Capitulo 21
El día había llegado al fin. El tortuoso clima del desierto los estaba matando. Calor infernal en el día y frío intenso en la noche, no habia un punto medio. Eso era lo peor.
Estaban recuperándose del rápido frío mañanero que se fue hacia algunos largos minutos.
-- sin duda una noche para recordar -- se escuchó la voz de Sarten, que recogía y guardaba la chamarra que uso para cubrirse del viento y arena de la noche.
-- creo que nos acostumbramos al clima del área -- Winston dijo, recargado en una viga de metal clavada en el suelo -- allá siempre estaba soleado y nunca llovía, excepto cuando llegó Thomas, claro --
Un carraspeo se escuchó y el silencio de formó, Teresa, quién fue la responsable, se levantó de unos bloques y caminó hacia la duna del día anterior, donde Thomas, se encontraba nuevamente.
-- eso fue raro -- se volvió a escuchar la voz del morocho -- no importa -- levantó los hombros con desinterés -- ahora tengo que agradecerte a ti, bonita. Gracias por que ya no me duelen mis tobillos hermosos -- le sonrió.
Ella, que se encontraba atando las agujetas de sus zapatos, levantó el rostro para devolverle la sonrisa, no sin antes reprenderlo.
-- deberías estar sentado descansando ese horrible trasero tuyo --
-- me canso de estar sentado -- se defendió del regaño.
-- esa es la peor excusa que escuché -- se oyó la voz de Aris -- ni siquiera algo parecido --
-- ¡Oye!, se supone que debes defenderme -- se quejó indignado.
-- ¿Por qué lo haría? -- preguntó confundido.
-- porque somos amigos, tienes que defenderme y yo también te defiendo --
El muchacho de cabellos rubios oscuros se quedó pensando por unos momentos, nadie le había dicho que eran amigos, solo seguía al grupo porque sabía que estaría a salvo con ellos.
-- amigos... -- susurró entonces, con un lindo sonrojo en sus pálidas mejillas. Una sonrisa débil de se escapó, esa palabra sonaba demasiado bien.
Victoria apreciaba otra vez ese rostro feliz, y en el interior se sintió una gran calidez, al ver cómo todos apesar de las situaciones seguían juntos. Era una persona sentimental, pero no lo demostraba tanto, le daba vergüenza mostrar sus sentimientos.
Le recordaba a alguien, alguien que era exactamente igual en este tema. Su hermano. Él amaba y apreciaba a todas las personas que conocía, pero su actitud agresiva y aveces grosera lo ocultaba. Tan parecida a él.
Una sonrisa cargada de tristeza afloró en su rostro. Deberás que lo extrañaba un montón. Y el sentimiento cálido que tenía, se mezcló con un dolor punsante, insoportable para algunos, soportable para ella, una persona fuerte.
Sintió una mano acariciar la suya, Newt, era él quien lo hacía, se giró para ver su rostro y lo encontró viéndola con ojos cariñosos y cargados de amor, no faltaban palabras para decirle, ella ya había visto y comprobado, solo con ver sus ojos, cuánto era el amor que le profesaba, y realmente, sentía sus piernas temblar.
Porque ella solo pudo decirle, " yo también te amo" acompañado de palabrería que para ella se le hicieron totalmente inútiles.
Eso sin duda no se merecía después de todo lo que él le confesó aquella tarde antes de irse del área. Deseaba decirle, ¡Gritarle que lo amaba!, ¡Que deseaba estar con él todo el tiempo que su vida les permitiera!, ¡Que ansiaba ver crecer a sus hijos juntos!. Pero no podía, las palabras no salían de su garganta, así que intentaba expresarlo con las miles de carísias que le daba.
Y el rubio solo sonrió, enamorándose cada día más de ella, porque la conocía tan bien, que él tampoco necesitó palabras para saber cuánto lo amaba, para saber que esas claras y cortas palabras que ella le dedicó, no eran ni siquiera un poco del amor que le tenía. La conocía tan bien, que le daba miedo saber por qué.
