26. The damage you've inflicted

It was a lie when they smile and said "you won't feel a thing"

Gerard observaba con detenimiento ambas paredes, con pincel en mano y paleta de pinturas sobre una mesita piensa con determinación como comenzar su labor. Observa la pared de la izquierda y después la de la derecha... y después la que tiene en frente ¡¿Por donde empezar?!

Suelta un suspiro cansado, dejando su pincel junto a la paleta para poner ambas manos por debajo de su barriga.

Su bebé había estado muy calmado durante toda la mañana, solo moviéndose de vez en cuando, al parecer estaba de perezoso y planeaba mantenerlo así, no agitarlo ni molestarlo mucho, tratándolo con extrema melosidad. No quería sentir sus órganos internos doler a causa de su revoltoso (o revoltosa, como aseguraba Bert) en su interior que no dejaba de patear con fuerza.

Siguió acariciando su gran barriga, preguntándole al bebé por donde comenzar su labor, recibiendo como única respuesta tres leves pataditas en ese lugar. ¡Claro! Ahora todo era tan obvio... ¿Por qué no lo vio antes? Estaba seguro que su hijo sería un gran artista como él.

Bert, después de ser bien recompensado por su regalo, le había dicho que podía decorar la habitación y dibujar algo en las paredes blancas que se encontraban prácticamente vacías. También le dijo que podía salir y comprar todo lo que creyera necesario para el futuro nacimiento de su primogénito. Y aunque la idea de dibujar algo lindo para su bebé era maravillosa y original, prefería que en la segunda que los dos fueran a buscar todo lo necesario, ya que era hijo de ambos.

Por eso, luego de elegir con que pared comenzar, se debatía entre que era lo que dibujaría "Creo que debí hacer borradores" pensó después de media hora en la que su creatividad se reusó a hacer su trabajo.

Llevando todo ese tiempo frente a la pared donde se recargaba el cambiador, con su pincel en mano y paleta de colores en la otra, ya arto y cansado por estar tanto tiempo de pie, fue a sentarse en la cómoda mecedora de madera, apreciando con ternura y adoración desde su lugar todo en la habitación, meciéndose al compas de una canción de cuna mientras acariciaba su barriga con ternura, arrullando a su pequeñín y quedándose de a poco dormido.

Todo hubiera estado perfecto de no ser porque alguien llamo a su puerta con insistencia, provocándole un respingo y una queja en forma de patadita de parte de su bebé. Se levanto molesto, dispuesto a correr a quien fuera que osara molestarlos para irse a la cama y no despertar hasta que Bert llegara y les llenara de mimos.

Se llevó una gran sorpresa al ver a su mejor amigo, después de tanto tiempo
- ¡¡BOB!! - sin esperar a que el otro respondiera, se tiro a sus brazos - ¡¡Me alegra tanto verte!! ¡¿Cómo has estado?! ¡¿Por qué no habías venido antes...?! - Bob solo reía al ver al pelinegro hablar tan rápido y se hubiese olvidado de un detalle importante - ¡Que descortés! ¡¡Pasa!!
- Me alegra mucho verte Gee - llegaron a la sala. Bob, en vez de tomar asiento, sujeto a Gerard de la cintura, echándole un ojo crítico de arriba abajo, tomándolo de la mano para que diera vuelta y le pudiera ver de todos los ángulos - ¡Wow! Te ves... enorme
- Que lindo eres Robert - dijo sarcástico, soltándose como si su contacto le quemara
- No lo digo en mal sentido... te ves hermoso... solo que tu barriga... ¡dios! Ese bebé será un gran niño o niña - se hincó para quedar a la altura de la barriga de Gerard - Hola pequeño... papi ha venido a visitarte
- ¡Deja de confundir a mi bebé! - lo alejó de un manotazo a modo de broma
- Es mejor que sepa la verdad desde pequeño - fingió seriedad. Gerard solo rodó los ojos y sonrió; Bob era así, siempre lograba sacarle una sonrisa sincera, sin importar que tan feas estuvieran las cosas.

Ambos tomaron asiento en el amplió sofá; Gerard pudo apreciar como Bob ocultaba una caja tras de si, presumiblemente un regalo. Trató de averiguar más al respecto mas su rubio amigo se dio cuenta de su curiosa mirada. Suspirando un poco decepcionado de ser tan obvio, le tendió un regalo, Gerard lo aceptó gustoso, preguntando con la mirada que era
- Es un regalo de parte de mamá... te manda sus felicitaciones por tu bebé y dice que lo quiere conocer en cuanto nazca... ambos sabemos que será un niño o niña tan linda como su padre - le giño un ojo, felicitándose por hacerle sonrojar
- No debió molestarse - sin esperar mas abrió la caja. Amaba que le hicieran regalos para su bebé, era un lindo detalle; el regalo consistía en un hermoso y esponjoso mameluco verde claro, perfecto para un clima frio - Muchas gracias... es hermoso - sintió la suavidad de la tela contra su cara, imaginando que en unos meses su bebé estaría cubierto con ella. Fue entonces que recordó el regalo de Bert y que Bob aún no sabía nada de eso y de su conversación con Frank, se sentía con la obligación de contarle todo al respecto al rubio - Debo mostrarte algo

Se levanto, arrastrando a Bob por el pasillo hasta el que antes fue su estudio y el de Bert, ignorando por completo el "Ahora no Gee, Bert nos podría descubrir" del rubio. Al abrir la puerta empujo dentro a su mejor amigo, sonriendo ampliamente al ver su rostro sorprendido apreciando cada detalle y sintiendo una leve patadita, parecía que su bebé estaba alegre de estar en su futura habitación
- Es hermosa... ¿Cuándo paso esto?
- Hace una semana... Bert me... me dejo con una persona y arreglo todo - omitió cierto dato importante, prefería que fuera Bob quien sacara el tema a flote, sabía que lo haría - No sabía nada, fue una gran sorpresa para ambos

Bob recorrió la habitación; toda la ropita del bebé, hasta el momento, esta prolijamente doblada y guardada en los cajones.

