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8 de Noviembre.

Habían pasado dos días desde que Harry me había pedido matrimonio, y yo aún seguía con una tonta sonrisa sin poder creerlo.

Estábamos en la habitación del hotel eligiendo una película para ver, ya que era tarde y no podíamos seguir haciendo otra actividad fuera.

  —Mira esta— Dijo Harry dando click a una película, era Stuart Little  — Imagina ser un niño en el orfanato en el que Suart Little estaba, y que eligieran a un ratón en lugar de a ti... sería triste, ¿no?

  — ¿Qué cosas piensas?— Reí— Está bien esa.

Harry la eligió y fue corriendo hacia la cama dejándose caer sobre mí.

— ¡Pesas lo doble que yo! — Me quejé empujándolo al suelo.

  — Ay, eso dolió— Dijo levantándose— ¡Me la vas a pagar! 

Y los próximos diez minutos estuvimos en una guerra de cosquillas en la que por supuesto, él terminó ganando y en donde ya nos habíamos perdido el inicio de la película.

9 de Noviembre.

  — Tal vez el presidente que vaya a estar aquí en el 2040 está tomándose fotos frente al espejo en este momento— Dijo Harry mientras salíamos del elevador— Y no por eso va a dejar de ser el presidente, yo estoy usando sandalias y no por eso soy menos guapo.

Reí unos segundos y miré sus pies. 

— Tienes un dedo chueco— Le dije.

— Oh vamos, no me digas que no te gustan mis pies, sé que tienes un fetiche en ellos, sé que te gustan los tatuajes que tengo ahí.

  —¡No tengo un fetiche!— Exclamé— Sí me gustan tus tatuajes, pero tus pies son raros.

— Dejemos de hablar de mis pies— Dijo— No es algo muy normal...

— Bien, iré a pedir la tarjeta, ya que alguien la perdió...— Le dije refiriéndome a él.

  — Está muy mal esa persona— Rió, y por primera vez noté que sólo se le marcó un hoyuelo.

— Sonríe de nuevo— Le pedí.

— ¿Por qué? ¿Amas tanto mi sonrisa?

— Sí, pero hazlo de nuevo.

Él sonrió de nuevo y noté cómo sus dos hoyuelos se hacían presentes, así que sonreí también, me gustaba besar sus hoyuelos y no podían desaparecer así como así.

— Bien, ahora vuelvo— Le dije mientras veía cómo él se sentaba en el comedor del hotel, era enorme.

Fui a pedir la tarjeta nueva, ya que la necesitábamos para entrar a la habitación. Cuando regresé donde estaba Harry, vi que una chica estaba frente a él hablándole. Él parecía incomodo, pero aún no había visto que yo había regresado.

  — Que ojos tan lindos tienes— Escuché que le dijo la chica, tendría algunos diecisiete años.

— Gracias, deberías verlos cuando veo a mi prometida, hasta me brillan— Le respondió Harry con aire de suficiencia.

— ¿Prometida?— Preguntó la chica confusa, no podía seguir cerca de mi Harry, así que me acerqué.

— Aquí está la tarjeta, Harry— Le dije dándosela, pasé mi brazo por detrás de su espalda, luego miré a la chica y le sonreí— Hola.

  — Hola— Dijo sonriendo nerviosa.

— ¿Y tú eres...?

  — Oh, n-nadie, lo siento, pensé que él era otra persona — Dijo mientras se iba.

  — Oh no te preocupes— Le dije, cuando estuvo lo suficientemente lejos bufé.

— Chica defendiendo su territorio— Dijo Harry riendo.

— Tengo que hacerlo, me refiero a que, todavía no es navidad y ya se anda regalando... tú también deberías tener un anillo de compromiso— Le dije.

— ¿No quieres que nos casemos ya? Podemos contratar a un sacerdote y llamar al registro civil, nos casamos en la playa e invitamos a todas las personas que estén ahí.

— No, los dos queremos que sea en una iglesia, no vamos a apresurar las cosas, vamos a organizarnos, pero si fingieras tener un anillo para fingir que ya estás casado, sería fenomenal.

— Hay muchas a las que les gustan los hombres casados— Dijo.

— Entonces se las verán conmigo si se acercan a ti.

— Chica ruda, me gusta— Dijo dándome un beso.

Salimos del comedor y mientras íbamos hacia la alberca, a Harry se le ocurrió comenzar con sus chistes. 

— ¿Puedo contarte una broma?— Preguntó Harry.

— ¿Es necesario?

 — Oh vamos, es divertido— Dijo—toc toc.

