Capítulo 26


-- ¡Winston! -- se escucha un grito que se pierde.

El muchacho está confundido, creyendo haber alucinado por el cansancio. Pero no, porque vuelve a escucharlo.

-- ¡Winston! -- logra identificar el sonido, y puede ver a Victoria corriendo asustada. Confirma que es grave cuando ve como detrás de ella, Newt corre también, aunque algo lento por su cojeo.

-- ¿Bonita?... -- susurra extrañado.

-- ¡Por tu madre, voltea! -- sintió una especie de déjá vu al escuchar la última frase.

No entiende lo que pasa, hasta que siente sus ojos arder por la tierra que levanta un aire muy fuerte.

¿Acaso era... ?

-- ¡Harriet! -- advierte el morocho más asustado que nada.

La chica ya está actuando.

Se levantó rápidamente tomando el arma que colgaba de su cintura por precaución. Comenzando a colocar el cargador.

-- ¡Vamos, Sonya! -- dijo después de quitar el seguro del fusil, al instante, la chica rubia toma de las manos a los niños que se encontraban sentados con ellos. Aris la sigue tremendamente espantado, pero cien porciento seguro de que haría lo que fuera por protegerlos.

Solo bastaron segundos para que todo fuera un completo caos.

Soldados saltaron de los helicópteros sin siquiera haber tocado el suelo.

Todos corrían, muchos espantados, con expresiones de horror, algunos de ira.

Y los llamados "El brazo derecho", intentaban evacuaban a los jóvenes inmunes lejos del infierno que se soltaba.

Victoria presenció una lluvia de hierro, al igual que una película de miedo. Dónde muchos morían y caían al suelo inertes.

El recuerdo volvió, justo en el peor momento que pudo.

Sus ojos se entristecieron y una capa de cristal los cubrió.

-- ¡Muevete, chica! -- un muchacho venía hacia ella, su cabello era corto, su piel estaba aperlada y tenía las cejas levantadas por el asombro de una bomba explotar cerca.

Entre la oscuridad, su imaginación divagó.

-- ¿Hermano? -- susurró, antes de que una bala atravesara la cabeza del muchacho.

Su cuerpo cayó sin vida a sus pies, y ella se acercó de inmediato a él.
Una lágrima rodó por su mejilla al volver a la realidad que la rodeaba.

No era su hermano, no podía ser él, porque él ya estaba muerto.

Y los muertos no reviven, por más que lo desees.

-- discúlpame -- volvió a susurrar, está vez con un sentimiento de culpa. Tomó el arma del muchacho y se lanzó al campo de batalla.

Acompañando a Harriet y Vince que trataba de arreglar una metralleta arriba de una camioneta.

-- ¡Newt! -- en medio del desastre el rubio se arrodilló a lado de un auto quemado y apunto de caerse.

El chico tenía un arma en sus manos y disparaba a cualquiera de los guardias que corrían o disparaban a su dirección tratando de detener que  la metralleta de Vince, atacara en cuanto logrará repararla.

Victoria abandonó los pensamientos nada necesarios en ese momento, en cuanto vio al rubio con una mirada seria, desatando el fuego sin piedad hacia sus enemigos.

Cálmate, Victoria. Se regañó mentalmente en ese momento. Calma esas hormonas. Se repitió. Sin en cambio, el intenso calor de su rostro no se iba.

Disparos vuelan de allá para acá.

Al ver a Victoria, el hombre rubio no se queja,no le negó que se una a la batalla confiando plenamente en sus habilidades. El dolor en su brazo y parte de su cara al estar sometido en el suelo lo confirmaban.

-- cuando quieran -- les dice al ver que se detuvieron.

Los disparos volvieron a escucharse de su parte, creando un sonido legumbre y horroroso para algunos.

Sus armas eran letales. Con balas de verdad, dispuestas a hacer el mayor daño posible.

Las armas de C.R.U.E.L no eran letales. Soltaban en cambio choques de electricidad.

Dispuestos a dejarlos en el piso agonizando, no buscaban matarlos, y eso es lo que más los asustaba.

-- ¡Winston! -- el morocho es llamado de nuevo entre todo el sonido del ambiente.

