Capítulo 1
Voten, comenten y síganme para más.
-- Ya se acerca fin de mes... -- murmura con una migraña comenzando a llegarle.
Estos últimos tres años fueron solo una lucha por el pan de cada día.
Si de por si mucha gente dudaba de sus capacidades por ser un omega, peor aun siendo recesivo, su embarazo solo hizo más difícil que alguien lo contratara, consiguiendo solo un pequeño trabajo como cajero... al menos mientras su vientre no se notara.
Los toques en la puerta al menos lo sacan de sus pensamientos donde solo predominaban los problemas de dinero.
-- Ya voy -- intenta peinarse un poco para verse decente y abrir la puerta, siendo sorprendido por una enorme canasta lleno de cosas útiles.
-- ¡Yaho~! ¿Cómo está mi vecino favorito? -- tararea una voz melodiosa.
-- Yuki... -- saluda como puede y agradeciendo el regalo -- como siempre de oportuna.
-- ¿Verdad? Me imaginaba que al ser quincena ibas a estar deprimiéndote, así que, ¡¿Qué mejor manera para subir el ánimo que con una canasta llena de víveres?! ¡Y eso que no has visto lo que traje para él bebe más lindo del mundo!
El albino dejo pasar a la rubia con una sonrisa algo perezosa, mientras que su bebe al verla entrar alza sus brazos mientras la llama entre risa.
-- ¡Ryota! ¡Tú tía Yuki vino de visita!
-- ¡Yuki!
La mujer carga al bebe y comienza a apapacharlo, gesto que el niño acepto entre risas, desde el marco de la puerta, Gojo piensa que la mujer sería una gran madre si no fuera porque estaba más centrada en su trabajo.
-- ¿Tú marido no vino contigo?
-- Nah, demasiado ocupado -- la rubia no se preocupa -- además que lo que quiero hablar contigo es mejor decirlo en privado.
Eso puso en alerta a Gojo.
-- Espera, ¿Hice algo malo? ¿Acaso alguien del condominio se quejó conmigo? Seguramente debe ser el viejo amargado este del piso del abajo, ya sabía yo que me miraba mal desde que llegue.
-- ¡Oye no! ¡No tiene nada que ver con el condominio! ¿De qué hablas? ¿Y de que señor amargado hablas?
Gojo niega con la cabeza, estaba demasiado estresado.
-- No, de nada, cosas mías -- vuelve a tomar su frente.
La rubia mira de su amigo hacia el niño que sonreía en sus brazos y luego hacia la casa en general, bueno, tal vez la mejor palabra para usar es departamento.
A primera vista se veía bastante decente, pero sabía que solo era el exterior, las ojeras bajo los ojos del albino indicaba lo mucho que debía esforzarse para que su hijo estuviera bien alimentado, abrigado y cuidado.
Cuando lo vio en ese estado no pudo evitar que su corazón de pollo se agrietara, lo llevo al condominio donde tenía conocimiento que las cuotas eran bajas, lo llevo con una adorable anciana que cobraba por mucho menos el cuidar del pequeño Ryota mientras Satoru trabajaba, pero aun no era suficiente.
-- Satoru... necesitas un trabajo de verdad -- le regaña mientras entraba hasta el cuarto del albino -- estoy segura que, si abro esta puerta, apenas y encontrare un futon para dormir.
-- Entonces no lo abras -- ni siquiera se tomó la molestia de mentir.
-- ¡Ese no es el punto! -- suspira y lleva su cabello hacia atrás -- Piensa en tu hijo, los trabajos a medio tiempo apenas cubren lo más básico, pero tú sabes lo que viene ahora, Ryota debe ir al jardín de niños, necesita sus útiles, necesita su lonchera, ¿Crees que el sueldo mínimo podrá cubrir todo lo que necesita?
Gojo deja hablando a la mujer, dirigiéndose a la cocina, para prepararse un café.
-- ¿Y qué hay de ti? ¿Has ido al médico? Parece que no, porque cualquier medico prohibiría tu consumo de café diario -- pero terca como siempre, la mujer lo siguió -- Ryota necesita chequeos constantes, comida saludable, ropa nueva.
De repente la cuchara con la que batía el café se le escapa de las manos y cae al piso, para ese punto sus ojos estaban aguantando las lágrimas.
-- ¡Ya basta Yuki!
Finalmente llega el silencio al departamento, la rubia sabía que lo hizo llegar al límite, pero si ella no le hacía entrar en razón, ¿Quién?
-- Sé que Ryota necesita más cosas a medida que crece, y que a pesar de que yo deje de comer, le seguirá faltando comida en su plato -- sus puños golpean la mesa -- sé que esos mínimos trabajos que puedo conseguir apenas solventa lo más básico... ¿P-Pero qué más puedo hacer? Nadie quiere darle trabajo a un género ''inferior'' y ''recesivo'' que además tiene un hijo.