¿Algo tenía que confesar aquella parte suya, niño y adolescente antes de perder la memoria?.
( . . . )
Caminaron por horas, Atravesando lo poco y nada de arena que quedaba. Frente a sus ojos, el desierto terminaba y las diminutas dunas que se formaban bajo sus pies desaparecían, ahora era tierra, dura y seca, sin ninguna comparecencia de plantas o vegetación.
Tan solo un largo camino sin nada hacia los lados, una sombra de las montañas a sus frentes, y detrás, la ciudad destruida bajo el infernal desierto que atravesó sus cuerpos los días anteriores.
Tenían dos opciones.
Cualquiera era mejor que correr de sedientos monstruos esperando su carne como cena. Así que no hicieron más que avanzar, no podían parar, no ahora que estaban tan cerca de lograr ser libres.
Los segundos, minutos y horas, avanzaron junto con los centímetros, metros... Kilómetros.
Tan lejos y tan cerca, que aunque caminaran tanto, parecía que no llegaban a nada.
-- oigan -- cortó el silencio -- en mi opinión, no se ve que avancemos mucho -- suspiró cansado.
-- créeme que nos estamos acercando, Minho -- contestó Thomas.
-- si tú lo dices -- respondió alzando los hombros. No tenía ánimos para discutir, el agua que tenían ya se estaba agotando, y no tenían suficiente comida en ese momento, estaban atrapados.
Pronto, el cansancio volvió a golpearlos de forma fuerte en la cara, como si miles de agujas atravesaran sus debilitados músculos destrozados por el calor.
A lo lejos llamó su atención.
Thomas tenía razón, se estaban acercando. Tanto que ya veían las raíces de la montaña. Tanto, que lograron ver incluso chatarra abandonada.
Decidieron hacer una fogata para mantenerse calientes durante la noche. Ahí, bajo contenedores oxidados, que se empalmaban convenientemente en forma de casa. Al menos tendrían con que protegerse por si ocurría algún inconveniente.
-- mami, tengo hambre -- habló Sam, ya sentado frente a la fogata en el suelo.
-- es todo lo que tengo -- le hablo con ojos tristes dándole un pequeño paquete que decidió compartir con Chuck -- lo siento, cariño. Te prometo que cuando lleguemos a las montañas buscaré comida para ti... Para ambos -- le dijo viendo a los dos niños.
-- gracias, mamá --
-- ¿Saben?... Yo podría hacerles de comer un rico estofado -- comentó deliberadamente Winston. Interrumpiendo el triste pero lindo episodio.
-- ¿¡Enserio!? -- gritaron emocionados los niños, olvidando toda hambre por el momento debido a la emoción.
-- claro, solo necesitaré una cosa, sin ella no podré hacerlo --
-- ¿Y qué te falta, tío Winston? -- preguntó Sam confundido.
El morocho, sin en cambio, no respondió, el chico movió su rostro despistadamente hacia un punto, y miró sin pudor alguno.
-- ¡Winston! -- le gritó Victoria dándole un golpe en la nuca. Pero que desgraciado. Pensó a sus adentros.
-- ¿¡Que!? -- se defendió con manotazos sobándose la cabeza en el trayecto.
-- ¡Tío Winston! ¡Eso es muy cruel de tu parte! -- habló abrazando a su cerdito, con los ojos llorosos y el rostro contraído en tristeza. Lo que pretendía su tío le había dado miedo y llenado de un sentimiento triste.
-- ¡Soy carnicero! ¿¡Bien!?. No puedo evitarlo... Lo siento -- soltó después de suspirar.
-- ¡Eso no justifica nada! -- Sam soltó un griterío discutiendo con él.
-- ¿¡Nunca habían probado estofado de cerdo!?, en mi opinión es muy... -- se calló de repente gracias a una mano en su boca. ¡Otra vez!. Reconoció de inmediato la extremidad.
-- es mejor que te quedes calladito, tarado. A menos que quieras que te lance a patadas lejos de la fogata -- le susurró Victoria en el oído.