El chico se mueve de forma ágil entre los autos, rodando de vez en cuando en el suelo, tratando de verse más genial, a sus propios pensamientos.

Se resguarda detrás de un par de autos al escuchar los proyectiles como flechas.

Su corazón se acelera por ese suceso

-- ¡Mi arma! -- exige apenas llega a la camioneta.

-- ¿¡Seguro que sabes disparar!? --

-- ¡Claro que sí! -- ¡Oh, claro que no!. Deseaba con todas sus fuerzas no matarse a él mismo por su estupidez
Se arrodilló por una de las puertas de la camioneta y comenzó a soltar disparos a diestra y siniestra.

Cuando las balas se acabaron se encargó de recargar loa proyectiles y volver a la batalla.

Una chica que estaba cerca, siendo imposible de huir debido al miedo, lo vio.

Estaba a solo unos cuantos metros, sin embargo, su vista fue sorprendente, casi bendecida, eso fueron sus pensamientos.

Su pecho subiendo y bajando velozmente por el cansancio, los pequeños suspiros que soltaba inconsciente entre todo el caos. El sudor debido al calor que generaba su cuerpo por el esfuerzo, hacia que este se deslizara por su barbilla, recorriendo esa perfecta piel morocha, perdiéndose entre la camisa que usaba, ese cabello ondulado, pegado a su frente por el sudor de este. Y esa mirada tan fiera que llevaba al disparar el arma en sus manos.

La chica no pudo evitar sonrojarse... Ese muchacho era muy guapo.













( . . . )












-- ¡Listo! -- Vince por fin termina de arreglar la metralleta y se prepara para disparar -- que los perdone Dios, desgraciados -- susurra al momento de apretar el gatillo.

Los uniformados son abatidos velozmente, se pueden escuchar los gritos al momento de las balas impactar con su cuerpo.

Sin embargo, no le toma importancia a todas esas súplicas. C.R.U.E.L había echo cosas peores.

Pero... Otro escuadrón sale, quieren enfrentarlos como a los otros.

Sin embargo, este grupo no planeaba caer como sus colegas.

-- ¡Abajo! -- un guardia gritó hacia sus compañeros, desconcertando a los inmunes que disparaban.

Una bolita de luz intensa, entre azul y blanca se dejó ver en el cielo, y cayó justo alado de Vince.

¿Qué demonios era eso?

Desearían haber reaccionado antes.

La electricidad recorría sus cuerpos y hacia entumecer cada parte de sus sistemas.

Todos los cercanos a la camioneta, también cayeron cuando la bomba explotó.

-- ¡Adelante, adelante! -- el escuadrón uniformado se movía veloz hacia los inmunes.

Era un grupo algo grande el que rodeaba la camioneta, así que se aseguraron de ser lo suficientes para llevarlos.

-- ¡Caminen! --

-- ¡Muevanse! -- ordenaban los hombres levantando sus cuerpos aún con el efecto de los choques de electricidad.

Victoria sintió sus pies arrastrar por el suelo, lastimandose las rodillas en el proceso, le ardían.

Miró hacia Newt, y descubrió que a él lo jalaban de su chaqueta, esa que le encantaba y lo hacia ver tan sexy.

Sintió el enojo cubrirla, lo trataban tan mal que dolía, dolía no poder hacer algo al respecto.

-- ¡No tan rápido, idiota! ¡Este cuerpo ocupa cuidados! -- gritó una voz en forma de queja. Esa voz la reconocería de inmediato, al mirar, pudo apreciar a Winston siendo arrastrado de igual forma pero a él lo sujetaban de ambos brazos. Tuvo por unos instantes unas tremendas ganas de carcajearse, el muchacho en ningún momento podía poner seriedad en el asunto, aunque sabía que estaba aterrado, aunque habia pocas probabilidades de ganar, él seguia siendo Winston, él la tranquilizaba con su sola presencia.

Llegaron a el centro del campamento, dónde los helicópteros habían aterrizado hace ya vario tiempo.

El camino de la camioneta hacia acá, era relativamente corto, pero en su estado de parálisis se sintieron kilómetros.

La pusieron de rodillas y sus manos fueron atadas en su espalda.