Se iba a sentar en la mecedora pero prefirió ir a la cuna, donde un oso de felpa descansaba
- ¿Qué hace esto aquí? - tomo sin cuidado al oso, para preocupación de Gerard
- Es el oso que me regalo Bert en navidad - se lo arrebató de las manos, acunándolo entre sus brazos cual bebé y dejándolo con cuidado donde estaba - Es mi bebé de felpa... ¡ouch! - se quejo por la fuerte patadita, alguien se había puesto celoso
- Creo que alguien heredó los celos de su loco padre - ayudo a Gerard a sentarse en la mecedora - Tendrán problemas cuando quieran darle un hermanito - aprovecho el pequeño taburete (que servía para poner los pies) y se sentó frente a Gerard - ¿Con que persona te dejo Bert?
- ¿Qué? - por un segundo se sintió perdido, mas después supo a que se refería - ¡Ah...! Con... con alguien
- ¿Con quien? - tuvo un mal presentimiento al ver a Gerard evadir el tema y notarlo nervioso
- Con Frank - murmuro lo mas quedo posible, bajando la mirada y esperando lo peor

Esperó por lo que le pareció una eternidad, viendo con gran interés su camisa que le quedaba ajustada por su barriga y las pelusas que se pegaban a ella. Bob no decía nada, no había reaccionado y eso solo significaba que estaba molesto, enojado... y mucho
- ¿No le has contado toda la verdad a Bert? - dijo en tono frio - Y lo perdonaste.... ¿No es así? - Gerard no le contestó, mas sabía la respuesta, tan claro como el agua - Gerard... - suspiró frustrado, en su opinión esemaldito no merecía perdón, había sido una mierda y nada podía justificar sus acciones - Si vas por la vida perdonando a todos se acostumbraran a hacerte daño* - se puso de pie con puños tensos a los costados de su cuerpo, viendo toda la habitación y regresando su mirada al pelinegro - ¿Ya olvidaste todo lo que te hizo? - dijo entre dientes - ¿¡Como puedes perdonarlo!? ¡Es una basura...! ¿¡Olvidaste todo el dolor?!
- No - contestó seguro y con tristeza - Pero Bert y tú me han ayudado a sanar las heridas... ¿De que sirve tenerle rencor? Eso no borrará nada, pero si lo perdono es dejar todo atrás, es superarlo, es...
- ¿Y ahora que? ¿Serán los amigos que nunca fueron? ¿Comenzaran desde cero? - vuelve a sentarse frente de él, tomándolo de la cara para dejar sus ojos fijos en los suyos. Azules y verdes se aprecian sin parpadear - ¡Abre los ojos! Él no quiere solo una amistad... ¿Qué pasará cuando Bert se entere? ¿Crees que lo tomará como si nada? Gerard... Frank no ha cambiado, ¿Qué lo haría cambiar? Es una basura, un idiota y también lo eres por creer todas las patrañas que te dijo - Gerard se queda estático en su lugar, Bob jamás le había hablado así, y sus hormonas no le ayudan; sus ojos se humedecen - Sé que estoy siendo rudo, pero todo es por algo, ¡abre los ojos! Terminaras perdiendo como la vez pasada... ¿recuerdas todas las advertencias que te di? ¿Recuerdas todo lo que paso?
- No volverá a pasar... creo que ha cambiado, yo hable con él... cambio Bob, sufrió y me pidió perdón... seremos amigos, solo eso. No entiendo porque estas tan molesto... es mi decisión
- ¡JA! Claro, solo amigos - se vuelve a levantar y sale de la habitación, seguido por el pelinegro - Gerard... - antes de salir del departamento se vuelve, tomándolo de las mejillas y dándole una tierna caricia, relajando su semblante - Solo quiero que estés bien... no quiero volver a verte sufrir, no lo soportaría, mucho menos si es por su culpa - suspira - Quiero que sepas que no estoy de acuerdo... ¡¿Perdonarlo?! No ha hecho nada para merecerlo y NADA justifica lo que te hizo... no me pidas que este como si nada cuando sé que es una mala decisión, pero tienes razón, es tu elección... solo... cuídate ¿si? - le da un suave beso en la frente y sale dando un portazo.

>> - No es nada Bob... estaba... me caí y... me pegue con... - le esta mintiendo, lo sabe porque no lo ve a los ojos - Alcance a... me golpee con la mesita... no es nada - por fin lo ve a los ojos, con una sonrisa diminuta sus ojos brillando por las lágrimas que hacía minutos derramaba
- Debemos ir con un doctor para que te revise ese moretón y te de alguna pomada - y aunque sabe que no esta bien seguirle la mentira lo hace, lo ayuda a levantarse del rincón del baño donde le encontró sollozando.

Gerard tiene el labio roto y un moretón pequeño debajo, lo oye quejarse cuando le ayuda a ponerse de pie y le agarra de la cintura para ayudarlo a andar. Le duele verlo así y lo único que desea es hacer pagar al maldito que le ha hecho todo eso, al maldito hijo de puta que cuando los vio salir del baño comenzó a gritar y se llevó a Gerard lejos de él, sin que el pelinegro le dejara hacer algo por defenderlo<<

No podía permitir que ese maldito se saliera con la suya, esta vez no se la pondría fácil.

>> Ya había pasado la primera hora y el pelinegro no llegaba, ¿Qué le habría pasado? ¿Estaría bien? Rogaba a todos los dioses que así fuera, no era normal que Gerard se retrasara, mucho menos que no llegara a sus clases, algo malo, en definitiva, le debió pasar.

Cuando la clase termino fue el último en salir del salón, poco le importaba apurarse en llegar a su siguiente clase si Gerard no estaba y no sabía nada de él ni del idiota de su novio, al que había visto llegar a la escuela pero no a clases, poco le importaba lo que le pasara a Frank, sin él las cosas irían mejor, tal vez Gerard le hubiese dado una oportunidad

Estaba por entrar a su siguiente clase cuando Pete, uno de los pocos amigos que tenía aparte de Gerard, le aviso que vio a su mejor amigo encerrarse en un cubículo del baño desde la primera hora. Con el alma en las manos se apresuró a ver que le había pasado, que le había hecho ese infeliz esta vez
- Gerard... sé que estas ahí, déjame entrar - no consiguió respuesta, alterándose mas al escuchar su amargo llanto - Gee... por favor - escuchó el seguro de la puerta correrse. Fue abrir la puerta y recibir en sus brazos al pelinegro, llorando desconsoladamente
- Llévame a tu casa - le pidió sin levantar el rostro. Solo supo asentir y ayudarle a sostenerse en pie, tragándose el nudo en la garganta al escuchar el llanto de la persona que significaba tanto en su vida y como sufría sin que pudiera hacer nada, viéndolo tan pálido y delgado, con varios moretones por todo el cuerpo y otra clase de heridas, sus ojos tan desesperados y llenos de miedo que le hacían un hueco en el corazón al no encontrar al muchachito alegre cuyos ojos brillaban llenos de vida, ¿Cómo permitió que todo llegara a ese punto? <<

