[ x x x i i ]
Silencio.
Tan pesado.
Ninguno en la mesa se atrevía a hablar, solo a examinar varias veces al contrario y a tener un desastre en sus mentes.
Ranpo solo podía pensar dos cosas: o es muy tonto o en verdad estaba con la persona equivocada. Será sincero, ni loco hubiera acertado en Edgar sin saber sus calidades físicas.
¿En serio ese hombre tímido, nervioso y educado era MisteryLetter?
Las conversaciones.
Los coqueteos.
Los secretos que se guardan.
El sexting.
Las bromas.
Las inseguridades.
El apoyo.
¿Lo había vivido con él?
Dios, en verdad no hubiera pensado que estaba hablando con Edgar Allan Poe. Si lo pensaba mejor, no es que se conocieran mucho antes de esa extraña rivalidad que tenían, pero no se imaginaba a Poe siendo así.
¿Sorprendido? Sí, mucho.
Pero en el fondo, estaba bien, estaba feliz.
De tener un rostro que amar.
Ojala Edgar estuviera igual.
Junto a la tristeza y angustia que siempre se notaba en ese ojo derecho que lograba verse entre sus cabellos, ahora se veía un confusión, desesperación, frustración... Con solo verlo, sabía que estaba en crisis. Ranpo, con su confundida y cansada mente solo piensa: ¿Por qué no podía estar feliz? Aunque sea solo un poco.
Y Edgar suspira con pesadez, intentando tranquilizarse aunque sea un poco y finalmente habla:
- ¿En verdad no sabía que era yo? -pregunta, aunque su voz parece inestable.
- ¿Qué? No no, te dije que no sabía nada. -niega rápidamente el azabache.- ¿Por qué-?
- siento que fui demasiado obvio en unas cosas como para que no se diera cuenta... -se sincera en un frustrado suspiro.- sumado a que tiene- es,usted es -de corrige rápidamente.- inteligente y un buen detective.
- aun así, no imaginé que tú fueras... Así... -intenta no sonar tan mal, pero siente que fracasa, porque Edgar vuelve a suspirar pesadamente.
Silencio.
Muy pesado.
Sin decir nada, llega un mesero y deja sus bebidas frente a ellos para retirarse y volver a dejarlos solos.
Ranpo nota como la mano de Poe temblaba al levantar su taza y tragaba duro su contenido. No estaba bien.
- ¿Puedes hablar? -le pide Ranpo, suavemente.
- ¿Qué quiere que diga?
- lo que sea... ¿Cómo te sientes?
Y vuelve a suspirar, buscando al menos una palabra para describir toda la tormenta que tenía en su oscura mente, y con suerte la encuentra.
- confundido, -murmura, desviando la mirada.- demasiado confundido, sin habla... No sé, siento que... Que me va dar algo en cualquier instante.
Ranpo solo calla, pero esa respuesta no le gusta. No le gusta ese ambiente.
- yo... No creí que esto fuera así... -habla Ranpo, sin poder ocultar su decepción, dejando caer su espalda en el respaldo de la silla.- pensé que sería diferente...
- lo lamento... -le mira Poe.- en verdad, lo lamento. Es solo que... No pensé que sería tan difícil.
- no es tan difícil, -le responde.- solo... Solo soy yo.
- y ese es el problema. -justo después de decirlo, sabe que no lo pensó bien.
Ranpo solo frunce el ceño, intentando ignorar el hecho que le dolió.
- ¿Yo soy-?
- no, no usted- tú, pero... -está pasandola mal pensando en qué decir, intentando explicarse y no ofender más al detective.- yo, soy yo en cómo yo le veo...
- ¿Cómo me ves? -pregunta algo, bastante, rudo.
- como... Como alguien excepcional, admirable y tan fuera... Tan fuera de mi alcance...
- pero aquí estoy, contigo-
- y aun no lo imagino aquí. -le corta.
- Poe-
- aun no asimilo que ha estado conmigo porque... Porque me parece algo absurdo-
- ¿Por qué? -le interrumpe con molestia, y Poe se siente a morir.
- no-o quise decirlo así-
- ¿Por qué?
- má-ás bie-en imposi-
- ¿¡Por qué, Poe!? -alza la voz.
- ¡Porque es mi rival! -explota.
