彡 39

Jungwon

Veo a papá volver. Extrañé a papi incluso cuando solo fue a hablar con la señorita. Karina. Corro hacia papá y lo abrazo.

—Te eché de menos, papi —me siento bien cuando papi me besa en las mejillas. ¡Él dice que él también me extraño!

Puse mala cara al ver a la señorita Karina, antes de que volviera mi mejor amigo, Niki. Yo amo a Niki. Papá viene y se sienta con nosotros también. La señorita Karina nos dice que guardemos nuestras cosas y que vayamos a jugar, luego se sienta y se queda callada.

Todos los niños gritan felices cuando la profesora Karina nos dice que juguemos. Me pregunto qué le dijo papá a Karina porque tiene una cara de "los odio a todos".

—Quiero mostrarle a papá a lo que jugamos. Papi nos ayuda a construir bloques y hacer grandes torres. Entonces se me ocurre un juego.

—¿Papi?

—¿Sí, bebé? —papá sonríe desde su lugar, en nuestra alfombra de juegos.

—¿Podemos jugar a salvar a la princesa? —pregunto emocionado. Toda mi clase chilla y empieza a decir: "por favor, Sr. Chan."

Papá se ríe y asiente con la cabeza.

—Ok, pequeño. Entonces, ¿quién voy a ser? ¿Y qué hay del resto de ustedes?

Salto alegremente.

—Papá, serás un gran dragón malo —me dirijo a mis otros amigos—. Todos pueden ser guerreros y yo seré el rey.

—¿Y quién será la princesa? —me pregunta papá.

Esta vez me dirijo a mi mejor amigo Niki.

—Tú serás nuestra princesa Niki.

Escucho que unas cuantas chicas se ríen.

—La princesa debería ser la persona que te gusta, Jungwon —dijo Haerin.

Abracé a Niki antes de dirigirme a Haerin.

—Me gusta Niki. Él va a ser mi princesa.

Niki se ríe.

—Las princesas son chicas, Jungwon.

—La princesa es alguien Niki —le digo de vuelta—. Papá me dice que todos pueden ser cualquier cosa, incluso si ustedes son niñas o niños —me dirijo a papá—. ¿Verdad, papi?

Papi solo me sonríe como papá siempre me sonríe cuando digo algo adorable.

—Por supuesto bebé —él respondió—. Todos pueden ser cualquier cosa —Papá mira a Niki—. ¿Quieres ser una princesa o un príncipe?

—Mmm, mi papá y mi papi dicen que yo también puedo ser lo que yo quiera... así que quiero ser la princesa de Jungwon —Niki sonríe mostrándome todos sus lindos dientes de leche.

Lo abrazo de nuevo.

—¿Cómo te llamarán, Jungwon? —Niki me pregunta.

Buena pregunta. Creo que es algo difícil, aun así, grito.

—¡Soy rey ​​Namil!

—¡Guau! —dicen todos mis amigos.

Papá se rio.

—¿Y quiénes vamos a ser nosotros?

—Mmm, papi, vas a ser Smaug —le contestó.

—Jeje, Smaug, lo tengo, amor.

—¿Y yo? —pregunta mi mejor amigo Niki.

Yo sonrío con timidez.

—Tú eres mi princesa Leia.

Los ojos de Niki se iluminaron.

—Wow... eso es tan genial.

Jungwon sonrió y le dio un beso en la mejilla a Niki antes de volverse hacia todas las risitas y caras felices.

—¡A jugar!

Chan estaba intrigado. Especialmente por cómo su hijo interactuaba con el pequeño Niki, dándole el papel principal. Parecía que a Jungwon le gustaba mucho Niki. Chan levantó una ceja cuando vio a Jungwon comportarse tan tímido y termina dándole un pequeño beso a Niki en la mejilla. Fue muy dulce y su mente no pudo evitar preguntarse: ¿Se iba a convertir este vínculo en algo especial para los niños dentro de muchos años?