Subió a su auto con un objetivo fijo... infringir dolor, saldar cuentas

>> - ¿Si? - contestó aun adormilado dada la hora que era, acostumbrado a dormirse temprano
- Ya no lo soporto Bob... ya no... duele mucho... lo encontré con alguien más... ya no puedo - despertó por completó al escuchar el llanto de Gerard en la otra línea, preocupado como nunca se sentó y prendió la lámpara mas cercana
- ¿Qué pasa Gee? ¿Estás bien? Cálmate...
- Él estaba... él... ¡Lo encontré en la cama con alguien más! - sollozó - ¡Estaba con Mikey! ¡¡Con mi hermano!! - apreciaba todo el dolor en la voz del ojiverde y en como le costaba hablar - Ya no lo soporto... no quiero más... Bob... ayúdame - soltó completamente quebrado
- Siempre... has tus maletas, te vienes conmigo - se levanto para ponerse una sudadera - ¿Paso por ti?
- Estoy en eso... terminó e iré para allá... Gracias... por todo - le contesta que no es nada, que eso hacen los amigos, pero si hubiera sido un buen amigo no hubiera dejado que todo llegara hasta ese punto.

Se queda despierto a esperarlo, pone un poco de café para calmarse y se prepara mentalmente para hablar con Gerard, por que se siente culpable de lo que ha pasado y no quiere verlo llorando y roto, ya han sido muchas veces, no es justo

Al cabo de una hora sus nervios lo atacan; no ha llegado aún ¿Y si le paso algo? La sola perspectiva despierta su instinto asesino, ese que solo va dirigido a una persona, la responsable de todo el dolor en esos ojos verdes. Sale de su hogar preparándose para lo peor, la cruda realidad golpeándolo con una fuerza brutal al verlo atado a la cama, desnudo y... "Me las pagaras Iero, esto no se quedará así" fue la promesa que se hizo y que le hizo a Gerard, y estaba dispuesto a cumplirla <<

Fue llegar a donde trabaja Bert y decirle a la recepcionista que le ha mandado Gerard a hablar con él para que la chica lo deje pasar sin miramientos. Mientras esta dentro del ascensor no hace más que apretar con fuerza sus puños, sus manos cosquillean ya y sus nudillos están blancos de la fuerza que aplica, no le importa, DEBE hacerlo.

Llega al piso adecuado y busca en la placa de las únicas puertas el nombre; no había estado ahí más que una vez por petición del pelinegro, y aquella ocasión no había prestado mucha atención, por suerte la única chica trabajando ahí ni se da cuenta de su presencia.

Todo esta a su favor para que cumpla su cometido.

Y cuando lo encuentra sonríe, llama con ligeros golpes y al cabo de unos segundos Frank abre la puerta, se le queda viendo con sus ojos abiertos de par en par, sin mover un solo músculo ante su presencia y notablemente sorprendido de verlo ahí, tan sorprendido que no le da tiempo de nada y se le va encima a golpes. Escucha los gritos de la chica pidiendo ayuda y después la voz de Bert pidiéndole que se calme. Alguien trata de tomarlo de los brazos, no sabe quien y no le importa porque sigue en lo suyo. Frank ni siquiera se defiende "El muy cobarde hijo de puta" Después escucha más voces de las necesarias, alguien que pide llamar a la policía, la voz de Bert otra vez, mucha gente tratando de quitárselo a Frank de encima pero nada surge efecto. Hay cuentas pendientes

~*~

- Hola Sussie - saluda animado Gerard
- Hola Gee ¿Cómo están? - la chica luce una mueca incómoda. Una alerta se enciende en su mente
- Bien, venimos a visitar a papá - acaricia su barriga - ¿Esta en su oficina? - hace amago de ir en dirección a la oficina de su esposo pero Sussie lo detiene con una mueca tensa. ¿Qué diablos esta pasando? - ¿Pasa algo?
- Ehm... veras Gee - lo invita a sentarse - Vino un sujeto y... no sabemos que paso o como - Gerard la escucha, o eso trata, de repente ha perdido todo el color y se siente frio. Tiene la necesidad de ver a Bert bien ¡ahora! - Pero esta en el hospital
- ¡¡¿QUÉ?!! - se levanta tan rápido que se ha mareado ¡¿Por qué no le habían dicho nada?! Su esposo podría estar grave, o muerto ahora... sería viudo y padre soltero siendo tan joven. El aire comienza a faltarle
- Cálmate Gerard - medio escucha la voz de Zacky ¿De donde había salido? - Un sujeto vino a golpear a Frank y Bert lo acompaño al hospital... tu esposo esta bien - suelta un suspiro de alivio y de nuevo vuelve a sentirse preocupado... ¿golpear a Frank? ¿Quién sería...? ¡Oh, diablos! - Yo voy hacia el hospital... ¿quieres venir? - sin perder el tiempo ambos salen

El viaje es algo incómodo, puede sentir la ira de Zacky emanando e inundando el auto. Es muy obvio porque esta así, tan obvio como que él está embarazado y esta dispuesto a preguntar solo para romper el hielo
- El sujeto que golpeo a Frank... ¿Qué paso con él? - Zacky arruga el ceño y aprovecha un alto para observarlo
- Se lo llevó una patrulla... creo que Bert lo conoce... lo llamó por su nombre... no recuerdo bien pero creo que era Bob - "¡Diablos!" - No sé que le haya dado a ese sujeto... pero se veía furioso y honestamente creo que Frank no lo merece - Gerard presta atención al odio con que Zacky habla, le sorprende el cambio tan drástico en un chico tan dulce como él parecía, pero lo comprende, porque el ama a Bert y si le pasara algo así mataría al idiota que se atreviera - Ha cometido errores... pero es una buena persona
- Te comprendo... si algo le pasara a Bert o a mi bebé - Zacky no puede mas que reprocharse por dejarse llevar por su ira y hablar de más, ahora Gerard se ha dado cuenta de sus sentimientos hacia Frank, estaba jodiendo el plan que tenían
- Frank es mi mejor amigo... solo me preocupo por él... - trata de reponer su error y se siente estúpido por sonrojarse - Solo que no se me hace justo que alguien le haga eso... ¿no crees? - le sonríe al pelinegro antes de seguir con la vista fija en el camino, debe de ganarse su confianza

Zacky trata de relajarse, de olvidar su ira y el por qué Frank terminó en el hospital: todo era culpa de Gerard. Bien podía aprovechar y empujarlo fuera del auto, con este en movimiento, pero todavía no estaba del todo de acuerdo con el plan que tenían. Quería hacerlo sufrir, claro que quería, pero una cosa era meterse en la relación que tenía con Bert, destruir a base de engaños ese matrimonio y otra muy diferente el meterse con una indefensa vida como lo era el bebé, que de nada tenía culpa, mucho menos considerando que a él no le gustaría perder el hijo de la persona que ama (en su caso Frank), sería devastador. Quería hacer sufrir a Gerard... no matarlo.