Ranpo chasquea la lengua con molestia.
- ¿Solo es eso?
Aunque no lo note, Poe frunce el ceño y tensa su mandíbula.
- sí, solo es eso. -responde intentando no volver a alzar la voz de nuevo, pero su tono es duro y su respiración pesada.
Las conversaciones.
Los coqueteos.
Los secretos que se guardan.
El sexting.
Las bromas.
Las inseguridades.
El apoyo.
Lo había vivido con él, con su rival. Y ese era su problema.
- solo es el hecho que por años lo he visto como un rival inalcanzable, que por años te guardé rencor, odio, que te quiso lastimar y contribuyó a una organización maligna para dañarte a ti y a los que quieres solo porque me dañaste sin notarlo y me provocó la peor de mis crisis y que ahora tenga que aceptar que lo... Que... te qui-iero. -suspira con pesadez.- Solo es eso, nada para usted, al parecer.
- nunca dije que no fuera nada, pero eso... Eso es el pasado.
- es fácil decirlo ¿No? No sufrió seis años por nadie, no pensó en mí por seis años cuando yo lo odié cada día.
- entonces yo debería estar molesto,¿No?
- ¿Y yo tranquilo?
- no.
- entonces compréndame.
- no puedo si parece que me das excusas.
- no, no lo es y lo sabe.
- ¿Quieres dejar de tratarme formalmente y hablarme como siempre?
- ¿Me está pidiendo que lo vea de otra forma luego de años?
- ¿Por qué te complicas?
- ¿Por qué no me entiende?
- uh...
Ambos se giran para ver al dueño del local con dos trozos de pie, dejándolos frente a ellos.
- co-ortesía de la casa. -se apura a decir y retirarse.
Internamente agradacen que el señor haya llegado a intervenir, de lo contrario la discusión llegaría a más, donde cualquiera de los dos se iría.
Silencio.
Demasiado pesado.
Cada uno en su mente, cada uno pensando solo en su posición, cada uno intentando calmarse para terminar esa conversación. Poe suspira, intenta calmar su pesada respiración, ordenar sus ideas y mueve su pedido a un lado para colocar sus manos en la mesa.
- Ranpo-
- si dirás alguna tontería, mejor no hables. -le interrumpe sin mirarle, jugando con su pie.
Poe suspira, cansado de hacerlo, pero solo así puede sacar su frustración y molestia.
- en verdad... Me enamoré... -confiesa, sintiéndose demasiado indefeso, dejando a Ranpo tan indefenso.- no crea- creas, que no. Pero... Pero se supone que es... Eres mi rival desde hace años, hasta hace poco te odiaba, y ahora te quiero y es un choque que no esperaba...
- no me esperabas a mí... -murmura, sintiendo toda su molestia irse, quedando solo un vacío sentimiento en él, que estaba doliendo.
- no, no lo hice... -responde en el mismo tono.
Mierda.
¿Por qué le duele? ¿Por qué? ¿Por qué está pensando demasiado en esas palabras? ¿Por qué se quiere ir?
- ¿Te decepciona que esté aquí?
Mierda.
¿En serio le arden los ojos? ¿En serio va a llorar? No no, es ridículo, no llorará. No quiere.
- ¿Qué? -deja la confusión en su voz para pasar a tener pánico y una torpe seguridad al ver los ojos del menor, y su respiración se vuelve pesada.- no no no, no es eso. Prometí que eso no sucedería, ¿No? No es- no eres tú, es decir, sí, en parte, ¡Pero no es tu culpa! No-o es que seas feo, es má-ás, eres atra-activo, bastante, mu-ucho sí, y si-i te digo que es por eso-o entonces sería un idio-ota, po-orque en ve-erdad me enca-anta, pero solo tú e-eres ina-alcanzable, di-igo, pensé que eras una rosa y yo un bicho, y-y si te ve-eo ahora e-eres el jardín que este bicho no puede superar- ¡Me sorpre-ende! E-eso es, po-orque pe-ensaba que ni e-en mil a-años podría ser tú, y no-o me desagrada o me decepciona, no-o creas eso, en absoluto, pero.... Pero... -intenta encontrar las palabras.
Pero su mente está sufriendo demasiado teniendo que seguir la conversación, pero finalmente se rinde y deja caer su cabeza en la mesa, queriendo simplemente morirse.
