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Yongguk estaba furioso con Shuhua. La perra lo hizo mal. Bueno, él no iba a soportar eso. Si él estaba jodido, también lo estaría Shuhua.
—Yongguk, ¿querías verme? —Taeyong entró en el área de visitas del centro de detención preventiva.
—Quiero que Shuhua también sea responsable —replicó Yongguk—. Ella ayudó a idear el plan de destruir a Jungwon y Jeongin. ¡Parece injusto que yo solo esté en la cárcel y quiero que la encierren!
Taeyong juntó las manos.
—No tienes que preocuparte por eso, Yongguk. El juez Lee ordenó que se investigue a la Sra. Shuhua debido a las pruebas proporcionadas y las leyes vigentes. La jueza Jessica emitió una orden en donde Shuhua debe asistir a la corte dentro de dos semanas para su sentencia por conspirar en lastimar a un niño y un hombre inocente. Las leyes son muy estrictas ahora y ella debe responder por sus pensamientos.
—¿Estará a la cárcel? —Yongguk sonrió.
—Bueno, no necesariamente. Se le puede emitir una orden permanente de mantenerse alejada del niño y de Jeongin, y si no lo hace, se le encerrará.
Yongguk golpeó su palma de la mesa.
—¡No, ella debe pagar! ¡Esa estúpida perra no puede hacer una mierda bien!
—Lo siento, Yongguk. Ella no ha actuado sobre lo que conspiró. Se le puede ordenar que abandone el estado como el peor de los casos. Aparte de eso mis manos están atadas.
—¡Eres un pedazo de mierda inútil! —gritó Yongguk—. ¡Me avergonzaste!
Taeyong suspiró, levantándose.
—Lo siento, Yongguk. Hice lo mejor que pude.
Yongguk le gritó mierdas a Taeyong mientras los guardias lo escoltaban de vuelta a su celda. Taeyong solo negó con la cabeza, tocando su nariz. Vaya tenía algo de razón. Le dieron por el culo en la sala del tribunal. Uh ¡Lo que sea! Le estaban pagando.
El día siguiente...
Seungmin se encontró con Chan, Jeongin y Jungwon. Estaban sentados en el salón poniéndose al día. Seungmin, por otro lado, estuvo ahí por una razón y fue para decir la sentencia que Yongguk tiene que cumplir.
Seungmin y Jeongin observaron con cariño a Jungwon quien le contaba a Chan sobre los 'unicornios guerreros'.
—¿Qué es un unicornio guerrero? —preguntó Chan pareciendo desconcertado.
Jungwon rebotó en el regazo de Chan.
—¡Los unicornios son guerreros, papi! —respondió con entusiasmo.
Chan se rio entre dientes, besando la frente de su hijo
—¡Ajá! ¿Y dónde viste a esos unicornios guerreros bebé?
Jungwon chilló.
—En la televisión. ¡Animal Planet!
—Le dejo ver Animal Planet de vez en cuando —dijo Jeongin—. Él ama a los animales.
Chan le sonrió a su novio.
—Bueno, creo que eso es maravilloso. Puede aprender mucho sobre animales diferentes.
—¡Sí! —Jungwon soltó, mientras que Seungmin resopló.
—Bueno, Jungwon ha estado pasando demasiado tiempo contigo, Chan.
Chan levantó la cabeza con orgullo y se encogió de hombros,
—¿Qué puedo decir, Seung? Soy su padre —le hizo cosquillas a Jungwon haciendo que el pequeño soltara una gran carcajada.
Seungmin se rio entre dientes. Sí, su hermano se había ido para su pequeño. Él siempre supo que Chan algún día sería un gran padre y aquí había una prueba viviente de ello. Jungwon adoraba a su padre, siempre intentaba imitar la forma en que Chan caminaba, hablaba y, según Jeongin, a Jungwon ahora le gustan los pantalones iguales a los de su papá.
De todos modos, había una muy buena noticia. Seungmin se aclaró la garganta.
—Chan, tengo noticias de la sentencia de Yongguk. ¿Quieres que te lo cuente?
Chan tragó saliva y miró a Jeongin que solo envolvió un brazo alrededor del hombro de Chan.
—Aquí estoy, cariño —le susurró Jeongin.
Chan se sintió algo nervioso, inclinándose hacia el calor de Jeongin y abrazando a su hijo para que se sintiera cómodo. Reunió fuerzas.
—Entonces, ¿qué dijo el juez, Seungmin?
—20 años debido a la gravedad del caso, 18 años sin libertad condicional —respondió Seungmin—. Podrían extender la sentencia si se envían más pruebas, pero por ahora es un comienzo.
Chan no pudo evitar las lágrimas que se deslizaba por su mejilla. Estaba algo mareado, lo que le permitió a Jeongin tirar de él y abrazarlo con más fuerza, apoyando la cabeza en el hombro de Jeongin.
—Lo hicimos, Jeongin.
—No, lo hiciste, Chan. Sin tu coraje, nada de esto hubiera pasado. Estoy muy orgulloso de ti, amor.
—Todos estamos muy orgullosos de ti, Chan —Seungmin colocó su palma en el hombro de Chan apretando ligeramente.
Jungwon miró de un adulto a otro, viendo todas las demostraciones cariñosas.
—¿Papá es feliz ahora?
Se rieron antes de que Chan acercara a su bebé, besando la nariz de su hijo.
—Sí, hijo. Papá está muy feliz ahora mismo.
—Ok, papi —Jungwon abrazó inocentemente a su padre—. Yo también estoy feliz cuando papá está feliz.
Chan se atragantó con otra ola de emociones hermosas. Todo finalmente estaba cayendo en su lugar. Solo quedaba una cosa.
—Seungmin, ¿qué hay de... Shuhua?
—Shuhua estará en la corte dentro de dos semanas por problemas relacionados con la conspiración que estoy seguro que tú y Jeongin conocen... —Seungmin respondió de inmediato—. También se están procesando los documentos de divorcio y deben finalizarse dentro de dos meses... Mientras tanto, la orden de restricción sigue siendo efectiva.
Chan sabía que debería sentirse un poco mal por Shuhua, pero la verdad es que se lo merece. Eso es lo que sucede cuando ella quiere ir en contra la ley para dañar a un ser humano tan precioso e inocente. Ella estaba recibiendo lo que se merecía.
—¿Tengo que asistir a la corte otra vez?
—No, yo representaré en el tribunal durante el caso de Shuhua... es solo que... para el caso de divorcio al que tendrás que asistir. Es obligatorio.
Chan asintió.
—Ok, Seungmin. Gracias por todo lo que has hecho por mi familia y por mí.
—No hay problema Chan. Como dije, te debo mucho —Seungmin junta las manos —Ok, eso es todo...
Chan pasó sus dedos por el cabello de su hijo.
—¿Qué tal si cenamos esta noche? —miró a Jeongin.
—Eso suena fantástico, Chan —respondió Jeongin, dándole un suave beso en los labios a Chan, quien sonrió.
—Sí, esto será bueno.
Un paso más hacia la felicidad completa.
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