04
✨Capítulo cuatro✨
"Cartas y pensamientos"
Las uñas de Beryl siempre han sido cortas debido a que las muerde todo el tiempo, en esta ocasión, tiene un color negro, algo desgastado, que parece pronto desaparecer si la joven continúa mordiendo de esa manera sus uñas; y es que estaba tan nerviosa, que quizá, terminaría por acabarse sus uñas.
Nunca debió haberle mandado el cuadro a Remus.
¿Y si no le gustaba? ¿Y si sus amigos lo veían? ¡Oh por Merlín Santo! ¿Y si el creía que Beryl estaba enamorada de él?
Se dio un golpe en la frente de pensar aquello y es que Beryl no quería que el mensaje se llegara a malinterpretar: solo quería agradecerle por todo lo que Remus ha hecho por ella.
¿Solo eso...?
Negó con su cabeza y se paró de un brinco, cuando después de media hora (por que tenía bien checado el reloj), una lechuza que no reconocía (quizá era de alguno de los amigos de Remus), entró por la ventana de su habitación, y se posó en el hombro de Beryl.
—Gracias —musitó, tomando la carta entre las patas del ave.
Una vez libre, revoloteo alrededor de Hades que ululó molestó y salió de ahí.
Con manos temblorosas y su corazón latiendo a mil por hora, abrió la carta.
Beryl.
Antes de iniciar propiamente esta carta quiero agradecerte por el cuadro que me has hecho. Realmente, cuando te pedí que me retrataras lo dije sin pensarlo demasiado, pero ahora que lo veo no me arrepiento de haber pronunciado aquellas palabras.
Y el hecho de que me veas de esa manera, me parece curioso y maravilloso.
Una vez dicho aquello, Beryl no hay nada que tengas que agradecer. He de admitir que todos estos años me he querido acercar a ti como la primera vez que lo hice en aquel vagón del tren el primero de septiembre de hace siete años; sin embargo, entiendo y respeto su soledad.
De igual forma, tienes que saber, que aunque no seamos amigos o tengamos alguna relación cercana, puedes contar conmigo, por que Beryl, sería todo un honor hacerme llamar tu amigo.
Espero te encuentres bien.
R. L.
Soltó un suspiro de alivio y ligeros nerviosismo tras leer la respuesta de Remus. ¿Acaso Beryl tiene que responder la carta? Ella nunca antes había recibido cartas de otra persona que no fuera su abuela o de Hogwarts.
En realidad, es la primera carta que recibe y no sabe muy bien que hacer ahora.
Rascó su cabellera rubia y se paró de su cama, para comenzar a caminar en círculos por la habitación, pensando en lo que sigue ahora. Afortunadamente se encuentra sola y no será cuestionada por sus compañeras de cuarto.
—No debes responderle —se dijo en voz alta—. Ya dijiste todo. Él ya dijo todo. Listo.
Abrió sus brazos, ladeando una sonrisa, pero su mirada se desvió a la carta que tiene en sus manos, y sin poder evitarlo, volvió a leerla una vez más, en esta ocasión, analizando la letra de Remus.
Utilizó tinta negra y aunque el nombre de Beryl parece haber sido escrito como manos temblorosas, conforme la carta está siendo redactada, la caligrafía mejora.
Su letra es delicada, no es grande, pero tampoco es pequeña; tiene un tamaño adecuado y aunque escribe casi cursiva, es bastante legible.
Simplemente es una letra que le va a Remus Lupin.
Algo curiosa, acercó el pergamino a su rostro, olfateando el papel (y es que a Beryl le gusta el olor del pergamino). Este no es nuevo, es algo viejo y está impregnado en chocolate, cosa que la hizo sonreír.
¿Es que acaso Remus Lupin no podía ser menos Remus Lupin?
Aún con una pequeña sonrisa en sus labios, se recostó en su cama, sujetando el pergamino con su mano izquierda. Alcanzando su varita, atrajo una cajetilla de cigarros y un encendedor, para así prender uno que ya tiene sobre sus labios.