- soy yo, lo lamento... -murmura, sintiéndose tan avergonzado, tan mal consigo mismo.
¿No le había profesado un gran amor y que la pasarían bien esa tarde? ¿No le había hecho sentir seguro de sí para verse? Poe estaba cambiando todo y se estaba odiando fuertemente por hacerlo.
- creo... Creo que estoy pensando demasiado esto, lo lamento... -vuelve a murmurar con su temblorosa voz.
Ranpo lo mira, ahora él sintiéndose tan mal. Era un idiota, definitivamente. ¿Cómo puede ser tan insensible sabiendo lo nervioso que estaba él? Sabiendo que estaba colapsando. Ranpo se estaba odiando fuertemente.
- lo... Lo siento...
Solo escuchar esas palabras hacen que Poe se levante lentamente para mirarlo con uno de sus ojos al decubierto, cansado.
- no tienes que-
- no... Yo no estoy pensando bien esto. -admite Ranpo con pena, antes de tomar aire y valor para hablar:- esto no es lo que yo quería, ¡Y no me refiero a ti! ¡Esto no es tu culpa! Pero pensé... Que ibamos a estar bien, que esto iba a ser una maldita película... No es así y... Y no te entiendo y debería y-
- yo debí poner de mi parte... -susurra, pero Ranpo logra escucharle.- lamento no poder hacer que esto sea como quería...
Torpemente, Ranpo toma sus manos, acariciándolas suavemente, logrando tranquilizar un poco a Poe.
- yo... Yo no tuve que pedirte tanto sin considerarte... -habla en voz baja.- lo siento...
- en verdad no tienes-
- lo siento, en serio Poe... -dice, mirándole con los ojos apunto de estallar, pero no lo soporta más y baja la mirada.
Dios, dijo que no lloraría... Y ahora estaba por, pero no por Poe, sino por él mismo. Era un insensible, un idiota, un ignorante, un molesto... Si Poe lo dejaba en ese instante, no le sorprendería y no le recriminaría nada.
"Perfecto, soy una mierda."
- Edgar...
Alza la mirada, confundido al escucharle eso y al sentir que el castaño apretaba su mano suavemente.
- solo diga- -se detiene y se corrige con algo de molestia. No iba a ser tan fácil.- llámame Edgar.
Ranpo no puede reprimir la pequeña sonrisa que se forma en sus labios, pero sigue confundido.
- quiero... Quiero seguir contigo, -habla el castaño.- quiero intentarlo pero... No estoy listo y lamento retroceder, en verdad, pero quiero... Yo... Ranpo... Te quiero... -confiesa con un suave rubor que apenas se nota por su cabello.
Ranpo se siente a morir de verlo así.
- lo lamento, Edgar. -repite Ranpo.
- en verdad no tienes qu-
- lamento ser un ignorante que te jode -habla.- no quiero serlo, no contigo al menos... tú no me presionaste nunca, ahora yo... Puedo... Puedo seguir tu ritmo, porque te quiero, Edgar. -le mira con cariño.
Finalmente puede ver la calmada y leve sonrisa del castaño.
- lamento ahogarme. Entonces... ¿Estamos bien? -pregunta con cuidado Edgar.
- ¿Te sientes mejor?
- sí... Sí lo estoy.
- entonces estamos más que bien.
- perfecto...
Silencio.
Tan tranquilo y extraño.
- ¿Ahora qué?
- te seré honesto, no sé. -confiesa con una pequeña risa para después tomar un poco de café.
Ve que su agarre es menos nervioso y que ya puede tragar sin sentir que se le quedará atorado en su manzana de Adam. Y Ranpo finalmente puede probar su trozo de pie de manzana. Le encantó.
Vuelve a probar otro bocado de pie, deleitándose con el sabor tan dulce mientras veía al mayor acabarse su propio café, en silencio.
Tan calmado.
Aun con su postura rígida, incómoda. Aunque no como antes.
Ese ambiente le gustaba, y podría quedarse así por el resto de la vida, pero tenía demasiado para decir. Tenían demasiado para decir.
- Edgar...
- dime.
- me llamaste ignorante.
Tuvo suerte de ya haber tomado de su café, o se habría ahogado con el mismo de solo escuchar eso. Otra crisis.
