Capítulo 24

¿Por qué las cosas se complicaban tanto?

-- ¡Brenda! -- se escuchó su grito -- ¡Ten Cuidado! -- desesperada intentó llegar hacia ella.

Es como si el destino quisiera que sus caminos se separaran, como si se le hiciera divertido jugar con ellos.

-- ¡Quitenme esto de encima! -- pidió con una mezcla de asco y terror.

Cada que estaban a un paso de la libertad, una ventisca los regresaba cinco pasos hacia atrás.

-- ¡Brenda! -- exclama asustada al ver la boca de ese cranck demasiado cerca de sus piernas.

-- ¡Quítate de mí! -- le lanza una patada con las pocas fuerzas que le quedan. Desconcertando a la criatura que atacó de nuevo segundos después.

Algunos llegarán a salvo... Muchos otros sufrirán las consecuencias de este mundo cruel.

-- ¡A un lado! -- menciona Thomas en medio del forcejeo, lanzando uno de los cajones que se usan en las oficinas.

Gracias a la inclinación del edificio en el que estaban atrapados, el cajón tomó velocidad llevándose consigo al cranck.

El vidrio que se rompió hizo que la criatura cayera y Brenda lograra sujetarse por muy poco de las vigas de metal.

-- toma mi mano -- al escuchar una voz, la chica de cabello corto levanta la cabeza, se encuentra a la corredora esperando paciente su mano.

-- gracias... -- menciona después de subir --... a los dos -- ahora se dirije por igual a Thomas, que se encuentra en la parte de las escaleras.

-- no hay de que -- dijo Thomas -- no sabíamos que esa puerta se abriría --

Se mantuvieron en silencio un momento para después retomar su camino.

Llegaron a una puerta algo caída, el sonido del viento atravesando las dunas de arena les parecía escalofriante. Se mantenían unos metros hacia abajo alejados dudando en continuar debido al cansancio.

-- bueno... Andando -- ordenó vagamente terminando de subir las escaleras.

Victoria lanzó una patada terminando de safar la única bisagra que la mantenía en su lugar.

El viento caliente golpeó sus rostros, obligando que sus ojos se cerrarán con fuerza.

Ese clima era muy diferente a el del edificio, pero claro, preferían estar caminando en el matador sol, que morir cuando el edificio por fin terminara de caerse, pero en sí, era muy sorprendente el como se había mantenido tanto tiempo sostenido solo por otra edificación aún más destruida.

Pasaron minutos y horas, demasiadas desde que huyeron de C.R.U.E.L.

el sol calaba justo encima de sus cuerpos, la sudoración era insoportable, pero no podían dejar de caminar.

-- ¿Cómo sabemos que encontraremos a Jorge y a los demás? -- Thomas no tarda en sacar a flote sus dudas.

-- es un plan de escape que tenemos, siempre supimos que no íbamos a estar a salvo en ese lugar. Decidimos que si nos separamos, iríamos a un lugar en específico, no importa que pasara --

-- ¿Dónde queda ese lugar? --

-- no puedo decirte donde, no lo entenderías --

-- ¿Cómo podemos confiar en ti? --

-- salvaron mi vida, no soy tan infeliz como para traicionarlos --

-- ¿Estás segura? --

Brenda se detuvo, soltó un suspiro cansado y dio una corta mirada al rostro del castaño.
-- ¿Siempre es así? -- interrogó a Victoria.

-- te acostumbras con el tiempo -- la cara de Thomas sostuvo un abochornado color rojizo.

-- Victoria... Me avergüenzas -- un tono caprichoso salió de sus labios.

-- camina, idiota -- lo empuja obligándolo a andar de nuevo.

Llegaron a un lugar. Parecía un pueblo baldío, y una casa perfectamente en buen estado estaba a las afueras.

-- vengan, ahí está Jorge y los amigos suyos, no olvidemos a los diablillos --

-- por qué llaman así a mis hijos? -- interrogó curiosa.

-- Jorge se cree abuelo, supongo, hace años que no teníamos niños con nosotros --

-- Mhm, abuelo Jorge... Suena bien --

El castaño se mantuvo en silencio durante todo el poco transcurso que quedaba.

-- ¿Qué los trae por aquí, muchachos? -- una mujer rubia con un excesivo maquillaje se posó frente ellos.

-- déjenos pasar, buscamos a alguien-- en este punto, los dos corredores presentes guardaron silencio, Brenda era la encargada de negociar.

-- seguro los encuentran, ¿Por qué mejor no van conmigo? Mi habitación es muy grande para que ustedes tres entren --

-- no gracias -- la de cabello corto soltó la mayor sonrisa hipócrita que pudo crear en su vida -- si no te molesta, tenemos que pasar --

-- ustedes no pasan sin antes ingerir algo de la casa, es de cortesía y su boleto para poder entrar -- un hombre de tez clara y un horrible sombrero se alzó detrás de la rubia.

