20. The love you lost
- ¡¡ME ESTA PATEANDO!! - sin poder evitarlo varias lágrimas escaparon por sus ojos. Su mano se encontraba entrelazada con la de Bert en la zona que era afectada - ¡Ouch! - cerró los ojos ya que los últimos golpecitos si le habían dolido
- ¿Estas bien? - salió del trance en que le mantenía el sentir a su hijo al escuchar a su esposo quejarse por segunda vez
- Si... solo que alguien tiene demasiada fuerza... - sonrió con verdadera felicidad.
Bert acarició con una mano su mejilla y limpió el rastro que habían dejado las lágrimas en su descenso. Dándole un casto beso en los labios, al mismo tiempo que podía sentir otra patada
- Creo que alguien esta celosa... - acariciaba la barriga de Gerard - No te preocupes preciosa... ambos te queremos... y mucho - soltó la mano de Gerard y se alejó de él solo para bajar a la altura de su barriga y besarla, logrando sentir sobre sus labios una nueva patadita y escuchando otro pequeño quejido por parte de Gee - Pero no patees tan fuerte... que lastimas a papá Gee
- No importa - borró de inmediato la mueca de dolor de su rostro. No tenía por qué tenerla si desde que supo que estaba esperando un hijo lo único que quería era poder sentirlo - ¿Cómo está el bebé más lindo de todos? - como respuesta recibió tres golpecitos justo bajo su ombligo - Supongo que bien... - nuevas lágrimas salían de sus ojos mas su sonrisa no se borraba
- ¡Claro que esta bien! Que no daría yo por estar dentro de ti durante nueve meses - le sonrió al pelinegro de manera pervertida, ganándose un buen golpe en el hombro - Es verdad... - acariciaba su hombro para disminuir el dolor
- Cállate o te iras a dormir al sillón - Gerard ignoró por completo el último comentario, dedicándose a acariciar su barriga.
Pasaron un buen rato acariciando su barriga y diciéndole palabras de amor a su bebé hasta que ya no sintió más movimiento, espero unos minutos más pero nada... comenzó a preocuparse
- ¿Crees que este bien? Ya no siento nada... - volvió a recostarse en la cama ya que todo el tiempo que sintió moverse a su bebé estuvo sentado, apoyándose en la cabecera y con Bert pegado a un costado suyo
- Supongo que se quedo dormida... - imitó a su esposo y se recostó; su brazo izquierdo le servía de apoyo a su cabeza para poder ver el perfil de su amado, este solo giro su cabeza para poder verlo a los ojos - Estuvo un buen rato pateándote
- Quería seguir sintiendo sus golpecitos... - apartó la mirada a un punto en el techo para después regresarla a los ojos azules que tanto amaba de Bert - ¿Por qué crees que se moviera...? Es decir... ¿Por qué ahora y no antes... o después?
- Supongo que... - pensó bien su respuesta - Era su manera de protestar
- ¿Protestar? - no entendía - ¿Protestar qué? Es un bebé...
- Protestar que invadí su hogar - rio al ver el sonrojo en su pareja - O que no la dejáramos dormir... o ambos - rio mas fuerte al ver a su pelinegro rojo como un tomate - Sea como sea apuesto a que mañana te despertara... - acaricio las mejillas, dándole un apretón antes de alejar su mano - Así que será mejor descansar... luces agotado - besó los ojos y después deposito un tierno beso en su frente, para dejarse caer en la cama
- Supongo que este es su regalo de navidad... muy lindo ¿no? - acariciaba el pecho de Bert, recostándose de lado y dejando en medio de ambos su barriga, recargando su cabeza en el pecho de este
- El mejor regalo de navidad... junto con el tuyo - y sin previo aviso con una mano apretó el trasero de Gerard, haciéndole saber a que se refería. Lo que esperaba a cambio era un golpe por tal atrevimientopero lo único que recibió a cambio fue un beso en su mejilla y un "Todavía no termina" de parte del pelinegro. Sin dudas era una de las mejores navidades de su vida.