- dios, eso... en verdad lo lamento por eso. -se apura a decir, en verdad arrepentido.
¿Cómo pudo decirle ignorante al mejor detective del mundo? Dios, esa solo era una de las mil cosas que había dicho que lo atormenta si piensa demasiado en ello. Aunque dentro de todo, le daba gracia.
- aun así, -prosigue Edgar.- tú... Me llamaste mocoso y ahogado.
- pero tenía razón...
- ¿Y yo no?
- Me ofendiste.
- y lo lamento, pero en mi defensa... -duda pero termina diciéndolo.- sí es demasiado ignorante.
Ranpo no puede hacer más que indignarse.
- ¡No es cierto!
- lo es.
- ¡Soy inteligente!
- nunca dije lo contrario, incluso es asombro-oso.
- ¿En serio? -pregunta con una pequeña sonrisa.
- sí, -asiente con tranquilidad y un suave sonrojo.- e-es asombroso co-omo puede ser tan igno-orante y tan listo.
- no sé como sentirme por eso.
- como prefieras.
- me sentiré alagado, porque presiento que será lo único que me dirás hoy.
- te lo-o había advertido, ¿No?
- dijiste que te ibas a desmayar.
- dije que con suerte no iba a de-esmayarme. -le corrige.
- ¿Y no lo harás?
- creo... Que si no lo hice a-antes, puedo aguantar ahora.
- ¿Entonces-?
- no, no me pidas que... Que te hable li-indo...
Ranpo solo cruza los brazos, haciendo un puchero. Era lo más que podía hacer sin presionar a Poe, y sí, no lo presionó, solo lo derritió. Y se arma de valor para poder decir:
- dios, tú... ere-es demasiado li-indo.
Logrando que Ranpo se sonrojara, demasiado.
- no, espera, no esto-oy listo para esto. -ríe nervioso y sintiendo su rostro arder.- ¡Esto es demasiado!
- ¡Dime-elo a mí! -habla nervioso y tapando su rostro con ambas manos, sintiendo que iba a explotar.- era más sencillo en chat...
- definitivamente... -le da la razón.- ¿Podemos hacer como que no nos vimos y volver al chat?
- me parecería bien si no fuera que no dejaré que mi crisis sean en vano y tampoco quisiera i-ignorar... -calla a medida que habla, dándose cuenta de adónde iba, que hacía que los nervios lo dominaran, otra vez.
- ¿Ignorar qué? -cuestiona intrigado Ranpo, con una sonrisa.
- no es nada. -mira hacia otro lado.
- ¡Dimeee!
- lo olvidé.
- ¡No puedes dejarme así! ¿Ignorar qué? ¿Ignorar al señor metido? ¿Ignorar el pie? ¿Qué? -habla desesperado e intrigado.
"Y tampoco quisiera ignorar tu rostro..."
- y ya que acabaste, ¿Quieres algún otro postre? -cambia la conversación por su bien, cuando ve que sus platos están vacíos.
A Ranpo se le iluminan los ojos y deja de insistir.
Ve como Edgar llama a uno de los meseros que estaban cerca y pide por los dos: un pastel de chocolate, un cappucchino y otro américano. Le encantaba estar así con él.
Ver sus hombros un poco más relajados.
Le encanta poder estar hablando.
- ¿Por qué Edgar? -cuestiona Ranpo cuando tiene de nuevo la atención del castaño.
- lo siento, no entendí tu pregunta. -se sincera, confundido.
- ¿Por llamarte Edgar y no Allan? ¿No te gusta Allan? ¿O no quieres que te llame Allan?
El castaño le mira sin entender bien a lo que se refería, hasta que su agotada mente lo piensa mejor y, si tenía razón en lo que suponía, era hilarante. De solo suponer eso, ya tenía una risa en sus labios.
- Allan es mi apellido.
El rostro de Ranpo es un poema.
- ¿¡AH!?
No es que el conociera mucho de la cultura de Edgar, ¡Pero conocía lo suficiente como para saber que Allan era un nombre! Ya era bastante con que en su momento haya pensado que Poe era su nombre, debido a su propia cultura, ¿¡Y ahora esto!? ¡Esta vez era imposible que Allan fuese un nombre y un apellido!
Tal vez lo unico bueno de su confusión y molestia a "Allan" (no a Edgar Allan Poe, solo a "Allan") era que el castaño en verdad rió al ver su expresión.
