43. || Presentando a... TATARANRANDAN ||

Akutagawa había tenido mucho trabajo, no había vuelto a su casa en dos días, al parecer la cercanía de la noche de brujas atraía a muchos estúpidos a bases secretas, y con ello alargaban las leyendas, al ser los mismos mafiosos quienes los asesinaban.

Regreso la noche de los muertos a su casa, aquella tarde había sido agotadora. Miro a su hogar, Atsushi se animaba con los vecinos, había arreglos decorativos en casa y en cuanto abrió el albino lo recibió ― ¡Ryu! ¡Bienvenido a la terrorífica casa! – dijo sonrientes

― Oh vamos Atsushi – menciono cansado pero al mirar la decoración sonrió ― este año te esmeraste

― Sé que estás cansado, pero sabes... hay una fiesta entre los vecinos

― Ya fuimos al Bon Odori

― Lo sé, lo sé pero

― Déjame tomar un baño caliente, llevo dos días fuera de casa

El baño estaba preparado, Atsushi no era desconsiderado. Fue un baño rápido, eso sin dudarlo y al salir el albino lo estaba esperando, está vez usaba su abrigo ― Atsushi

― Vamooos, a la fiesta ira la agencia

― Ellos no saben de nosotros

― Les he dicho que eres un amigo de la cafetería a la que voy

― ¿y que se supone que use?

Atsushi sonrió – lo tengo resuelto

Akutagawa se quitó la toalla, Atsushi estaba acostumbrado a verlo desnudo, así que le paso el traje ― ¿Cuándo veré el tuyo? – pregunto mientras se ponía la ropa interior y los pantalones

― Cuando termines de ponerte el tuyo

― Oye, sabes que me deberás esta ¿no?

― Pedí permiso, estaré en casa para atenderte todo el día de los santos muertos – menciono mientras le ayudaba a colocarse la camisa

― No es lejos a los que suelo usar

― Ten, ponte el chaleco y el moño.

Akutagawa suspiro, usaba pantalón negro, camisa blanca, chaleco gris oscuro y moño rojo. ― Finalicemos con el saco – menciono Atsushi colocándole el saco. Era un saco largo rojo con bordes dorados y márgenes negros ― ahora, el presentador del circo estará listo

― ¿circo? ¿soy el presentador de un circo? ¿Cómo no sabrán que soy yo?

― Es un circo de conejos

― ¿eh?

El albino le entrego al mafioso un bastón largo y sombrero negro, y él se quitó el abrigo, llevaba un traje completo, como si se tratase de un traje de baño, pegado y cubriendo apenas su intimidad. Usaba el saco largo de Akutagawa como el mafioso usaba el rojo, su sombrero era rojo y con orejas blancas, también llevaba la colita de conejo.

― Oooooh no, eso sí que no, no saldrás así

― Oh vamos amor

― No, dije que no

― Amoooor, es un traje de pareja, se supone que soy tu asistente conejita

― Atsushi, eres un tigre, no un conejo. Es lo contrario – Atsushi inflo sus cachetes

― Está noche quiero ser una conejita

― Diablos... - el azabache sintió como su masculinidad se veía afectado por el capricho ― bien, vamos pero mataré a todos los que te miren

― Intenta hacer eso después, te recuerdo que la agencia estará

― ¿Cómo me cubrirás?

― Compre antifaces – sonrió el albino.

A la salida de la casa, al azabache casi le vuelve a dar un infarto cuando el albino se colocó unas botas largas, rojas y brillantes. Pero el chico le supo calmar, ambos se pusieron los antifaces y salieron de casa. Amaban Halloween pues cada año podían salir juntos como si nada, todos disfrutaban y reían.

Llegaron al parque de diversiones donde sería la fiesta, Dazai fue el primero en mirarlos, sonrió y agito su mano ― OOOOI ATSUSHI-KUUUUN – le llamo Dazai y el albino sonrió

― Dazai-san

― Trajiste a tu amigo, ¿eh?

― Si, - dijo Atsushi – él es Akihiko-kun – sonrió Atsushi y el mafioso le volteo a ver

― Es un gusto, Akihiko-kun – devolvió Dazai sonriente ― Atsushi-kun siempre habla de ti

― Es un chico adorable – fue lo único que pudo decir Akutagawa.

Dazai se marchó a seguir jugando y el mafioso le miro ― ¿Akihiko?

― ¿Qué? – pregunto el albino sarcástico ― tu eres mi príncipe resplandeciente

― Torpe... - menciono el mafioso sonriente.

Era cierto que la agencia había obtenido el lugar por el gobierno, pero ellos no habían cerrado sus puertas, claro que los agentes estaban con sus respectivos invitados, el mafioso ahora entendía por qué quería llevarlo, solo habían logrado ir a los parques temáticos de otros lugares en viajes rápidos, esa sería su primera vez en el parque de diversiones de Yokohama. Atsushi no lo soltaba la mano, jugaban de todo y reían de todo. Su traje de pareja no era más que para disfrutar llevando lo mismo. ¿Por qué conejos? Atsushi simplemente quería divertirse, había recordado que Akutagawa se llevaba mejor con Capu y Chino, y cuando vio los trajes en la tienda, debía usar la tarjeta del mafioso para comprarlos. ― Jinko, ¿aún no te cansas de llevar esas botas?