>> - El plan es simple, solo debes de poner una gota de esto - le paso un frasquito de vidrio de color café oscuro - En alguna bebida y dársela. Solo debe ser una gota por cada vez que lo hagas para que nadie sospeche y listo... yo me encargo del resto, ¿alguna duda?
- ¿Qué hace esto? - miró por todos los ángulos la botellita, no muy convencido - ¿Y como me ayudará con Frank?
- Me ayudara a deshacerme de ese bebé - eso lo tomó por sorpresa, no se creía capaz de poder dañar al bebé por mucho que odiara a Gerard - Y cuando Gerard este fuera del camino Frank será todo tuyo, resolveré tu vida, solo debes hacer lo que te digo y no tocar a mi hijo ¿entiendes?
- Es muy drástico... yo... no sería capaz de dañar al bebé... no tiene la culpa de nada
- Creo que escogí mal, eres débil - se levanto molesto, pensaba que iba a irse, mas antes se volvió hacia él, logrando intimidarlo - Yo con gusto lo haría, pero no confían en mí, ahora te daré a escoger: puedes hacer algo que nos beneficie o yo lo haré... pero da por perdido a Frank
- ¿¡QUÉ!? Eso no era parte del plan... yo... diré todo lo que me ha dicho
- ¿Y quien te creerá? El frasco tiene tus huellas... todos te culparán... y a Frank, por eso se suicidará
- ¡¿Es una broma?! ¡No quiero dañar a un bebé inocente...! Gerard es un obstáculo, pero ¡¿su bebé?! No puedo...
- Te doy hasta mañana para que elijas, la vida de quien dices amar o la de Gerard, dices que amas a Frank... ¿te gustaría verlo sufrir? Porque eso haré, yo solo puedo destruir a ambos... y lo haré, es tu elección, ya estas en esto - la sonrisa del hombre frente a él lo congeló, debía elegir...<<

- Zacky... ¿estás bien? Te has puesto pálido - la voz de Gerard lo atrajo a la realidad, ya había llegado al hospital
- Eh... si, estoy bien... solo preocupado, tu sabes - el pelinegro le sonrió con comprensión - Vamos

Tuvo que elegir, y escogió a Frank. ¿Era lo correcto? ¡Claro que no! Pero no había vuelta atrás, ya había aceptado, además no conocía del todo al pelinegro y lo odiaba por hacer sufrir a quien amaba.

Una parte de él, su consciencia, le pedía que se deshiciera del frasco que yacía en la guantera del auto y que le dijera todo a su amigo, que escaparan juntos y fueran felices, pero la otra le decía a gritos que dejara de ser iluso, Frank lo odiaría solo por llegar a pensar en hacer algo como aquello.

Estaba entre la espada y la pared, no había otra vía de escape.

Antes de entrar a la sala de espera y pedir informes sobre Frank, vio de reojo a Gerard. Aunque se veía preocupado por su esposo, lucía... lindo, se veía muy bien con su enorme barriga y, ¿para que negarlo? Era bastante atractivo
"¿Qué tenía Gerard que no tuviera él?" Bueno, el pelinegro había perdonado a Frank después de todo lo que le hizo, le había tendido una mano de amistad y, sobre todo, jamás haría algo como lo que él haría "Es una buena persona... por eso Frank y Bert lo aman"

~*~

Llevaba un buen rato en esa celda junto con otros tres hombres, mas musculosos y enormes que él, siendo sinceros eran un tanto MUY intimidantes, pero ¡diablos! Había valido la pena.

No recuerda mucho de lo sucedido, solo a Iero bajo su cuerpo murmurando que lo merecía y las voces de muchas personas pidiéndole que pare, algo que por supuesto no hizo. Sus nudillos duelen y están cubiertos de sangre que no es suya, su labio esta roto, no sabe en que momento pasó pero poco le importa, ha valido la pena y si tiene la oportunidad lo hará de nuevo.

Se deja caer en un rincón, ignorando lo máximo posible a los otros tres hombres encerrados con él y sonriendo bobamente por las imágenes en su cabeza. Sus pensamientos se cortan cuando, a lo lejos, es capaz de escuchar una voz, su voz. Se queda en silencio, los cuatro lo hacen hasta que la puerta se abre y ven al guardia acompañado de alguien más, los otros tres pensando que ya los liberaran, Bob bastante tenso, prefiriendo quedarse encerrado ahí, o que fuera otra persona quien fuera por él
- ¡Bryan, tienes visita! - le grita el guardia y muy a su pesar se levanta, con la mirada baja pero sin sentir un verdadero remordimiento de lo que ha hecho, en realidad se siente orgulloso.

