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-Como odio a tu maldito padre.

Jungeun escuchó a Sooyoung decir eso, y no se preocupó por la mala palabra que usó su mejor amiga a través del teléfono en su videollamada grupal.

-Sí, ese infeliz de mierda, me caga la existencia entera ese jodido imbécil.-Hyejoo era muy conocida por no medir sus palabras y a pesar de ser la menor en su círculo de amigas, era realmente de temer.

-Hyejoo, vocabulario.-Jungeun regaña sutilmente a la menor pero la escucha bufar y la ve rodar sus ojos con fastidio, sabiendo que le da igual un llamado de atención.

-¿Vocabulario? ese padre tuyo merece eso y más, es tan egoísta contigo siempre.-Hyunjin también se escucha molesta, quien se encuetra sosteniendo el teléfono durante la videollamada; sus amigas se tomaron un pequeño lapso de tiempo durante la fiesta para hablar con Jungeun mientras la rubia comía la pizza.

-Realmente lo detesto, ¡nunca vienes a nuestros cumpleaños!.-reclamó Heejin haciendo un puchero, se veía muy linda y radiante, incluso habia cambiado el color de su cabello para ese día en un lindo amarillo opaco tirando a un marrón, diferente al de Jungeun, que era más claro.-quería que vinieras.

-Y yo quería ir Heejinie, enserio.-come otra rebanada de pizza entristecida, su madre le había pedido una pizza pequeña sola y únicamente para ella de seis trozos.-Insistí y mamá lo intentó también pero papá no lo aceptó.

-Es una lástima.-se lamentó la cumpleañera, Hyunjin quien es su actual pareja asiente de acuerdo y pasa su brazo desocupado por su hombro para acercarla.-Bueno, nos encantaría quedarnos contigo toda la noche pero....

Jungeun sonrió levemente, asintiendo cuando comprendió.

-Ustedes vayan chicas, no quiero arruinarles su noche de diversión.-se encoge de hombros, agitando su mano para despedirlas siendo correspondida. Hyunjin devolvió el teléfono a Sooyoung para ir con Heejin a bailar tirando de su mano, Hyejoo apenas vio a un mesero pasar con una bandeja de bebidas corrió tras él mientras Sooyoung se quedó un poco de más tiempo.-¿qué haces Soo? ve a disfrutar, anda.-hace un gesto con su mano para que se fuera a pesar de que realmente necesitaba a su mejor amiga.

-No puedo disfrutar de esto si mi mejor amiga no está conmigo, no tiene ciencia.-hace un mohín y Jungeun no puede evitar hacerlo también.

Sooyoung y Jungeun han sido mejores amigas desde la primaria en donde se conocieron cuando la mayor defendió a la adversa de unos niñitos tontos que querían molestar a Jungeun por sus coletas torcitas. Desde entonces, han sido muy unidas hasta que se volvieron completamente inseparables, claro, eso hasta que el señor Kim empezó a manejar la vida de Jungeun metiéndola a clases extras o encerrándola en casa tan cuál Rapunzel en su torre. Desde ahí Sooyoung solía visitarla más o verla en la escuela, ya que aveces el señor Kim aborrecía visitas de sus amigas y les cerraba la puerta en sus caras después de ver quiénes eran.

-Lo sé Sooyoung... puedes estar con Olivia, a ella le agradas mucho después de todo.-se encoge de hombros y ve el asentimiento de la mayor.

-sí, no quiero arruinarles la noche Heejin y Hyunjin, ya sabes, son novias y siendo una noche tan especial como el cumpleaños de Heejin obviamente quieren su tiempo a solas.-sonríe, volteando a ver a las dos bailando juntas en medio de la enorme sala de estar.-Aunque dudo que Jungkook les de su tiempo, es un hermano algo sobreportector.-ríe, viendo al muchacho pelinegro bailar solo muy cerca de ambas chicas vigilando.

Jungeun ríe cuando Sooyoung le muestra la escena.

-Es tierno pero debe ser frustrante.

-Sí, imagínate cuando quieran hacerlo como conejitos ¿cómo lo harán si tienen al hermano mayor encima?.

-¡Sooyoung!.-explota en carcajadas después de oír a su mejor amiga quien también ríe gracias a la contagiosa risa de jungeun.-ya basta, ve a disfrutar o voy a enojarme contigo.-señala, la mayor bufa y pone sus ojos en blanco resignada.