Dejando el humo volar sobre su habitación, se quedó mirando el techo, sin poder evitar seguir pensando en el chico que le había escrito una carta.
ooo
Para los tres de los merodeadores, era algo bastante extraño ver a Remus Lupin estar acostado en su cama, mientras abraza una carta. Usualmente el joven se encontraría haciendo deberes, o leyendo, o haciendo mapas lunares, pero, ¿estar abrazando una carta? Eso es algo completamente nuevo y muy raro de ver.
Y es que ellos no logran entender el poder que esa carta se encuentra teniendo sobre Remus Lupin, quien por muchos años intento acercarse a Beryl Clifford, sin tener éxito alguno. Quizá esta exagerando o quizá guarde consigo aquella carta por lo que le resta de vida.
—¿Estará bien? —preguntó Peter en voz baja.
—No —respondió Sirius, asustado.
—Si está bien —aseguró James, ladeando una pequeña sonrisa y ganándose miradas de confusión por parte de Peter y Sirius—. Solo está enamorado —aclaró con obviedad.
Peter soltó un «oooh», Sirius resoplo.
—¿Cómo es que está enamorado de alguien que apenas conoce? —cuestionó, cruzándose de brazos—. Que envidia le tengo a Clifford—masculló, provocando que Peter riera.
—Oh vamos, Remus lleva enamorado de Beryl desde el día uno —les hizo saber James a sus amigos—. Creo que hasta Minnie sabe eso.
—¡Uy! Debe ser por eso que los puso juntos —recordó Peter, con cierta emoción.
Sirius pensó—: Mmm... Minnie sabe cosas.
—¿Deberíamos ayudar? —curioseó Peter.
—Solo la cagaríamos —aseguró James, ladeando una mueca—. Aparte, está clarísimo que a Beryl no le agradamos.
—Pfff —espetó Sirius—. Nadie la agrada, no es novedad.
Sin embargo, James señaló a Remus—. Le agrada él y eso es ganancia para Lunático.
—¿Acaso están hablando de mi? —preguntó el enamorado, sentándose en su cama, tras escuchar su apodo.
—Sí —respondieron con sinceridad.
—¿Ahora por qué? —les cuestionó, cruzándose lentamente de brazos y mirando con curiosidad a sus amigos.
—Por que estás enamorado, y eso es malo —aclaro Sirius, fingiendo miedo.
—¿Cómo que es malo? —musitó Remus, con algo de confusión.
—¡Sí! —dramatizó Sirius, para después señalarlo—. ¡Tú enamorado! ¡James enamorado! ¿Qué sigue? ¿Peter interesado por las clases? ¿Yo con cabello corto?
—¡Hey! —se quejó Peter—. Son muy difíciles —murmuró, mientras James acaricia su espalda en señal de apoyo.
—No tienen de que preocuparse —aseguró Remus, soltando un suspiro pesado, mientras deja caer sus hombros con notoria tristeza—. No le intereso a Beryl —aclaró, con una mueca—. Ella solo fue amable y me dio un regalo —aclaró, alzando los hombros.
—Hermano, eso no es solo un regalo —señalo James—. Estamos hablando que paso horas pintando eso y, aparte —antes de continuar, camino hacía Remus y arrebato la carta sin pedirla, para leer un fragmento de esta—: «Es así como te veo yo a ti.» —leyó, con un tono emotivo—. Sabes que te amo Remus, pero ni yo te veo de esa manera —confesó, señalando el retrato.
—Eso es cierto —dijo Sirius—. La manera en que ella te ve... luce única.
—¡Ohhhh! ¡Beryl esta muy enamorada de ti! —exclamó Peter, moviendo sus brazos, de manera emocionado.
Hubo un revuelco de emociones en el estomago de Remus. Por un momento, quiso vomitar. Sintió un cosquilleo recorrer todo su cuerpo y un calor le invadió, causando un gran sonrojo en su rostro.
Beryl... ¿enamorada de él?
No, no... debía ser un sueño; tal vez, sus amigos estaban exagerando. Tal vez, sus amigos solo estaban bromeando como siempre suelen hacerlo.
—No creo que eso sea posible —confesó Remus, algo apenado.
—Debería buscarla —propuso James—. Hablar con ella, a la mierda las cartas. Dale las gracias de frente.