A través de los barrotes de la celda ve al pelinegro de pie, con el ceño fruncido y su barriga pegada a los barrotes. Le hace una seña para que se acerque; solo le queda obedecer y trata de ignorar lo máximo posible a los otros tres tipos que comienzan a decirle cosas obscenas a Gerard
- ¡¿Se puede saber que diablos te pasa?! - el ojiverde esta molesto, esta rojo de la ira - Te pudo pasar algo... golpeaste a Bert - sin que se lo espere lo toma del cuello de su camisa y lo pega a los barrotes con fuerza, no tanta como para hacerle daño pero la suficiente como para temer por su vida - Agradece que Frank no levantara cargos... Bert esta arreglando todo para sacarte de aquí - lo suelta al tiempo que una lágrima desciende por su mejilla derecha - Pudo pasarte algo... ¿Por qué Bob? ¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?
- Cálmate Gee, estoy bien - lo toma del mentón, viendo esos ojos que por un tiempo amo, cristalizados por las lágrimas
- Son las hormonas... en realidad quiero matarte - al verlo sonreír sabe que todo ha valido la pena, esa sonrisa lo vale
- Lo merecía, y lo volveré a hacer... ¡que ni se atreva a acercarse a ti!... ¡¡Cállense idiotas!! - sabe imponerse ante esos tres, no le gusta nada escuchar como le hablan al pelinegro, sus "Yo si te hago otro hijo" y sus "¡Hey pelinegro! Te tengo un regalo especial" lo sacan de sus casillas, esta dispuesto a golpear a más personas ese día - ¿Cómo esta ese idiota? Espero que mal - sonríe con malicia
- No es gracioso Bob - el guardia vuelve a entrar, solo para sacar al rubio de la celda, su multa a sido pagada - Vamos, no quiero estar acá
- ¿Bert esta molesto? Creo que le solté un puñetazo... fue sin querer
- No esta molesto, solo le sorprendió tu actitud... no sabe que te paso y tuve que decirle cualquier cosa para que dejara de preguntarle a Frank si te conocía... me complicas las cosas Bob, no estoy listo para contarle todo a Bert
- Pues deberás hacerlo, lo que yo le hice no será nada comparado a lo que Bert le hará

~*~

Gerard esta dispuesto de relajarse y quedarse en cama todo lo que resta del día. Para ser apenas las dos de la tarde su día ha sido muy estresante. Bert esta en el baño; después de ir por Bob a la estación de policías su esposo no ha querido regresar al trabajo argumentando que debía trabajar en unos papeles con Frank y debido al estado de este no podría hacerlo hasta que se recuperara, y eso sería en unos dos días para ser exactos.

Se queda sin aliento cuando lo ve salir con la toalla enredada en sus caderas y solo eso cubriendo su cuerpo, varias gotitas de agua descendiendo por su desnudo pecho y su cabello pegado a su rostro
- ¡Estoy cansado! - va y se echa a su lado, con su vista fija en el techo de la habitación - ¿Quieres hacer algo? - en ese momento se gira y ve a su pelinegro sonrojado y viéndolo fijo. Una traviesa sonrisa se cuela en sus labios cuando se le pone encima, apoyándose en sus rodillas y manos para no aplastarlos. Sin perder el tiempo ataca su cuello
- Bert... - gime bajito, apartándolo de su cuerpo y quedando sentado - Espera... tengo que hablarte
- ¿Qué pasa Gee? - se sienta a su lado, la toalla quedando bastante corta y distrayendo a Gerard
- Primero ponte ropa, segundo... no hemos visto el video que nos dio la doctora, creo que sería buen momento
- Como quieras... tu te lo pierdes - le guiña el ojo, provocando que su sonrojo se extienda por todo su rostro.

Después de media hora están ambos abrazados sobre la cama, Gerard recargado en el pecho de Bert y entre sus piernas. Ambos ven con horror el televisor, como si lo que estaban viendo fuera la más horripilante película de terror y no un video acerca del parto en hombres.

En el video se aprecia a un hombre pálido como hoja de papel y sudoroso, a pesar de que ha perdido sangre y le han abierto en dos cual pollo, sus lágrimas son de felicidad y estas aumentan al tener a su bebé entre sus brazos. Ahí termina la película
- ¡Dios! Me alegro de no poder tener bebés - recibe un puñetazo en el hombro
- ¡Eres un maldito desconsiderado!... quiero que mi bebé se quede aquí - presiona su barriga - ¿Y porque no le pusieron anestesia...? ¡dios! - se estremece entre los brazos de Bert - No quiero que me abran en dos... tengo miedo - comienza a temblar entre los brazos de Bert, que no duda en apretarlo con firmeza pero al mismo tiempo delicadeza, acariciándole los hombros para que se calme
- No te abrirán en dos... solo es un pequeño corte para poder sacar al bebé... y si le ponen anestesia, pero no demasiada porque dañaría al bebé... ¿no pusiste atención? - lo regaña, ganándose un nuevo puñetazo en el hombro - ¡Ouch! Gee... duele
- Te lo mereces... Estarás conmigo cuando nazca... ¿verdad? - lo mira directo a los ojos, el miedo que le provoca tener a su bebé es mayor conforme se acerca el día; poco mas de dos meses - Y tomaras mi mano y serás tu quien cargue al bebé y me diga si es niño o niña
- ¡Por supuesto Gee! Estaré para ti siempre

Los días pasan en calma para la pareja, los dos días que Bert se había tomado libres la pasaron en su hogar, al menos la mayoría del tiempo, se la pasaron acomodados bajo las mantas sin hacer otra cosa mas que dormir y darse tiernas caricias durante el resto del primer día, después de tratar de olvidar el video que les dejo con miedo, principalmente a Gerard

Al día siguiente del altercado con Bob y Frank, Bert había decidido que lo mejor era ir a visitar a su socio y hacerle saber que se preocupaban por él.

El castaño recibió gustoso a ambos, en especial al pelinegro; su corazón eufórico de verlo, creyendo ilusamente que si estaba ahí era porque se preocupaba por él, y en parte era cierto. Gerard se sentía culpable de lo que le había pasado, le causaba un hueco en el estómago verlo en ese estado, recordando que muchas veces fue él quien estuvo así, con el labio roto y moretones en el rostro, pómulo hinchado además de dolor en las costillas... en todo el cuerpo en general. Era horrible, lo sabía, pero al menos Frank no tenía esa sensación de vacío e inutilidad que tantas veces sintió, al menos Frank no fue forzado a nada.

Pasaron un agradable día, hablaron de todo y nada, haciéndole compañía al castaño, tanto este como Gerard comportándose como si apenas se acabaran de conocer y trataran de ser amigos, algo que Frank agradece. Cuando salieron del hogar del castaño, después de que Zacky llegara a hacerse cargo de su mejor amigo, se fueron a comprar lo que hacía falta para el bebé. Pasaron todo el resto del día en el centro comercial, dando vueltas y vueltas en busca de la ropa perfecta y todo lo que podría necesitar un recién nacido: biberones, mantas, una bañera, pañales, leche, todo lo indispensable lo tenían y ya podían respirar tranquilos con respecto a eso, estaba todo listo, solo faltaba la llegada de su primogénito para completar su felicidad.

El invierno había pasado y ahora los días comenzaban a ser más calurosos, siendo necesario el guardar las gruesas mantas para no morir por el calor de la noche.

