Our Love is God!
Esto paso aquel día, cuando Dazai le pregunto a su nuevo "subordinado" Nakajima Atsushi "¿y volverías a trabajar con él?" y Nakajima respondió "Literalmente fue lo peor, por favor, no me obligue a hacerlo otra vez"
Aun no lo sabía, ni podía analizarlo bien, se sentía vitalizado ese día y no presto atención, pero había algo que le faltaba, al mismísimo tigre le hablaba... Era él.
"Un miembro de la mafia que no mata... eh"
Atsushi miraba fijamente sus manos – garras negras de tigre...- expreso solitario
― ¿dijiste algo Atsushi-kun? – pregunto Dazai en el asiento de al lado
― N-no no es nada – sonrió Atsushi nervioso
― Chico, el nuevo cargamento de dulces llego – hablo Kunikida – apresúrate, Ranpo se queda sin su dotación
― Corre Atsushi o moriré – dijo Ranpo dramáticamente mientras se acostaba en su escritorio
Atsushi suspiro, la agencia era divertida a pesar de todo, caminaba tranquilo, lo de que Ranpo moriría era un simple chantaje, se dedicó a mirar a las personas, y se preguntó muy a sus adentros - ¿Por qué son tan felices en pareja? – el tener un padre, el perder a un padre, tener amigos o enemigos, solo eran sensaciones que comenzaba a sentir y vivir, la felicidad de la amistad, el divertirse con cada uno de ellos... solo era un regalo más, un regalo que dudaba aun en merecer. Atsushi era una luz, una luz que iluminaba corazones, daba esperanza, pero... ¿Qué ocurría con la luz? Que buscaba y rebuscaba aquel ser que tanto le había dañado, aquel ser que le dio tanta fuerza, la sombra más tenebrosa, Akutagawa.
El chico detective con habilidad del tigre bajo la luz de luna llego al muelle, busco el cargamento de la agencia sobre dulce, si, era una caja, no una enorme caja pero su tamaño significaba que alguien con fuerza debía transportarla – aquí estás – sonrió Atsushi y volteo a ver al encargado – la he encontra.... – no había nadie - ¿señor Yukishi? – comenzó a buscarle, busco y busco. ¿Y qué hallo? Una pandilla molestando ¿Por qué debían meterse con los buenos trabajadores? – ¡hey! Paren ya – dijo Atsushi para acercarse – el señor Yukishi hace honradamente su trabajo, así que suéltenlo – menciono el albino y aquellos chicos de trabaje lo miraron feo
― Un chico de la agencia – dijo un castaño
― Si lo derrotamos, tendremos puntos con él jefe – dijo el rubio
― Tras él – dijo un pelirrojo
― Tigr-
― Alto allí – detuvieron a Atsushi, el castaño quien le había detenido sostenía una navaja cerca del señor Yukishi – si das un solo paso, cortaré su cuello
― "no llegaré a tiempo" – pensó Atsushi, trago saliva y cerró los ojos. El rubio y el pelirrojo aprovecharon.
Golpearon a Atsushi, patearon, para Atsushi, sería lo correcto, si cerraba los ojos podría no sentir tanto, ¿y que si tenía la regeneración? No dejaba de ser humano, no dejaba de sentir el dolor. En el proceso, recordó todas aquellas veces que fue golpeado de la misma manera en su niñez, impotente, sin poder moverse, siendo acusado, siendo golpeado y ultrajado, siendo torturado, y llenando su vida de miseria – vámonos ya – escucho al castaño hablar.
Dolor. Era lo que sentía ¿Cuánto tiempo había sido golpeado por esos gorilas? ¿Una hora? Que más daba... abrió los ojos, busco al señor Yukishi y... fue lo peor que vio, a rastras se acercó a él, lo abrazo con fuerza - ¿Por qué?... – sus ropas se llenaron de sangre, así es, el señor Yukishi había sido asesinado, no importaba que se había dejado golpear, su garganta había sido cortada - ¡¿Por qué?! – grito apretándole. Atsushi comenzó a llorar, el atardecer estaba llegando, y el albino no había parado de llorar ¿Qué era eso? ¿Qué pasaba con la sociedad hoy en día? ¿Por qué? ¿Por qué solo estaba pensando en él? Y ¿Qué es lo que él haría? Y como si le estuviera invocando como magia que ilumino a un dementor, lo vio aparecer, con su largo abrigo y su semblante en ceño fruncido, Akutagawa.
