una mesa; por lo que (como en todas las clases),camino a la mesa en donde estaban James, Lily y Remus, sentándose al lado del ultimo mencionado, quien le dedicó una pequeña sonrisa tímida.

—¡Muy bien! —habló en voz alta el profesor, llamando la atención de todos—. ¡Buenos días! Espero que hayan dormido bien —saludo, colocándose al centro del aula para ser visto por todos—. Como bien saben, sus EXTASIS serán al final del curso y como estudiantes avanzados en pociones, les tengo por seguro que no será un examen nada sencillo; por eso mismo, realizaremos una poción que ya todos conocemos, o quiero creer que al menos la recuerdan —dijo con una pequeña sonrisa, mientras destapa una poción, de la cual comenzó a salir un vapor en espiral.

El olor inundó las fosas nasales de Beryl, quien respiró aquella deliciosa mezcla de olerse entre los cuales pudo distinguir el de libros, césped recién podado; pintura fresca, goma de mascar de mora y ¿chocolate?

Cerró sus ojos sintiéndose realmente atraída por aquel olor, sin poder evitar los nervios, miró de reojo a Remus, quien parece estar analizando el aroma.

Para el hombre lobo, aquella poción huele a chocolate, tierra mojada, pergamino viejo, madera y pintura fresca, y ni hablar de aquel peculiar aroma que había olido muy cerca de Beryl.

—¿Y bien? ¿Qué es? —cuestionó a la clase entera.

Cuatro voces dijeron al mismo tiempo—: Amortentia, profesor.

Slughorn miró con orgullo a sus cuatro Gryffindor que respondieron aquellos, Lily y James compartieron miradas, Remus ladeó su rostro un poco para ver a Beryl que tiene una pequeña mueca.

—¿Pueden identificar algún olor entre todos? —curioso.

James suspiró—: Realmente huele como a Lily.

Las mejillas de la pelirroja hicieron juego con su cabello, Remus soltó una pequeña risa al igual que el resto de sus compañeros de Ravenclaw y Hufflepuff.

—Eso es adorable —aseguró Slughorn—. ¿Qué me dice usted, señorita Beryl?

La joven se enderezó al ser nombrada, hizo sonar su garganta y respondió—: Huele a... pintura, césped recién podado —olfateó una vez más para continuar—, mmm, goma de mascar de mora, libros y... chocolate —susurró, bajando un poco su cabeza.

—¡Excelente! Y les puedo asegurar que para uno de nosotros huele de manera diferente —señalo—. Ahora bien, en parejas quiero que comiencen a realizar la poción. Los ingredientes se encuentran en el pizarrón y podrán encontrarlos dentro del armario.

Beryl miró de reojo a sus tres compañeros de mesa, Lily y James ya estaban dividiéndose el trabajo, y estaba claro que al igual que ella, Remus no tenía pareja. 

Se giro lentamente y apoyo su mejilla en su puño cerrado, observando al chico—. ¿Quieres ser mi pareja? 

Remus asintió tontamente con su cabeza—. Sí, claro.

—Bien, iré por los ingredientes, puedes ir poniendo a calentar el caldero —murmuró, deslizándose sobre el banco para caminar rumbo al armario.

Al ver que Beryl se había alejado de la mesa, James no pudo evitar decirle a Remus—: Es tu oportunidad —procuró no soltar un grito de emoción, mientras las mejillas del hombre lobo se ponen coloradas y observa como Beryl continúa recolectando los ingredientes.

—Solo cállate —pidió apenado.

—Vamos Remus, vamos Remus —comenzó a animarle, mientras hace un pequeño bailecito.

—James —le reprimió Lily, al ver como su amigo comenzaba a ponerse más apenado de lo que ya estaba.

—Solo no digas algo que me exponga —suplicó Remus a James.

—¡Ja! Intenta no exponerte tu solo, amigo —se burló.

—James, dijiste que tu irías por los ingredientes —le recordó Lily, salvando a Remus de más burlas, al menos por ahora.

—Cierto, ya regreso. 

En cuanto James se fue en dirección al armario, Beryl regresó a la mesa, colocando todo en el área dónde ella y Remus estarían trabajando. El chico no tardo en prender el caldero y observo a Beryl, quien comenzó a atarse su cabello, ya que sabía que siempre que estaba en clase de pociones, este tendía a esponjarse y quería evitar aquello.

