‹ ∅ capítulo uno

Bajo el intenso sol sobre la ciudad se podía percibir claramente que era un día bastante caluroso. Y, no muy lejos de la céntrica Seúl, se encontraba una colorida y casi hogareña escuela. Ma campana había resonado ya hace más de quince minutos y muchos de los infantes iban saliendo de sus respectivas aulas.

──Nos vemos mañana, YeonJunie. ──dijo entonces el rubio alfa, luego de ponerse de cuclillas y recibir un corto beso en la mejilla por parte del cachorro.

──¡Hasta luego, p-profesor Minie! ──tropezó adorablemente con sus palabras, haciendo al alfa sonreír y recibir también una despedida de la parte de la señora Choi.

──Y ahí se fue el último diablillo.

Mencionó repentinamente HoSeok cuando ingresó y estuvieron solos en el salón. JiMin negó con la cabeza pero no pudo evitar soltar una breve risa. Después de todo, su pelirrojo amigo no decía una mentira como tal.

Esa mañana los niños parecían haber despertado con una carga extra de energías.

──Sigue diciendo eso y en cualquier momento la directora Han te escuchará.

──Ella también es una diablillo, el jefe de todos, de hecho.

JiMin trató de no soltar una carcajada, pero la risa del omega era tan contagiosa que al final no se pudo resistir.

──Ya, deja de distraerme y ayúdame a ordenar los armarios. Quiero salir temprano hoy.

HoSeok recibió el paño que JiMin le ofreció y le dirigió una mirada conspiratoria y bastante burlesca.

──Uy, pues. ¿Debería preguntar el gran motivo por el cual andas tan desesperado?

──No sé de qué hablas. ──murmuró, mientras recogía los bloques de colores para colocarlos en su respectivo recipiente.

HoSeok rodó los ojos y bufó.

──Solo puede ser obra de tu vecino, alias el amor de tu vida, tu primer y único crush, el futuro dueño de tus quincenas, la madre de tus cachorros, el...

──¡HoSeok! ──reclamó el rubio, con un sonrojo que coloreaba sus mejillas y hacía reír a su mejor amigo.

──Quién te viera, JiMin-ah, hasta te lo imaginaste y todo. ¿Eh? ¿Cómo va a ser su luna de miel?

JiMin le lanzó inofensivamente el bloque que traía en sus manos y HoSeok lo esquivó en media de risas ahogadas.

──Si sigues con eso, voy a dejarte todo el trabajo y me iré.

──Está bien, está bien. ──respondió mientras se limpiaba dramáticamente las mejillas. ──Aunque yo sé que no serías tan cruel de dejarme con este desastre.

JiMin no respondió, pero tanto él como HoSeok sabían que eso era cierto.

Eran una peculiar pero leal dupla desde que decidieron participar en esta estresante, cansada pero bonita travesía que abarcaba ser maestro de kinder.

Aunque algunos días eran más agotadores que otros, JiMin se sentía feliz de tener el trabajo de sus sueños desde que era un cachorro como los que ahora ve cada día.

Al comienzo no fue fácil, como casi siempre resulta dentro de una sociedad aún bastante prejuiciosa y llena de estereotipos. Sin embargo, eso no lo detuvo sino que, en cambio, lo motivó a continuar y demostrar que un alfa también estaba hecho para poder hacer algo más que dirigir una junta o intimidar a los clientes.

Desde pequeño, siempre había odiado todas las cosas que mucha gente decía sobre lo que debe de hacer alguien solo por ser un alfa. Pero JiMin siempre lo cuestionaba porque de todos modos...

¿Qué rayos significa ser un alfa?

¿Acaso eso era más importante que sus valores y principios?

Claro que, cada vez que la pregunta se le escapaba inevitablemente de los labios, varios de ellos lo observaban como si hubiera venido de otro planeta. Y poco a poco comprendió que aún faltaba mucho para avanzar como una sociedad que gritaba ser mucho más avanzada a diferencia de otros países.

Desde la escuela secundaria no tenía muchos amigos por ello, aunque siempre ha sido bastante popular con las y los omegas, no todos los alfas compartían su opinión y terminaban excluyéndolo más veces de las que puede contar.

HoSeok siempre le decía que era porque estaban celosos de que él recibiera mayor atención al ser alguien decente y no un salvaje.

Eso verdaderamente le traía sin cuidado y casi ni se daba cuenta cuando la fila de pretendientes empezaba a crecer. Y todo porque, para sus almendrados ojos, no existía nadie más que un solo omega.

El omega de sus sueños, Min YoonGi.