El terror la invadió completa y el miedo constante en su cuerpo fué aún más mayor.

Necesitaba a alguien cerca.

Volteó hacia Newt, que estaba a lado de ella y le susurró aterrada.

-- ¿Dónde están? -- el rubio solo negó con la cabeza, no, no sabía dónde estaban sus hijos.

-- aquí están los rebeldes -- informó uno de los guardias que lideraba el grupo, justamente el que llevaba a Victoria a rastras.

-- formenlos -- Exigió demandante uno de los uniformados, suponía que era el lider.

Los comenzaron a arrodillar, uno al lado del otro, y colocaron más atrás de los primeros, exactamente igual.

-- ¡Si los tocan los asesino, ¿¡Oyeron!? -- un gran escándalo se sernia a su espaldas, intentaron voltear pero los guardias los obligaban a regresar su mirada tan pronto lo descubrían.

-- camina -- ordenó el hombre.

-- ¡Se los advierto! --

-- Claro que sí, rubiecita -- su voz sonó aburrida y burlona, la chica le parecía tan inofensiva.

Pasaron enfrente de la primera fila dejando a la vista a su persona.

Era Sonya. Que seguía soltando cuantas groserías se le vinieran a la cabeza.

Victoria y Newt, que estaban hasta el frente la veían preocupados, la muchacha parecía furiosa.

En el poco tiempo que la conocían no sabían que escondía una brutal bestia en su interior. Incluso sus amenazas y forma de actuar al chico le recortador mucho a alguien en particular.

Detrás de la rubia, dos cabelleras se hicieron presentes, una risada y la otra rubia

Al instante, los niños se soltaron y corrieron a los brazos de sus papás, que por cierto seguían atados.

Y los guardias no hicieron nada por separarlos, eran niños, no representaban un peligro, ¿Verdad?.

Mucha de la preocupación se quitó de sus sistemas cuando sintieron los dos cuerpos caer frente a ellos, abrazandolos con mucha fuerza.

Sam... Chuck...

-- ¡Mami! -- soltó un gritito el más pequeño dejando sacar sus lágrimas acumuladas -- ¡Lastiman a la Tia Sonya! -- descubrió aferrándose más a ella, más en cambio, su madre no podía hacerlo, la obligaban a mantener los brazos atrás.

Pero sintió como el hombre que atrapaba sus manos las soltaba lentamente, con cuidado.

Tal vez los hombres de C.R.U.E.L no eran tan malos.

Pasó sus dedos por sus bellos cabellitos rubios y se encargó de llenar de besos su rostro y cabeza.

El niño estaba temblando.

-- empiezen --

Uno de los uniformados hizo que Sonya bajara la cabeza con fuerza, dejando su barbilla a comienzos de su pecho.

-- B5 -- informó de repente, después de haber pasado un pequeño aparato en su cuello. Sonya soltó un grito después de que el sujeto pasará por segunda vez el aparato en el mismo lugar, le ardían mucho... Quemaba su piel -- silencio -- le ordenó fastidiado de sus gritos.

-- continúa --

-- B7 -- Harriet gritó de dolor -- C1, C11, B2 -- Aris contuvo lo más que pudo su grito -- A7, A10 -- Minho seguido de Sarten -- D8, E17, A8 -- el hombre se detuvo de repente, algo impresionado por el brinco que dió cierto morocho dramático.

-- ¡Me dolió! -- se quejó dejando escapar una mueca.

-- ¡Continúa! -- le exigió el hombre que anotaba.

-- A3 --

-- ¡Mamá! -- se lamentó adolorido dejando escapar varias lágrimas, sus cabellos risados caían en su frente por el sudor, mezcladose con sus lágrimas.

Ella se removió enojada intentando detenerlos, pero le volvieron apuntar con las armas cargadas, la mayoría de ellas apuntaban a su cuerpo y rostro, listas por si intentaba algo.

Janson estaba tomando precauciones.

-- A4 -- aunque brusco, el guardia trató de moderar su fuerza ante tan adorable criatura que se encontraba frente a él extremadamente asustado.

Tremendamente triste y lastimado... Su cuello ardía como si hubieran decidido poner una hoguera cerca.