-- ¡Mhh! --
-- oigan -- llamó su atención Sarten -- después de todo esto por lo que estamos pasando, ¿No creen que es una mala idea? -- preguntó haciendo que los dos chicos detuvieran su absurda pelea, y llamando la atención de los demás.
-- ¿Qué quieres decir? -- Teresa hablaba con el ceño fruncido. Sabía para donde iba la discusión.
-- a todo esto -- con sus brazos, hizo un ademán a su alrededor -- salimos aquí, solo porque él nos lo dijo -- señaló acusatoriamente a Thomas -- llegó agitado y comenzó a gritar toda esa basura... Yo... --
-- ¿Estás diciendo que todo es culpa de Thomas? -- la muchacha de intensos ojos azules se alzaba violenta ante las palabras del cocinero.
-- puedes creer lo que quieras, pero yo no saqué a un grupo en la noche, en el desierto, y en un lugar desconocido después de salir del ducto de ventilación espantado -- replicó ante su interrupción -- tampoco trabajaba para las personas que tenían encerrados a tus amigos en un laberinto, si a eso se le puede llamar amigo --
-- ¡Sarten! -- lo regañó Victoria ante sus bruscas palabras.
-- saben -- la voz del carnicero ahora se escuchaba más pacífica -- no lo quería admitir, pero. Creo que estábamos mejor en el área -- soltó en un suspiro doloroso.
-- te equivocas -- por fin se oyó la voz del castaño entre el silencio que se formó.
El muchacho se levantó y caminó lejos de la fogata. Abrumado, confundido, fastidiado. Así se sentía Thomas, cargaba con un peso en sus hombros tan grande, que se creía incapaz de seguir avanzando con él.
Se sentó en una roca algo lejana de la luz que promisaba la pequeña hoguera, y ahí se mantuvo, solo.
-- no has pegado ojo desde que salimos del laberinto, ¿No? -- Newt se acercaba al lugar en el que Thomas estaba sentado. El castaño permaneció en silencio, jugando y acariciando una pequeña figura de madera -- sabes que Sarten solo se estaba desahogando, no lo decía enserio --
-- es verdad lo que dice -- dijo Thomas después de otro silencio -- yo soy la razón por la que estamos aquí --
-- no, tú eres la razón por la que somos libres -- le habló mirándolo fijo -- los otros pueden tener sus dudas, y está bien. Pero te seguirán a cualquier parte
-- a ti también te seguirán -- comentó tratando de quitarse importancia.
-- no. Conmigo es diferente, lo sabes-- giró su vista a la vacía y oscura noche -- mira. Todos tienen su papel -- sus ojos se desenfocaron y pareció desconectarse del mundo, como si con esa frase marcara algo que pasaría.
-- no se a donde iremos, Newt -- le soltó como un susurró lleno de desesperanza y desesperación -- estamos perdidos -- sus ojos poco a poco habían tomado una vista cristalina.
-- he estado perdido antes -- respondió tratando de hacer sentir mejor al castaño.
-- no así -- habló de nuevo, con gran pesimismo.
-- hay un lugar para nosotros ahí afuera, no sé dónde este -- un susurro desolador salió de su boca -- pero si sé que muchos de nuestros amigos han muerto para llegar hasta aquí. Alby... Jeff... Clint... Ben... Gally... Muchos otros -- los nombró con pesar -- No nos daremos por vencidos. No puedes rendirte... No te dejare hacerlo -- fue lo que dijo para golpear su hombro de forma amistosa -- venga, tenemos que descansar, ¿Bien? -- Junto con una sonrisa, se levantó de dónde estaba y caminó de nuevo hacia la fogata.
Thomas seguía en silencio, analizando sus palabras, una por una. Su vista de repente se perdía en la noche. En los sonidos. En la nada que sus ojos veían.
El rubio tenía razón, de que servía por todo lo que habían pasado si quería tirar la toalla así como así.
Ante él se abrió una brillante forma de ver la vida, llena de esperanza y valentía. Algo que no hubiera podido ver de no ser por el chico.
