Capítulo 34
Caminaba por los pasillos desolados del edificio. Buscaba a alguien en específico
Cuando la encontró, solo bastó que le regresará la mirada para comenzar a soltar las lágrimas que nunca pudo soltar.
-- Victoria murió -- susurró Thomas apuntando su pistola hacia Ava.
-- pudiste haberla salvado... -- comenzó a hablar -- Pero solo por unos minutos, al menos solo en ella, tu sangre no es la cura, Thomas... Ya lo descubrí... Esa chica que Teresa mencionó, sigue viva porque el virus no estaba tan avanzado... Pero Victoria ya había sido consumida totalmente... Sé bien lo que hay que hacer para que todo esto termine, pero ahora, después de haber dedicado años a esta investigación... No soy capaz de hacerlo -- la mujer lo miró a los ojos, analizando por unos segundos su expresión -- lo siento tanto, Thomas -- un disparo salió del arma, pero no de la de Thomas.
Janson estaba a sus espaldas con una sonrisa en su boca.
El castaño sostuvo el cuerpo de la mujer que tenía poco que había perdido la vida
El hombre causante de su muerte, se acercó lento hacia el chico, y de forma rápida le inyectó algo en el cuello.
-- ay, Thomas -- el castaño cayó
al suelo agonizando -- debiste hacer huido --
Todo se oscureció para él.
Y cuando despertó, estaba atado a una camilla.
-- ¿Sabes que es este lugar, Thomas?... -- otra vez Janson -- Es un bote salvavidas y todo el mundo se hunde... Pero no tenemos que hundirnos con él... ¿Cuánto falta? -- se dirigió a Teresa que antes había sacado sangre de su brazo.
-- ya casi termino --
-- mátame de una vez -- exigió Thomas.
-- ¿Matarte?, no, no queremos eso... Te daremos cuidados especiales, te mantendremos con vida... Apenas -- el muchacho se movió de forma brusca tratando de lastimarlo -- Y luego nos darás vida a todos nosotros, bueno a los que decidamos salvar... Serán decisiones dificiles... El virus de la llamarada se expandirá y solo decidiremos quienes queremos que se queden... y gracias a ti, a esto -- mostró el frasquito de vidrio con un líquido azul adentro -- podemos hacer un futuro decidido por nosotros... Ah y una cosa más... Deja de culparte... Porque Victoria no habría sobrevivido de todos modos -- se atrevió a burlarse de nuevo -- a tu salud -- una botella se estrelló contra su cabeza dejándolo tirado en el suelo.
-- largemonos de aquí -- dijo la chica comenzando a desatarlo.
Al levantar el rostro, el hombre estaba de pie atras de ella.
La tomó del cabello jalandola hacia atrás, queriendo quitarle la jeringa que tenía en las manos.
-- ¡Teresa! ¡No! --
-- ¡Ven aquí! -- la atrapó, estampando su cabeza contra la mesa de metal que había dejándola inconsciente.
-- ¡No! --
Thomas se lanzó contra Janson comenzando a pelear con él.
Dándole varios golpes en el rostro y abdomen. Lanzándose al suelo y gritando.
-- bien, me cansé -- de su espalda, sacó un arma, apuntando al chico.
La de cabello negro que ya había despertado salía de la habitación adolorida, quedando impactada con la escena.
-- despídete, Thomas -- antes de disparar, dos misiles se estrellaron a sus espaldas, sacudiendo el edificio entero.
Aprovecharon para correr, viendo cómo Janson había caído por el temblor.
-- ¡Teresa! -- el castaño cubrió con su cuerpo a la chica doblando por un pasillo.
Entraron a un laboratorio, en su mayoría iluminado por una luz azul.
-- tenemos que salir de aquí -- dijo Teresa viendo que no tenían salida, y peor aún, dos cranck estaban confinados dentro de una celda -- ¿Thomas? -- el chico sostenía su estómago de donde salía demasiada sangre -- ¡Ay no! -- trataba lo más que podía de cubrirlo con algo, para detener la hemorragia.
Se escondieron al escuchar pasos acercarse.
-- no lo hagamos más difícil, Thomas, Teresa --
La chica fue encontrada cuando intentaba ir con el castaño. Se arrastró por el piso con miedo a lo que pudiera hacer.