― Nou, practique. – le sonrió ― pero si tengo algo de frio

― Le diría a Rashomon que cortará el aire frio pero tus compañeros podrían notarlo

― Estoy bien – volvió a sonreír más amplio ― me estoy divirtiendo mucho contigo Ryu

La noche continuo con sus risas, a media noche, el albino y el azabache se despidieron como si nada, irían a casa felices. Habían pasado la noche juntos entre los juegos y sin ser descubiertos. Incluso Akutagawa había logrado cambiar palabras con Dazai. Había sido una gran noche.

Llegaron a casa donde el mafioso entró primero ― te traeré algo de café caliente, te sientes frio

― En realidad... - el tono que uso Atsushi era más bajo, más no un susurro, el mafioso le miro.

Atsushi lo miraba con aquella penetrante mirada. El mafioso se acercó una vez más ― Atsushi

― Señor dueño de Circo... enséñeme a su tigre – pidió el albino y el mafioso se sonrojo.

― Eres todo un caso

Akutagawa deslizo su mano por la cintura del albino hasta su cadera, Atsushi sonrió, subió sus brazos para encadenar el mafioso entre sus brazos. Sonrientes comenzaron un tierno beso, uno que poco a poco fue creciendo, su lengua comenzó a jugar entre sus bocas, dentro de la del mafioso o dentro de la del agente, compartían su saliva y mucho más, inclusive y sin poder evitarlo, chocaban con sus dientes, esto hacía reír a Atsushi. ― Esa sonrisa que haces – menciono el mafioso desconectando a Atsushi de aquel beso, tomo con sus pulgares las comisuras del albino, lo hizo sonreír o más bien reír, Atsushi le causaba risas cada que hacia cosas así ― amo tu sonrisa...

― Dyu, sho pudo abash – menciono aun con los dedos en sus comisuras y el mafioso sonrió

― Quisiera tenerte siempre para mí, eternamente. Si no hubiera mafia o agencia, si fuéramos otras personas o incluso si no existieras, esperaría a tu existencia únicamente para enamorarme de ella.

― Osh Dyu... - menciono conmovido el albino. El mafioso lo soltó y acaricio su mejilla.

― Si muriera mañana ¿seguirás celebrando? – Atsushi tomo la mano del mafioso quien seguía tomando su mejilla.

― ¿el día de muertos? Te esperaría cada noche – lo miro tiernamente ― hasta el día que logré alcanzarte. Incluso, dormiré desnudo por si quieres postre – menciono divertido. Ambos rieron.

Juntaron sus frentes, Atsushi seguía riendo. El mafioso no pudo evitar tomar al albino con fuerza desde sus piernas y Atsushi no pudo evitar reír a carcajadas. Llevo al albino hasta su habitación donde le recostó en la cama. Atsushi no podía quedarse quieto, tomo las mejillas del mafioso para besarlo mientras este se quitaba el saco largo, y el moño. El agente había dejado de besarlo para morder sus labios, estaba excitado por su pareja, no tardó mucho en ayudarle. Ni siquiera había logrado quitarse las botas pero eso no era importante, el mafioso tenía otro propósito con aquel traje. Su típico abrigo con el que materializaba a Rashomon se quedó en su cuerpo, el traje lo bajo por un cierre en su espalda. No tardo en quitarlo sin quitar tampoco las bocas ― o-oye eso

― No, te quiero así. Con mi abrigo y esas botas rojas

― Pervertido – le llamo alegre.

Sus cuerpos bailaban en la noche, en la oscura noche. Conocían sus cuerpos, conocían los productos que preferían, conocían su olor, conocían sus marcas y conocían su amor. Sus lenguas continuaron navegando por sus cuerpos, sus labios se abrían y cerraban, fue hasta que el mafioso pudo relajar al albino que entro en esté. Su garganta se estiro, su cuerpo se arqueo y sus cuerpos se unieron en uno solo. Akutagawa paso sus manos desde su cintura, por su torso, subió tomando y acariciando ambos brazos hasta ponerlos en la cabeza, entre lazo sus manos con el menor y se besaron una vez más. Atsushi abrazo al mafioso de su cadera con la ayuda de sus preciosas botas rojas. Sus movimientos a pesar de ser bruscos eran lo mejor para el albino, su cuerpo se movía, la cama se movía y rechinaba. Ambos disfrutaban del cuerpo sudado del otro. De sus labios, sus caricias. No paso mucho hasta que el mafioso y el agente terminaron, sonrieron. Amaban estar juntos y así seguirían en esta vida y la otra. 



...

Debo decir que este capítulo ha sido de mis escritos favoritos, realmente me enamoré de todo, incluso las escenas, mi imaginación navego por el camino del romance y perduro en el amor que estos dos profanan. 

No tengo mucho que decir, simplemente amo esté capítulo, espero lo disfruten tanto como yo.

Feliz Halloween

¡Gracias por leer!

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