~*~
- Gee... amor... despierta - alguien lo movía. Soltó un quejido y se recostó de lado - Gee... Gee... no de nuevo amor... ¡despierta! - y la mano que lo movía del hombro paso a mover su barriga - Despierta princesa... - no pudo reprimir su sonrisa al escuchar como era que Bert llamaba a su bebé - Despierta a tu padre
- Déjanos descansar... fue una noche agotadora - entreabrió sus ojos para ver a su esposo, dedicándole una pequeña sonrisa
- Pero ha llegado santa... apuesto a que alguien - pico con cuidado su barriga - Quiere ver sus regalos
- ¿Qué hora es? - al ver que no podría persuadir a Bert de seguir durmiendo opto por incorporarse en la cama, quedando sentado. Talló sus ojos para después bostezar y estirarse, acariciando de último su barriga
- Son las diez... ¡Vamos a ver los regalos! - sin esperarlo Bert salió por la puerta de la habitación. Gerard embozó una gran sonrisa al ver la actitud tan infantil que a veces tenía su esposo, eran esos detalles por los que lo amaba.
Se levanto con pereza de la cama, llevando consigo una manta para cubrirse del frio pues estaba completamente desnudo. Pensó por un rato en vestirse o no, se sentía muy cómodo pero estaba seguro que apestaba a sexo por lo que se decidió en ponerse su pijama y ya después tomaría una larga ducha... tal vez en compañía de Bert
Salió de la habitación con el pantalón de pijama que era negro y liso y una sudadera gris que le quedaba un poco grande de todos lados, menos de su barriga, ahí estaba exacta y cómoda.
Fue a la sala donde un impaciente Bert lo esperaba sentado en el suelo y con un regalo en manos, sonriéndole ampliamente al verlo entrar y tomar asiento junto a él, no sin antes haber puesto un cojín en el alfombrado suelo para que estuviera más cómodo en su lugar.
- Este es para nuestra hija... o hijo - le entregó el regalo y Gerard lo abrió con calma, sonriendo con ternura al ver un lindo mameluco* de oso. Contuvo un sollozo al cubrir su boca con su mano para después admirar el regalo y sentir la suavidad de la tela con la que estaba hecho
- Es hermoso... Gracias Bertie... - se lanzó a los brazos de la persona amada, dándole un beso corto en los labios al separarse - Y creo que le quedará perfecto - puso el mameluco sobre su estómago, simulando que lo probaba con el bebé - Y creo que a alguien le fascinó - acaricio la zona donde había sentido movimiento. Su bebé había despertado
- ¿Se esta moviendo? - Bert colocó sus manos sobre la barriga de su esposo, esperando sentir algún movimiento. No paso mucho tiempo cuando su deseo se hizo realidad - Buenos días mi pequeña... mira todo lo que te ha traído santa
Continuaron abriendo regalos. Los primeros en ser abiertos fueron los que iban destinados al bebé; el pequeño o pequeña recibió varios mamelucos en tonos neutros por cualquier sorpresa y uno más de cachorrito que iría perfecto fuera niño o niña, también recibió ropita de bebé un tanto sencilla, tres mantas con figuras de animalitos y dos osos de felpa especiales para bebé¸ uno más grande que el otro. Cada que Gerard ponía sobre su vientre la ropita el bebé daba algunas pataditas, logrando sacar muchos sonrisas e incluso lágrimas de alegría de parte de sus padres.
Después siguió Gerard; él había recibido una gran caja de chocolates, el disco que le faltaba de su banda favorita, un gran oso de felpa y dos curiosas playeras de embarazo, una de ellas era gris y en la parte de su barriga tenía un estampado que decía "Booom!"simulando una explosión, y la otra era negra y de esqueleto, dejando ver sus costillas y en la baste de la barriga estaba el esqueleto de un bebé saludando, bastante creativa. Con la primera Bert se ganó un nuevo golpe en su hombro y un seguro moretón en la zona gracias a la fuerza con la que su pelinegro le pegaba y con la segunda un beso
Por último Bert abrió los regalos que Santa-Gee le había traído; estos eran una chamarra de cuero, la que tanto había deseado y no podía encontrar en ninguna tienda, una revista cuyo artículo principal era el vocalista de una de sus bandas favoritas (aunque según Gerard lo único que le gustaba a Bert de esa banda eran precisamente el vocalista) y dos playeras, ambas negras que alababan que pronto sería padre.
