Capitulo 20





El caluroso viento que golpeaba en su rostro hizo que su ceño se frunciera. Intentó tomar otra postura más cómoda para seguir durmiendo pero algo se lo impedía, cada que tenía la intención de moverse, fuertes brazos e incluso piernas la detenían.

Aún con los ojos cerrados, resopló cansada por el esfuerzo realizado.

El graznido de un ave, acompañado de la voz de Thomas intentando espantar al pájaro fueron los primeros sonidos que sus oídos interceptaron, además de la continúa musica que el viento formaba al pasar a través de todos los escombros.

Se obligó a abrir los ojos a pesar de que su cansancio se negaba rotundamente. La vista se le fue aclarando después de unos segundos, aunque el sol no le daba directamente, sentía el calor hacer arder sus párpados.

Giró su vista hacia lo que tanto esfuerzo le daba levantarse. Su rostro se contrajo en una mueca tediosa. Ahí, justo por todo su cuerpo, se hallaban más de tres cuerpos encima suyo.

Sam se removió incómodo al sentir el movimiento de su madre, y Chuck que estaba atrás de él se dió la vuelta para abrazar al niño y su mamá al mismo tiempo.

-- oigan... -- susurró cansada -- levanténse o voy a... -- el ronquido de Winston la interrumpió. El morocho le daba la espalda y los tres, sus niños y él usaban sus brazos como almohada, se encontraba con los brazos abiertos hacia ambos lados, y por si fuera poco, el carnicero abrazaba su brazo e inconciente en medio de su ensoñación besaba la palma de su mano llenándola de babas -- serás desgraciado... -- le pegó un golpe en el rostro cuando éste le volvió a dar otro beso.

Winston pataleó un poco, para después dejar su mano y estirar sus extremidades, seguido de los dos pequeños que se levantaron por el movimiento.

-- no dejan dormir, deberás -- se quejó el morocho sobando su cuello.

-- otro ratito por favor -- rogó Sam por Chuck al igual, ambos ahora estaban sentados y se recargaban espalda con espalda intentando no caer por el sueño.

La chica rodó los ojos y su intento por pararse se vió interrumpido de nuevo por un fuerte agarre en su cintura. Al girar su vista para ese lugar, una sonrisa boba salió de sus labios involuntariamente, al igual que un sonrojo casi imperceptible

Newt se encontraba dormido, ahora mismo aferrado a su mundo de sueños al igual de aferrado a la cintura de su chica, él muy cómodamente, descansaba su cabeza en el pecho de ella. Tremendo lugar te encontraste como almohada, rubio.

Inevitablemente su vista se paseó por todo el angosto lugar en el que se refugiaron para pasar la noche.

Sarten dormía aún plácidamente como un oso invernando, en su estómago, Teresa reposaba su cabeza, y Aris, yacía a los pies de Victoria, al parecer todos tenían una manía por usar su cuerpo como una acogible, apachurrable, besable y suave almohada. Que caso.

-- chicos, levanténse -- Thomas volvió a hablar en medio de todas las quejas.

El chico ya estaba de rodillas y apilaba las mochilas del grupo. Él las había utilizado como su propio colchón para el cuerpo y cabeza ya que la mayoría contenía ropa en su interior.

Aún con las quejas volando de aquí para allá, poco a poco se levantaron. Los que ya se encontraban semi-sentados solo optaron por despertarse del todo.

Pero, verdaderamente el sol los hacia querer quedarse ahí tirados descansando el cuerpo, algo que no pudieron hacer desde el día de ayer.

-- mamá, le juro que no me he portado mal nunca -- Winston se seguía quejando por el intenso dolor que arribaba en su cuerpo, más específicos, en sus piernas -- bonita, ¡Bonita! -- le llamó.

Levantada del todo, Victoria sobaba su espalda con mueca adolorida -- ¿Por qué nos vas a molestar a otro lado? De preferencia lejos de aquí --

-- tus palabras me lastiman, bonita. Pero insisto en qué me revises el bello cuerpo que tengo porque me duele como el demonio -- lloriqueó.

Y ante eso, la preocupación invadió el rostro de la corredora al recordar el trágico percance de la noche anterior. Se levantó algo asustada y apresurada tomó su mano observando su rostro sin encontrar una gota de dolor mortal. Evaluó su cuerpo entero y suspiró aliviada, soltando una risita agradecida por sus propias decisiones.

-- ¿Por qué lloras, idiota? -- se extrañó al verlo agitarse y poner una mano en su frente.

-- tengo el estómago lastimado, lo sentí ayer en el cuerpo, dime -- exigió con los ojos cerrados -- y no me mientas, bonita, también escurrió algo cálido en todo mi vientre -- una exagerada lagrima cayó por su mejilla.