Satoru ha perdido la cuenta de las veces que empresas y trabajos le han rechazado su currículo con solo leer su género secundario, las veces que lo humillaron por no ser lo que se esperaría de un omega.
-- No buscamos ''florecitas'' en este trabajo.
-- Si fueras más pequeño... y más delgado podrías ser mi nueva secretaria.
-- No necesito de un trabajador que tarde o temprano me dará la típica excusa de que su hijo está enfermo, puedes irte.
-- Si sabes usar bien esa boquita, podría ignorar tu altura e invitarte a comer, ¿Qué dices?
Al último le dio un merecido puñetazo por atreverse a insinuársele de esa forma, cada día odia más ser un omega recesivo y odia más que parece ser presa fácil de los alfas.
Siendo el primero en su lista, ''El innombrable'' a quien no quiere recordar porque siente que de alguna manera le trae mala suerte.
-- Me has estado ofreciendo el mismo trabajo una y otra vez, lo aprecio... pero también pongo la seguridad de mi hijo antes.
Yuki le mantiene la mirada, admira la fortaleza que tuvo para aguantar ese terrible trato, pero también tiene que aprender cuando dar su brazo a torcer.
-- ¿Tanto es tu miedo...?
El albino niega, no era solo miedo, era toda la amalgama de emociones que sintió cuando fue traicionado de esa manera.
-- Esto debería alcanzar para que te saques esa cosa, pero si decides tenerlo, no esperes que te dé ni una sola moneda.
No quería volver a ver a ese alfa que no dudo no solo en echarlo de su vida apenas tuvo a su cachorro, sino que tardo en lanzarle billetes como si fuera una cualquiera, llamando ''cosa'' a su propio hijo...
Siente que, si lo ve cara a cara, no dudara en golpearlo, porque Ryota, su hijo, era el ser más hermoso del mundo, no una simple ''cosa'' de la que podría deshacerse con solo un par de billetes.
-- Te pagare el doble si lo haces, no tienes nada de que temer, lo prometo... -- le ofrece su mano como soporte y promesa -- las posibilidades de que lo veas son muy bajas, y si sucede, puedes contar conmigo para protegerte.
Quiere negarse, pero a la larga, sabía que ella tenía la razón, el tiempo no perdonaba nadie y habría un punto en el que no le darían trabajos de medio tiempo.
-- Está bien, acepto.
Solo Yuki supo el suspiro de alivio que retuvo hasta despedirse del Gojo.
Esa sensación de ligeros nervios no era desconocida para él, ya muchas fueron las veces que estuvo detrás de escenario.
-- ¿Ese es tu violín? -- pregunta su compañero -- Se nota que lo has cuidado mucho, una copia del violín rojo, apuesto que su sonido es realmente sublime.
-- Lo es -- concuerda -- lo he cuidado desde que me lo regalaron hace años.
Un hermoso instrumento que no había usado desde hace mucho tiempo.
-- Nunca me cansare de escuchar esa hermosa melodía -- le dijo el alfa mientras aplaudía.
Satoru se sonrojo con una sonrisa por el halago de su alfa.
-- Sabes cómo me pongo cuando me alagas -- finge regañarlo.
-- ¿Entonces quieres que me detenga? -- juguetea bromista.
-- ¡¿Eh?!
Yuuji se rio de su reacción, lo siguiente que recuerda es al alfa abrazándolo mientras lo llenaba de halagos y mimos.
Niega con la cabeza por esos recuerdos que no le sirven de nada, más bien solo le enfurece el tener en su cabeza a esa persona.
¿Qué no se supone que ya lo había olvidado?
-- Chicos, ya están por levantar el telón, ¿Están listos? -- Yuki aparece con un hermoso y elegante vestido.
Tanto él como su acompañante asienten.
Se pone en posición, su violín sostenido y el arco en las cuerdas para comenzar a tocar.
Recuerda ese cosquilleo en los dedos cuando el telón se levantaba y la gente lo observaba, siempre amo esa sensación.
Y cuando comenzó a tocar, fue como recordar esos tiempos donde todo el mundo lo respetaba y admiraba por su música, por su brillante interpretación en el violín.
Simplemente... volvió, por un momento, a ser esa persona que amaba tocar con su inseparable violín.
Yuki nunca se había sentido más orgullosa de sí misma mientras escuchaba la hermosa interpretación hecha por el violín de Satoru, sin duda valió la pena cada centavo del concierto para traerlo.
Sus conocidos y amigos que sabían de esto, también estaban absortos en la hermosa melodía que salía del violín rojo, tantos invitados satisfechos.
Y entre todos esos invitados, había una mirada brillante que no le quitaba la vista al violinista principal.
Tan hermoso, tan perfecto, tan... Gojo Satoru.
-- Hermoso...
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