Cuando ya habían terminado de abrir hasta el último de los regalos Bert ayudo a su pelinegro a levantarse y se fueron directo a la cocina pues el estomago de alguien no dejaba de rugir y amenazar con devorar a cierto castaño-próximamente-rubio. Desayunaron el total calma, sentados en el enorme sillón de la sala, cobijados por una manta muy suave y viendo una película navideña a la cual no prestaban atención pues era más importante probar los labios de otro hasta dejarlos rojos.
Estaban tan cómodos que no pudieron evitar soltar un quejido de inconformidad cuando el timbre de su hogar comenzó a sonar con insistencia. Bert se levanto de sillón para ir a atender mientras Gerard ocupaba el lugar que había dejado y se tapaba completamente con la manta, comenzando a quedarse dormido
- ¡Hola!... Es... es un gusto tenerlas de visita - alcanzó a escuchar, estaba a punto de quedarse dormido cuando la inconfundible voz de su madre, Dana, resonó en su hogar, haciéndolo levantarse cual resorte y ponerse alerta
- Si, si... hola Bert... ¿Dónde esta nuestro bebé? - su expresión de felicidad cambio drásticamente a una de reproche al ver a su bebé aún en pijama y plácidamente acostado en el sillón... sin hacer nada - ¡¡Que significa esto Gerard Arthur Way Lee!!... ¡¿Por qué aún estas en pijama...?! ¡¡Por que tu departamento esta todo desordenado y porque abrazas a un oso de felpa!!
- M-maa-má... - se puso de pie para poder retroceder ante la furiosa mirada de su madre - Estaba... yo... estábamos... eh... - buscó apoyo en su esposo, encontrándolo acorralado a la pared y con su otra madre abrazándolo hasta que dejara de respirar, o eso parecía por la fuerza con la que lo hacía - Es navidad y...
- ¡¿Tomas la navidad como una excusa para ser un vago?! ¡¡Mírate Gerard!! ¡¡Si vivieras bajo mi techo no permitiría que a esta hora estuvieras en pijama y no haciendo nada...!! ¡¡Donna!! - giro para encontrarse a su esposo aun abrazando a su yerno. Le hizo una seña para que lo dejara y prestara atención a su hijo - ¡¡Regaña a tu hijo!! ¡¡Míralo!! ¡¡Esta en pijama y son las doce!!
- ¡¡Mi bebé!! - Donna ignoró por completo a su esposa, yendo a abrazar con fuerza a su pequeño hijo - ¡¡Pero mira que grande estas!! - dijo una vez que se alejó y pudo apreciar la gran barriga de su hijo - ¿Serán gemelos?
- ¡¡No mamá!! - chilló Gerard - Será solo uno... ¿Estoy tan gordo?
- Como una pelota - respondió Dana, ganándose una mirada de advertencia de parte de Donna... y una también de Bert la cual, por supuesto, fue ignorada
- ¡Claro que no cielo! Era una broma... te ves hermoso - pellizcó las mejillas de Gerard para pasar a sentarse donde antes el pelinegro y el ojiazul estuvieron recostados - Y dime... ¿te ha dado mucha batalla tu bebé? ¿Ya se mueve? - jaló a su hijo para que se sentara a su lado, Dana se sentó al otro lado de Gee y Bert, al ya no alcanzar lugar (aunque en realidad si alcanzaba) optó por sentarse en el sofá más pequeño... y alejado de Dana
- ¡Ya! - acarició su barriga - Apenas en la madrugada pude sentirlo... ¡es hermoso!