-- ¿Qué pasa si no lo hacemos? -- su voz era filosa y desconfiada.

-- simple, no entran, no encuentran a sus amigos y no hacen nada de lo que tienen o tenían planeado -- dijo sonriente. Causando la irá en la chica de cabello corto, que resopló indignada.

Con su rostro contraído por el enojo, Brenda señaló las manos de la rubia en donde se encontraban tres pastillas blancas

-- ¿Eso? --

-- por supuesto -- el hombre sonreía complacido al ver ceder a los adolescentes.

-- abran la boca -- sin más obedecieron -- así me gusta -- Victoria lanzó una mirada amenazante hacia la mujer después de recibir una nalgada fuerte.

-- no se separen -- alcanzó a susurrar Victoria, antes de andentrarse a la música descomunal en esa pequeña pero amplia casa.
Caminaron unos metros más y se detuvieron en medio de todo el gentío.

De un momento a otro, un mareo rápido la atravezo, al principio no le tomó importancia, pero cuando su vista se tornó borrosa y comenzaba a tambalearse, realmente se preocupó.

Y si de cosas malas hablamos... Thomas y Brenda dsaparecieron de su lado.

Prestó atención a su alrededor tratando de buscar una posible salida, una fuente de aire freco que calmara sus pulmones acelerados, ¿Qué le pasaba?.

-- Sam... -- escuchaba su vocesilla por sobre encima de el sonido -- Chuck... Newt... -- aunque no los veía, podía jurar que estaban cerca -- ¿Newt? -- algo tambaleante se acercó, su vista era borrosa, y su cabeza dolía a montones -- Thomas, los encontré -- intentó buscar al castaño pero los síntomas que atravesaban su cuerpo se lo impedían.

-- ¿Estás bien? -- era él, Newt, estaba justo frente sus narices. Sin embargo, esa no era su voz, porque ella la reconocería incluso entre toda la música en el ambiente, y esa, esa voz no le pertenecía al rubio que amaba.

-- ¿Quién... Quién eres... -- el susurro comenzó a pasar a la inconciencia, sus ojos se cerraban poco a poco, incluso si se sentía tranquila, su corazón latía acelerado, parecía tener una emoción en particular, y entonces...

La besó... Él la besó.

Pasando por alto la mirada atónita que los veía de lejos.































( . . . )


































-- oye tú, haz visto a una chica de cabello corto -- jaló de su saco -- contesta --

Si embargo, el muchacho estaba lo suficientemente alcoholizado para contestar.

-- ¿Crees que los encontremos con toda esta gente? -- susurró Minho en su oído.

-- lo haremos -- aseguró Newt, con una mueca preocupada, mientras sostenía con amabas manos a sus hijos.

-- ¿Aquí está mamá? -- pregunta el más pequeño.

-- supongo que la estamos buscando --

-- todo por el maldito de C.R.U.E.L -- bramó enojado.

-- ¡Sam! -- exclamó alarmado -- ¿Quién te enseño eso? --

-- recuerdo al tío Gally decirlo -- de inmediato su enojo cambia a tristeza y dolor -- hubiera deseado que estuviera con nosotros, él es capaz de ganarle a ese hombre Janson --

Chuck no contestó, se queda callado y siguen con su caminata al sentir el jalón en sus brazos, su papá comienza a moverse.

Entre la música de alto volumen y los cuerpos atontados de muchos adolescentes. El grupo que iba con Jorge se movía con algo de dificultad, especialmente porque una gran cantidad de chicas se les lanzaban a los brazos.

-- no, gracias -- se quitó a la mujer de encima y volvió a tomar las manos de sus hijos, siguiendo con la búsqueda de su chica.

-- cuando cumplas dieciocho me buscas, ¿Bien? -- el pequeño rubio se aterró totalmente después de que una joven se agachara a su altura, era castaña y con mucho maquillaje en el rostro.

-- no, disculpe señorita -- trató de soltarse de su agarre pero no lo logró, incluso con la ayuda del rizado.

-- vamos, eres muy lindo para ser tan pequeñ... -- cayó en el suelo abruptamente, interrumpiendo su estúpida habladuría.

-- ¡Déjalo en paz, maldita pedófila! -- Jorge la miraba como si fuera la mayor escoria del mundo.

Está vez, él tomó a los dos niños de las manos y comenzó a caminar enfrente de todo el grupo.

-- busca a tu chica, muchacho -- le dijo el moreno -- yo cuidaré a estos diablillos -- los señaló con la cabeza, e incitó a qué avanzara.

-- gracias -- Con una gratitud increíble en sus ojos, avanzó seguro en sus pasos, decidido a encontrar a la persona que amaba.

