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Una linda pareja se acercaba con las manos entrelazadas a un famoso restaurante en la ciudad, pero a una cuadra de llegar, uno de ellos detuvo su andar.

-¿Estás seguro de esto, Freddie?- preguntó Wasabi con inseguridad por milésima vez- Ser un gay abiertamente en la escuela es una cosa, pero un restaurante repleto de gente es otra.- argumentó jugando con sus dedos.

-¿Cuál es la diferencia?- contraatacó su novio- Tranquilo. No pasará nada. ¿Cómo queremos que nos acepten, si siempre estamos ocultándonos?- le dijo volviendo a tomar su mano con la suya.

El afroamericano se lo pensó unos segundos, sin embargo, al ver la determinación y el ruego en los ojos del rubio, asintió.

-Supongo que es una buena noche para comer afuera y no en tu mansión.- aceptó con una sonrisa de lado.

Ambos entraron al restaurante, allí le pidieron al recepcionista una mesa para 2 y, luego de una mirada hostil de su parte, él los guío a una.

-Gracias.- agradeció Wasabi en un tono bajo y el recepcionista se fue sin decir nada más.

-Ay, eres demasiado bueno para este mundo, Wasabi.- le dijo su novio y lo miró confundido- El sujeto nos trató horrible, ni siquiera nos saludó al llegar y tampoco se despidió. No debiste de agradecerle nada.- le señaló mirando con disgusto al sujeto que nuevamente estaba en la entrada.

-Es respeto, Fred.- se defendió el moreno.

-El respeto no se da, se gana, amor.- opinó el Fredderickson alzando una ceja y su novio alzó ambas, mientras sonreía derrotado.

-Bueno, creo que ahí tienes razón.- concordó tomando su mano por sobre la mesa y Fred le guiñó el ojo- Oye, necesito ir al baño, espérame, ¿sí?- indicó con una gran sonrisa y luego se levantó para dirigirse a los servicios.

Wasabi llegó a la puerta del baño de hombres, no obstante, a un lado de la puerta había un botón que ahora están rojo, significa que el baño estaba siendo usado, así que se dispuso a esperar. Sin embargo, al costado se encontraba el baño de damas, donde también había una señora adulta haciendo fila. Aquella mujer no dejaba de mirarlo, pero lo que más le incomodaba era que su expresión era una de rechazo.

-¿Ocurre algo, señora?- el recepcionista llegó a la escena, pues se percató que la mujer estaba disgustada.

-Su presencia me incomoda.- respondió mirando a Wasabi de arriba a abajo. No siquiera se molestó en disimular.

-¿Disculpe?- habló el de suéter verde frunciendo el ceño- ¡Pero si yo no le he hecho nada!- reclamó alzando más la voz, haciendo notar su molestia.

-¡Tú no tienes derecho a alzarme la voz! ¡No eres una persona normal y la gente como tú debería ser corregida de una vez! ¡Si yo fuera tu mamá te encerraría por la vergüenza o hasta le pagaría a una mujer para que salga contigo, en vez de un hombre! ¿No les da vergüenza salir en público? ¡Salen como si fuera normal! ¿Qué pensarían los niños? ¿O acaso ahora falta que quieras entrar al baño de mujeres por ser un marica?- la señora lo atacó y ofendió con fuerza, tanto así que todos en el restaurante voltearon a ver qué era lo que pasaba.

El afroamericano sentía la rabia y la impotencia recorriendo por todo su ser. Apretó los puños y habló lo más calmado posible.

-¿No soy normal solo por amar a la persona que amo? ¿Acaso no tengo 2 brazos, 2 piernas, 2 ojos, 2 orejas, una nariz y una boca como usted?- preguntó él dando una paso hacia la señora, pero el recepcionista lo tomó del brazo.

-Tú y tu... Pareja...- él soltó la última palabra con disgusto- Se tienen que ir.- le ordenó con voz autoritaria.

-Pero no hicimos nada, sólo queríamos comer aquí. ¡Cómo toda pareja hace!- cuando Wasabi volvió a alzar la voz, Fred optó por pararse de su asiento y llegó hacia él para tomar su mano.

-Vámanos.- le susurró viendo cómo todos en el restaurante los miraban con rechazo- Por favor, Wasabi. No lo vale.- volvió a susurrar.

El moreno le dió una última mirada a la señora y luego al recepcionista, antes de soltarse del agarre de su novio y salir rápidamente del local. Se sentía completamente ofendido y herido, sentía unas ganas tremendas de llorar, así que las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos.

-¡Wasabi!- escuchó la voz de su novio detrás de él y sus pasos acercándose- ¡Wasabi, espera! ¡Podemos ir a otro lugar!- sugirió, mientras intentaba alcanzarlo.

-¡No! ¡Eso fue todo por hoy!- le gritó el chico girándose para verlo furioso- ¡Esto es lo que pasa cuando quieres ser tu mismo ante la gente! ¡Sólo...! Sólo déjame en paz.- bajó su tono de voz en las últimas palabras y también bajó la cabeza con tristeza para después irse.

Fred regresó solo a casa esa noche.

× × ×

-Al fin se durmieron.- comentó Estoico viendo cómo Chimuelo y Tormenta dormían plácidamente en la alfombra de la sala.