Con casi siete meses de embarazo Gerard comenzaba a sentirse incómodo; no podía caminar por largos tramos porque no solo le dolían los pies, sino también su vientre y la espalda por el peso extra del bebé, varías noches no podía encontrar como dormir cómodo, tenía mas antojos y en mas de una ocasión levanto a Bert para que se los cumpliera, y también estaba que su revoltoso (como le decían de cariño) lo pateaba todo el tiempo cuando quería algo, ya fuera comer, pasear, dormir o que le diera mimos, el punto era que siempre le estaba pateando.

Bert solía cantarle y él hacía lo mismo, funcionaba de maravilla para calmarlo, siempre que le hablaban parecía que su revoltoso se quedaba quietecito para poder escucharlos bien. Y aunque comenzara a pasarla mal de nuevo no se arrepentía, todo valdría la pena cuando lo tuviera en sus brazos

Justo en ese momento se encontraba recostado en el sofá más amplio de la sala, con un tazón con palomitas sobre su barriga y un gran vaso con malteada de chocolate. Se sentiría en su cielo personal si no fuera porque el día de san Valentín se acercaba y aún no tenía el regalo de Bert
- ¿Y si le regalas una noche de pasión? Bert amará eso - le aconseja Bob. El altercado con Frank había quedado en el pasado y aunque no lo reconociera, en el fondo agradecía lo que había hecho por él
- Siempre me dices lo mismo - le aventó el control remoto. Otro problemilla, sus hormonas lo tenían descontrolado - ¡No eres de ayuda!
- ¡Hey! Sabes que Bert se conforma con cualquier cosa, no sé porque complicas las cosas
- Es nuestro primer san Valentín como matrimonio... quiero que sea especial, que no lo olvide - da unos ligeros golpecitos en su barriga - Además... ¡mírame Bob! ¡¡Parezco una ballena!! - si, muchos cambios de humor - ¡¡Dios!! ¡Bert ya no debe de sentir deseo por mi! Por eso no me ha tocado en días - y sin mas se suelta a llorar, para angustia del rubio
- Eso no es cierto gee... Bert te ama... no pareces una ballena - lo consuela de la mejor forma que puede: lo abraza y acaricia su espalda - Te ves muy lindo, ¡De verdad! - le da una palmada en el muslo, provocando la ira del pelinegro. Antes de que le arranque la cabeza decide disculparse "¡Paciencia!" se recuerda a sí mismo, admirando a Bert por todo lo que soporta - Y ¿Por qué no le cumples algún sueño? Digo... cómprale algo que siempre haya querido, invítalo a una cita, ¡lo que sea! Bert te amará por cualquier cosa que le des - sonríe perversamente - Cúmplele alguna fantasía... apuesto a que te ha contado alguna
- ¡Bob! - se pone rojo como tomate, siente su rostro ardiendo - Si te estoy pidiendo ayuda es porque eres mi mejor amigo... y porque me la debes
- ¿Debértela? Si te refieres a lo de Frank mejor olvídalo - Bob se levanta molesto, directo a la puerta - Se lo merecía... y agradece que no lo he vuelto a ver, ¡que lo mato!
- Bob... si yo pude perdonarlo tu lo harás ¿Por qué no llevar la fiesta en paz?
- Dime eso cuando Bert lo sepa - y sin mediar más palabras sale del hogar de su mejor amigo dando un portazo

Gerard suspira porque sí, aunque le cueste admitirlo tiene miedo de cómo vaya a reaccionar Bert cuando le cuente todo, no será nada bonito y apuesta a que se molestará con él por no haberle dicho antes... casi puede escucharlo, pero mejor no pensar en eso, no le hace bien a su bebé ni a él. Prefiere enfocarse en el día de San Valentín y en que darle a su esposo, solo faltan dos días y aún no tiene el regalo"Aunque la idea de Bob no es tan mala..."

~*~

Frank contempla la fotografía entre sus manos con una sonrisa boba, digna de cualquier enamorado. Es de las únicas fotos que tiene de si mismo con Gerard, en esta se aprecian los dos, sentados a los pies de un frondoso árbol, tiene al ojiverde entre sus brazos y este luce una hermosa y sincera sonrisa, llena de felicidad e inocencia que logra opacar todo lo demás de la foto.

Recuerda esos días, cuando se había dado a la tarea de conquistarlo, de mostrarle lo hermoso que podría ser la vida a su lado solo para tenerlo en sus garras y utilizarlo como hacía con todos.

Se arrepiente cada día de lo que lleva de existencia, todas las mañanas, lo primero que hace al despertar, es pedirle perdón y tratar de enmendar sus errores que esta pagando con lágrimas de sangre.

Escuchar de la boca de alguien más cuan maravilloso era Gerard le provocaba punzadas de dolor en su pecho, escuchar a quien ya consideraba un buen amigo hablar con tanto amor del pelinegro lo hace sentir mas miserable y culpable. En las tardes siempre se pregunta si lo que hace es lo correcto, haber regresado sin más a la vida de Gerard... pedirle su amistad, ¿era lo correcto? ¿Y si terminaba haciéndole mas daño? No se lo perdonaría, lo amaba y juraba anteponer la felicidad de él antes que la propia, pero sus acciones reflejaban lo contrario.

Lo había hablado con Zacky muchas veces, siempre le decía que dejara en pasado atrás y continuara con su vida, que Gerard ya tenía a dos personitas en su vida a quienes amaba con el corazón y que era poco probable que los abandonara solo por estar con él. La sinceridad de su mejor amigo dolía, pero era cierto, ¿Qué podía ofrecerle que Bert no tuviera?

Había comprobado que el rubio era una buena persona, un hombre trabajador y entregado a su familia, alguien que desde que descubrió al ángel que era Gerard no lo había dejado escapar y que dedicaba su vida a hacerlo feliz, algo que él no hizo cuando tuvo la oportunidad

Amaba a Gerard, de verdad, pero una extraña sensación en su pecho no lo dejaba, como si algo dentro de sí supiera que no estaba haciendo lo correcto, el presentimiento de que algo saldría mal, y todo sería por su culpa.

