2. Your sins into me
*¡¡Riiing!!*
Despertó sobresaltado debido a la maldita alarma que amenazaba con matarlo de un susto un día de esos. Con la ayuda de un fuerte manotazo apago el endemoniado aparato; removiéndose entre las mantas se acercó un poco más al cuerpo de su pareja, quien parecía el rey de la cama ya que la abarcaba prácticamente toda, y no es que a él le molestara pues no solía ocupar mucho espacio al dormir, solo era entretenido verlo desparramado sobre toda la cama y él verse en un pequeño espacio. Aun así lo amaba con todo su corazón, con sus defectos y virtudes.
Se movió un poco más hasta quedar pegado a su amor y después pasó su mano por la cintura de este, recargando su cabeza en su desnudo pecho y aspirando el aroma que desprendía y que también se encontraba impregnado no solo en la habitación o en prácticamente todos los rincones del amplio departamento, sino también en su cuerpo.
Soltó un largo suspiro y aun con los ojos cerrados una sonrisa se dibujo en sus facciones... sonrisa que se desvaneció en un segundo. Tan rápido como aquella horrible sensación le invadió se levantó de la cama y corrió al baño sin importarle en absoluto el frio suelo y que la temperatura estuviera cercana a los 0°C. Corrió hacia el baño como lo venía haciendo los últimos días, donde dejo caer su cuerpo y vació por completo el contenido de su estomago en tres arcadas, sintiendo que no solo eran alimentos lo que devolvía sino también su alma.
Odiaba vomitar, lo odiaba con todas sus fuerzas, lo odiaba incluso igual que a las agujas. Siempre le quedaba un horrible sabor y olor que le provocaban nuevas arcadas además siempre se sentía débil, sin mencionar que su aspecto no debía ser el mejor. Debía de llevar una palidez mayor a la normal y los ojos llorosos.
"Patético" era lo único que pensaba de si mismo al estar abrazado al retrete, "Horrible"era lo que pensaba después, cuando trataba de incorporarse y notaba como sus piernas temblaban y le era imposible hacerlo. Espero unos segundos a que sus piernas se dignaran a funcionar, aprovechando para alcanzar el papel y limpiarse de la boca todo rastro de vómito al tiempo que jalaba de la palanca del agua para dejar atrás aquel infortunado suceso.
Un minuto después se levanto con cuidado, sujetándose del lavabo pues su mundo comenzaba a dar vueltas. "¡Mierda!" pensó al tomarse firmemente para no caer y comprobando que era el quien estaba mareado y no que estuviera temblando.* Abrió el grifo y metió ambas manos para atrapar el agua y mojar su cara, esperado que con eso su mareo desapareciera. Secó su rostro con una toalla y miró atentamente su reflejo, en efecto, estaba más pálido de lo normal y tenía unas grandes ojeras, que bien podrían ser causadas por sus constantes vómitos matutinos o porque no dormía lo suficiente... o por ambas. Sus ojos estaban llorosos debido al esfuerzo realizado. Tomó su cepillo de dientes para eliminar de una buena vez el horrible sabor que tenía en la boca y una vez listo salió del baño, sintiendo el frio calarse en su cuerpo y comprobando que su esposo seguía profundamente dormido, ignorante de los infortunios de su pareja.
Volvió a la cama dispuesto a volver al mundo de los sueños más un extraño sentimiento de desconcierto se lo impidió. Miró la hora, 7:17am, era todavía temprano y estaba seguro que no podría volver a dormir. Resignado se colocó unas pantuflas azules y esponjosas que cubrieran del frio sus pies y fue al armario por un suéter pues, dejado atrás todo su drama anterior, ahora era consciente del frio que hacía y no estaba dispuesto a pescar un resfriado.
Con muchas ideas en mente se fue a la cocina, aún era temprano para despertar a su amor así que optó por preparar un delicioso desayuno. Sus nauseas habían pasado mas varias ideas no le dejaban tranquilo; hacia aproximadamente diez días, e incluso más, se sentía mal, se levantaba a muy tempranas horas a causa de las nauseas que le invadían, al menos en los últimos tres días sufría de constantes mareos y tenía un cansancio que no se le iba ni durmiendo doce horas.