- ¿En la madrugada? Pues que estabas haciendo... - pregunto Dana con suspicacia, siendo ignorada por todos pues era obvia la respuesta, tan obvia como el sonrojo del pelinegro ante su pregunta
- ¡Aww! Gee... estoy muy feliz por ti... estamos - miro de reojo a su esposa - ¿Y que será?
- Aun no lo sabemos - respondió Bert - Queremos que sea sorpresa... pero yo digo que será niña
- ¿¡Cómo que no saben!? ¡Eso es fundamental... ¡¿Cómo sabrán que comprarle?!
- Pues... hasta el momento todo lo que le hemos comprado ha sido ropita y mantas en colores neutros, por cualquier cosa - Gerard se levantó con ayuda de Donna y fue por la ropita para mostrárselas a su familia
- ¡¡Es tan lindo!! - Donna sostuvo entre sus manos el mameluco de oso - Me muero por tener a mi nieto o nieta en mis brazos... lo consentiré y le compraré todo lo que me pida...
Gerard mostro las demás prendas para el bebé queSanta le había traído al nuevo integrante de la familia, de vez en cuando Dana mostraba interés en las prendas ya que sabía quien las había comprado.
Continuaron hablando acerca del embarazo de Gee y de cómo podría molestar a Bert por dejarlo en ese estado siendo tan joven hasta casi las dos de la tarde.
Gerard comenzaba a cansarse y lo único que quería es que se fuera para poder dormir en los brazos de Bert, pero para su mala suerte alguien más llegó a su hogar sin una previa invitación. Bert fue a abrir mientras Gee y sus mamás esperaban a que el visitante apareciera en la sala
- ¡¡Dana!! - un alegre Bob entro al departamento, llevando varias cajas a cuestas las cuales dejo en el suelo para ir a abrazar a la nombrada - ¡No esperaba verte!
- Mi Bobby... ¿Qué te trae por aquí? De seguro vienes a visitar a Gee... - le guiño un ojo al decir lo último, lo cual molestó a Bert
- ¡Claro! Debo cerciorarme de que lo tratan bien - le dirigió una significativa mirada a Bert, logrando que su molestia aumentara
- ¡Así se habla Bobby!... pero temo que llegas cuando nosotras nos vamos... fue un gusto verte - volvió a abrazarlo. Antes de tomar la mano de su esposo para ayudar a que se levantara fue donde Bob había dejado los regalos, tomando una caja mediana y dándosela a su hijo - Esto es para el bebé... también es ropita, ¡Lucirá fantástico!
- No te hubieras molestado mamá... - Gerard abrió la caja ilusionado, sacando dos chamarritas negras, un pantaloncito amarillo y un mameluco del mismo color pero grueso y muy suave - ¡Son hermosos!
- No fue molestia... además también vinimos para avisarte que...
- ¡¡Nos vamos de viaje!! - saltó Donna, dando la gran noticia
- ¿¡Qué!? ¿Por cuánto tiempo y a donde?
- Viajaremos por seis mese por Europa... siempre quisimos hacer ese viaje y...
- No estarán para cuando nazca el bebé - intervino Bert
- Lo más probable es que no... por eso te queremos encargar a nuestros dos amores - Dana abrazó a su hijo - Haremos lo posible por venir unas semanas cuando el bebé haya nacido... aún no sabemos si podremos... pero les avisaremos
- Cuídalos mucho Bert - Donna fue con su yerno para abrazarlo - No dejes que nada les pase
- Las voy a extrañar, pero ¡buen viaje! - les deseo Gerard y también Bob
Para las tres de la tarde la pareja ya se encontraba de nuevo sola, Bob también había ido a dejar algunos regalos para su sobrino o sobrina y eran básicamente ropita y varios osos de felpa, además de algunos biberones. También le contaron sobre las pataditas que comenzaba a dar e incluso Bob pudo sentir una, regresando con su familia con una enorme sonrisa.