Al ver la preciosa cara asombrada de Ranpo. (*)
- pero... ¡Poe es tu apellido!
- Allan Poe son mis apellidos. -le aclara con gracia antes de beber de su café.
- ¿¡Por qué!?
- ¿En serio me estás cuestionando mis apellidos?
- sí, entonces, ¿Por qué?
- no sé cuál es la respuesta que estás esperando encontrar.
- ¡Nadie te llama Allan!
- no me gusta que me llamen así.
- ¿Por qué?
- apellido de mis padres adoptivos.
- ¿Y por qué lo tienes?
- porque es lo único que pude tomar de ellos.
- y si no te gusta, ¿Por qué lo tomaste?
- porque suena bien, ¿No? -pregunta con gracia.
Ranpo no evita soltar una risa.
- en serio, ¿Por qué lo tomaste?
- no me expresé bien, -habla Poe.- no es que lo haya tomado o que lo quería, pero de todo lo que ellos me quitaron, esto es lo único que pude conservar.
- ¿Por qué te lo quitaron todo?
- ¿Soy yo o solo estás preguntando "por qué" a todo?
- eres tú, ¿Por qué?
Edgar deja escapar una pequeña risa antes de proseguir.
- digamos... Que nunca conectamos bien el señor Allan y yo. -expresa con frustración.- se quejaba de mi actitud, de mi pasión a la literatura, de no saber de qué eran culpables al soportarme así. Cosas así. Al final, como ya sabes, cuando me fui de su casa, me deshederaron. Desde entonces, no los he vuelto a ver, una pena si pienso en la señora Allan, ella sí me apoyó.
- oh... -es lo único que atina a decir Ranpo.
Justo entonces, llega el mesero con sus nuevos pedidos, dejándolos en su mesa y retirando los ya utilizados. Agradecen y Poe habla hasta que este se retira.
- tú... Me dijiste que "Presidente" te acogió, ¿No?
- sí.
- ¿Cómo fue?
- fue un padre para mí, y aún lo es. -habla con una suave sonrisa.- aburrido, sobreprotector, gruñón... Así es él.
- así es tu jefe, ¿No?
- el de la misma Agencia. -afirma.- pero confió en mí cuando nadie lo hizo, por eso ya le debo bastante a él.
- tú... Tú fundaste la Agencia.
- yo fui el motivo. El presidente quería que yo pudiera desarrollar mi potencial, y lo hice.
Ve como Poe aprieta los labios, dudando en una idea que quería expresar, pero parece resignarse a último momento. Aunque ambos ya sabían que Ranpo ya deducía el tema.
- oye-
- me alegra saber que él te haya apoyado, cuidado y querido de tal forma. -le expresa con una suave sonrisa antes de beber su nuevo y caliente café.- me alegra saber que gracias a él pudiste llegar hasta este momento.
Ranpo sonríe enternecido.
- deberías decirselo a él, no a mí.
- algún día lo haré. -asegura.
Ve sus hombros, tan relajados.
- ¿Cómo te fue en el trabajo? -pregunta Edgar, cambiando el tema.
- tedioso, tenía demasiados informes. -resoonde antes de probar su pastel.
- al menos los terminaste, ¿No?
El japonés solo logra desviar la mirada mientras come un trozo de su pastel de chocolate, dandole la respuesta al americano.
- pensé que tu compañero estaba bromeando.
- ¿Te escribió?
- Libretas, sí.
- él no bromea. -ríe Ranpo.
- entonces no los terminaste...
- dios, eran demasiados. -se queja con el ceño fruncido.- nadie hizo mi trabajo en todo el fin de semana, pero ya se los dejé a Gato.
- Gato... -lo piensa bien un instante.- es el Hombre Tigre, ¿No?
- correcto~ -canturrea.- ¿Y tú qué hiciste hoy?
- nada especial, terminé unos planos y un manuscripto y poco más.
- ¿Para qué el manuscripto? -pregunta curioso.
Edgar parece dudar en responderle eso, pero cede al tratarse del detective.
- tengo una entrevista mañana, con otra editorial de aquí.
El japonés sonríe.
- ¿¡En serio!? Eso... ¡Eso es genial, Edgar! -habla emocionado.- tienen que contratarte, deben hacerlo.