—O quizá, solo debes pedirle que salga de su habitación —aclaro Sirius, mientras verifica un amplió mapa que muestra el colegio Hogwarts—. Se encuentra justo en la torre de chicas de sep... se cancela, esta saliendo, ¡está saliendo! —exclamó, tirando el mapa y dando vueltas en la habitación—. ¿¡Y si viene para acá!? ¡Ay Merlín que nervios!
—Y eso que es Remus el que debería estar nervioso —masculló Peter, mientras James niega con su cabeza y brazos cruzados.
—Dame eso —ordenó, quitándole el mapa, para comenzar a verlo—. Parece dirigirse al comedor. Woo, Beryl si come.
Remus le fulmino con la mirada—. Claro que come, imbécil.
—No me mires así, a veces es preocupante verla solo fumar y mascar goma, parece que no come —se excuso Sirius, alzando sus hombros.
—Bueno, pues ahora debe ir al comedor...
—¡No, no, no! —interrumpió James a Remus—. Va a los jardines. ¡Repito! ¡Va a los jardines! ¡Corre a buscarla, Rem! —le animo con emoción.
Sin pensarlo dos veces, Remus Lupin se paro de su cama y salió corriendo de su habitación bajo las porras de Sirius, Peter y James; sin embargo, mientras Remus salía de la sala común de Gryffindor, más comenzaba a lamentarse de haberse ido.
¿Cómo por que había salido? ¿Qué se supone que le diría? ¿Acaso eso no estaba contando como acoso? ¡Él no quiere acosar a Beryl!
¡Oh, demonios! ¿Debería regresar a su habitación? Dio un par de vueltas sobre su eje y negó con su cabeza algo frustrado. Está seguro de que sus amigos deben de estar observando el mapa del merodeador en estos momentos, deseando ver el encuentro entre Remus y Beryl en los jardines del castillo. Quizá, Remus puede acercarse a ella y no hablarle, simplemente, permanecer a una distancia considerada y que en el mapa se indique que al menos van juntos.
Esa es una buena idea.
Sin prisa alguna (y esperando no encontrarse a Beryl en los jardines), llegó a su destino final. Dio una vuelta sobre sus talones, observando a los grupos dispersos de estudiantes que se encuentran relajándose y disfrutando de los días libres de deberes.
Y entonces, a lo lejos, sentando sobre un viejo tronco, se topo con la hermosa y brillante rubia cabellera de Beryl. La chica porta una gran sudadera gris que le hace ver demasiado pequeña y tiene escrita con negro la palabra «largo» en mayúsculas, dejando muy en claro que no quería ser molestada.
Jugueteando con sus manos, Remus comenzó a mirar el cielo, mientras sus pies comenzaban a avanzar en dirección a donde Beryl se encuentra.
Como queriendo no verla y llegar ahí de manera casual.
Quizá, si finge no haberla visto, todo puede marchar bien.
Hizo sonar un poco su garganta, mientras sentía que se acercaba a ella. La distancia comenzaba a ser poca y, el olor a cigarrillo alcanzo las fosas nasales de Remus. Se relajo un poco, siguiendo su camino en la misma dirección, mientras su mirada permanece en las nubes, que avanzan con lentitud.
Su corazón comenzó a latir con rapidez cuando fue capaz de escuchar el tarareo de Beryl; hasta que ella callo de golpe y es que sintió la presencia de alguien ajeno a ella.
Pero bueno, todos son ajenos a Beryl.
Sus ojos verdosos dieron en Remus Lupin, mirando de arriba a abajo al hombre que había llegado interrumpiendo su tranquilidad.
Y poniéndola ligeramente nerviosa por que hace unos minutos habían compartido cartas.
—Lupin —le nombro, antes de darle una calada a su cigarro.
—Hola Beryl —saludo con amabilidad y dedicándole una sonrisa tímida.
Hubo un momento de silencio realmente incómodo. Quizá, ambos estaban pensando que decir, o la manera en que debían huir de ese lugar para evitar el contacto.
Claramente, fue Beryl quien dio el primer paso para salir de ahí, parándose mientras suelta un suspiro pesado.