¡Oh! ¿¡Qué haría sin Newt!?
Sin duda no podría seguir avanzando en su camino.
( . . . )
A la mañana siguiente. Caminaron y caminaron, sin tener otra forma de detenerse más que para dormir.
El diminuto envoltorio que Victoria sacó ayer, había caído gracias a un desgraciado morocho, que sin piedad, atacó la bolsa.
-- ¡Tengo hambre! -- se quejó.
-- ¿Te recuerdo quién se tragó la última comida que teníamos? -- atacó Victoria, sus berrinches por su hambre -- ni siquiera Sam o Chuck se comportan así, se hombre y amarrate los pantalones --
-- es diferente. Mira, un herido con hambre. Eso sí es otro nivel, pero ninguno de ustedes lo entiende -- se volvió a quejar.
Y así continuaron, por más que deseaban que se callara, eso también era una forma de distracción a la dura realidad que los seguía.
-- papi -- la voz de Sam se alzó entre los jadeos de cansancio -- me duelen mucho los pies -- señaló sus tenis desgastados -- ¿Ya mero llegamos? -- preguntó agotado. Newt alzó la vista hacia el frente, ya que anteriormente solo veía el suelo seco. Vio como se acercaban más, pero aún así, era demasiado lejos para decir que les faltaba poco.
-- ya casi -- mintió al saber que su inocencia no lo descubriría, no podía permitir que su hijo se sintiera sin esperanzas -- ven -- la mochila que colgaba de su espalda, fue puesta en su pecho tapando la bufanda roja que se posaba en su cuello -- sube -- se detuvo un momento para hincarse frente a Sam.
El niño sonrió, sus pequeños brazos fueron a rodear el cuello del rubio, y sus diminutas piernas, rodearon su cintura.
-- así ya no me cansaré, papá, ¡Gracias! -- besó su mejilla de forma rápida para después recargar su mentón en el hombro del chico viendo hacia el frente.
Newt sonrió para mantenerse en silencio. Probablemente él terminaría más cansado que nadie al cargar a otra personita, pero valía la pena con ver la sonrisa del niño.
Sintió una mirada encima suyo, con sus ojos buscó al responsable de tremenda mirada intensa. Y la encontró, cuando sintió su mano entrelazarse con otra, en un tacto tierno y suave.
-- lo haces bien -- le susurró con una sonrisa al haber visto sus acciones de minutos antes -- creo que mucho mejor que yo -- admitió con vergüenza al saber que no había sido la mejor para demostrar su amor.
-- nadie es mejor que tú, cariño -- le dijo sin importar si los demás escuchaban.
Y entonces, no necesito nada más en su vida.
( . . . )
-- ¡Hestia! -- le gritaron.
-- ¿Qué sucede, hermanito? -- preguntó confundida por su grito.
-- ¡Tonta! -- recibió un golpe en su cabeza -- ¿¡Qué te dije de eso!? --
-- que no debo contestar o voltear cuando lo digan porque ese ya no es mi nombre -- le dijo con la cabeza baja.
-- sabes que no me gusta esto -- sorpresivamente la atrajo a sus brazos apoyando su mentón en su cabeza -- pero tenemos que hacerlo si es que no queremos una golpiza por parte de esos malditos desgraciados -- la niña soltó una risita -- ¿Qué está tan gracioso? --
-- eres muy grosero, Gally -- le dijo aún ahogada en su pecho, el niño la apretaba mucho hacia él.
-- cállate -- le dió un coscorrón ligero -- solo espero que entiendas lo que te estoy diciendo. No quiero que seas como el idiota de Minho, que recibe golpizas a cada rato por no aceptar su nuevo nombre --
-- pero incluso tú le dices Minho -- habló confundida.
-- ¡Diablos! Le queda bien ese nombre -- la niña soltó una gran carcajada desde el fondo de su garganta -- el imbécil lo sabe, es por eso que se niega a aceptar el que le quieren dar --
-- supongo que lo seguirá haciendo hasta que lo dejen --
-- si es que no lo matan antes -- susurró para él.