JiMin llevaba enamorado de él desde que era un crío que apenas y sabía escribir su nombre. Pero que siempre dibujaba al omega y a él con una casita, dos gatos, un perro viviendo en el campo.

Cada vez que pasaban tiempo juntos en el jardín, JiMin sentía que no había mejor momento del día que ese.

Hasta donde recuerda, sus padres eran muy buenos amigos de los padres de YoonGi, incluso vecinos que tenían la casa una al lado de la otra. Cada fin de semana planificaban el almuerzo y terminaban reuniéndose por la tarde, hablando de cosas que el pequeño JiMin de ese entonces no entendía ni tampoco le importaba porque se dedicaba a pasar el mayor tiempo con, en palabras valientemente propias, su futuro omega.

Los mayores siempre reían ante la ternura de JiMin y las adorable sonrisa de YoonGi.

Sin embargo, luego de que cumplió siete años, recuerda dolorosamente que algo extraño pasó cuando su madre lo tomó rápidamente de la mano para decirle que alistara una pequeña maleta.

──Pon solo algunas prendas, cachorro. El camión de mudanza se encargará de traer lo demás.

──¿Mudanza?

──Nos vamos de aquí, cariño. ──dijo la omega sin rodeos, sabiendo que la curiosidad de su hijo no cesaría hasta tener una respuesta clara.

──¿Por qué? ──dijo, sus pequeños ojos temblorosos yendo a parar en la mirada consternada de su madre.── Yo no me quiero ir, no me quiero alejar de YoonGi.

──JiMin...

──Estamos bien aquí, mami, no quiero-

──Ellos también se van a ir.

──¿Eh? ──jadeó, aturdido y con una pesadez que rápidamente se instaló en su garganta.

Todo había pasado tan rápido que ni siquiera pudo procesar lo que sintió cuando al negarse otra vez, observó tras su ventana que el lujoso auto de los Min se ponía en marcha.

Sintió una opresión en su pechito y trató tontamente de correr, de alcanzarlo y preguntarle por qué estaba yéndose sin avisar, en medio de los gritos de su madre y el fuerte motor del carro yendo cada vez más lejos, recuerda el pequeño rostro níveo de YoonGi haber volteado para dedicarle una última mirada, con los ojitos un poco vidriosos y rojizos. La primera lágrima se deslizó por su mejilla sin haberse dado cuenta.

──¡Llamando a Park JiMin! ──el grito del omega resonó , sintiendo un suave golpe en su hombro que lo hizo despabilar. Cuando finalmente le prestó atención, HoSeok volvió a hablar.── ¿Podrías dejar de pensar en YoonGi al menos por unos segundos?

──No estaba pensando en él.

──Claro, y mi banda favorita confirmó que hará un concierto en este monte. ──respondió sarcástico.

JiMin viró los ojos. ──¿Para qué me interrumpías de todos modos?

──Auch, disculpe, magnánimo jefe. Solo me atreví a arruinar su sueño frustrando para avisarle que ya todo está limpio y ordenado.

La sorpresa en el rostro del alfa fuera tan notoria que no pasó por alto para HoSeok.

──Y es obvio que ni cuenta te diste. ──dijo mientras chasqueaba la lengua y pasaba su brazo por los hombros del rubio.── Muy mal, JiMin-ah, algún día perderás la cabeza por YoonGi.

──Hobi...

──Deberías decirle de una buena vez sobre tus sentimientos. ¿Por qué tienes miedo?

JiMin pasó saliva con pesadez. ──Bueno, no es como si no lo intentara.

──Saludarle durante diez segundos no cuenta.

──¡No es cierto! ──refunfuñó.

──He tenido la oportunidad de verte en acción frente a él, créeme, incluso hasta tartamudeas.

JiMin hice un puchero, derrotado y avergonzado por su nula capacidad de poder conquistar al omega.

──Tampoco es sencillo. ──dijo cabizbajo.── Como si el hecho de que no me reconociera fuera poco, creo que también me destesta.

Ante su desolado suspiro, HoSeok se compadeció de la triste historia de amor de su mejor amigo.

──Ánimo, hermano. No es algo imposible, sé que YoonGi se dará cuenta del gran alfa que eres. Solo tienes que creer más en ti mismo.

JiMin le dio una ligera sonrisa de labios cerrados, agradeciendo el apoyo incondicional y dándole la razón.

Algún día de estos, JiMin se prometía así mismo tomar todo el valor posible y presentarse a YoonGi con el claro objetivo de cortejarlo y, en el mejor de los casos, hacer que se enamore de él.

¿Qué podría salir mal?

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gracias por leer <3

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