― Jinko, se supone que eres grande, fuerte y poderoso, y solo yo te asesino – menciono molesto el azabache. Atsushi simplemente lo vio, sus ojos se llenaron de lágrimas ¿y por qué? ¿Por qué él? Atsushi se levantó y corrió hasta el cuerpo frío del azabache, no le intereso o importo, pues ni siquiera estaba pensando, le abrazo con fuerza. Rashoumon corto el sonido tan estrepitoso de los gritos del albino, los cuales casi dejan al azabache sordo, así que él también le necesitaba, no era un secreto, nadie lo preguntaba ni se daba cuenta pero Rashoumon no le obedecía desde aquel día que se unía al albino.
― Tienes un muerto allí Jinko – menciono intentando restar importancia a la situación
― ¿Por qué tenían que matarlo? Me deje golpear solo para salvarlo – trago saliva – el no hacía daño a nadie, no hacía daño a nadie – repitió
― Bueno, probablemente llevaba tratas con mafiosos y si no paga o hace su trabajo, incluso por hablar de más... Ellos solo se aprovecharon que estabas aquí, el destino no iba a cambiar para el hombre.
― No lo comprendo... ¿Por qué deben ser así?
― La gente es mala en este mundo cruel, por eso debes ser fuerte Jinko – acepto sus palabras y con ello, también el acariciar el cabello del albino quien aún reposaba en su pecho. Con sus actos en juego, alejo su mano aun dudoso
― ¿Por qué te detienes? – pregunto Atsushi mirándolo
Akutagawa diviso las lágrimas del albino y suspiro – te han hecho llorar pero eso se acaba está noche – dicto el azabache limpiando las lágrimas del albino – Eres lo único que está bien en este mundo roto – suspiro – anda, continua llorando pero cuando la mañana llegue, - dijo mirando al atardecer mientras Rashoumon era activado, el azabache sonrió amplio - lo quemaremos todo y luego reconstruiremos el mundo – Atsushi aprecio la mirada nostálgica del azabache mientras era envuelto en Rashoumon – nuestro amor es Dios...
― ¿estás bien? - pregunto Atsushi afligido al ver la nostalgia en los ojos del azabache
― Estaba solo... Era un lago helado – menciono mientras la noche había llegado y acaricio el cabello del albino – y entonces... me despertaste y me derretiste – tomo la mano de Atsushi y la puso en su pecho, los latidos de su corazón resonaban fuertes - ¿vez? Ahora yo también estoy llorando – menciono y Atsushi lo mira, su sorpresa fue grande al ver al azabache con lágrimas – no estás solo...
― No estás solo – le abrazo Atsushi
― Y cuando la mañana llegue
― ¿Cuándo la mañana llegue?
― Quemaremos estas lágrimas y, construiremos nuestra ciudad aquí – menciono tocando el pecho del albino
― Construiremos una gran ciudad aquí – respondió Atsushi tocando el pecho del azabache
― Nuestro amor es Dios – sonrieron ambos al decirlo al mismo tiempo
Aquella noche, la bodega de cargamento fue la espectadora del amor de ambos chicos, el sudor recorría ambos cuerpos, sus besos apasionados que les dejaban sin palabras, sin aliento, sin espacio.
Akutagawa penetraba a Atsushi como si estos se conocieran el cuerpo a la perfección, y, probablemente lo hacían, pues desde un principio Akutagawa dedico sus dedos a recorrer cada extremo del cuerpo del albino así como Atsushi del suyo. Encontrando y sin falta heridas en ambos cuerpos, desde látigos, hasta marcas y quemaduras, cosa que solo ambos conocerían del otro, sus ojos se llenaron de los del otro.
Sus fluidos se unían en el limbo del amor que solo ellos podían profanar, ahora no eran solo ellos, no, fue desde aquella vez, hace meses, cuando Atsushi obtuvo sus garras negras y Rashoumon tuvo luz bajo la luz de la luna "Garras negras de tigre" y "bestia bajo la luz de la luna en Rashoumon" eran bestias distintas, habilidades distintas y eran... ellos mismos. La necesidad, el tenerse, el complementarse, ambos sentían aquella sensación desde aquel día y solo ese día en la zona de carga pudieron por fin hallarla, la necesidad de un compañero, una amistad verdadera, alguien que te comprenda, a eso habían llegado, era extremo, era sádico... Era amor, era Dios.
Atsushi continuo rasguñando la espalda del azabache, la sensación de dolor era poca a la de querer ser una sola persona, eso era lo que más le dolía, no ser uno solo, no ser una misma persona, no poder unirse como deseaban. Akutagawa dejaba marcas de sus dientes por el cuerpo del albino, no necesitaban más que al otro.
Así, pasaron la noche, entre gemidos, gritos, mordidas y rasguños, marcas y sucesos que dirían que aquella noche lograron decirse aquellas palabras "Te amo", era lo que repetían ambos uno y otra vez, ¿y qué más? Eran poderosos, eran los más fuertes estando juntos, ¿Quién podría detenerlos? ¿Quién podría contra ellos? Su amor era Dios...