Más que creer estaba completamente seguro que ya había perdido cinco kilos, al menos, en los últimos diez días y la incertidumbre de saberse enfermo le aterraba ¿Y si estaba desahuciado? ¡Mierda! eso sería lo más injusto, apenas comenzaba su vida... solo tenía 22años y recientemente había terminado su carrera y se había casado... ¿Y si tan solo le quedaba un mes de vida? ¡Mierda! ¡Eso era aun peor! ¿Qué pasaría con su esposo? Tal vez le olvidaría en cuestión de semanas... se casaría nuevamente y sería feliz sin él... pero ¿Y si no era nada de eso? ¿Y si...?
- ¡¡BUUU!! - haciéndole salir de sus pensamientos y pegar un brinco del susto, pues no se había dado cuenta de que alguien más había entrado a la cocina, fue como suadorado esposo le sorprendió, ganándose un golpe en la cabeza por hacer tal estupidez
- ¡¡Te he dicho que odio que hagas eso!! - lo alejo con un leve empujón volviéndose hacia la alacena en busca de platos y vasos, queriendo parecer indignado mas dentro de si el sentimiento de felicidad no lo dejaba, si, estaba feliz de haber despertado (aunque fuera de una horrible manera) una vez más junto a la persona que más amaba en el mundo, no, no del mundo, de todo el jodido universo
- ¡No te me enojes! - le tomó de la cintura - Solo quería sorprender a mi amado pelinegro
- ¡Pues casi me matas! - lo alejo nuevamente, yendo hacia el refrigerador
- ¿Has despertado con el pie izquierdo? - se acercó despacio y con una sonrisa, tomándose el tiempo para que el otro se diera la vuelta y le tuviera de frente. Cuando sucedió su sonrisa desapareció en un segundo, siendo remplazada por una mirada de preocupación - ¿Estas bien? - se acercó rápidamente a él, tomando su rostro entre tus manos - Te ves pálido... más de lo normal
Dudó en si decirle la verdad y preocuparlo o mentirle y dejarlo tranquilo - Esto bien - mintió, tratando de parecer sincero y sonriendo para que le creyera
- Sabes que no es así ¿Qué es lo que pasa Gee?
- Nada... enserio - le sostuvo la mirada sonriendo
A pesar de saber que no estaba bien decidió no preguntar más, Gerard Way podía ser la persona más necia del mundo y si no quería decirte nada lo mejor era no insistir o te ganarías un buen golpe. Soltó un suspiro un una nueva sonrisa se dibujo en su rostro al sobre la mesa waffles, fruta e identificar el delicioso aroma del café recién hecho
- Huele delicioso... ¿es todo para mi? - bajo sus manos del rostro del pelinegro a sus caderas
- Es para los dos - hizo que le soltara para sentarse y comenzar a comer, después de su trágico despertar ahora tenía bastante hambre, normal si vomitas hasta el alma
~*~
- Necesitaremos un poco más de color - un nuevo mareo le hizo tomarse de la mesa o si no caería al suelo - Y estos tendrán que estar listos para mañana - su cabeza le dolía y también tenía nauseas - ¿De acuerdo Gee? - el rubio delante de él interrumpió sus quejas internas - Te ves más pálido de lo normal - cuestionaba con preocupación
- Estoy bien... solo un poco mareado - admitió a medías - No tienes por qué preocuparte Bob
- No solo eres mi mejor empleado, también uno de mis mejores amigos ¡¿Cómo no quieres que me preocupe!?
- No es nada - sonrió ante las palabras dichas por Bob, uno de sus mejores amigos - Tal vez no comí bien - dijo, mas después recordó que hacía una hora que había desayunado diez waffles... no podía ser eso
- Mejor ve al medico... no te ves bien y no quiero que te pase algo y después tu celoso esposo venga a matarme
- Él no haría algo así - soltó una carcajada no creyendo en sus palabras - Él te aprecia...