—Bien, primero hay que dejar por diez minutos a fuego bajo el agua del río Lethe —leyó Beryl en voz baja, pero no necesitaba decirlo más fuerte ya que esta muy cerca de Remus—. Esto ayudará a que el bebedor no recuerde el haber estado bajo los efectos de la poción —la joven resopló.

—Es un asco esta poción, ¿no crees? —murmuró Remus vertiendo con cuidado el agua.

—Lo es —musitó Beryl cruzándose de brazos—. Solo espero termine pronto la clase.

—¿Y eso? —curioseo, mirándola de reojo.

Beryl ladeo una mueca y alzo su mirada para ver los ojos chocolate de Remus, los cuales desprendieron un pequeño brillo al ver el rostro de la chica.

—Oh, ya sabes, puedo asegurar que nuestro castigo será mejor que esto.

Remus soltó una pequeña risa, mordiendo internamente sus mejillas.

—Quiero creer que sí, Beryl.

Para suerte de la dupla, la clase de pociones se paso bastante rápido, ya que mientras tenía que dejar que algunos ingredientes se fueran mezclando a fuego bajo, tenían que ir preparando el resto para unirlos y que la poción quedará perfecta, cosa que sabían que sucedería ya que ambos son muy buenos en pociones.

Aunque Remus no va a negar que fue Beryl el cerebro durante toda la preparación de la poción y es que la joven era capaz de preparar hasta las pociones más complicadas con una facilidad que le impresionaba; en ningún momento se había frustrado (como él) o había perdido la paciencia durante la espera de la mezcla de todos los ingredientes (de nuevo, como él).

Por eso, cuando la clase termino y el profesor pidió que le entregaran la poción, dejo que fuera la joven quien le entregaba el frasco con sus iniciales (R&B) marcadas para identificarlas entre los demás, y cuando el profesor felicito a la dupla por su trabajo, Remus no tuvo más que hacer que agradecerle a Beryl.

—Deja de agradecerme, Lupin. Trabajamos juntos, fue un trabajo en pareja —dijo por tercera ocasión Beryl, rodando sus ojos mientras caminan a la oficina de la profesora McGonagall.

—Sí, pero sin ti no hubiese salido perfecta —aseguró el castaño—. ¿En serio no te interesaría ser pocionista? —curioseo.

—Lo pensé, por un tiempo —confesó ladeando una mueca—. Antes de comenzar a vender mis cuadros —aclaró, mirándolo de reojo, mientras el presta atención—. Pero entonces me di cuenta que, hay gente a la que le gusta lo que pinto, me pagarían por algo que amo hacer y... no moriría por inventar algo —murmuró—. Claro, quizá termine loca o tal vez me corte una oreja —vaciló, provocando que Remus comenzará a reír.

—La nueva Van Gogh —bromeó Remus, provocando que Beryl ladeará una sonrisa.

—Bueno, de una u otra forma tengo que ganar fama, ¿no crees? —soltó una risita alzando sus hombros; sin embargo, no continuaron la conversación por que justo afuera de la oficina de su jefa de casa, ella misma se encontraba esperándoles, con sus brazos cruzados y mirada severa.

Si alguno de los dos tenía una sonrisa en su rostro, esta se borro por completo.

—Lo estaba esperando —anunció la profesora—. Pasen, por favor.

Sin decir palabra alguna, ambos ingresaron a la oficina en un silencio que los ponía nerviosos. Beryl nunca había entrado a la oficina de la profesora McGonagall para recibir un castigo, todo lo contrario. Usualmente era llamada para ser felicitada por sus increíbles notas, otras veces, entraba para tomar té con su jefa de casa y también para enseñarle algunas de las obras que realiza. 

Sí, estaba un poco nerviosa.

En cambio Remus, desde su primera año había entrado a la oficina en la que estaba muy familiarizado; ¿cuántas veces no había limpiado la chimenea con sus amigos por tratar de escapar por ahí? Sin embargo, en aquella ocasión se sentía un poco mal, por que como bien lo había mencionado ya, las veces anteriores tenía a James y Sirius, quienes soltaban comentarios que hacían calmar un poco (o irritar más) a la profesora McGonagall. 

Y quizá, por que también se sentía más seguro con ellos. 

