( 15 )
Mayo 16:
Hoy era el peor día para dar a luz.
Hacía mucho calor.
Y estaba lloviendo.
Al mismo tiempo.
Estaba llena de sudor y mi cabello estaba lleno de humedad, sentía una incomodidad enorme al estar en la camilla.
Por la mañana me había levantado tranquila, ya que Ryan debía nacer mañana, pero el cuerpo es sabio y decidió adelantarse un día.
Cuando bajé por un café, sentí ganas de ir al baño, y cuando iba a medio camino sentí un dolor horrible, eran contracciones.
Luego cuando estaba a punto de llegar sentí un líquido recorrer mis piernas, pensé que me había hecho, pero no, era mi fuente acabándose de romper.
— ¡Harry!— Grité.
Pero no obtuve respuesta, así que fui a la cocina como pude y encendí la alarma contra robos. Harry bajó corriendo segundos después con una almohada en la mano.
— ¿Y los rateros?
— ¿Pensabas atacar a alguien con una almohada?—Le pregunté y él miró la almohada como si no supiera por qué la tenía con él.
— No...
— Mi fuente acaba de romperse, estoy teniendo contracciones— Dije agarrándome de la barra de la cocina.
— ¿Qué? ¡Oh dios!
Corrió de vuelta a la habitación y regresó abrochándose los jeans por los que se había cambiado.
— ¿Tienes alguna maleta para llevarles cosas a ti y al bebé?
— La iba a preparar hoy...
— No importa, vamos, antes de que entre en pánico, en un rato vuelvo por sus cosas.
Media hora más tarde estaba en la camilla, quejándome del calor. Harry estaba sentado a mi lado, seguramente muy harto de mis quejas.
Y estoy segura de que estaba harto, ya que dijo que iría a avisarle a nuestros familiares y salió de la habitación. Luego regresó con un sandwich en la mano.
El partero entró a la habitación y el miedo me carcomió, estaba a punto de pasar por el peor y el mejor momento de mi embarazo.
El parto y el nacimiento.
No sé cómo pasó el tiempo, en algunos momentos era eterno y en otros iba demasiado rápido. Sobre todo cuando dijeron que estaban listos para que tuviera a mi bebé.
Yo no estaba lista.
En el momento que el doctor comenzó a decirme que pujara, todo se nubló, pero seguía viendo bien a Harry, quien me sostenía la mano fuertemente y así como el doctor, también me decía que pujara.
Su voz me tranquilizaba, aún cuando estaba sintiendo un dolor de los mil demonios.
Pronto sentí cómo algo salía de mi, era la sensación más desagradable del universo. Harry estaba viendo a Ryan nacer, pero antes que nuestro bebé saliera por completo, vi a Harry caer al suelo.
Se había desmayado.
— No se preocupe señora, muchos padres suelen desmayarse— Me dijo.
Luego escuché el llanto.
Y comencé a llorar.
Ryan ya había nacido y no podía estar más feliz que nunca.
Todo el dolor que había sentido hace unos momentos había desaparecido cuando escuché su llanto.
— Varón de tres kilos, tiene mucho cabello, creo que se parece al papá— Dijo el doctor.
Lo limpiaron rápidamente y luego me lo pusieron al lado.
Efectivamente tenía mucho cabello, tenía los ojos cerrados debido a que seguía haciendo pucheros pero podía apostar que eran del color verde como los de Harry.
Su piel era demasiado suave para ser verdad y tenía algunas pecas debajo de los ojos. Y así envuelto como un taco, se veía tan pequeño. Era el bebé más bello del mundo, aún todo hinchado por su reciente nacimiento.
Abrió un ojo, solo unos milímetros, y como dije antes y había apostado, sus ojos eran verdes, aún estaban un poco grisáceos como los ojos de todos los bebés recién nacidos.
Era mi bebé. Nuestro bebé.
— ¿Se encuentra bien?— Le preguntó la enfermera a Harry cuando este despertó.
— Sí, sí estoy bien— Dijo él aún mareado mientras yo reía acostada aún en la camilla con Ryan.
— Tenga, agua— Le ofreció la enfermera.
Cuando se terminó el agua se levantó de la silla y caminó hacia mi con los ojos muy abiertos. Luego vio a Ryan y una enorme sonrisa apareció en su rostro.
— Es precioso— Dijo acariciándole una mejilla.
— Lo sé— Le respondí llena de ternura.
— Se parece a mí, es obvio— Dijo risueño y golpeé su mano en broma.
—Tiene tus ojos—Le dije, ya que Ryan estaba dormido.
— Tiene tu nariz, y tus pequitas— Dijo él.
— Va a ser un chico muy guapo— Le dije.
— Como su papá— Respondió.
— ¿Oye!— Reí— Es su momento, deja de halagarte a ti.
— Bien, bien.
Unos momentos después se llevaron a Ryan para hacerle las observaciones que les hacen a todos los bebés. Y luego, unas hora después, mis papás llegaron a visitarlo. Los papás de Harry llegaban mañana de un viaje, así que no los veríamos hoy.
Harry le avisó después a algunos de sus amigos y a amigos míos también.
Era el día más feliz de mi vida, aparte del día de nuestra boda claro.
Nuestro hijo ya había nacido.
Nuestro Ryan ya estaba aquí con nosotros.
^******
NOTA: Pueden golpearme, están en su derecho.
Siento no haber subido en casi dos meses, salí de vacaciones hace una semana y no tenía inspiración ni ganas de escribir después de los exámenes finales, pero ya estoy de vuelta!
Las adoro <3
-K.
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