-Bien, sólo porque ya se me cansó el brazo porque si no, no te dejaría en paz.-menciona, sonriéndole después al agitar su mano en despedida.-te quiero Jungie.

-y yo a ti Sooyoungie, adiós.

La llamada finalizó y Jungeun volvió a quedarse a solas, en su de por sí, ya solitario hogar.

Soltó un suspiro mientras recogía la caja de pizza para tener que botarla donde su padre no pudiera enterarse de su mera existencia en esa casa por eso, decidió ponerlo en bote de basura de sus vecinos y no fue problema salir a botarlo y regresar, fueron segundos lo que bastó para hacerlo, volviendo adentro pensando en qué podría hacer ahora.

Encendió la pantalla de su teléfono para comprobar la hora y gimió frustrada al ver que tan sólo eran las siete y cincuenta de la noche, casi ocho.

Pensó que no había ninguna otra forma de entretenerse que no fuera haciendo lo que le gusta mientras esté en casa. Por esa razón tomó rumbo a la pequeña sala de instrumentos, recorriendo con la mirada la habitación vacía para buscar el interruptor y encender las luces.

-Sólo somos tú y yo, de nuevo.-le habla inconscientemente al violín, tomándolo cuidadosamente como siempre lo ha tomado para posicionarlo correctamente y enderezarse, empezando a tocarlo con delicadeza y destreza al mismo tiempo, era realmente muy buena ya que durante años, había asistido a clases para aprender a tocarlo y con suerte, fue la mejor de la clase, destacándose.

Estuvo tocando por alrededor de un minuto y medio, la melodía que había elegido para tocar era relativamente corta por lo que terminó de tocarla rápido.

Lo que no esperaba era oír unos aplausos repentinamente, acto que la asustó demasiado.

-¡Oh por favor! ¿h-hay alguien aquí?.-soltó el instrumento básicamente tirándolo al sillón para voltear horrorizada con el pensamiento de que hubiera entrado alguien, algún hombre malo, un acosador o hasta un ladrón.

-Eh, ¿si? bueno, no estoy dentro pero estoy aquí en la ventana.-Jungeun volteó rápidamente a ver en la ventana y se dio cuenta de que se asomaba una chica desde ella, quien como si nada le saludó con su mano.-estaba abierta y justamente pasaba por aquí cuando escuché el violín, de verás, tocas hermoso.-sonríe.

Jungeun se queda paralizada desde su lugar, pensado en si salir corriendo de ahí o primero cerrar la ventana, pero sería muy irrespetuoso hacerlo.

¡Oh vamos Jungeun! ¿piensas en modales cuando posiblemente corras peligro?

-¿Eres una ladrona? te ves... algo inofensiva para serlo.-rascó su brazo, oyendo la ligera carcajada de la adversa que apoyó su codo en el marco de la ventana, al estar en el primer piso no había problema hacerlo.

-hey, no soy una ladrona y creo que si fuera una, supongo que no sería tan idiota como para decírtelo porque mi plan de atracar se vería arruinado entonces.-Jungeun inmediatamente agrandó sus ojos.-¡pero no soy una ladrona, enserio!.-se apresuró en decir, moviendo sus manos exageradamente.

-¿entonces qué haces ahí?.-preguntó con voz quedita, temerosa que todavía ni se había movido de su lugar.

-¿Yo? pero ya te dije, escuché que tocabas y me acerqué para oír mejor. No era mi intención asustarte, voy hacia una fiesta y pasé cerca, realmente me gustó lo que estabas tocando y no pude evitarlo.-se encoge de hombros, Jungeun la mira con curiosidad.

-¿Vas a una fiesta? ¿por aquí mismo?.-preguntó curiosa esta vez, aún jugando con sus manos.

¿Era correcto seguir hablando con una desconocida?

-Sí, mi prima me invitó a su fiesta de cumpleaños, vive a unas cuadras de aquí.-asiente, mirando desde ahí el interior de aquella habitación hasta que sus ojos divagan sobre algo específico.-wow, tienes un piano, ¿sabes tocarlo?.

-no realmente, sé tocar más el violín.

-Yo sí, toco algunos instrumentos y el piano está incluido. Si te interesa, algún día podría enseñarte.

La sonrisa que aquella desconocida le daba extrañamente no la hacía temer, lo que la tenía en dudas es el porque le sigue respondiendo a aquella chica si sus padres le habían enseñado de los riegos de hablar con desconocidos.