Lágrimas salieron de sus ojitos, más en cambio, ningún sonido salió de su boca.

-- A5 -- Newt, a diferencia, fue jalado de sus bellos y suaves cabellos rubios, obligando de forma violenta que agachara la cabeza. Su rostro se contrajo al sentir ese dolor chamuscando parte de su piel.

-- A6 -- Victoria no se movió, no hizo ninguna mueca, sus ojos no mostraron nada, como si lo que le estuvieran haciendo no significará absolutamente ningún daño... Lo cierto era que se quemaba, su sangre burbujeaba con cada segundo que pasaba.

Estaba deseando con todas sus fuerzas no levantarse ahí mismo y que la matarán por ser tan idiota.

De pronto, una puerta sé escuchó, el helicóptero se abrió y bajó una persona de ahí.

Una persona que estaba observando todo desde arriba, complaciendose con sus muecas de dolor y sufrimiento.

Este trabajo le divertía tanto.

Se acercó del todo y muchos pudieron ver sus botas limpias por tener la cabeza gacha.

-- ¿Son todos? -- cuando Victoria oía esa voz, su sangre hervía grandemente, las ganas de asesinarlo no se habían ido desde que escaparon de ellos hace poco.

-- tuvimos algunas bajas... Y un poco de problemas -- el guardia le entregó lo que parecía una hoja de papel doblada, ahí era en donde escribieron todas esas letras y números extraños.

-- ¿Qué problemas? -- en su mirada se pudo ver claro el disgusto al escuchar cada palabra.

-- los rebeldes... -- aunque trató de susurrar, Victoria lo escucho claramente al estar más cerca -- trataron de matarnos, y ayudaron a escapar a varios inmunes --

La mirada de Janson brilló con enojo, coraje y malicia. Se tomó un respiro, como tratando de controlar sus emociones y se arrodilló frente a la corredora al ubicarla.

-- ¿Por qué en todo lo que nos sale mal tienes que estar tú precisamente implicada?... No olvidemos a Thomas, eh, hablando de él, ¿Dónde está?... Los abandonó acaso... ¿¡Dónde esta!?... ¿¡Dónde... -- arto de no recibir respuesta, tomó su rostro con desespero y brusquedad -- dímelo... ¿Dónde está Thomas? -- exigió en tono lento y bajo, dándole una amenaza silenciosa.

Tan silenciosa que a Victoria no le importó en lo absoluto.

-- aquí estoy, Janson -- detrás de un coche, el castaño salía despacio y con las manos en alto, llamando la atención de todos.

-- ah -- soltó un suspiro y lo miró con una sonrisa, cambiando de inmediato su semblante -- aquí estás -- dejó escapar una ligera carcajada para levantarse soltando el mentón de la chica con fuerza después de ordenar que lo trajera.

-- no soy una rata cobarde como tú -- le dijo ya estando frente a frente, sin importarle nada de nada.

-- extrañaba tus insultos, ¿Sabes?...
es un gusto volver a verte -- lo golpeó con fuerza en el estómago aprovechando que era sujetado por los hombres -- pongalo con los otros -- ordenó.

Los arrodillaron justo alado de Victoria, y pasaron la pequeña máquina por su cuello como a todos los demás, causándole un dolor aturdidor.

-- A1 -- informó el guardia encargado de la primera fila.

La chica a su lado, lo único que hizo fue soltarle un golpe con el codo a las costillas directamente.

-- ¿Por qué no huiste? -- le susurró desesperada, el chico era su única forma de escape.

-- me cansé de huir -- respondió simple dejando de lado el miedo de Victoria.


















( . . . )

















Varios minutos después un gran viento movió sus cabellos, escuchaban claramente el sonido pero por la oscuridad no lograban ver nada.

-- ya llegó nuestra anfitriona -- dijo Janson satisfecho del miedo enfundado en los muchachos.

De repente, una gran luz iluminó el suelo en el que estaban.

La tierra cayó en sus ojos, obligando que se cerrasen casi por completo.

La nave causante de la luz, descendió lentamente, sacando dos patas que se clavaron en el suelo.