Ahora Gerard estaba dispuesto a dormir hasta la noche en los brazos de Bert. Ya había comido el recalentado y se sentía de lo más cómodo en pijama y con muchas mantas cubriéndolo, pero aun más con los brazos de Bert sobre su barriga, acariciándole y diciéndole palabras de amor a su pequeño o pequeña. Estaba por quedarse dormido cuando el timbre de la puerta volvió a sonar.
Maldijo en voz baja y dejo que Bert fuera a atender a quien fuera el que estuviera del otro lado de la puerta, quedándose en la cama dispuesto no moverse de ahí hasta la noche... como era su plan, mas la voz de alguien conocido lo obligo a levantarse y asomarse un poco por la puerta, prestando atención a las voces.
Vio a alguien abrazar a su esposo y después la espalda de ese alguien. Estaba por volver a la cama cuando Bert le llamo desde la sala, soltó un suspiro al notar que no podría dormir como quería y fue a ver quien era.
No dio ni tres pasos en la sala cuando los brazos de alguien lo apretaron con fuerza... así era Jared
- ¡Hola Gee!... ¡¡Luces fantástico!! - dijo Jared cuando se hubo separo de él, observándolo de arriba abajo y deteniéndose en su barriga - Disculpa si molestamos... ¡pero santa trajo obsequios para este pequeño o pequeña! - le extendió dos cajas de colores muy llamativos. Gerard las tomó agradeciendo por el detalle y poniéndolas en el sofá más cercano
- Pensábamos en dártelos otro día pero alguien no quiso esperar - Shannon también lo abrazo y le felicito por su barriga, impidiéndole ver que alguien más había entrado a su hogar - No quisimos ser inoportunos...
- No hay problema... tomen asiento y gracias por los regalos, apuesto a que a alguien le fascinaran - dio la espalda a la entrada, ignorando por completo que alguien más lo esperaba para darle otro regalo más y, por que no, abrazarlo
- Y espero que no te moleste que trajéramos a alguien más - sin comprender a que se refería Jared, se dio vuelta. Su sonrisa desapareció en el acto
- Espero no molestar... ¡Feliz navidad Gerard! - Frank estaba de pie frente a él, tendiéndole una gran caja amarilla con un gran listón que la decoraba y una sonrisa que no supo interpretar.
Se quedó estático en su lugar, sin respirar e incluso estaba seguro que se había puesto pálido de repente.
Bert se acercó a él al ver que no reaccionaba, dándole un cariñoso apretón en el hombro con el cual lo hizo despertar de lo que creía una pesadilla.
Parpadeó varias veces y después ignoró la mirada de Frank cuando recibió el regalo
- No te hubieras molestado - dijo bajito mientras escuchaba la charla de su esposo con Jared y Shannon
- No es ninguna molestia - antes de dejar ir el regalo tocó las suaves manos del pelinegro, provocándole un escalofrío
Gerard se debatía entre si debía abrazarlo o no, la verdad era que no quería... estaba dispuesto a escucharlo y perdonarlo... con el tiempo, claro, pero las cosas no volverían a ser las mismas y en ese momento no se sentía preparado para comenzar desde cero, por lo que cuando Bert lo llamo para que se sentara junto a él fue de inmediato, diciéndole en voz baja a Frank "Pasa"para que tomara asiento y no estuviera parado
Bert, Jared y Shannon charlaban amenamente y de vez en cuando intervenía Frank, quien parecía no afectarle en absoluto la presencia del pelinegro. Todo lo contrario sucedía con Gerard "Me hubiera quedado en la cama" no dejaba de reprocharse
- ¿Estas bien Gee? - lo trajo a la realidad Jared
- Eh... Si... estoy algo cansado... eh... - trató de buscar una buena excusa
- ¿El bebé te roba tus energías? - le sonreía Jared con compresión
- Si... es eso - sintió una patadita, como si su pequeño le reprochara el usarlo como excusa. Sin poder evitarlo acaricio la zona afectada con una enorme sonrisa, logrando olvidarse de Frank - Me ha estado pateando
- ¡¡AWWW!! ¡¿Ya lo sientes?! - el pelinegro asintió y Jared se fue a sentar a su lado, haciendo que Bert se quitara - ¿Puedo...? - Gee asintió, dejando que Jared acariciara su barriga con cuidado, atento a cualquier movimiento
- Aquí es donde siento más sus golpecitos - colocó la mano de Jared un poco debajo de su ombligo y la patadita no se hizo esperar
- ¡Woow! Es impresionante - los hombres ahí presentes seguían atentos a la barriga del pelinegro, en especial uno castaño y de ojos color avellana
- ¿Puedo tocar? - se levanto Shannon para ir con Gee, este le dio su aprobación y de inmediato colocó su mano cuando Jared alejo la suya.