Se adelantó de todo el grupo, y se abrió paso entre la gente, ¿Dónde podría estar?.

Aunque no sabía la respuesta, estaba emocionado por encontrarla, estrecharla en sus brazos y tener su calor entre las manos.

Y... Con el corazón a mil... La vio a lo lejos, pero...

Ella... besaba a otro chico...

Estaba tocando otros labios que no eran los suyos...

Se detuvo por completo, atónito por lo que veía.

Él lo sabía, creia que no era suficiente para ella; estaba seguro de que algún día, su chica, ya no lo sería.

Pero cuan equivocado estaba, porque ella no amaría a otra persona que no fuera él. No dejaría que la tocara nadie, solo él.

No quería ni quiere tocar los labios de alguien que no fuera él, y eso era lo que estaba haciendo ese chico, justo en ese momento, llenándola de asco.

Cuando la emoción se remplazaba por tristeza, ésta cambió a irá, irá pura emanando de sus poros.

No por el beso.

Si no, por ver cómo ella intentaba golpear al tipo después de tratar de empujarlo, fallando en el intento.

Caminó aún más decidido que antes, cada paso podría ser considerado gigante.

Cuando llegó a sus espaldas, tomó la chaqueta del tipo, separándolo de ella, para darle un golpe a puño cerrado en el rostro.

En el suelo, el chico tapaba su boca, sintiendo el sabor metálico, sangraba.

No conforme, lo levantó jalando de su camisa con ambas manos, cara a cara, soltando de pronto, lo que se repetía en su mente.

-- ella es mía -- soltó con una voz gruesa, diferente a su suave y amable voz -- mi mujer, solo mía, y yo soy suyo. Aléjate de lo que me pertenece --






























( . . . )
























-- lo siento -- estaba sentada en una silla de madera, un vaso de agua reposaba en sus piernas.

-- no tienes que disculparte, no fue tu culpa, cariño -- aunque sus palabras soltaban amor, su rostro era serio y duro.

-- estás enojado -- afirmó en sus palabras.

-- lo estoy... -- la chica bajó un poco el rostro, ella tenía razón -- Porque no pude llegar a tiempo para detener a ese idiota --

-- ¿Ah? ¿Que dices? -- estaba confundida, ¿No estaba enojado por no poder detener a ese tipo?

-- si hubiera llegado antes... No tendrias las babas de ese maldito animal en tus labios -- bramó sorprendentemente tenso.

-- no te preocupes por eso -- dijo en voz baja.

-- ¿Qué no me preocupe?... No me pidas eso cuando sabes que no puedo hacerl... -- se interrumpió él mismo al ver el rostro de Victoria.

-- gracias -- soltó bajito -- gracias -- sus mejillas estaban muy sonrojadas y de sus ojos caían unas cuantas lágrimas acompañadas de una sonrisa.

-- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Te sientes bien? -- su rostro mostró preocupación inmediata, y esque con ella, no era normal que se soltara a llorar así de la nada, necesitaba una razón lo suficiente fuerte para que lo hiciera.

-- estoy bien --

-- ¿Entonces por qué lloras? --

-- porque estoy feliz -- soltó con una sonrisa aún más grande.

Porque, él, sin saberlo le mostró cuánto la amaba.

Porque aunque estaba enojado, jamás le habló de mala manera, incluso le seguía llamando con apodos cariñosos.

Porque aunque alguien la besaba, él está seguro de que no fue su culpa, está seguro de que ese chico fue la razón de todo.

Confiaba en ella, tanto que no le cuestionó nada cuando la tomó de la mano para dirigirla a una silla, apartada de la música.

Pero, no pasó por alto lo que le dijo al sujeto, volviendo loco su corazón, más aún, con esa voz tan profunda y gruesa.

Vaya que esa droga estaba muy potente.































( . . . )

























-- Ey... Que bueno que despiertas -- sus ojos azules eran lo primero que vio el castaño al despertar.

-- Teresa -- susurró cegado por la poca luz.

-- dejemos de vernos en estás condiciones, shank -- Minho se mofaba de la condición de Thomas.

Más alejado, Jorge tenía amarrado a un hombre en una silla, al parecer el mismo que los obligó a tomarse esa droga.

-- te sugiero que hables -- con su puño golpeó el rostro del hombre al mismo tiempo que lo maldecía -- ¡Maldito infeliz! --

-- les siguieron que salgan de mi casa -- jugó con las palabras que había dicho antes.

-- ¿Te divertirte? -- Newt estaba sentado en una silla, observando la escena desde lejos.

-- ¿Que está pasando? -- preguntó confundido, todo su grupo estaba ahí. Winston, Sarten, Chuck, Sam, Victoria, Brenda.

Todos, observaban a Jorge dar golpizas a diestra y siniestra.