~*~

- Hola Sussie
- ¡Oh! ¡Hola Gee! ¡Me alegra mucho tenerte por aquí! - la chica se levanta de su escritorio y va a abrazar a Gerard lo que puede, su gran barriga interponiéndose entre ellos - ¡Y mira! ¿Cuánto te falta?
- Un poco más de dos meses - deja que le acaricie su vientre. Su bebé ama ser el centro de atención, por lo que comienza a dar golpecitos
- ¡Wow! Será un niño o niña muy fuerte - se aleja para tomar el teléfono - De seguro vienes por Bert... es San Valentín y no están festejando ¡eso no puede ser! Ya mismo lo llamo - esta por comunicarse con su jefe, pero Gerard la detiene cortando la llamada - ¿Que pasa?
- De hecho le traigo su regalo - sus mejillas adquieren color - Puedes irte a festejar
- Pero hay mucho trabajo... - al parecer Sussie no ha captado la indirecta
- Yo te cubro - su sonrojo hace entender a la chica a lo que se refiere, por lo que toma su bolso y le da un beso en la mejilla para irse, dejando a Gerard nervioso, pero convencido de que será un buen regalo

Le ha llamado a Sussan varias veces y no contesta el maldito teléfono, debe darse prisa para ir por el regalo de su esposo pero cierta castaña se niega a cooperar con el trabajo. Se levanta de su escritorio decidido a gritar cual oso, abre la puerta y da varios pasos a donde se supone debe estar su secretaria... ¡pero no hay nadie!
- ¡¡SUSSAN!! ¡Ven aquí ¡¡YA!! - su grito furioso se escucha por la soledad del pasillo pero nadie le contesta
Frustrado porque se esta retrasando y aún tiene trabajo pendiente, mucho trabajo, se dispone a regresar y encerrarse en su oficina, preparando un regaño monumental para su secretaria por haberse ido sin permiso.

Grande es su sorpresa al entrar a su oficina y ver su silla ocupada por alguien más, "¿pero como?"
- Sussie no está... le he dado el día libre - le cuesta levantarse pero lo hace y se acerca con sensualidad a su esposo - Espero no te moleste - y el tono que usa, sus movimientos, esos ojos, ¡Todo! Pierde el control sobre si mismo cuando Gerard se aferra a su cuello y pega su cuerpo al suyo, todo lo que su barriga se lo permite. Sus manos se enredan en la cintura ajena - Feliz día de San Valentín - sin decir mas se funden en un cálido y tierno beso que comienza ser más fuerte, más necesitado.
Gerard lo jala hacia el sofá que tiene dentro de su oficina y más que nunca agradece su el tenerlo porque ahora se dejan caer con delicadeza, su pelinegro bajo su cuerpo y él haciendo lo necesario para no aplastarlos. No se han despegado pero la falta de aire les obliga
- Sorpresa - murmura Gerard con sus mejillas rojas a causa de la falta de aire
- ¿Qué significa esto? No entiendo nada - acaricia las mejillas del otro, deleitándose con la suavidad de su piel
- No sabía que regalarte... Bob me dijo que te cumpliera algún sueño... o fantasía - sus mejillas adquieren un color más intenso - Y una vez me dijiste... que... ya sabes... - frunce el ceño en un vago intento por recordar, ¿Qué le había dicho? Y desde el fondo de su consciencia, desde el lado más perverso surge el recuerdo

>> - Sabes Gee... - ambos se encuentran agitados sobre la cama, con la ropa revuelta y sudorosos después de lo que hacían; todavía no llegan a 'ese' punto de intimidad pero no falta mucho - ¿Te puedo contar algo?
- Claro Bert, lo que sea - afirma al ver la duda en su novio desde ha ya un poco mas de un año
- Cuando asuma la presidencia de la empresa de papá me gustaría... no sé - ríe para si mismo - Es vergonzoso
- Puedes decirme lo que sea, confía en mi - ama que Gerard hable tan seguro, ya no es aquel chico tímido y roto que conoció, y se siente bien al saber que ha ayudado en ello, se siente orgulloso de su trabajo
- Tengo una fantasía - "oh" es todo lo que dice Gerard, y de repente se encuentra más interesado en lo que va a decir - Me gustaría hacerlo en la oficina, con mi secretario - suspira ante lo que plantea su mente, pero olvida todo al sentir a Gerard levantarse de la cama y comenzar a acomodar su ropa. Sabe que esta molesto porque no lo mira a los ojos, y también sabe que ha metido la para... pero Gerard no le ha dejado terminar de contarle - Si... ¿y sabes que mas? - Gerard niega y sigue con lo suyo, muy ocupado al parecer - Me gustaría que el secretario fueras tu - con eso capta la atención del ojiverde. Todo rastro de enojo o decepción se ha borrado de sus facciones, dejándole únicamente con un hermoso sonrojo cubriendo por completo su cara y una diminuta sonrisa, sería genial cumplir su fantasía<<

Oh si, ese recuerdo. Una enorme sonrisa nace y sin esperar más palabras se lanza al ataque. Gerard suelta una risita nerviosa, recordando que no ha puesto el seguro a la puerta, pero ¿Quién puede entrar? Se deja llevar por las caricias de su esposo, sintiéndose flotar en una nube... pero desaparece al ver entrar a dos personas, que al ver la escena salen pidiendo disculpas y sonrojados.

Bert maldice por lo bajo; han arruinado su momento y acaba de recordar que tiene muchas cosas que hacer..."¡Diablos!" maldice otra vez y se levanta, tendiéndole la mano a su pelinegro para ayudarle a levantarse, cosa que se le complica por la gran barriga que ahora carga
- Creo que fue una mala idea - Gerard esta rojo y con la vista baja, jugando con el borde de su camisa
- ¡Es un estupendo regalo Gee! ¡De los mejores!... pero debo trabajar... estoy atrasado por lo que paso con Frank y... perdón, pero prometo compensarte en la noche - le da una palmadita en el trasero y sale de la oficina.

Gerard no podía sentirse más incómodo, Frank y Zacky les han visto en una situación comprometedora. Su incomodidad aumenta al verlos entrar a la oficina. Suspira y se queda sentado, los dos toman asiento y empiezan a hablar de números y estado de cuenta, nada que le importe; Bert esta concentrado en su trabajo y él... él se siente incómodo por la mirada tan pesada que Frank le envía

No piensa darse por vencido, se le ocurre que tal vez no tarden demasiado y puedan irse a festejar pero pasada una hora, da todo por perdido cuando ve a Bert molesto porquien-sabe-que, lo mismo que Frank y Zacky.

No tiene nada que hacer y se siente un poco decaído por la molestia de su esposo ya que es su culpa que su secretaria no este... ¡pero que iba él a saber!