Algunos minutos más de incertidumbre, y el silencio reinaba entre todos. Y temblaron cuando salió una mujer por la parte de atrás, bajando por la plataforma que descendió segundos antes.

-- ¿Son todos? -- hizo una pregunta similar a la de Janson, con el rostro completamente serio.

-- son los suficientes -- respondió ignorando el centro del tema.

-- bien... Subanlos --

-- ¡Ya oyeron!, ¡Subanlos! -- mientras Janson ordenaba, la mujer rubia caminó hacia la primera fila con una especie de sonrisa.

-- hola, Thomas, me da gusto que estés a salvo -- se dirigió al castaño haciendo que los guardias lo pusieran de pie.

Teresa poco a poco, salió detrás de un grupo de uniformados.

Una mueca de confusión atravesó los rostros de aquellos a los que conocía.

-- ¿Qué diablos? -- dijo Sarten.

-- ¿Teresa? --

-- ¿Qué hiciste? -- susurró horrorizada.

-- está con ellos -- soltó Thomas desganado, decepcionado.

-- Teresa siempre tuvo una visión más adelantada del buen común -- dijo Janson metiéndose en la conversación -- después de restaurar sus recuerdos, era cuestion de tiempo para que pasara --

-- lo siento -- dijo ella tratando de excusarse -- era la única opción. Es la razón correcta. Debemos encontrar una cura --

-- ella tiene razón. Este solo es el miedo para un fin. Antes lo entendías, Thomas -- habló la mujer.

-- ¿Antes de perder tus recuerdos y quedar encerrado en un laberinto? -- soltó enojada la chica, llamando la atención de Ava.

-- por un instante casi me olvidó de tí  -- la mujer caminó lento y ahora hizo que la levantarán a ella -- Aquello que descubriste, aquello que te obligó a sacrificar todo lo que tenías para encerrarte a ti misma y a él niño en ese laberinto, lo encontraremos, y nos ayudarás a completarlo --

-- aunque me regresen la memoria... Jamás estaré de su lado --

-- oh, pero antes lo estabas... Y hubieras sido la primera en el laberinto de no haber sido por el señor Newton... Si supieras cuántas veces me rogó para que no lo hiciera... Me lo pidió llorando incluso... algo interesante de ver --

-- hasta que se ofreció a él mismo... -- terminó Janson, con la misma mirada llena de locura.

-- por lo que veo ni siquiera nuestros métodos sirvieron para evitar que terminarán juntos -- descubrió dejando en silencio el campo por unos segundos -- es una lastima... El amor adolescente puede ser tan ingenuo a veces... Su pequeño error terminó siendo nuestra responsabilidad al final del día -- dio una mirada de solayo hacia el rubiecito asustado, que derramaba lagrimas sin parar -- tenia esto en mi bolsillo esperando entregarlo algún dia... A alguno de ustedes o en este caso a ambos -- de su bata sacó una especie de collar, tenia forma de cilindro, y era color plateado, suficientemente grande para entrar perfecto en una mano.

-- el segundo error que pasó a ser nuestro -- Janson volvía a meterse.

-- adentro hay dos cosas que les pertenecen, así que solo puedo decir, felicidades -- terminó con rostro serio.

-- ¿Qué es eso? --

-- tal vez la razón por la que por más que intentamos, no podemos separarlos -- miró al chico rubio, que aun no podia asimilar por completo la información -- ciertamente... Se a convertido en un muchacho muy apuesto, señor Newton -- acarició su barbilla obligando a qué la mirara -- y lo mejor de todo... Fiel a su corazón... Fiel a su esposa --  sus palabras dejaron en completo trance a todo el grupo del laberinto “A”.

-- ¿Qué? -- susurró el muchacho impasible.

-- pero eso ya no importa, lo que importa es lo que pasará ahora. Lo que gracias a los inmunes obtendremos --

-- eso es muy cruel -- se escuchó el susurró aterrado de Sonya. Siendo escuchado por la rubia.

-- no importa lo que piensen de mí. ¡No soy un mounstro!, soy un médico. ¡Juré hallar una cura!. Sin importar el costo. Solo necesito más tiempo -- terminó bajando el volumen de su voz poco a poco.