-¿Porqué debería? ni siquiera te conozco.-murmuró, alisando su cabello con sus manos tímida y nerviosa o más bien, asustada.

La peliazul lo pensó por un rato antes de sonreír de nuevo.

-bien, tienes razón.-asiente.-Me llamo Jung Jinsoul, ¿y tú?.

¿estaba bien decirle su nombre?
era sólo un nombre, no estaba mal ¿verdad?

-hm.. Kim Jungeun.

Aquella chica que ahora sabe se llama Jinsoul sonríe, soltando una risita.

-¿Ves? ya no somos completamente unas desconocidas.-sigue sonriendo y es algo que ya a jungeun le agrada, un poco, la hacía sentir menos temerosa.

-Sí... supongo.-respondió con una pequeña sonrisa, dándose la libertad de acercarse un poco a la ventana pero no demasiado.

-Entonces, ¿te gustaría ir conmigo a la fiesta, Jungeun?.-preguntó, aún apoyando su codo en el marco de la ventana.

Jungeun palideció luego de oírla.

-¿Q-Qué? n-no... no puedo, no puedo salir de casa.-respondió y negó con su cabeza, jugando con sus manos; hábito cuando está nerviosa.

-¿Porqué no? vamos, será divertido y podremos hacernos más cernanas si te agrada la idea, por su puesto.

Jungeun moría literalmente por decirle que sí, quería salir y disfrutar como cualquiera a su edad lo haría pero no podía hacerlo.

-No tengo permitido salir de casa hoy.-respondió de nuevo, bajando su cabeza.-mi papá me ha prohibido salir.

-¿Está aquí?.-preguntó, la rubia entonces negó lentamente.-¿Y mientras él si sale tú piensas quedarte aquí? oh vamos Jungeun, ¿qué edad tienes?.

-Diecinueve.

-¿Y qué estás haciendo aquí? escucha, tocas increíble y todo pero hey, hay más pequeños que tú que salen y tú pretendes quedarte aquí ¿porque tu padre te lo ha ordenado?.

Jungeun escuchó atentamente y pestañeó, rascando su nuca.

-Eh... sí, claro, es mi padre.

Jinsoul ríe leve y niega con su cabeza.

-Ven conmigo Jungeun, no me quedaré tranquila hasta que sepas realmente lo que es vivir la vida.-señaló, advirtiendo que realmente no se iría.-escapa de casa por un momento.

-¿Estás loca? papá va a castigarme.-alzó su voz, tapándose la boca después con vergüenza por lo paranoica que se puso.

-¡Jungeun! a tu edad mi mamá me había castigado más de al menos cinco veces en mi vida, será un pequeño castigo lo que te ganes pero habrás tenido la experiencia, la que te hace falta vivir para saber de lo que te pierdes.-señaló de nuevo, frunciendo su ceño divertidamente, se veía incluso tierna haciendo esa expresión.-tienes que aprender a correr el riesgo.

-No me atrevería.-niega, aún sin estar convencida.-No puedo.-chilló, haciendo un puchero.

-Entonces nunca sabrás vivir correctamente la vida.-suspira, mirando a la menor.-No creas que todo es como lo parece o cómo tu padre intenta que sea, siempre habrán riesgos que correr, obstáculos que sobrepasar y te tropezarás más de una vez, caerás muy profundo pero habrán salidas y otras alternativas.

A este punto Jungeun estaba atrapada en las palabras de Jinsoul, ahora se encontraba tan cerca de la ventana que básicamente la peliazul podría tirar de ella y sacarla.

-En la vida hay que correr riegos necesarios y este, es uno de ellos, te lo aseguro.

Para cuando Jungeun se dio cuenta, Jinsoul tenía una mano sobre el dorso de la suya, acto que la hizo sentir arder sus mejillas como nunca antes.

Pero ella aunque lo creyó posible, el hecho de apartarse, no lo hizo. Y cuando tuvo tiempo de reaccionar, sus pies ya estaban fuera de casa, pisando el césped perfecto del jardín y su cuerpo, que gracias al cielo aún llevaba puesto ese vestido y no una pijama, era guiado por si sólo atrás de aquella peliazul que volteaba a verla cada cierto tiempo para sonreírle.

Y vaya que va a correr el riesgo.

les regalo el segundo capítulo para que conozcan a Jinsoul nuestra segunda protagonista y honestamente, mi personaje favorito de verdad, se van a enamorar de Jinsoul lo sé 😭💕🌹

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