-- ¿Que dijiste, hermano? --
-- que me cuentes como fue tu día -- la soltó del apretado abrazo para agitar su cabello.
--cuando me levanté, ví a Sonya en el camino al comedor y sabes que después fui a comer contigo y los demás chicos, estuve leyendo un libro y sé que te encantará, ¡Ah, hoy hice unas deliciosas galletas de chocolate con Newt! -- la sonrisa de Gally se borró automáticamente al escuchar el nombre del otro niño.
-- te dije que me contarás tu día, no lo que hiciste con ese chango rubio -- le dijo caminando, dejándola atrás con el cabello muy despeinado.
-- ¡Gally, te estoy contando mi día!, no seas grosero --
-- pasa más tiempo con Sonya, no sé. Pero con su hermano no --
-- pero también es mi amigo -- le dijo con una mueca triste en sus labios -- y tú no quieres pasar mucho tiempo conmigo --
-- eso es mentira, pero si pasamos mucho tiempo juntos, se te pueden pegar mi forma de hablar, o mi forma de ser, después vas a parecer niño --
-- ¡Eso es pura mentira estúpida! -- le alegó con el ceño fruncido.
-- sabes, olvídalo, ya es demasiado tarde -- suspiró derrotado -- desde hoy pasaremos más tiempo juntos, ¿Qué te parece? --
-- ¡Perfecto! -- gritó emocionada, alcanzanado a su hermano para tomar su mano.
-- dijiste que leías un libro, ¿Cierto? ¿De que trataba? -- preguntó sintiendo su mano balancearse junto con la de la niña.
-- hablaba sobre formas de pelea, ¡Encontré una que es perfecta para mí!, quiero aprender a luchar como tú pero a mí manera -- admitió.
-- si, bueno, después puedes intentarlo -- dijo volteando un poco el rostro, evadiendo su mirada -- oye, sobre lo del chango rubio... Puedes hablar con él --
-- ¿¡Enserio!? -- habló emocionada.
-- supongo que puedes tener más amigos niños --
-- pero son puros niños en donde estamos, tan solo estamos Teresa y yo. Recuerdas que Sonya y las demás se fueron -- mencionó entristecida por eso, Newt se ponía triste al recordar que su hermana estaba separada de él. Sin duda ella tuvo mucha suerte al quedarse cerca de su hermano.
-- por eso, puedes hacer amigos, ademas de los que ya conocemos, pero con mucho cuidado, nunca conocemos sus intenciones, pueden ser unos malditos --
-- Gally, tenemos siete años, los más grandes son tú y Alby con ocho -- se quejó.
-- ya entendí, no te preocupes, yo me encargo de eso -- ella frunció las cejas confundida por sus palabras -- ¿Qué te parece si vamos por esas galletas de chocolate que hiciste con el chango rubio? --
-- ¡Claro!... ¡Y se llama Newt! --
-- como sea -- le dijo desinteresado.
-- ¡Ay Gally! -- con su otra mano sobaba sus sienes cansada.
-- yo también te quiero, Victoria -- soltó su mano para adelantarse, avergonzado por sus palabras anteriores.
Hola mi gente!!
¿Como les va? A mí mal jaja
Me enfermé y ahora estoy sufriendo, eso que siempre me pasa con el invierno
Me dio bronquitis y estoy como zombie por mi casa, pero no entren en panico, acabo de salir de vacaciones, y sinceramente, me es mucho más fácil actualizar cuando tengo clases jajaja, creo que es raro.
Pero aquí estoy de nuevo, con otro capítulo en el desierto jeje, en la película se nuestra que llegaron como en dos dias a las montañas y se me hizo bien rápido, así que aquí van a ser como tres jajaja.
Además, se muestra una parte eliminada de la película, en donde Thomas duda de sus acciones y Newt le hace entrar en razón, pa reforzar la amistad dicen jajaja.
Dudas o algo saben que las respondo.
Sin más, me despido.
Adiós!!
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