A estas alturas, todo el grupo lo veía aburrido, su show montado les daba risa pero al mismo tiempo querían darle un buen golpe en el rostro.

-- no seas exagerado -- le hablaba Thomas, colgando su mochila en la espalda.

-- estoy lamentando algo aquí, ¿Eres sordo?, déjame quejarme agusto -- rugió indignado por su interrupción -- ¿Me voy a morir? -- volvió a su papel de extensa dramatización, al menos así lo veían los demás, que eran consientes de lo que tenía el carnicero.

-- Winston, no tienes nada -- le aseguró -- lo que si es seguro es que serías un muy buen actor, si el mundo no fuera de esta forma, claro --

-- ya lo sabía, pero me niego a aceptar mi mue... ¿¡Espera qué dijiste!? -- se sorprendió a sobre manera. ¿Había escuchado bien? ¿No moriría?, él ya se había resignado a morir cuando el día de ayer sintió la rasgadura y ese líquido cálido que dió como su propia sangre, esa fue la razón por la que actuaba de esa forma, trataba de aligerar el dolor que probablemente su perdida traería consigo.

-- este chaleco que tienes puesto evitó que te enterraran las uñas, viejo -- Sarten opinó en medio del silencio -- hay que agradecer al policía que lo dejó por ahí votado --

Las lágrimas falsas que corrían en sus mejillas, las llamadas lágrimas de cocodrilo, se convirtieron en reales con las últimas gotas que corrieron por aquellas rosadas pero morenas mejillas.

-- no solo al policía -- su mirada húmeda se dirigió de inmediato a su mejor amiga, con la vista le gritaba una sola cosa. Gracias. Y esque si no hubiera sido por su decisión de regalárselo tal vez ahora estaría lamentando lo poco que pudo disfrutar del mundo exterior, sin barreras que lo detuvieran.

-- denada -- habló a lo alto la chica con una sonrisa en su boca.
De ahora en adelante le haría caso a sus corazonadas más seguido.

Winston sonrió aún más y procedió a empezar a desabrochar las correas que sostenían el chaleco anti-balas a su cuerpo, ahora se encontraba inutilizable, y todo el frente estaba rasgado, manchado de sangre seca y coagulada de un color negro. Al parecer eso fue lo que sintió caer atravez de los orificios que las garras de esas criaturas lograron hacer en el escudo que tenía en su estómago. Fue una suerte que no saliera herido, sin duda.

-- mamá, ¿Donde está Chuy? -- preguntó alarmado Sam. Cambiando completamente el rumbo de la conversación.

-- no lo sé... -- susurró Victoria. Realmente no se había interesado por otra cosa que no fuera la seguridad de el grupo, la mascota de su hijo no se le cruzó ni un segundo por la cabeza.

-- esta aquí, ¿Bien? -- Thomas llegó y le entregó la mochila que el pequeño había echo como suya. Dentro, algo se movía constantemente, al mover su sierre, se descubrió el cuerpo rosado pálido de su cerdito. Una gran sonrisa arribó en su rostro. La respiración del animal era tranquila. Al parecer los afortunados que podían dormir placidamente sin preocupaciones eran pocos -- es mejor comenzar a caminar, antes de que aparezcan más de esas cosas --

Recogiendo lo poco y nada que llevaban encima, comenzaron su camino, un camino incierto del que no sabían el desenlace, tal vez lograrían vivir felices, tal vez ahora sí podrán existir sin barreras y muros que los detuvieran. Libres. Eso deseaban ser.

Lamentablemente no podrían si C.R.U.E.L caminaba tan solo unos cuantos pasos cortos detrás de ellos.

El mal está más cerca de lo que creían.



















( . . . )


















-- ¡Winston, apresurate! --

-- ¡Ya voy! -- les gritó -- uno no puede descansar sus tobillos lastimados porque ya están apresurando... Aich -- susurraba para él mismo. Su tobillos sufren más que todos, eso nadie se lo puede negar.

Escalaban una torre de escombros de los que algunas vez se pudieron llamar edificios. Aquel desierto por el que pasaban, no era más que una ciudad abandonada desde hace mucho tiempo por lo que veían.

-- ¡Winston! --

-- ¡Que ya voy! -- rugió cuando volvieron a llamarle. En ese momento era el último del grupo, y el que más estaba hasta abajo de la torre. A estas alturas, le costaba tanto caminar, que la reacción que su cuerpo vió más favorable fue respirar agitadamente en busca de más oxígeno.

-- ven... Te ayudaré -- su vista se levantó hacia esa voz, esa voz femenina pero al mismo tiempo no.