—Adiós Lupin —dijo, mientras se lleva el cigarro a sus labios para comenzar a caminar.
Y aunque Remus quería decirle «adiós», de sus labios salieron otras palabras:
—¡Espera, Beryl!
Aquella exclamación tomó un poco por sorpresa a la chica, que ligeramente confundida se giró sobre sus talones para ver a Remus con una ceja alzada.
—¿Si?
Tartamudeo un par de veces, hasta decir—: Y-yo, am... es solo que, perdón —negó con su cabeza, mientras aprieta sus labios y pestañea un par de veces—, eh yo, quiero decir, ¡gracias!
«Remus Lupin, eres un completo idiota», pensó el chico, con ganas de golpearse la frente.
—¿De nada? —respondió confundida Beryl—. Espera, ¿qué dices? —le pregunto, cruzándose de brazos, sin entender absolutamente nada.
Aunque tal vez, entendía a donde iba todo ese agradecimiento, simplemente quería confirmar que era lo que estaba pensando.
Remus dejo salir el aire que estaba reteniendo, y dejando caer sus brazos sobre los costados de sus piernas, por fin hablo:
—Quiero decir, gracias por el cuadro. Sé que te había agradecido ya, pero, quería decírtelo de frente, perdón si te incomoda —agregó rápidamente, mientras Beryl asiente un tanto confundida—. Es que, realmente gustas mucho... ¡El cuadro! Quiero decir, el cuadro me gusto mucho —se apresuró a corregirse. Afortunadamente, Beryl se encontraba procesando todo lo que Remus se encontraba diciendo que ni siquiera noto aquello—. Nunca había recibido un cuadro y menos un retrato —confesó con notorio sonrojo.
Beryl carraspeo, ladeando una mueca.
—No es nada, solo, no podía dejar de pensar en ti y...
—¿Piensas en mi? —le interrumpió Remus un tanto anonadado.
—¿Qué? No, nunca dije eso —hablo Beryl rápidamente, con ligero nervios.
—Lo dijiste —señaló Remus, con una ladina sonrisa.
—No, no, no dije eso.
«¿Oh si?»
—Lo que decía es que no podía dejar de pensar en lo que me dijiste, ya sabes —intento arreglar todo lo dicho. Haciendo sonar su garganta, continuó—: Por lo del retrato, y, yo debería agradecer por dejarme retratarte.
—Oh, no es nada —aseguro Remus, sintiendo una gran felicidad y una calidez recorrer por su pecho, mientras su corazón late como nunca antes.
—Bueno, adiós.
—Adiós —respondió Remus—. Espera, ¿quieres hacer los deberes que nos dejo McGongall? —propuso, con la esperanza de que Beryl aceptara.
—Ya los hice. Te los paso mañana.
No dijo más, puesto que se fue rápidamente de ahí, mientras sacaba un cigarro de su cajetilla y se apresuraba a prenderlo, dando una gran calada repleta de nerviosísimo y sintiéndose realmente estúpida.
Sin embargo, Remus permaneció en aquel lugar, balanceándose sobre sus talones, mientras miraba con una pequeña sonrisa como es que Beryl se alejaba de ahí.
ooo
Los pasillos de la biblioteca siempre hacían sentir segura a Beryl; con sus dedos pasando por los tomos de libros y recorriendo con su mirada los distintos títulos, podía sentir paz y tranquilidad, algo que, no era común que lograra sentir.
Cerró sus ojos mientras sentía las diferentes texturas y se detuvo, logrando tomar un libro.
Abrió sus ojos para leer el título: Encantamientos y embrujos antiguos caídos en el olvido.
Ladeó su cabeza ante tan llamativo título, y mientras observa la portada, continuo su camino entre los pasillos, hasta encontrar el lugar en donde Beryl estudiaba y pasaba la mayor parte del tiempo.
Se dejó resbalar por la pared, dobló sus rodillas y apoyó el libro entre sus piernas para comenzar a leer; sin embargo, las palabras parecían flotar frente a ella, sin lograr siquiera entender lo que leía por que sus pensamientos y recuerdos no dejaban de atacarla.