Despues de su gran acto de amor, que sorprendentemente duro toda la noche, con ligeras pausas para volver una y otra vez a su conciliación de amor, ambos por fin se recostaron en el suelo, quedándose abrazados y esperando el amanecer, no, no pensaban en nadie más, ni en nada más, solo eran ellos, Atsushi vio como Akutagawa subía su mano hacia el techo sin moverse, sonrió entre risas y miro al azabache - ¿Qué haces? – pregunto sonriente
― Podemos empezar y acabar guerras...
― Somos lo que mato a los dinosaurios – dijeron ambos
― Somos el asteroide que hace falta – dijo Atsushi sonriente y Akutagawa lo miro
― Los dinosaurios se ahogaron en el polvo, murieron porque Dios así lo dijo – acaricio el cabello de Atsushi y beso su frente – el nuevo mundo necesitaba espacio... para mí y para ti
― Para nuestro amor – respondió Atsushi
Akutagawa sonrió mientras besaba una vez más al albino, Atsushi no lo vio, ni lo sintió, sus uñas habían quedado negras, así como sus pies comenzaban a pintarse de negro, Akutagawa lo ignoro y continuo besando al albino – Te idolatro... Cambiaría mi vida por la tuya, todos desaparecerán y plantaremos nuestro jardín aquí
― ¿Cómo Adan y eva?
― Mucho mejor
― Plantaremos nuestro jardín aquí
― Porque nuestro amor es Dios
― Nuestro amor es Dios...
― Nuestro amor es Dios
Aquello continuo, causando y sin notar como la piel del albino se coloraba en tono negro, más relajados, una vez más. Akutagawa sabía que era hora de vestirse y continuar, por lo que comenzó a hacerlo
― ¿Qué quieres hacer con los que te golpearon y mataron al señor Yukishi?
― ¿asustarlos?
― Tengo algo – sonrió Akutagawa – veámonos en el cementerio, en 20 minutos, allí los llevaré
― ¿Cómo sabes quiénes son?
― Los vi irse antes de llegar, ¿castaño, pelirrojo y rubio?
― Si, eran esos
― Busca un paquete, debe de tener el nombre de "Akutagawa Gin"
― ¿encargaste algo de tu hermana?
― Algo así, no puedo usar siempre mi nombre, al parecer tenía un abuelo en la segunda guerra mundial, nos envió unas balas "Ich Luge"
― ¿Ich lug? ¿Qué? ¿n-no los matara?
― No, son para fingir asesinatos, los usaba mi abuelo en la segunda guerra para que los enemigos no intentaran torturarlos o matarlos. – sonrió Akutagawa y miro la preocupación en Atsushi – no morirán – le acaricio el cabello
― Bien – sonrió tomando su mejilla
― Yo te protegeré... - beso al albino y Atsushi sonrió aceptando aquel beso
Akutagawa se había marchado, Atsushi seguía con la ropa a medio poner, suspiro alegre. Termino de vestirse, y aunque sintió punzadas en su cadera y trasero, suspiro profundo y siguió su camino, llego al cementerio donde el azabache le esperaba
― Y cuando la mañana llegue, el trío serán un hazmerreír
― ¡Así que vamos a cazar unos cuantos maleantes! – sonrió Atsushi abrazando al azabache
― Escucha, ellos creen que vienen por qué quieres un tiempo con ellos de... calidad – dijo sonriente
― Entiendo – le tomo la mano firme – no me tocaran ¿verdad?
― Jamás permitiría eso – sonrió Akutagawa – cuenten hasta tres y antes de que lleguen a ti, yo les detendré, confías en mí ¿no?
― Mi vida entera – sonrió Atsushi
― Bien, dame un arma, tu ocupa la otra – Atsushi entrego el arma y Akutagawa sonrió – espéralos aquí
― Bien
No espero mucho, los tres chicos llegaron pronto – hey hola Atsushi – sonrió el pelirrojo
― Escuchamos que querías vernos
― Parece que alguien es masoquista ¿eh?
Atsushi sonrió – tómenlo con calma, pueden desvestirse para mi
― Bien, esto será fabuloso – dijo el rubio
― Esperen – dijo el pelirrojo - ¿Qué hay de ti?
― Ah, - sonrió coquetamente – bueno confiaba en que pudieran arrancármelas
― Si, podemos hacerlo – sonrió el pelirrojo
Los chicos se desvistieron, miraron a Atsushi como si fuese la escena de Jurassic world y esté se viera rodeado por los tres velociraptores – bien, contemos – dijo Atsushi
Los tres chicos y Atsushi comenzaron a contar – Uno.... Dos...
