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La rubia llegó a la dirección que encontró en internet.
Su manos jugaban entre sí y sudaban, se sentía tan sofocada y nerviosa. Jamás había entrado a una de estas tiendas, no tenía mucho conocimiento acerca de estas cosas, no más de las películas o series que veía y tenían contenido sexual, pero ella sabe perfectamente que todo lo que sale en la pantalla es verdad.
-¿Vas a entrar o no?- una pelinegra de rizos y un piercing en el labio inferior le habló abriendo la puerta del local que tenía en frente.
Astrid la miró detenidamente, la chica la observaba con irritación, el ceño completamente fruncido y sus labios apretados. Ella no estaba del todo convencida, pero aún así entró.
-¿Qué buscas, niña?- cuestionó la de ojos marrones indiferente.
-No soy una niña.- aclaró la Hofferson con firmeza, devolviéndole la mirada con fiereza. La mayor sólo sonrió sarcástica- Estoy buscando... Estoy buscando juguetes sexuales.- informó después de vacilar.
-Vaya, creí que venías a un sex shop a buscar joyas.- el sarcasmo de la chica estaba molestando a la ojiazul- ¿Primera vez?... Ok, qué te parece esto.- la chica habló rápido cuando Astrid no respondió su pregunta, luego le mostró un pequeño vibrador.
La ojiazul tragó grueso al ver el jueguete. Asintió, tampoco no era tan ignorante, sabía que eso era para ella; navegó el lugar con su vista y agarró más confianza. La vendedora se desconcertó al verla formular una sonrisa de lado en su inocente rostro.
× × ×
-Buenas tardes, Mi Lady.- la saludó su novio algo sorprendido por verla en su casa y con un par de bolsas en sus manos.
-Hola, Babe.- ella lo saludó con un casto beso en los labios.
Hiccup la invitó a pasar y, una vez cerró la puerta principal de su mansión, ambos caminaron hacia las escaleras para subir a la habitación del ojiverde. Él alzó una de sus cejas al verla campante y de buen humor sentándose en medio de su cama sin soltar al bolsas de tela, decidió no preguntar nada aún y seguirle el hilo, así que también se sentó en su cama, justo al frente de la chica.
-¿Sucedió algo en la reunión de chicas que me deba de enterar?- preguntó él en medio de una risa y la Hofferson rió con gracia.
-En lo absoluto.- respondió aún divertida.
Sin embargo, el Haddock aún no comprendía qué pasaba con su rubia, toda la semana estuvo sin muchos ánimos y tampoco le hablaba mucho, pero ahora se aparecía muy feliz en su casa y con un aura de intriga intensa.
No tuvo mucho tiempo de reaccionar cuando Astrid lo rodeó por el cuello con sus manos y lo acercó para darle un ardiente beso, adentró rápidamente su lengua a su boca; Hiccup la siguió con gusto, por lo general, era él quien iniciaba este tipo de besos, no ella. No obstante, le encantó la sensación de que Astrid la iniciara por lo que correspondió de la misma manera. La chica sonrió en medio de su baile erótico entre sus lenguas, tenía la atención de su novio, así que realizó su siguiente movimiento. Se movió sobre la cama y se sentó a horcajadas sobre él, unos segundos después, empezó a mover sus caderas para frotar su intimidad contra el miembro de él.
Fue allí cuando el castaño reaccionó.
Su novia jamás había hecho eso, mucho menos con la desesperación con la que lo hacía.
-Amor, espera...- logró decir él entre jadeos, separándola con delicadeza- ¿Qué sucede?- preguntó preocupado. La Astrid que tenía sobre él, no era su Astrid.
-Por favor, hagámoslo.- pidió ella desconcertándolo- Hasta he traído unos juguetes con lo que nos podremos divertir.- agregó desviando su vista a las bolsas del costado.
Hiccup también las observó y, unos segundos después, estiró su mano para ver el contenido. Abrió exageradamente sus ojos al ver todo tipo de juguetes sexuales dentro de ellas. Unas bolas chinas, una correa de cuero con cadena, esposas, una mordaza, lubricantes, un vibrador pequeño, un vibrador en forma de pene con otro vibrador más chiquito para el clítoris, una fusta, un cinturón de castidad y otras cosas.
-¿Qué es esto, Astrid?- apenas y le salió la voz al chico.
-Ay, vamos. Ambos sabemos todos los fetiches del otro, sólo hagámoslo realidad.- mencionó ella con una despreocudapa sonrisa.
-Pero dijimos que esperaríamos a ser mayores de edad para hacer todo eso. No tenemos porqué apresurarnos, Mi Lady, dijimos que, aún así usemos protección, hay probabilidades de un embarazo o enfermedades. Y, si alguno de los dos sucede, era mejor que pasara cuando ya seamos mayores de edad.- le recordó con seguridad y viéndola con el entrecejo fruncido- ¿Qué te hizo cambiar de opinión?- preguntó con sospecha.
Sin embargo, la despreocudapa sonrisa de Astrid desapareció y una expresión de enojo reinó en su rostro.
-No quieres tener sexo conmigo.- señaló con desilusión.
