Atsushi comía bocadillos sobre el sofá de la sala, mantenía una laptop en la mesa, tapado en su frazada favorita que obtuvo como regalo navideño del mafioso. Una frazada con mangas, ideal para estar calientito y comer.

El albino disfrutaba de su día libre viendo videos de comedia, uno que otro documental. Hasta aburrirse y comenzaba con las películas o series. Era más que decir que le gustaba estar tranquilo en cama; hasta que llegó el mafioso.

Abrió la puerta dejando entrar el aire frío, sacudió un poco de nieve que llevaba encima — Bienvenido — dijo el albino y el azabache suspiró cansado

— estoy en casa

Acomodó unas bolsas y se quitó el abrigo — ¿Que estas viendo?

— Sabrina

— ¿la de la bruja?

— si

— Ya te he dicho que no me gusta que veas eso, es demasiada fantasía

— ¿celoso por que no eres el hijo de satan?

— alabado sea satan

Atsushi comenzó a reír, el azabache llegó a su lado tocando su rostro — aaah Ryuuu — se quejó. Estaba helado — odio que hagas eso

— eso te pasa por seguir viendo eso

— deja de quejarte solo por que no te gusto la segunda temporada

El azabache bajo la pantalla de la laptop — oye, estaba viendo — se quejó el albino pero el mayor se dedicó a tomar sus mejillas y besarlo. Cerró sus ojos alegre por su beso y se miraron

— estoy en casa

— bienvenido...

El azabache se sentó a su lado para continuar con la serie, ya que se había quedado en la primera temporada no le interesaba mucho, pero si noto algo. De la frazada del albino se salían sus dedos del pie, curioso los tomó haciendo al albino estremecer — están fríos — dijo el mafioso — ¿porque no los metes?

— me gustan mis pies frescos

— ¿que voy a hacer contigo? Tendré que decirle a santa que te traía unas pantuflas

— ¡de unicornio!

— dime... — comenzó tomando su pie y alzándolo — ¿cómo logras que te consienta tanto? — preguntó mientras besaba la planta de su pie

— a-aah... n-no lo sé.

Continuo besando su pie, y dejando varios besos en sus cicatrices. Ya Atsushi había perdido el hilo de la serie mientras el mayor lo besaba — Ryu... — le llamó

— no dejó de adorar tus cicatrices

— estoy seguro que solo a ti te gustan

— Bueno, si fueses un niño bobo comun, dudo que me gustaras

— ¿en serio? — preguntó Atsushi con preocupación

— no, aunque hubieses crecido con padres amorosos y una gran niñez, yo seguiría amándote igual que hoy

— Oh Ryu...

— aunque seguro que tus padres me odiarían ¿puedes imaginarlo?

— no — respondió entre risas

— ya los imagine gritando "ese chico no ten conviene"

Atsushi siguió riendo pero tomó al mayor en un abrazo — Ryu... te quiero

— también yo — respondió abrazándole y besando su cabeza

— ahora — infló sus mejillas — hazme palomitas

— oh satan, no, oh no, no, no. No te consentiré

Atsushi siguió con aquellas mejillas infladas y mirada fija — aaaw esos ojos y esa boca ¡aaaah! Ok quítate, te haré palomitas y un helado

— Te amo Ryu

— chantajista — se quejó y el albino le puso sus pies en la cara

— apresúrate, quiero ver mi serie — el azabache tomó sus pies y le sonrió — no Ryu — comenzó a besar sus pies haciéndolo reír a grandes carcajadas — ¡NO RYUUU NOOOO!

La verdad es que era lo que más amaba de su pareja.

...

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