Bert comenzó a charlar con Jared acerca del embarazo y como se habían emocionado al sentir a su bebé mientras Shannon estaba maravillado con los golpecitos que su mano percibía. Frank no alejaba su mirada del pelinegro, anhelando poder tocarlo otra vez, sentir su tersa piel y ver en esos ojos verdes el amor reflejado hacia su persona
- Frank, ¿No quieres sentir a nuestro bebé? - lo despertó de sus sueños Bert. Regresó su mirada hacia los ojos de Gerard que lo miraban atento... como si quisiera que la respuesta fuera "No"
- Si Gerard quiere... - tanto él como Bert observaban insistentes al pelinegro, el cual asintió sin levantar ni regresarles la mirada
Se acercó con cautela, esperando que Gerard le dijera que se alejara de él o algo así... pero no sucedió. Se sentó a su lado y colocó su mano sobre la barriga del otro con delicadeza, atento a cualquier movimiento.
P
or su parte Gerard estaba un tanto tenso por la cercanía del castaño, esperaba que en cualquier momento le saltara encima y lo lastimara, o peor aun, que lastimara a su bebé, pero nada paso... Frank solo acariciaba su barriga y nada más, se encontraba hipnotizado por esta esperando sentir una patadita, y después de varios minutos la pudo sentir, una leve vibración, pero era algo
- ¡Es maravilloso! - sus ojos brillaban como nunca antes - ¿De cuanto estas? - se atrevió a preguntar
- Cinco meses - respondió el pelinegro, asombrado de ver un brillo en los ojos avellanas que nunca antes había notado.
- Pues muchas felicidades - quito su mano y observó fijamente las perlas verdes del pelinegro, este lo miraba inexpresivo
- Gracias - no soportó la mirada del otro, esquivándola a toda costa.
La tarde continuo en compañía de los tresinvitados, hablaban de todo y de nada.
Gerard permanecía serio en su asiento, recargando su cabeza en el hombro de Bert y con los brazos de este sosteniendolo con delicadesa y con millones de cosas en la cabeza.
¿Cómo debía tratar a Frank? ¿Cómo a un desconocido? Porque no lo era... había dejado una huella en su pasado muy difícil de borrar, y no precisamente positiva.
Podía pretender no conocerlo y empezar desde cero, ese era su plan inicial, pero le era muy difícil tratarlo, tenerlo cerca era un problema, se ponía nervioso y sentía que en cualquier momento el Frank con el que convivió por varios meses, el que llegaba borracho y lo humillaba, le haría algo, lo lastimaría de la peor forma que, en su estado, pudiera haber: lastimaría a su bebé. "¡NO! ¡Jamás lo permitiría!" y todo el miedo, odio y resentimiento que había sentido por tanto tiempo se convertía en un inmenso sentido de protección, porque antesmuertos (incluía a Bert) a permitir que algo dañara a su pequeño, si se habían enfrentado a Edward también podría contra Frank si se atrevía a tocarlo.
No podría hacerle nada pues Frank no poseía algo que a él le importara, ya no lo amaba y tampoco era el muchachito inseguro, tímido e ingenuo que conoció... el propio Frank se había encargado de matarlo.
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