-- te siguieron que hables, Marcus -- el moreno perdía la pasiencia con cada segundo.

-- ¿Qué? ¿Él es Marcus? --

-- que inteligente niño, tú eres el cerebro de la operación ¿No? -- se burló aún en su deplorable estado.

-- ¿Dónde está el brazo derecho? --

-- no sé nada, siempre se están moviendo --

-- ¿Enserio? -- con una mano jaló su cabello.

-- ¡Ah!, ¡Espera!. Tienen una base en las montañas, C.R.U.E.L le pisa los talones, nunca llegarán con ellos, si es lo que quieren --

-- ¿Eso es todo? --

-- bueno, con lo del brazo derecho se acabó la información, en cuanto a C.R.U.E.L bueno, es negociable. Sus formas de encontrar inmunes son... Interesantes -- resoplaba conformista.

-- ¿Qué hiciste? -- preguntó afectado, dándose una leve idea de lo que era.

-- yo no hice nada, los muchachos llegaban, hacían lo que quería y después C.R.U.E.L se encargaba de lo demás --

-- miserable basura -- enojado le soltó una patada que tiró la silla hacia atrás.

-- ¡Ten cuidado! -- se quejó adolorido.

-- ¿Me ayudas? -- con la voz algo agitada le preguntó, al ver qué la chica fue la más afectada por todo el asunto pasado.

Y Newt supo entonces que se pondría más  intenso, asi que tapó los ojos de sus hijos, sabiendo de antemano que Victoria no tendría piedad.

La chica regresó a su lugar al hombre que aún se quejaba, su cara era tan hinchada que difícilmente se veían sus fracciones.

Lo tomó brusco del traje blanco, que ahora tenía múltiples gotas de sangre en él.

-- escúchame pedazo de hemorroide -- susurró tan bajo y amenazante que Marcus sintió la sangre helada -- aquí hay algo que nos sirve mucho, más te vale que cooperes si no quieres verte como ahora pero en feo --

-- eres peligrosa, linda -- sonrió con los pocos dientes que tenía, dejando ver la sangre que corría por ellos.

-- dímelo -- exigió -- ¡Dónde está! -- lo sacudió fuerte haciendo sonar las patas de la silla.

-- ¿Dónde está qué? -- la sonrisa asquerosa en su rostro no se iba.

-- ¿Dónde está Bertha? -- Jorge intervino en la conversacion posando ambas manos en sus hombros, con una sonrisa divertida.

-- no... No Bertha -- se lamentó poniendo llorosos los ojos y contayendo el rostro de tristeza.





















( . . . )






















Bertha era un auto.

-- ¡Mierda, sí! -- exclamó extremadamente feliz, en el asiento del conductor.

-- ¡Mierda, no! -- Minho sostenía su boca con ambas manos, con el estómago totalmente revuelto.

-- ¡Victoria, no tan rápido! -- la chica ignoró olímpicamente al rubio, que se sostenía como podia de uno de los asientos traseros.

-- dejala chico... -- Jorge hizo su intervención, se encontraba de copiloto -- se divierte... --

La corredora reia a cargajadas sueltas, amando la velocidad con la que el auto corría y como su coleta se agitaba con el viento, soltando uno que otro cabello que se dirigia a su frente.

-- esta ciudad está destruida y deshabitada, la arena que el viento se llevó creó todo esté desierto, esta bien mientras no perdamos el camino a las montañas -- el moreno recargo su cuerpo hacia atrás, descansando su espalda.

-- si, pero, que le baje tantito a su velocidad... -- una sacudida, cortesía de una pequeña duna, lo tambaleó de su lugar -- porfavor -- el asiático rogaba lentitud, pero eso no era el estilo de las dos personas que se encontraban de piloto y copiloto.

-- estás frito, Minho -- Thomas palmeó su hombro, resignado a la idea de que Victoria manejará como desquiciada.

Y el coreano, solo pudo lamentarse.





































































Volví!!

Eh aquí, capitulo 24 😍

¿Que les pareció?

Ya no prometo nada a partir de aquí por subir capítulos, (espero que me dé a entender si no aquí va), como ya eh mencionado muchas veces antes, tengo un concurso próximo, en exactamente 18 días, es uno de los 3 más importantes en esa categoría a nivel nacional, me estoy preparando con todo lo que puedo porque es muy pesado.

No digo que no actualizaré ya, digo que lo más probable es que lo haga después del 25 de abril, aproximadamente, aún así, intentaré con todo lo que pueda actualizar antes del concurso.

Por lo tanto, no se deprima compadre y/o comadre,  Que yo todavía ando bien inspirada jajaja.

Nos vemos luego, en el próximo capítulo y perdón por abrumar con tantas cosas de mi vida.

Adiós!!

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