Ahora, la pobre Beryl estaba en el lugar de sus amigos, cuando el mismo debía haber hablado para decir que ella no tenía nada que ver. 

—Antes de que inicie, ¿quieren decir algo? —les preguntó tomando asiento frente a ellos.

Remus intentó hablar, pero Beryl le ganó la palabra—. No, nada.

Volvió a cerrar su boca y miro de reojo a Remus, quien apretó sus labios.

—Bien. Me pareció toda una sorpresa el que ustedes dos hayan trabajado en aquella broma tan peligrosa y de muy mal gusto —comentó, con voz fuerte y reprensoria—. Nunca en mi vida imagine que ustedes dos se unieran para hacer una broma y mucho menos que expusieran a sus compañeros de tal manera. Por eso mismo, veinte puntos menos serán restados para la casa de Gryffindor y tendrán que cumplir con una semana de castigo ayudando a los elfos a limpiar la cocina después de la cena. Comenzando desde hoy —aclaró—. Si alguno de los dos falta, el encargado de los elfos, Kit, me lo hará saber y se alargará su castigo por una semana más. ¿Alguna duda?

—No, profesora —respondieron al mismo tiempo.

McGonagall se relajo un poco, recargando su espalda en el respaldo de la silla y mirando a cada joven, continuó.

—Son de mis mejores alumnos y tiene un muy buen futuro por delante.

Beryl no pudo evitar ver cómo Remus bajaba su cabeza, negando un poco y luciendo algo decepcionado.

—No dejen que su expediente se vea marcado por este tipo de situaciones y, recuerden que ya son todos unos adultos. Tienen diecisiete años, ya no son niños —les recordó—. Remus espero no hayas olvidado que representas a la casa de Gryffindor como un prefecto. 

—No profesora —murmuró apenado.

—Y Beryl... —ladeo una pequeña sonrisa viendo a la joven—, no les des el gusto de verte molesta. Hay mejores manera de atacar a las personas sin necesidad de lastimarlas. 

La joven dejo caer sus hombros haciendo una mueca.

—Ahora bien, pueden irse a continuar con el resto de sus actividades. 

Ambos se pararon y tras despedirse de la profesora salieron del aula en silencio, cada quien pensando en las palabras que les había dicho. 

Remus Lupin la había escuchado decir que tenía potencial y podía tener un buen futuro, pero la realidad es que alguien como él, con la condición de transformarse en un monstruo en una noche de luna llena, no tenía tal oportunidad de un buen futuro.

Y Beryl no podía creer que atacar a las personas que las lastimaron con algo como la amabilidad funcione de la manera que la profesora McGonagall cree.

Aquel pensamiento la hizo resoplar, logrando que Remus la mirara algo curioso.

—¿Qué ocurre? —curioseo.

—McGonagall quiere que ataquemos a las personas con amabilidad, eso ocurre.

A Remus le fue imposible no soltar una carcajada tras escuchar aquello. Beryl rodó sus ojos por que la risa del chico es realmente burlona y algo contagiosa, sin mencionar que escucharlo reír le provocaba risa y un extraño remolino de emociones en la boca de su estomago. 

—Oh Beryl, eres tan graciosa —aseguró Remus, con una pequeña sonrisa.

—No lo soy —musitó ligeramente confundida—. Cómo sea, nos veremos en el castigo.

—¿No irás a la sala común? —curioseo el chico.

—Iré a fumar —explicó—. Nos vemos en la noche, Lupin.

—Hasta la noche, Beryl.

Tras decir eso, Beryl giro por un pasillo, mientras que Remus llevaba a los bolsillos de su pantalón sus manos, sin poder evitar soltar un suspiró de emociones y nervios que le provocaba el estar cerca de la chica. Se dio la vuelta para comenzar a caminar cabizbajo, mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.

Había iniciado ese día hablando con Beryl y lo mejor es que lo terminaría con ella; tal vez sus amigos tenían razón. 

Puede que tenga una oportunidad con Beryl y lo mejor es no arruinarlo. 




Nota de autora:

¡Holis! Estoy muy feliz por que la fic ya tiene 4k leídas y 1k votos <3 muchas gracias personitas que leen, votan y comentan <3

Y si tu que estas leyendo esto y no votas, ¿qué chotas esperas para votar? eso me anima mucho a seguir escribiendo esta historia. 

Nos leemos pronto bbs uwu 

Lots of love, Cici x

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