-- bonita -- le nombró. Tenía la mano estirada hacia él y su mochila colgaba de sus hombros -- no quiero sentirme como un retraso -- admitió con un leve sonrojo en su piel, que fue pasado por alto debido a su piel morena.

-- ¿Me vas a dejar con la mano estirada? -- habló con un abismo de burla.

Su mano aspera, debido a los duros trabajos en la carnicería del área –sobretodo por las múltiples cortadas y heridas que se hacía por accidente–, tomó la de Victoria, que no era para menos, una suave y delicada mano, no, al contrario, era dura y tenía algunos cayos.

Victoria pasó su brazo derecho por sus hombros y sujetó fuerte su cintura. Vaya que la chica tenía mano dura.
Lo ayudó a escalar y por igual, a bajar esa pila de cemento.

Ahora sus pies pisaban la arena caliente bajo el sol. Caminaban por un camino que estaba formado desde antes, solo que en ese momento se cubría por las pequeñitas bolitas de tierra.

-- que calor -- volvió a quejarse el morocho -- como deseo un buen vasote de agua -- alucinaba. Lo más probable por la alta temperatura.

Sus pies ya se negaban a seguir andando.

-- ¿Ya casi llegamos? Espera, ¿Sabemos a dónde vamos? -- se interrogaba -- porque si no tenemos plan seguimos avanz... ¡Mmm! -- su boca fue tapada por una mano -- ¡Mmm! --

-- cállate tarado -- le habló Victoria -- ¿Escuchan eso? -- detuvo los pasos de los demás. Que voltearon encontrando la peculiar escena.

-- ¿Oir qué? --

-- shhh -- siseó. Todos se mantuvieron en silencio y Thomas, pronto también escuchó un sonido alarmante.

-- escondanse... ¡Ahora, vamos! --

Comenzaron a correr y se regresaron al ver a Thomas señalarles un lugar perfecto.

Victoria ayudó a Winston a arrodillarse, y fue la última en entrar. Después de solo segundos, una gran nave sobrevolo los aires junto con dos helicópteros. Se ocultaron aún más mientras cerraban los ojos, el viento provocado por las hélices levantaba demasiada arena del suelo.

-- no se cansarán de buscarnos, ¿Verdad? -- habló Minho cuando vió que se alejaron lo suficiente para no verlos.

-- al parecer sí -- susurró Newt contrariado.

-- es mejor seguir avanzando. Ya casi salimos de la ciudad --

Bajo el matador calor que azotaba con fuerza sobre sus cabezas, subieron las dunas que se formaban a las afueras de la abandonada población. Una más, solo faltaba una más para salir del infierno que les hacía calar los ojos.

Justo en la cima, con sonrisas, apresiaron la lejanía de las montañas, apenas visibles por la distancia considerable, pero al fin y al cabo, era una esperanza que avivaba sus corazones a seguir avanzando.

Más cerca de la salvación, no habría nada que les quitará esa felicidad.

-- vamos -- habló Winston dando un paso al frente intentando ocultar su agitada respiración.

-- ¡Winston! -- acudieron a su ayuda cuando las fuerzas lo abandonaron y cayó desde lo alto de la duna hacia el final de ésta.

-- ¿Qué te pasa, tío? -- preguntó Sam preocupado.

-- les dije que los tobillos me dolían -- se alzaron sus pantalones y descubrieron el feo tono morado e incluso azul y verde que se formaban en sus pies -- me marcaron los desgraciados -- habló con un lenguaje peculiarmente conocido por todos. Juntarse con la corredora le estaba haciendo efecto.

-- viejo, agradezcamos que solo sea eso -- señaló las feas marcas de manos en sus tobillos y parte de sus piernas. Un recuerdo de guerra se podría decir.

-- agradezcamos -- susurró Aris. Recordando cuando salió de su propio laberinto. Una de esas cosas había atacado a uno de los hombres que los sacaron, pudo ver claramente como las garras de esas criaturas desgarraba las carne de ese soldado. Sin duda una escena traumante.

Como pudieron, crearon una forma de llevar a Winston sin que éste caminara, ya que juraba que no podía con el dolor. Pronto, el morocho se encontraba siendo arrastrado en una camilla improvisada por Sarten y Aris. Mientras Sam iba cómodamente sentado arriba del carnicero

Las risas no tardaron en aparecer cuando el niño hacia caras graciosas intentando aliviar el dolor de su tío. Aunque estar encima suyo no ayudaba mucho.

La pequeñas dunas que se formaban, en comparación con las otras, eran el cielo. No sé tenía que esforzar mucho para subirlas y ya no estaban tantos escombros que estorbaran.