Sus ojos no pudieron evitar dirigirse a la amarga maestra de guardería. ¿Tenía curiosidad por ver si había alguna reacción de ella? Bueno, parece que si hubo porque la bruja estaba prácticamente apuntando una mirada de disgusto con el ceño fruncido a Jungwon e Niki. ¡Bueno, lo que sea!

Se sorprendió cuando Jungwon comenzó a tocar ligeramente su mejilla.

—¡Papá, se supone que tienes que prepararte!

Se rio entre dientes y besó a su hijo en la frente.

—Ya, ya, rey Namil.

Gruñó juguetonamente, haciendo que los niños gritaran y se rieran emocionados.

—Ok, el Dragón Smaug está listo para acabar al Rey, a su princesa y a sus guerreros —Chan empieza a correr.

—¡Ven a ayudarme, rey mío! —soltó Niki.

—¡Te salvaré mi princesa Leia! —rugió adorablemente Jungwon—. ¡Guerreros al ataque!

Chan fingió caer al suelo, dejando escapar un sonido derrotado cuando su hijo y sus guerreros lo atacaron con cilindros de cartón.

—No puede ser. El rey y sus guerreros son demasiado poderosos... ¡No! —se acostó de espaldas—. ¡Mis alas están destruidas! ¿Cómo puedo volar y comer todos estos jugosos guerreros? ¡Oh, cómo puedo comer al rey y su princesa!

Chan quería reírse cuando Jungwon se subió a su panza y levantó su cilindro de cartón, dirigiéndose a sus compañeros de juego.

—¡Hemos derrotado al dragón!

De repente, una carcajada se siente por toda la sala, luego Jungwon se quitó de mi panza y comenzó a chillar con entusiasmo.

—¡Papá! ¡Papá!

Chan se incorporó lentamente y observó a su hijo correr directamente hacia los brazos de Jeongin. Observó cómo el hombre que amaba llevaba a su hijo y se dirigió hacia él con una mirada divertida y una amplia sonrisa. Los otros niños habían comenzado a jugar sus propios juegos, incluido Niki. Chan se rio entre dientes y se levantó, sonriendo a los dos amores de su vida, decidió preguntarle a su ángel.

—¿Está todo bien, querido?

—Sí, Chan. Acabo de terminar mis recados un poco antes y pensé que vendría a pasar la próxima hora restante contigo y con Jungwon —él miró su alrededor—. Parece que todos se están divirtiendo.

—¡Sí, papá, nos estamos divirtiendo mucho! —Jungwon rebotó en los brazos de Jeongin—. ¡Derribamos al dragón!

—¡Muy bien! ¡Eso es fantástico, bebé! —Jeongin le da un besó en la mejilla y lo bajó—. Ahora ve a jugar con tus amigos cariño. Papi y papá irán contigo después.

—¡Oki, papá! —Jungwon se fue rápidamente.

Jeongin extendió la mano y sacó algo del cabello de Chan, lo acerca para que lo viera, bromeando.

—Parece que uno de esos pequeños legos quedó atrapado en tu cabello.

Chan rio entre dientes y agarró el lego que le mostraba Jeongin.

—Las cosas que pasan por jugar a ser el gran dragón malo.

Jeongin sonrió.

—Es dulce —su amor miró a Karina con el ceño fruncido, y le preguntó—. ¿Qué ha pasado?

Chan relató lo que había sucedido y lo que iba a hacer después de que terminara la hora de la guardería de Jungwon. Observó a Jeongin asentir y, agregando una mirada decidida.

—Iré contigo, Chan. Tenemos que informar todo a dirección. No podemos tener a nadie que arruine la felicidad o el desarrollo de nuestro hijo o de cualquier otro niño. También recomiendo llamar a los padres de Niki. Necesitan saberlo. También tenemos que hacerle saber al director del jardín sobre nuestra orden de restricción contra Shuhua —Chan reconoció el tono de voz de Jeongin, un papá sobreprotector.

—Está bien, Jeongin. Vamos a hacer eso —apoyó a su ángel.

Justo en ese momento, Jungwon grita:

—¡Papá! ¡Papi! ¡Vengan! ¡Papá puedes ser nuestro ángel!

Chan y Jeongin se rieron. Ya era hora de unirse a la diversión.

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