-Estuvieron activos todo el día, creo que era de esperarse.- habló Astrid sentada en un sofá al lado de su novio.

-¿Qué tal les fue a ustedes en el trabajo?- preguntó Hiccup. Pero un suspiro cansado de los adultos, dejó a los adolescentes desconcertados- ¿Así de mal?- volvió a preguntar.

-El consejo de la empresa negó nuestra propuesta de ser inclusivos y colocar a personas de color, con vitíligo, con síndrome de down y gorditas como modelos de nuestra ropa.- informó Lagertha.

-Pero no es correcto. Hay más personas que sólo las de piel blanca y ojos claros.- refutó la menor de los Hofferson.

-Lo sabemos.- apoyó Valka.

-Pero si es unánime no hay nada que podamos hacer.- reveló Ragnar.

Luego ambas familias cenaron juntas, después los Haddock se despidieron de los Hofferson y regresaron a su hogar.

× × ×

Al día siguiente en la escuela, Fred comía sólo en las gradas del campus de fútbol americano. No quería estar con sus amigos, pues por ahí siempre estaban los brabucones que lo molestaban y no estaba de humor para hacerles frente. Pues su novio no se presentó a Dragons High y supuso que aún debe estar afectado por lo del restaurante.

-Vaya, vaya.- para su mala suerte, parece que el grupo de Eret lo tenían bien vigilado- La nena está comiendo sola. ¿Qué pasó? ¿Estás triste porque tu novio marica no está contigo?- preguntó fingiendo una voz burlesca.

-Déjame en paz.- murmuró el rubio masticando su pedazo de sandwich.

-¿O qué, idiota?- el mejor amigo de Eret le arrebató su sandwich y lo tiró al suelo, el pelinegro vió con enojo las acciones de su amigo, pero no hizo nada para detenerlo.

-O acabarás saliendo corriendo de aquí.- una tercera voz apareció en escena.

Todos voltearon y vieron a Hiccup con el ceño fruncido y a su novia detrás de él cogiendo su bandeja del almuerzo.

-¿Te crees tan valiente, Haddock?- retó Lucas, el mejor amigo de Eret, para luego sacar una navaja y apuntarle con la misma- Descuida, tu perra estará bien cuidada por nosotros cuando mueras por desangre.- dijo mirando con malicia hacia Astrid.

Hiccup apretó sus puños con ira por el comentario y divisó cómo Lucas levantó el arma blanca para atacarlo, pero él en un rápido movimiento, tomó la navaja cortándose la palma de la mano. Sin embargo, tiró para quitársela, bloqueó un nuevo golpe por parte del rubio y logró dejar la navaja en su cuello.

-La próxima vez que te escuche o vea molestando a cualquiera, aún más a mi novia, no dudaré en clavártela.- amenazó el ojiverde muy cerca de su rostro para terminar de intimidarlo.

Lucas sólo asintió temeroso, después recogió la navaja que Hiccup dejó caer al césped del campo y todo el grupo de Eret se alejó del lugar.

-Muchas gracias, amigo. No tenías que hacerlo.- le agradeció Fred, viendo cómo su  mano sangraba debido a la cortada diagonal en toda su palma.

-No fue nada.- dijo el castaño observando su cortada.

-Babe, debes limpiarte y vendarte eso.- indicó Astrid con preocupación y él asintió.

-Nos vemos pronto, Fred. No dudes en avisarnos si pasa cualquier cosa.- se despidió Hiccup y Astrid le dió una última sonrisa.

La joven pareja buscó un botiquín de emergencia que se encontraban en los pasillos, la rubia limpió y vendó la herida de su novio, quien le agradeció con un tierno beso en la punta de su nariz.

-Gracias, mi enfermera.- le dijo él con gracia y ella rió.

-Fuiste un buen paciente.- le siguió el juego entre risas y luego él la cogió de la cintura para atraerla y colores detrás de ella para besar su cuello al abrazarla con fuerza, mientras ella reía sonrojada.

-¡Babe, estamos en los pasillos de la escuela!- recordó ella entre risas, por todos los pequeños besos que él regaba en su cuello.

Solo unos segundos después, el castaño decidió separarse.

-Sólo por eso te salvas.- le guiñó un ojo y después tomó su mano para ir juntos hacia el comedor y terminar de almorzar con sus amigos.

Astrid miró de reojo a su enamorado, él se lastimó la mano por defender a alguien que en ese momento lo necesitaba. Y lo hizo de una forma tan desinteresada.

Ella se dió cuenta que el mundo necesita más personas como él.


























¡Hola hola, genteeeeeeee!

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy, lo hice con mucho cariño para ustedes. ❣️

Y este capítulo está basado también en un hecho real, se trata de la discriminación que sufrieron Fred y Wasabi en el restaurante. Es un hecho que se volvió viral en mi país, ya que fue grave y se difundió en las redes sociales.

Lo lamentable es que aún hay muchísimas personas como aquella señora en nuestro mundo, aún más en nuestra región, Latinoamérica. Es algo que debemos cambiar y estoy segura que las jóvenes generaciones lo van a lograr, porque no es justo discriminar ni quitarle sus derechos a alguien sólo por amar a quien ama. Tengámoslo en cuenta. 😉

Bueno, eso es todo por hoy...

¡Nos leemos pronto! 💜





















































































A_Hiccstrid

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