¿Qué demonios estaba sucediendo y por qué le está afectando demasiado? ¿Por qué después de tanto tiempo evitando contacto alguno con Lupin el parecía aparecerse en todos los lugares? ¡Habían pasado más de 48 horas desde que Beryl hablo con Remus y aún se encontraba dentro de sus pensamientos!
—Alo.
Beryl alzó su mirada de golpe, abrazando el libro, solo para ver un rostro conocido y amigable.
Quizá, Beryl no tiene amigas y siempre es vista sola, pero en la biblioteca, comparte su lugar con una tímida Hufflepuff a la que le ha ayudado en algunas clases como encantamientos y pociones. Tal vez, no hablan más allá de las materias, pero algunas veces, cuando Beryl se sentía más sola de lo normal, la simple presencia de Hope Alwyn la hacía sentir mejor.
—Alwyn —saludó de manera cortes.
La joven se dejo caer frente a Beryl, sacando unos pergaminos.
—¿Me podrías a revisar mi ensayo de Encantamientos? —preguntó con algo de pena.
Beryl extendió su mano, pidiendo que le entregará el pergamino.
—Gracias. Creo que mi dislexia ya no es tan notoria —dijo la joven un poco esperanzada—. Pero corrígeme si estoy mal —pidió con vergüenza.
—Es bueno —le hizo saber Beryl a Hope, mientras continúa leyendo y con una pluma corrige algunas letras—. Te quedó muy bien, vas directo al punto y no te fuiste por las ramas —le dedicó una pequeña sonrisa a Hope, quien suspiró aliviada.
—¡Uff! Gracias, dure toda la noche haciéndolo —confesó, tomando nuevamente el pergamino—. Lo he estado pensando y creo que quiero ser periodista —dijo a Beryl, mientras saca de su mochila unas varitas de regaliz, ofreciendo a la rubia—. Podría escribir para El Profeta, o quizás, para Corazón de Bruja, muchas personas leen esa revista —dijo, ladeando un poco su cabeza.
—Lo logras, Hope.
—¡Gracias, Beryl! En cuanto escriba mi primer artículo será dedicado para ti —le dijo soltando una risita—. Ya sabes, ayudas a una disléxica —guiño un ojo, haciendo que Beryl ladeara una sonrisa—. Ya no te molesto más, continúa con tu lectura.
Hope saco un libro de su bolso, para comenzar a leer. Beryl regreso nuevamente su vista a su libro, más no leyó palabra alguna; su mirada permanece fija entre la página del libro.
Esto era culpa de Remus, ¿es que acaso le había dado una poción de amor?
¡Oh, Merlín Santo! ¡Remus Lupin le había dado una poción de amor y por eso no puede dejar de pensar en él!
Pero... una poción de amor no hace eso, al menos, no de lo que sabe.
Se paró de un brinco dejando sus cosas en el piso, para caminar rápidamente hacia el pasillo donde se encuentran los libros de pociones.
—¡Filtros de amor! —masculló, tomando el tomo ligero.
Rápidamente se hincó en el suelo, hojeando con rapidez el pequeño libro, hasta encontrar el apartado que buscaba.
—«Enamoramientos potentes pueden ser inducidos por un creador de pociones hábil, pero sin embargo nunca nadie había logrado crear la verdad inquebrantable, el apego eterno, incondicional, que solo puede ser llamado amor...» blah, blah... «Después que el efecto de la poción pasa el bebedor recuerda las cosas vergonzosas que hizo bajo sus efectos»
Beryl ladeó su cabeza, observando los libros frente a ella. Realmente nunca hace cosas vergonzosas, y hasta el momento no recuerda haber hecho nada así. Bueno, tal vez le dio un cuadro a Remus, pero eso no es de que avergonzarse, es... ¡Es arte! Y era un muy buen cuadro.
Es simplemente estúpido de su parte creer que Remus le dio un filtro de amor, ¡el nunca haría eso! A diferencia de las demás personas, Remus Lupin es un hombre leal, sincero y respetuoso. Sería incapaz de hacer tal cosas.
O al menos, hasta lo que cree Beryl.