Decidido a no estorbar más se levanta y sale de la oficina con el plan de traerles café, los tres hombres en la oficina lo detienen
- ¿A dónde vas Gee? ya casi termino - Bert le sonríe y su culpa se aligera
- ¿Quieren café? Pensaba ir a la cafetería... puedo traerles algo
- ¡Nada de eso! Podría pasarte algo
- No estoy inválido Bert - bufa por la sobreprotección de su esposo - Puedo solo
- Pero... - Bert va a replicar pero Zacky se le adelanta
- ¡Buena idea! Muero por café... te acompaño... si quieres, claro - Gerard le sonríe y asiente - ¿Quieren algo?
- También café, gracias - dicen a coro Bert y Frank. Zacky asiente y sale con el pelinegro a buscar café
Bert y Frank se quedan en silencio, uno incómodo para Iero.
- Lamentamos arruinarles su... amm... festejo - duelen sus palabras y es idiota al lastimarse él solo
- No se preocupen... ya será en la noche -"Muy idiota" se reprende cuando su mente comienza con malas pasadas, imaginando a Gerard, la persona que amaba, disfrutando en brazos de alguien más - ¿Y ustedes harán algo?
- ¿Nosotros? - cuando lo pilla se sonroja y niega - Zacky y yo solo somos amigos... nada más
- Por ahora - Frank asiente sin querer y cuando se da cuenta de su error su sonrojo aumenta - ¡Vamos Frankie! Se nota que Zacky esta loquito y que muere ti... me atrevo a decir que inclusomataría a alguien
- Solo somos amigos, no más - ¿le dice o no? - Yo... amo a alguien... pero no lo merezco
- Creo que Zacky es un buen chico, pero si tu corazón es de alguien más lucha por él, no puedes perder nada
- ¿Pero si le hago más daño? Le he hecho sufrir demasiado, y esta casado... me ha dado la oportunidad de ser su amigo pero quiero algo más... tengo miedo... no quiero que sufra más por mi culpa
- Debes de intentar Frankie, lucha por él, pero antes date cuenta de tu alrededor y ve si existe la posibilidad de algo más, no desaproveches la oportunidad con alguien más... tal vez a quien buscas no sea el correcto - dejan su charla en el olvido cuando Gerard entra a la oficina con pastelitos en forma de corazón para acompañar el café
- ¿Dónde está Zacky? - Pregunta Frank al no verlo entrar
- Él trae el café... dijo que 'iba a echarle' más azúcar al suyo, ya viene
- Mejor le voy a ayudar - sale antes de presenciar en primer plano como Gerard le da un beso casto a Bert en los labios

Piensa en todo lo que le ha dicho Bert, ¿y si tiene razón? ¿Y si Gerard no era el indicado para él? Tal vez por eso había arruinado la oportunidad que tuvo, por eso el destino se empeño en que no fuera para él... ¡pero lo amaba! Lo amaba tanto que dolía, lo único que quería era tener la dicha de probar sus labios y deleitarse al escucharle gemir su nombre.

Lo ama y quiere pasar su vida junto a él, esta dispuesto a luchar, a arriesgar lo poco que tiene, porque sabe que el pelinegro vale la pena
- ¿Que haces Zacky? - su amigo pega un saltito al verse descubierto. Frank ríe y le da una palmada en la espalda para que se relaje - ¿Qué estabas haciendo? ¡Cómo estará tu consciencia para que saltaras así!
- M-me sorprendiste... eso es todo - la voz le tiembla pero Frank lo deja pasar
- ¿Quieres ayuda con eso? - antes que le conteste Frank ya lleva en sus manos los dos cafés - ¿Para quien son?
- Uno es tuyo, el otro e-es de... es de Gerard - titubea, esta nervioso pero por suerte Frank no le toma importancia"¡Que raro!" piensa con amargura, convenciéndose de que lo que hará es lo mejor

De vuelta en la oficina de Bert, arreglando algunos estados financieros de la empresa, todo esta como antes, con excepción de que Zacky muere de nervios. Le dirige miradas de reojo a Gerard, viendo como toma con calma su chocolate y come pastelitos sin ninguna preocupación, todo lo contrario a él. >> - Solo debes poner una gota... solo una<< se repite la voz del padre de Bert y sus nervios están por colapsar. Debía echar una gota, solo una gota... y se le habían ido dos de más. "¿Qué puede pasar? Y si quiere que el bebé este... no importa si me pase por unas gotas" se consuela a sí mismo, esperando salir cuanto antes de ahí y esperando que no pase nada.

Gerard esta de lo más feliz comiendo pastelitos de mermelada. Sentado en el sofá y con las piernas estiradas y su bebé de lo más calmado; Bert ya no parece enojado, le ha dicho que esta por terminar y que ya se irán, dirigiéndole una sonrisa pícara que le hace temblar las piernas, no era lo que tenía planeado para un San Valentín inolvidable... pero esta bien.

Al cabo de quince minutos su vejiga esta por reventar por tanto chocolate que ha ingerido por lo que se levanta con cierta dificultad, sobando el piquete que siente en la parte baja de su vientre y siguiendo su camino al baño, ignorando que las piernas le tiemblan y todo se pone frio
- ¿Estas bien Gee? - pregunta de inmediato al ver a su esposo regresar del baño, pálido y sudoroso. También le ve temblar un poco y cuando suelta un quejido corre a su lado - ¿Que tienes?
- Yo... - el aire le falta y todo comienza a hacerse borroso - No me... no... ¡¡ah!! -se queja, abrazando su barriga - Duele... - muerde su labio inferior para no gritar, varias lágrimas se desprenden y no puede mantenerse mas en pie.

Bert no lo deja caer, no por completo al menos, los ha protegido y los sostiene firmemente, abrazándolo por la cintura y acariciando su barriga. Frank y Zacky se levantan también al verlo caer así desvanecido
- Gee respira... todo estará bien
- Duele... ¡¡AH!! Duele... Bert - oye la voz de Bert, de Frank, algo romperse y después nada. Solo oscuridad

~*~

El teléfono suena incesante, lo escucha con claridad desde su estudio.
Deja olvidado los papeles que revisa y se levanta para contestar. Sea quien sea esta dispuesto a mandarlo muy lejos por interrumpir su tranquilo día. Al menos esperaba que fuera para algo bueno y valiera la pena la interrupción
- ¿Si? - contesta con monotonía, no reconociendo el número en el identificador de llamadas
- E-el trabajo esta hecho...
Su sonrisa nace y se ensancha como no lo hacía hace tiempo. Un obstáculo menos

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