-- tienes algo que me pertenece... -- la muchacha alzó la mano tendiendole el frasquito con sustancia azul -- No eso no. ¿Dónde está él?
-- tómalo y ya. Déjalo en paz --
-- ¿Que hay entre ustedes dos?... ¿Crees que es especial? Nació con un don, no tuvo que luchar por él -- le dijo, comenzando a enojarse.
-- sí, pero es suyo -- al ver que era imposible hablar con ella, decidió hacerlo con el otro.
-- ¿Qué hay de ti, Thomas? ¿No tienes ya suficiente sangre en tus manos?, tú no tuviste el valor suficiente para dispararte... pero yo sí --
-- ¡Janson! -- la voz masculina de Thomas se escuchó, había reunido la suficiente fuerza como para lanzar un contenedor.
-- fallaste -- le dijo al ver que había golpeado atrás.
-- ¿Lo hice? -- contestó recargado con un tono irónico, escuchando como lentamente el cristal en el que los cranck estaban encerrados.
Las criaturas corrieron hacia lo primero que vieron apenas se rompió el vidrio de la celda.
Era Janson... Janson moriría.
-- ¡Vamos! --
Comenzó a caminar, jalando y cargando a Thomas por igual, querían salir, recorriendo los pasillos con cuidado.
Intentaron bajar por las escaleras pero el fuego se extendía hacia arriba.
Trataron de regresar, pero la entrada explotó.
El fuego se extendió por el edificio destruyendo poco a poco su estructura.
La cristalería volaba y en la azotea no podían hacer nada más que morir.
-- lo siento... Lo siento, Thomas... Lo intenté -- quería salvarlo, pero no podía, no ahora.
-- lo sé --
Entonces lo vio a eso ojos oscuros que tanto amaba, deseando haber vivido otra historia, arrepintiendose de haberlos traicionado.
-- te amo -- confesó mirando al chico, si iban a morir, quería hacerlo sin tantos arrepentimientos.
Thomas no le respondió y entonces besó a la chica en los labios, saboreando el amor que se tenían mutuamente.
Él amaba a Teresa.
Y Teresa lo amaba a él.
Pero su amor se reveló demasiado tarde. Siempre se quisieron, y nunca se lo dijeron.
Ese fue uno de los muchos errores que cometieron juntos y por separado.
Las esperanzas eran pocas, pero no nulas.
Un viento le removió el cabello.
Entonces cargó al chico como pudo.
Intentó que tan siquiera el muchacho llegara al Berg, dónde sus amigos le tendian la mano tratando de alcanzar al castaño.
Pero sus fuerzas eran pocas, y el muchacho muy pesado.
No podía.
Era una completa inútil, que no podía hacer nada por nadie.
Y soltó lágrimas lamentándose ese echo... Hubiera deseado ser como Victoria... Fuerte, valiente, ágil, decidida... Pero solo era Teresa, y estaba bien. Porque era ella.
El edificio cayó, y con él, los dos cuerpos que estaban en lo alto.
La chica, la única lo demasiado conciente para saber lo que pasaría, atrajo al chico a su cuerpo abrazándolo en un intento por protegerlo.
Un intento completamente inútil.
Miró hacia arriba en el Berg, las caras de todos soltando gritos de lamentos.
Pero no podía hacer nada, solo llorar hasta ya no sentir nada por el impacto.
Thomas... Ese chico castaño, con curiosidad inmensa.
Aquel que no se cansaba de meterse en problemas y soltar cuanta estupidez se le cruzará por la cabeza.
Ese chico tan amable, simpático y atractivo.
Ese chico... Ese chico ya no estaba.
Thomas había muerto.
( . . . )
Esa noche Newt perdió a dos personas importantes.
Su mejor amigo, aquel al que decidió acompañar desde que corrió sin dudar hacia el laberinto en el que estuvieron encerrados para salvar a tres de los habitantes del área
Y el amor de su vida. El que lo había acompañado en gran parte de su niñez, adolescencia y juventud, aquel que se llevó un rastro de sus primeras veces.
Con ella se enamoró por primera vez.
Ella fue su primer amiga.
Con ella dió su primer beso.
Con ella se entregó en cuerpo y alma.
Con ella decidió unir su vida por siempre.
Con ella tuvo su primer hijo.
Con ella... Con ella... Ella era su todo y su nada.
Y ahora... Ya no estaba.
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