-Sabes que quiero entrelazarme contigo de todas las formas posibles, que soy el que más quiere que nos entreguemos. Pero no sólo quiero tener sexo contigo, quiero hacerte el amor. Pero hacerlo por el deseo de los dos, no por algo que te haya hecho cambiar de opinión así de repente.- confirmó con firmeza.
Ella negó la cabeza con indignación.
-No quieres hacerlo conmigo.- volvió a repetir entre dolida y molesta.
Esas fueron sus últimas palabras, antes de mover su cuerpo con ímpetu y salir con rapidez de sus brazos, sólo tomó su teléfono que lo había dejado en la cama y se dispuso a salir de su habitación, escuchando al ojiverde ir tras ella gritando su nombre, pero nada la detuvo.
Hiccup no pudo alcanzarla, Astrid ya se había subido a su camioneta yéndose a su casa.
× × ×
La pelinegra caminaba hacia el prostíbulo, iba tranquila sintiendo el silencio y la calidez de la noche. Sin embargo, toda calma se esfumó cuando alguien la rodeó con un brazo por atrás y con la otra mano le tapó la boca. Ella se removió bajo el agarre de aquel hombre, mas no pudo safarse; sintió un escalofrío recorrer su columna cuando aquel sujeto la metió en un auto negro con lunas polarizadas. El hombre la dejó en el asiento del copiloto para luego rodear el carro y sentarse él a su lado.
Heather se desconcertó al verlo.
-¡¿Pero qué mierda haces?!- le gritó en reclamo a Eret.
-Por favor, discúlpame, pero necesito que me escuches.- pidió el con las manos alzadas en símbolo de paz- Por favor.- rogó una vez más y ella apretó sus labios al negar resignada con la cabeza.
-Habla.- concedió con neutralidad.
-El día después de la noche que tuvimos juntos cuando fui a buscarte a tu casa, no fue porque quería regocijarme ante ti o para burlarme por haber tenido relaciones sexuales contigo. Sino yo fui allí, porque necesitaba asegurarme que no fue cosa de una noche.- durante las palabras del pelinegro, la Berserker mantuvo su expresión neutra, pero pro dentro sentía su corazón latir con más fuerza ante su futura confesión- Heather, tú me...- ella lo interrumpió.
-No lo digas.- cortó en súplica tomando sus manos entre las suyas- Por favor, no lo digas.- pidió una vez más, pero esta vez, sus ojos se pusieron vidriosos y su voz se quebró.
-Pero yo...- Eret no pudo volver a terminar.
-Soy un desastre.- intervino ella dejando su escudo de protección atrás y se permitió derramar la primera lágrima- Tú me gustas mucho, pero es que soy un desastre. Sólo soy una afortunada que está becada en la mejor escuela del país, cuya familia se está desplomando por pedazos. Mi padre está internado en un hospital, en cualquier momento puede morir, porque no le hacemos los tratamientos necesarios por mi tener el dinero; mi hermano trabajo todo el puto día para mantenerlo allí y estable; mientras que yo me prostituyo para poder aportar con algo.- reveló entre jadeos y sollozos.
Era la primera vez que Heather le contaba su realidad a alguien más.
El chico la abrazo con determinación y dejo que ella llorara todo lo que quisiera sobre su musculoso pecho, acariciaba con suavidad su espalda sobre su ropa y su cabello por toda su longitud.
-Yo también soy un desastre.- afirmó cuando ella paró de llorar, pero no se alejó de él ni por un centímetro- Soy un maldito acosador, abusador y machista. ¿Y todo para qué? ¿Para complacer a mis amigos y, sobretodo, a mi padre? Vaya mierda de persona que soy. Todo lo que tenemos es el ahora. Sé que lastimé a mucha gente por tomar decisiones erráticas, pero de algo estoy completamente seguro y es que tú me tienes loco. No hay maldito día que no te saque de mi cabeza. Me tienes enamorado Heather y creo que nos merecemos una oportunidad de ser felices. Seamos un desastre juntos.- le habló con dulzura.
Ella por fin separó su rostro de su pecho y él acunó sus mejillas con sus manos, acariciándolas suavemente con sus pulgares. Marrones y verdes conectaron en un solo sentimientos. No pudieron seguir negándolo.
Heather tomó su nuca, lo atrajo y, finalmente, sus labios volvieron a encontrarse.
¡Hola hola, genteeeeeeee!
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. 💘
En realidad, el mensaje de este capítulo es decirles que no hay una edad obligatoria dónde tienes que perder la virginidad. No eres más o menos mujer y hombre si no pierdes la virginidad antes o después de los 18. Por lo general, hay ese pensamiento que indica que ya no debes ser virgen cuando acabas la adolescencia, pero no es así, eso lo decides tú y nadie más.
Dejemos de seguir ciertas reglas que imponen la sociedad, sólo para encajar en ella. 🙏🏻
¿Qué les pareció este capítulo? ¿Cuál creen que sea la principal razón por el repentino cambio de Astrid? ¿Acaso Hiccup no es un amor por darse cuenta que su novia estaba tomándolo a la ligera y no se aprovechó de la situación? ¿Les gustó el comienzo de la relación de Heather y Eret?
Los estaré leyendo 👀...
¡Pasen una hermosa y feliz Navidad! 💕
Bueno, eso es todo por hoy...
¡Nos leemos pronto! 💗
A_Hiccstrid
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