-- descansemos aquí -- Thomas señaló uno de los escombros más grandes que sus ojos pudieron ver. Les ayudaría con la sombra.

Arrastraron los pies hasta ahí, apunto de ceder ante el cansancio, y cuando llegaron, no hicieron otra cosa más que tirarse en la arena fresca, gracias a la sombra que había.

-- es mejor que aquí durmamos, el sol se oculta y te aseguro que Sarten y Winston no querrán ni pararse de ahí -- la chica observó desde lejos como el carnicero y el morocho disfrutaban dejar de moverse.

-- tenemos que llegar rápido -- el castaño se mostraba contrariado ante su idea.

Newt que estaba cerca, redujo la distancia entre los dos chicos, escuchando con el ceño fruncido su discusión. Una persona llegó a su lado. Teresa se posaba junto a él, muy cerca para su gusto, pero ella solo veía a Thomas.

-- no lo lograremos asi -- le dijo Victoria.

-- ¿Puedes pensar positivo una vez en tu vida? -- su tono de voz comenzaba a elevarse y volverse brusco. Estaba enojado -- solo busco que escapemos de ellos -- señaló personas inexistentes, pero la chica y el rubio sabían a quienes se refería -- solo busco que estemos bien -- la desesperación en su voz salió a la luz.

-- te entiendo, Thomas. Yo también quiero que todos estén bien, ¡Maldición! ¿Por qué no lo quería?. Pero no llegáremos ni a la mitad del camino si seguimos así, llevamos caminando todo el día y ayer corrimos como nunca por esas cosas que nos perseguían -- tomó su hombro en un intento por tranquilizarlo -- cuando salgamos de aquí, de este desierto, ya no habrá nada, ni siquiera arena en la que podamos escondernos. No podremos huir o pelear si estamos en estas condiciones, cansados y heridos -- su vista viajó a Winston que reía divertido por seguramente una ocurrencia de Sam y Chuck -- no lograremos ni siquiera defendernos. Tenemos que pensar en todos, y no estoy en tu contra, quiero el bien de todos al igual que tú. Pero usemos la lógica, tenemos que mantener nuestro bienestar por encima de todo. Piénsalo, ese es tu trabajo, pero aún así, estaré para ti, siempre que lo necesites --

Caminó de regreso, bajando la pequeña duna en la que se encontraba Thomas, perdido viendo las montañas.

Newt la esperaba al final, y cuando llegó casi a su lado. Le tendió la mano esperando que la chica la tomara.

Victoria sonrió y la sostuvo ocultando su sonrojo. El rubio era un caballero.

Juntos abandonaron la escena y se acercaron al grupo. Teresa vió ese gesto por parte del muchacho hacia su amada, deseando el el fondo, que el castaño tuviera un gesto parecido con ella. Sin embargo, Thomas no se daba cuenta de su sentir.



















( . . . )
















La noche caía inminente sobre sus cabezas, el frío los azotaba y los vientos eran fuertes en su contra.

El grupo de jóvenes se juntaban lo más que podían para mantener el calor entre ellos, y Victoria sobaba con delicadeza las tobillos de Winston lo más que el clima le permitía, de algo le serviría ese masaje en sus heridas.

-- podría acostumbrarme a esto -- susurró el morocho usando su mochila como almohada.

-- no te sientas cómodo -- dijo la corredora después de darle un manotazo en la planta del pie.

-- voy a disfrutar tu muestra de cariño mientras dure -- se acomodó en su lugar.

-- Ya duérmete, idiota -- le lanzó una chamarra para que pudiera abrigarse más.

Ella abrazó a sus niños con cuidado de no lastimarlos y los tapó todo lo que pudo con sus propios suéteres. Newt se acercó y tiernamente la rodeó con sus brazos buscando su calor, solo así podía dormir tranquilo, saber que tenía en sus brazos a las personas más importantes en su vida. No había sensación más placentera que esa.

El sueño cayó sobre el grupo y prontamente se dejaron llevar por la inconciencia.

Mañana tal vez sería un día mejor para el morocho, muy divertido en varios momentos, al igual que, muy excitante, pero, digamos que no de la buena manera.
















































Hola!! Espero que tengas buena noche ( en mi caso jsjs )

Tal vez no es muy relevante, pero en realidad quise dedicarle este capítulo a el bello morocho que sale aquí.

No merecía ese final tan cruel, y yo le veía potencial, además de que me caía muy bien, Winston uno de mis personajes secundarios favoritos, sin duda.

Así que no me odien pero este capítulo está dedicado a este papucho que se merecía más.

Si tienen dudas o algo, saben que las responderé sin problemas.

Y sin más, me despido por ahora.

Adiós!!

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