- ¡¡Si, Claro!! ¡Me odia Gerard! Me odia porque sabe que me amas - tomó al pelinegro de los hombros, atrayéndolo hacia su cuerpo, el pelinegro volvió a reír ante tal afirmación - Pero ya enserio... te ves muy pálido y tus ojeras son para morir... no sé como no se ha dado cuenta... debes de mantenerlo bien entretenido - insinuó ganándose un codazo
- ¡Cállate! - dijo completamente rojo
- ¡Ja! ¡¡Lo ves!! Deben parecer conejos - rio escandalosamente ante el insistente sonrojo del pelinegro
- ¡Cállate de una vez y dame mi trabajo!
Trató de controlar su risa pero era inútil, le paso un folder azul con lo que debía hacer. Gerard echo un rápido vistazo para después despedirse de Bob e irse a su casa a trabajar. Estaba a unos pasos de salir de la oficina de su jefe cuando este le detuvo con un "¡Espera Gee!", se quedó de pie, con la mano en la perilla, esperando a que Bob continuara
- Con protección... no lo olvides - rio de nuevo al ver como Gerard salía de su oficina prácticamente corriendo
"¡Maldito Bob...! lo mataré... o mejor aun, ¡lo mataran!"pensaba Gerard, caminando hacia su casa para comenzar a trabajar. Tenía un trabajo perfecto, era dibujante de comics, el sueño de su vida y lo mejor de todo es que solo iba una hora al trabajo para entregar los dibujos y podía comenzar cuando quisiera con tal de entregar el trabajo el día que lo pedían.
Iba a la mitad del camino cuando las palabras de Bob regresaron a su cabeza "Con protección" había dicho su amigo... ¿Y si estaba...? ¡No! No podía ser posible, se cuidaban... bueno, se cuidaba, no podía ser. Siguió caminando con esa idea en mente, a unas cuadras había una farmacia. No podía ser... pero al mismo tiempo todo encajaría... tal vez... tal vez si...
~*~
- ¡Gee! ¡Amor, ya llegue! - habló en voz alta al entrar a su gran y cómodo departamento, esperando ser recibido por el usual abrazo de Gee y un delicioso beso, pero nada de eso sucedió. Siguió su camino hacia la sala y después a la cocina, encontrándolas vacías, pensó que tal vez su Gee estaría en el estudio dibujando, fue hasta allí pero tampoco lo encontró. Un poco asustado por la ausencia del pelinegro volvió a llamarlo, sin recibir respuesta. "Tal vez esta en la habitación" pensó camino a la habitación que compartían.
Nada, no había nadie en el departamento, Gee no estaba. Con el corazón en la mano se acercó hasta la mesita de noche, tomando el teléfono, marco y el sonido del celular de Gerard se escucho en la habitación. "¡Mierda! Se olvido del móvil" colgó e iba a ir por el cuando la puerta del baño se abrió haciéndole saltar por la sorpresa y soltando un suspiro de alivio al ver su amado salir de este
- ¿Porque no me contestabas? Pensé que no estabas... estaba comenzando a preocuparme - se acercó, tomando a Gerard de los hombros y haciendo que sus miradas se conectaran, viendo los hermosos ojos de su amado brillar - ¿Qué tienes amor? - Gerard abrió y cerró la boca varias veces, ningún sonido salía de ella. Su preocupación aumento cuando una lágrima escapo de aquellas perlas verdes - ¿Qué pasa Gee? Me asustas...
No respondió, no podía. Bajo la mirada hacia su mano que aun sostenía la prueba, la miro una vez más y extendió s brazo para que el otro la tomara
- ¿Qué es esto? - se extraño al ver tan raro objeto, le dio varias vueltas hasta que encontró dos circulitos donde se pintaban dos rayas rosas. Abrió grandes los ojos, poniéndose pálido de repente. Volvió su mirada a Gerard - ¿Qué...?
- Si... estoy embarazado Bert.
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