-- más sangre -- se escuchó una voz exterior.

-- Hola, es un gusto verte, Mary -- Ava la miró con lastima -- esperaba que volviéramos a vernos, lamento que fuera en estás circunstancias --

-- yo también lamento muchas cosas, pero no esto. Tengo mi conciencia tranquila -- dijo la mujer pelirroja mostrándose sería ante ella.

-- yo también -- respondió, dejando confundidos a todos. ¿Qué pasaba?.

Un súbito sonido hizo saltar a todos del susto.

De pronto, Mery sostenía su abdomen con rostro sorprendido y adolorido.

-- ¡Mary! -- Vince corrió hacia la mujer, escapando de los guardias después de golpearlos -- ¡No! -- se lamentó.

Janson tomaba su arma con una sonrisa en el rostro... Una sonrisa asquerosa y podrida... Mostrando lo más profundo de su alma.

-- vamos, Janson, subanlos... Estás personas, deshazte de ellas -- dando la vuelta y tomando la mano de Teresa, comenzó a caminar lentamente.

-- ¡No! -- Sonya gritó cuando la jalaron violentamente de sus ropajes  arrastrándola al interior del Berg.

Thomas, se levantó de forma rápida y golpeó ferozmente a los guardias que lo tenían atrapado, dejándolos tirados.

Dos más cayeron al suelo cuando Victoria vio su acción, robando de paso sus armas, después de dejarlos noqueados.

-- ¡Atrás! -- de su bolsillo, Thomas sacó un explosivo y quitó el seguro, solo manteniendo sus dedos como impedimento para la explosión.

-- ¡No disparen! -- ordenó Janson fastidiado de todo el espectáculo que estaba dando el castaño.

-- ¡Atrás! --

-- Thomas, por favor, suéltala -- Ava regresó de forma rápida, asustada por lo que podría causar.

-- ¡Déjenos ir! --

-- Thomas, sabes que no puedo dejarlos --

-- Thomas basta -- la pelinegra le pedía en susurros -- hice un trato con ellos. Prometieron no hacernos daño, estaremos a salvo. Todos --

-- ¿Ahora debo confiar en ti? --

-- es verdad, fue su única condición -- abogó Janson, sin cansarse de meterse en conversaciones.

-- ¡Cállate! --

-- todo puede volver a ser como antes... ¿En verdad quieres que todos ellos mueran? --

-- hazle caso, Thomas, piensa lo que haces --

-- estamos contigo -- habló Minho después de un silencio, colocando una de sus manos en el hombro del castaño.

-- no lo hagas --

-- hazlo, Thomas -- aseguró Victoria poniendo una mano en su otro hombro, mientras sentía a Newt tomar su otra mano.

Sintieron dos cuepecillos llegar en medio de su grupo abrazando cuanto podían sus brazos.

Entonces un pensamiento atravesó la cabeza de todos ahí.

No pueden morir.

Dieron un apretón leve e invisible en el hombro de Thomas y él lo entendió perfectamente.

Estaban esperando cualquier oportunidad para escapar de ahí.

Un sonido alarmante llamó la atención de todos los presentes.

Era indeciso, a veces fuerte y otras veces bajo. ¿Qué era?.

-- ¡Aquí estamos hijos de perra! -- Jorge gritó desde el asiento de una camioneta, riéndose como desquiciado.

Se estrelló contra un helicóptero causando un efecto dominó, tirando todos los demás.

Las hélices que aún giraban golpearon el suelo haciendo que volarán pedazos hacia cualquier lado.

-- ¡Vamos, vamos! -- Victoria, siendo la primera en actuar, levantó a todos  los muchachos que estaban hincados -- ¡Corran, detrás de Vince! -- ordenó demandante, comenzando a disparar una de las armas que tenía en las manos.

El hombre rubio, escuchando todos sus gritos, cargó el cuerpo inerte de Mary, y corrió frente el grupo de chicos.

Cuando parecía superada por los guardias, una lluvia de hierro los abatió prontamente, causando gritos de dolor en ellos.

Volteó confundida hacia el causante de eso.