  — Está abierto— Le respondí sonriendo, él odiaba que no le siguiera los chistes.

— ¡No lo arruines!— Se quejó— Es mejor que te vayas acostumbrando a seguirme los chistes, porque vas a escucharlos por el resto de tu vida.

— Santo cielo— Dije en broma.

— Cuando mueras, iré a tu tumba y seguiré contándote chistes—Dijo abrazándome.

  — ¿Estás diciendo que yo moriré primero? ¡Que romántico!  

  — No, me refería a que vendré como fantasma y te seguiré contando chistes.

— No gracias, mejor muero primero... oye, huele a hamburguesas— Dije.

  —Es tu imaginación— Dijo él.

— Se me antojó una hamburguesa ¿no venden aquí?

— No venden, te la dan gratis— Dijo con una sonrisa.

— ¡¿Qué?! ¿Cómo es que no había pedido una antes?

***

Harry se había perdido entre las personas de la fila para entrar al show de focas marinas, yo estaba comiendo mi hamburguesa mientras trataba de buscarlo.

Recibí un mensaje suyo unos segundos después.

"Dónde estás?:("

Decidí jugarle una broma.

"En la habitación del hotel, Harry tengo que decirte algo"

"Voy para allá" Respondió.

"No, tengo que decírtelo ahora, es importante, si estás parado, siéntate, porque puedes desmayarte"

"¿Qué pasó? ¿estás bien? me estás asustando" Respondió.

"Estoy embarazada" Reí al mandar ese mensaje.

"¿QE TU Q" Respondió y segundos después envió otro mensaje "Contsta el jdido teléfono ahra"

"CAÍSTE JAJAJAJAJA" 

"ESTÁS BROMEANDO? PTA MDRE CASI ME DA UN ATAQUE AL CORAZÓN, NEREIDA ¿DÓNDE ESTÁS?"

"En la fila del show, casi entro"

"Voy para allá" Respondió unos segundos después.

Iba a guardar mi celular pero sentí que vibró de nuevo.

"No vas a creer lo que encontré"

"¿A algún famoso?"Le respondí.

"No! A un gatito bebé. UN. GATITO. BEBÉ"

"Aw tómale una foto"

"Está solito, pero qué rayos hace un gato aquí? como sea, ¿podemos quedárnoslo?

"Harry, tal vez es de alguien de aquí"

"No! Esta solo!, estaba al lado de un arbusto, solo!"

"Bien, pero no podemos meter animales al hotel"

"Será un secreto" Respondió.

Pocos segundos después vi a Harry acercarse con una pequeña bola de pelos en sus manos. Sonrió al verme y corrió con expresión de niño emocionado.

  — ¿Acaso no es tan tierna?— Preguntó—Es una gatita.

— Es muy pequeñita — Dije mirándola— ¿cómo lo metermos al hotel? 

  — En una toalla...

Y así fue como resguardamos a la pequeña gatita en el hotel, debajo de nuestra cama. Era muy tierna y juguetona. 

Luego regresamos y tuvimos que hacer fila de nuevo para el show de las focas. Fuimos a comer, de nuevo y compramos una tablas de surf, ya que lo intentaríamos mañana.

Esa noche, Harry y yo compartimos un poco de intimidad, cuando la gatita salió debajo de la cama, nos miró y Harry gritó mientras nos colocaba una manta encima.

  — ¡No veas!— Le dijo Harry— Los bebés no deben ver cosas de adultos.

Reí porque la gatita no sabía qué estábamos haciendo, y porque Harry la trataba como a un bebé de verdad. Me imaginé por unos segundos cómo sería él siendo padre. Seguro haría muchas tonterías con nuestros hijos.

  — Listo— Dijo Harry levantándose del suelo— Ya no verá cosas inapropiadas.

Le había puesto un fuerte de almohadas a la gatita dentro del ropero.

— Pero puede escucharnos— Le dije.

— Los de las habitaciones de a los lados también escuchan, que no te preocupe eso— Dijo Harry sonriendo pícaramente.

  —  Oh santo cielo, ¡no había pensado en eso!—Dije sonrojándome.

  — Ay Nere, ¿qué esperan de una pareja joven recién comprometida que se hospeda en un hotel? ¿que vamos a usar la habitación sólo para dormir? pues no.

  — Ahora estoy avergonzada...

— Oh ven aquí para hacer desaparecer esa vergüenza— Dijo subiéndose a la cama de nuevo, me besó de manera lenta y seguimos haciendo cosas que la gatita no debía saber.

***


















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