- eso espero, porque la última vez fue un desastre. -se lamenta.- pero es la única forma para que siga mi pasión aquí.
- y lo harás, sé que sí, -asegura Ranpo.- porque eres demasiado talentoso para dejarte ir. Y si no lo entienden, yo mismo fundo una editorial solo para ti ¿Bien?
Poe sonríe dulcemente.
- gracias, Ranpo.
- no hay de qué... ¿Me compras otro postre?
Y piden otro pastel y otro café.
La tarde pasa mientras ellos conversan tan tranquilamente, viendo las expresiones del contrario, escuchando su voz, su risa... Viéndolo y escuchándolo a él.
Ya sin escribir. Ya sin leer. Ya sin esperarlo demasiado por una respuesta. Le gustaba estar así.
Se aclaran demasiadas cosas (casi solo por parte de Poe), como sus estudios en arquitectura con la maestría que consiguió en Guild, su carrera como escritor, el exótico perro que tenía y que ahora Ranpo extrañaba ver (se rió demasiado al comprender que ese perro con el que quería competir, era Karl) y adivinar quienes eran los alias de sus compañeros, siendo que Poe solo pudo dar con "Gato" y "Niño Bonito", que recuerda haber escuchado bastante de ellos. Entre medio, Ranpo le hablaba de ellos, y los demás, de la mejor forma.
No es hasta que llega el dueño del lugar a avisarles que están por cerrar a las 9:30 de la noche, sorprendiendo a ambos de la hora. Pagan todos los pasteles y cafés que consumieron (y dejan pagados los del siguiente día) y antes de salir, se despiden de ese señor metiche con una buena propina por parte de Poe.
El %50 de su pago.
El señor no sabía si estat feliz por ellos o por la propina.
Estaba helado y solitario cuando salieron del local, y Poe se ofrece a acompañar a Edogawa a su apartamento, con la intención de cuidarlo y seguir con él, ofrecimiento que Ranpo no iba a dejar pasar.
El camino a casa es tranquilo, silencioso y con pequeños roces entre sus manos. Edgar pensaba que podía ser muy atrevido tomarla, y Ranpo se estaba desesperando por ese jugueteo. Y al cabo de media hora, uno de ellos se cansa.
Y Poe toma su mano.
Torpe y nerviosamente entrelaza sus dedos.
Logrando que Ranpo se sintiera en las nubes.
Ojalá estar así toda la noche, pero solo pudo hasta las 10:08 p.m.
- es aquí. -anuncia en un susurro Ranpo, frente a la residencia de la Agencia.- gracias por acompañarme.
- es lo que menos podía hacer por ti.
- ya hiciste mucho hoy.
Aprieta su mano, no quería que se fuera, quería seguir un poco más.
- ¿Y si te quedas aquí?
- no pue-edo, Ranpo, -le dice con pesar.- sería demasiado atrevido de mi parte...
- eso no importa y lo sabes. -recrimina no sin sentir la vergüenza en su rostro.
No sin ver la vergüenza en el rostro de Poe antes de que este mirara a otro lado.
- te-engo trabajo que terminar.
- dijiste que lo ibas a terminar para ser todo mío. -hace un pequeño puchero con sus labios.
- nunca te dije que lo había terminado. -se sincera.
- ¿Planos o manuscriptos?
- el manuscripto de mañana.
Ranpo sabe que eso es demasiado importante para él, por ello se resigna con un suspiro.
- sé... Que te lo aceptarán. -asegura con una sonrisa.
- gracias. Prometo compensartelo.
- no tienes qué, en serio.
- prometo compensarte todo lo que merezcas. -asegura antes de armarse de valor y alzar la mano del menor hasta sus labios.
Besa su mano, como solo un caballero puede hacerlo. Cuando los fríos labios de Poe se separan de su mano, Ranpo aprovecha para tomar su rostro y besarlo en la mejilla, sin prisas. Sintiendo la fría piel del mayor, quien se estremece por el contacto.
- Ranpo... -supira.
- perdón... -susurra, alejándose un poco.- solo quería... No es nada...
Edgar lo toma de sorpresa al volverlo a besar, en su mejilla, dejando un suspiro al separarse.
Y vuelve a besarlo, un poco más abajo.