Brenda, encima de la camioneta en donde antes habían caído entumecidos, le guiñó el ojo desde su lugar, regresando su atención a C.R.U.E.L volviendo a apretar el gatillo de la metralleta.

Sonrió complacida, volviendo su atención al frente.


















( . . . )

























-- ¡Vamos, Minho! -- le gritó Thomas.

-- ¡Minho! -- el asiático seguía disparando sin parar.

-- ¡Vámonos, idiota! -- Victoria estaba desesperada, además de lidiar con su hermano cabezota hueca, debía de encontrar a Aris.

Le había confiado a uno de sus pequeños.

-- ¡Muevete, Minho! -- exclamó una vez más, arta de todo lo que pasaba.

Tan necio como era, terminó cayendo al suelo.

Sus músculos entumecidos, el cuerpo contraído, el dolor en su rostro.

-- ¡No! -- los guardias corrieron de forma rápida hacia el chico, tomando su brazo y arrastrando sus pies.

-- ¡Minho! -- más balas volaron obligandolos a ocultarse entre las rocas que había.

No podía más con la incertidumbre.

Entonces, una escena la impacto.

Llenó de horror su corazón, que comenzó a palpitar de forma rápida. Haciendo temblar sus manos y piernas.

¿¡Por qué mierda pasaba eso!?

-- no -- susurró Victoria comenzando a caminar -- esperen -- poco a poco, tomaba más vuelo en su caminar -- no... No --

-- ¡Victoria! -- se lanzó hacia ella en un intento por detenerla. Siendo seguido por varios más.

-- ¡No! ¡No! -- al tratar de correr hacia ellos consiguió que varios pares de brazos la atraparán -- ¡Espera, por favor! ¡Sueltenme, carajo! -- la rabia burbujeaba de sus poros y pronto las gruesas lágrimas que se salían por si solas atravesaban su rostro -- ¡Esperen! ¡SAM! -- soltó desgarradoramente al ver su cabello rubio caer por su frente tapando parte de su mirada marrón, dónde destellos de miedo y desesperanza la veían a lo lejos.

Dos guardias lo sujetaban de sus pequeños brazos y jalaban al interior del Berg.

Sentía que se rompía de nuevo, cada trozo del alma que alguna vez pudo reparar volvía a quebrarse

Pedazos que caían fuertemente dejando destrozos a su paso, desgarrando todo cuanto alguna vez pudo formar.

¿¡Por qué tenía que pasar esto!?, se volvía a repetir en su cabeza

Su corazón terminó de romperse cuando por última vez escuchó su voz... suplicante y tan rota... En un intento de llegar hasta ella.

-- ¡MAMÁ! --

Pidiendo su ayuda. Rogando que como muchas veces antes, ella llegara a su rescate, para cuidarlo, mantenerlo a salvo de todos los males que el mundo pudiera lanzarles.

Porque ella era su heroína, era aquel rayo de luz que siempre estaba con él cuando creía, en su inocencia, que no volvería a salir el sol.

Era su heroína... Que ahora no tenía fuerzas para escapar de esos brazos que la detenían a ir tras él.

Y entonces antes de que el Berg cerrara su gran puerta. Antes de que lo obligarán a sentarse de forma brusca, con su tío Minho al lado, recordó las palabras de su mami, un día oscuro en el área, él recostado sobre su pecho escuchando sus latidos tan tranquilizadores, charlando calmados... Cuando él quería seguir sus mismos pasos.

-- ¿Mañana puedo acompañarte a correr, mami? --

-- no -- respondió de inmediato -- no puedes ir conmigo, y no quiero saber que siquiera hayas pensado en ir tú solo --

-- ¿Por qué no puedo salir? -- preguntó con una mueca triste adornando su rostro.

Una sonrisa afloró en el rostro de la chica.

-- el laberinto es un lugar frío, cruel y tenebroso. No sabes las horrosidades que hay ahí adentro... Debes de quedarte aquí, dónde estás a salvo, ¿Lo entiendes, cariño? --

-- si, mami --

-- sabes que te amo como nunca... Pero jamas te permitiré eso, siempre te cuidaré, pero para hacer eso tienes que ayudarme, porque ciertamente, ¿Te cuento un secreto? -- ella se acercó a su pequeño oído, después de hacer que levantará su rostro -- no soy tan fuerte como piensas --

-- ¿¡Cómo!?, ¡Pero si tú eres la persona más fuerte que puede existir! -- ella soltó una risa divertida, mientras mecía más la hamaca en dónde estaban.