—¿Filtros de amor, uh?
Aquella voz hizo que Beryl cerrara el libro de golpe. Alzo su cabeza para encontrarse con Sirius Black, quien tiene su mano apoyada en el librero mirando con curiosidad a Beryl.
—¿No te enseñaron a no espiar a las personas, Black? —masculló Beryl, apoyando sus manos en sus rodillas.
—No —respondió con una cínica sonrisa—. Veo que a ti te enseñaron a manipular a las personas.
—Si, es mi pasatiempo favorito —ironizo, mientras se para lentamente, ladeando una sonrisa—. Ahora, ¿por que no te largas y te vas a la mierda?
—Ohh, vaya, no es un lindo lugar —dijo Sirius, soltando una pequeña risita—. Solo quiero hablar contigo.
Pero Beryl le ignoro, ya que regreso el libro a su lugar y comenzó a caminar en la dirección por dónde había llegado.
—Hey, Clifford, te estoy hablando —le hizo saber Sirius, siguiéndola.
Beryl solo alzó su dedo medio, haciendo notorio el hecho de no querer compartir palabra alguna con él.
Pero Sirius no iba permitir ser ignorado, ya que con malicia, agrego—: ¿Y así quieres lograr que Remus te hablé?
La rubia se detuvo de golpe. Negó con su cabeza lentamente para darse la vuelta y ver a Sirius, quien parece satisfecho con lo que dijo.
—¿Qué mierda quieres, Black?
—¿La verdad? Bueno, quiero saber cuáles son tus intenciones con Rem —confesó Sirius, cruzándose de brazos.
—Intenciones —se burló Beryl—. No tengo ninguna intención con Lupin, y si la tuviera, eso no es de tu incumbencia —le aclaro con brusquedad.
—Claro que lo es. Es mi mejor amigo y me preocupo por él.
—Black, solo me haces perder tiempo. No quiero nada con Remus...
—Estabas leyendo un libro de filtros de amor —le interrumpió, señalándola con su dedo.
—Oh lo siento, no sabía que estaba prohibido informarme acerca de los filtros de amor —respondió con ligera molestia—. Y, ¿qué tiene que ver eso con Lupin? No sabía que filtro de amor y Remus Lupin eran sinónimos.
—Bueno, es mucha coincidencia, ¿no lo crees? —canturreó, fingiendo inocencia.
—Eres un imbécil, Black. No es que te importe, pero considero ser pocionista y el filtro de amor es de los más complicados; que tú no tengas interés por la escuela no es mi problema. Ahora, no me vuelvas a hablar o te dejare sin pelo mientras duermas —le amenazo, alejándose de ahí.
Por último, Sirius exclamo—. ¡Pues...! ¡Puedo hacerlo crecer!
Se giró solo para mostrar sus dos dedos anulares, ladeando una mueca que mostraba incomodidad, para girarse nuevamente y continuar con su camino lejos de ahí.
Ni siquiera le importo despedirse de Hope, tomo sus cosas rápidamente y sin mirar a la Hufflepuff que miró ligeramente curiosa a Beryl, salió dando rápidos pasos de la biblioteca.
Bien, al menos había aprendido dos cosas:
Al parecer, Remus Lupin no está dándole algún filtro de amor y, debe tener cuidado con Sirius Black.
Ese chico se mete como la humedad en donde no es llamado, cualquier comentario o palabra errónea, podría hacer que la vida de Beryl se volviese más complicada de lo que ya es, y lo único que la Gryffindor quiere, es terminar su séptimo año con una Extraordinario como calificación final en todas sus materias.
«Así que deja de pensar en Lupin, y concéntrate en lo que realmente importa, Beryl».
Nota de autora:
Primero que nada feliz año nuevo! Una disculpa por no haberlo dicho antes pero a esta historia entro y público los capítulos así nomás picándole al botón que dice publicar jsjsj
En fin, espero que lo hayan iniciado bien, yo por mi parte no tanto bc tengo covis pero ya voy de salida <3
Les mando muchos besitos
Lots of love, Cici x
pd: no me molestaría si dejaran votos y comentarios acerca de lo que piensan, eh, para nada...
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