Y vuelve a besarlo, un poco más abajo, tan cerca de sus labios.
Y sienten la respiración cálida del otro.
Y se enciende una luz.
- ¡Los atrapé, Ran-! -calla Dazai al ver como ambos se alejaban de golpe, pudiendo así observar mejor a su novio virtual.- ¿¡Poe!? -exclama sorprendido.
"Bienvenido al club" es lo único que atina a pensar el detective, junto a maldiciones y ganas de matarlo, claro, pero eso sería hacerle un favor.
- bue-enas noches. -es lo único que puede decir el castaño frente al otro castaño.
- ¿Tú...? ¿¡Eras tú!? -exclama realmente sorprendido y sin dejar de apuntarles con la linterna de su celular.- ¿¡Tú eres quien tiene tan enamorado a nuestro Ran-!?
No termina de hablar por un golpe que recibe en su cabeza, por parte de su querido y rubio compañero con ideales.
- permiso. -es lo único que dice antes de llevarse a rastras a Dazai, dejándoles nuevamente solos.
Solos y sonrojados.
- ellos...
- son Suicida y Libretas. -los presenta vagamente.
- oh... ¿Me odiarán ya?
- ¿Por Guild?
- sí.
- no creo que te odien, solo están...
- sorprendidos.
- sí, pero se les pasará. -le asegura con una sonrisa.- y si no... Los despido.
Edgar ríe y aprieta su mano. Eso le encanta a Ranpo, hasta que llega ese momento.
- me tengo que ir ya. -habla Edgar con pesar.
- bien... -y con dolor, suelta su mano.- escríbeme cuando llegues a tu departamento.
- te llamaré. -promete con esa sonrisa que lo volvía loco.
Da la media vuelta y empieza a caminar lentamente.
- adiós, Edgar.
Le alcanza a escuchar el extranjero, por lo cual detiene su andar, se arma de valor y se gira para poder decirle:
- adiós... Pre-ecioso.
Y ambos se sienten a morir.
- no te desmayes. -ríe con una tonta y tierna sonriss.
- lo intentaré. -habla con pena.
Finalmente, lo ve marchar.
Vuelve a su apartamento y no puede más que sentirse en las nubes, con una amplia, tonta y preciosa sonrisa. No había su cita soñada, pero sin duda le había encantado cómo estaban, cómo se sentía.
Y lo termina de sceptar cuando recibe una llamada a las 11:25 de la noche, llamada que estuvo esperando.
- ¿Edgar?
- pensé que ya estabas dormido.
- aún así llamaste.
- solo quería dejarte una llamada perdida.
- y ya te respondí.
- tienes que descansar.
- siempre me dices eso para terminar de hablar...
- ojalá... Poder hablar contigo toda la noche. -le escucha suspirar.- pero tenemos trabajo.
- lo dejaré por ti.
- no seas tonto, ese trabajo es tu vocación. Además... Tus compañeros no me perdonarían, ni siquiera yo me lo perdonaría.
- bien -bufa.- iré a dormir.
- descansa, precioso.
Dios, estaba enamorado de Edgar Allan Poe.
[ c o n t i n u a r á ]
N/A: lo logré! Se pudo!
Pero esto no iba a ser así.
Llevo semanas pensando y planendo que sería dulce a tope, pero... Leí un comentario que decía que pasaría un desastre al encontrarse, cómo reaccionaría Poe al saber que es Ranpo, su rival y que si a mi me gustaba el ✨drama✨ y pensé "nmms si yo soy dramas locas" y lo reescribí y pensé en oootro final más trágico, donde pelearan y waaah
Pero a medio camino recorde que antes que dramas, soi soft uwu y esto salió. Siento que... Que decayó pero no seee amo este capitulo y lamento que sea tan largo qnq
Y no sé... Esto ha sido demasiado para mí, lit, lo sentí a tope. Tuve que dejar varias veces de escribir paea calmarme para no enojarme más o no llorar jsjsjs soy loca
Y espero les guste, porque en verdad amé escribir esto aunque siento que decayó y quedó muy largo (+4200 palabras) y no se perdooon!
Ah ahora qué?
(*): Lo más bonito de Poe:
Ahoda procederé a desaparecerme para dibujar en insta a mis poderosísimos Sugarawa, Poe y Saiki bai
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top