-- tú me haces fuerte -- le terminó se susurrar para llenar de besos sus mejillas volviendo a recostar su cabeza en su pecho.

Ese era uno de los muchos días en el que él dormiría en los brazos protectores de su madre

Y entonces, lloró desconsolado, en la frialdad de la esquina en la que lo arrojaron.

Sintiendo la mirada de no solo los inmunes a los que atraparon. No solo la mirada de su tía Sonya. Los ojos de su tío Minho... El dolor en la mirada de su tío Aris.

Sentía también una lastima enorme, de parte de los uniformados. Incluso algunos tenían lágrimas en los ojos ocultos detrás de sus máscaras, al escucharlo sollozar y pedir en susurros completamente audibles a su madre.

-- mami... ¿Por qué no puedo abrazarte ahora? -- dijo en el silencio de la nave.

Rompiendo el corazón de más de uno.

Era solo un niño.

¿¡Por qué los obligaban a hacer esto!?. Se repetían en la mente los soldados.

Lo cierto era, que ellos también estaban obligados a cumplir órdenes.




















( . . . )



















Con el corazón ardiendo y rogando piedad.

Sus ojos llorosos se encontraron con los de él, le suplicaban perdón en cada lágrima, perdón por no poder hacer algo.

Por haber fallado... Cómo muchas veces antes.

sintió por primera vez aquel ardor en el pecho, cada parte de su cuerpo quemando, la sangre burbujeando.

Por primera vez... Sintió la traición golpeando a su puerta.

Pero... La venganza llegó tan pronto miró ese rostro "inocente", ese maldito lobo vestido de oveja... La veían a ella... Preocupados... Y Victoria esperaba que fueran por lo que le esperaba... No sé rendiría tan fácil... C.R.U.E.L no ganaría... No mientras ella estuviera viva.

Sus ojos brillaron con rabia, enojo, coraje... tristeza... Suplica.

Muy en en fondo... Suplicandoles que no se los llevarán... Que no se llevarán a su hermano Minho... Que no se llevarán a Aris... Que no se llevarán a Sonya... Que no se llevarán a su hijo.

Se dejó caer de rodillas en la gravilla lastimando más sus rodillas y cerrando sus ojos fuertes.

Deseando que fuera una horrible pesadilla.

Ante los ojos y oídos de todos, dejando salir todo aquello que la lastimaba.

Mostrando el sufrimiento por el que pasaba... Mientras algunos los disfrutaron como Janson... Otros se rompían... Cómo ella.

-- ¡AHHHH! -- gritó desgarrando su garganta por segunda vez en el día, lastimando sus cuerdas vocales por el aire expulsado tan fuertemente.

La puerta del Berg se cerró por completo ocultando su dolor a los que lo provocaron.

Que injusta era la vida cuando se lo proponía.






































Volví chiquis! No crean que se liberan tan fácil de mi jaja.

Mucho tiempo es el que nos divide, pero por fin se arregló y se juntó el dinero para el teléfono.

¡Así que ya está!, ahora, en todo este tiempo, logré escribir completamente la historia.

Y tenía planeado subirla toda de una sola vez, pero me dije; ¡Neee! Un capitulo cada día, tenemos que dejarlos sufrir por saber que pasará buajaja.

Así que ya saben, mañana otro capítulo, ¡Esperenlo!

Pst: los he extrañado chiquis, y tengo que decirles que en todo este tiempo he estado pensando e ideas muy locas me cruzaron por la mente, tengan por seguro que esta historia no tendrá un final como muchos otros que he visto.

No mal entiendan. No quito crédito a otras historias ni nada, para mí son puro arte porque sé cuanta dificultad implica escribir cada capítulo, pero sí, su final es muy diferente por el echo de que todos conocemos lo que pasa en el final de las películas o libros, dependiendo de cual hayan leído o visto.

Así que los dejo con la intriga 😈

Adiós! 💋

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