― Tres – dijo Akutagawa apareciendo, dando un par de balazos, Atsushi había apuntado al rubio y fallado. El castaño y el pelirrojo cayeron, Atsushi reía por sus caras de susto
― ¡JODER! – grito el rubio para salir corriendo
― ¡Quédate ahí! - dijo Akutagawa mirando a Atsushi – iré por él
― ¡has matado a mis amigos! – gritaba el rubio y con ello paro la risa de Atsushi
Akutagawa perseguía al rubio mientras tanto Atsushi miraba al pelirrojo y al castaño - ¿chicos? Solo están... inconscientes ¿verdad? ¿Chicos? ¡Chicos! – comenzó a desesperarse.
Akutagawa siguió al rubio hasta las rejas del cementerio, diviso al rubio queriendo salir de allí, mal intento – baja de allí ¡baja de la puta reja! – ordeno Akutagawa
― ¡no lo entiendo jefe! – grito el rubio – ¿Por qué nos hace esto? ¿Por qué? usted nos ordenó...
― Porque todo va de acuerdo al plan – sonrió Akutagawa – Jinko y yo podemos empezar y acabar guerras, somos lo que mato a los dinosaurios, somos el asteroide que hace falta en esté maldito mundo
― ¡para de ser un demente!
― Los dinosaurios se ahogaran en el polvo – mencionó apuntándole al rubio
― ¡¿eso qué significa?!
― Morirán por que nosotros así lo decimos – disparo. El rubio cayo y Atsushi comenzaba a llegar a aquella escena
― ¡¿Qué carajos has hecho Akutagawa?! – grito Atsushi entre lágrimas, estaba desesperado. Akutagawa había volteado a verlo con una divina sonrisa
― Te idolatro...
― Pa-para... das miedo... - menciono Atsushi dando pasos hacia atrás
― Cambiaria mi vida por la tuya – Atsushi sintió un gran temblor en sus manos, las miro. Eran de color negro
― A-Akutagawa... al-algo está mal... - menciono
― Todos desaparecerán... plantaremos nuestro jardín aquí
― N-no es broma Akutagawa... n-no pue-puedo...
― Nuestro amor es Dios – Akutagawa por fin lo toco y sintió un golpe en su pecho, su piel estaba cubriéndose de las telas negras – nuestro amor es Dios – otro golpe, más telas – nuestro amor es Dios – un tercer golpe, Atsushi lloraba, su piel estaba cubierta por Rashoumon. Sonrió.
― Nuestro amor es Dios...
― Nuestro amor es Dios...
― Nuestro amor es Dios...
― ¡Nuestro amor es Dios...!
Atsushi quedo envuelto en Rashoumon, aquel amor tan profundo y enfermo se volvió parte de él, ¿agencia? ¿Mafia? No saben nada de eso, su amor perduro por diferentes lugares pues, ni ellos mismos sabían de su paradero, todo lo que entendían era que su amor era incomparable.
La luz había sigo llenado por la oscuridad, la sangre y las muertes, ¿y que pensaba? Sinceramente nada, para él, el amor que se tenían era Dios, era todo lo que necesitaba y todo lo que valía, y no, no había quien lo rescatase de su destino al lado de Akutagawa Ryunosuke
¡Hola!
Esto fue un songifc basado en la canción Our love is God, por si no lo leyeron en la descripción de está historia, esta únicamente basado en la canción creada en el musical dedicado a la película Heathers llevando el mismo nombre Heather, el musical.
Les super recomiendo la película a quienes no la hallan visto, en verdad es buena, aunque faltante de tiempo y de mucho razonamiento en algunos ámbitos o temas, pero para ser de los 80, bueno casi a los 90 pero 1988 sigue siendo 80's es en verdad muy buena.
Atsushi viene siendo Verónica quien confía ciegamente en DJ quien vendría siendo Akutagawa. Así como su amor fue apasionado y de una sola mirada, los llevo a cometer crimenes, aunque el final de DJ no es nada bueno comparado con el de Verónica.
Este song fic se basa solamente en la canción "Our love is god" es decir, en estás escenas Verónica y DJ deciden asustar de muerte a Kurt y Ram por que ellos habían expandido un rumor en la escuela diciendo que a Verónica le gustaba estar con varios chicos a la vez. Lo que nuestra protagonista Verónica no sabia es que las balas que DJ usaría no serian falsas si no de verdad, así asesinándolos, después de correr por sus vidas ya que unos policías escucharon los disparos, se quedaron juntos, rieron, y así fue como pasaron la noche juntos una vez más. Después de eso Verónica recapacita lo sucedido pero por ahora solo me concentre en Our love is God.
Pd1. Quiero decir abiertamente que para mi esta mal matar pero que también creo firme en la forma de DJ de pensar. Mi amor eterno a DJ
¡Gracias por leer!
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