11 || Conejitos ||
Akutagawa estaba más que molesto, su sala estaba siendo atacada por dos pequeños y peludos roedores que Atsushi había aceptado cuidar. ¿Por qué tenía que tener una pareja tan amable? Quizá por eso le gustaba tanto pero ahora su amabilidad interrumpía su tarde tranquila. Más odiaba el momento cuando Atsushi le explico sobre aquel par de conejos y fue a comprar su alimento dejándole a cargo
...
- Ryu, esté es Capu – dijo mostrando al peculiar conejo de orejas largas y paradas color negro, solo las puntas de sus orejas y patas eran blancas
- Aja – dijo el mafioso sin ganas
- Este es Chino – dijo mostrando al peculiar conejo de orejas largas y paradas color blanco con algunas líneas negras por sus orejas, cabeza y lomo, casi como un tigre.
- Me fastidian – dijo el azabache
- Solo los cuidaré un par de veces
- ¿Cuánto es eso?
- La señora de la florería de enfrente está teniendo muchos eventos, solo es cuando tenga muchos en fin de semana
- Jinko ¿Por qué cuidas las bestias de otros?
- Son lindos conejitos – dijo el albino – iré por su comida, no los mates, no tardaré ¿sí?
- Espera ¿A dónde vas?
- A la tienda
- Voy contigo
- No, cuida a Capu y Chino – dijo el albino saliendo del departamento y dejando a Akutagawa fastidiado.
Allí estaba, sentado, viendo como los conejos saltaban de un lado a otro, viendo como Chino intentaba ir arriba de Capu y como Capu corría de él – que fastidiosos – dijo Akutagawa mirándolos – me parecen peculiares – dijo aun mirándolos – DEMONIOS, JINKO YA REGRESA – grito para sí mismo.
El mafioso había decidido echarse en el sofá, no volteaba a verlos pero con oírlos sabían que estaban bien, no se quedaban quietos, decidió imaginarlos, Chino le recordaba a Atsushi y su forma de tigre, si era así ¿él podía imaginarse como Capu? Una pequeña sonrisa apareció, recordando que Atsushi a veces hacía gestos lindos, el ruido de los conejos era más intenso, al cabo del ruido decidió voltear solo para ver a Chino encima de Capu. Akutagawa enloqueció al verlos, su imaginación le había jugado un mal movimiento – NO CHINO, ¡ES AL REVÉS! – grito.
...
Atsushi había llegado con el alimento de los conejos y un pequeño juguete, su sorpresa fue ver a Chino encerrado en una cesta que usaban para la ropa sucia mientras Akutagawa cargaba a Capu - ¿Qué paso Akutagawa?
- Chino es una bestia salvaje – dijo Akutagawa señalando a Chino
- Chino es muy tierno- respondió Atsushi – le gusta jugar con Capu
- ¡Eso no era un juego! – se quejó el mafioso
- ¿Qué juego?
- Chino... él estaba encima de Capu – dijo Akutagawa
- Ah, si – sonrió el albino – marca quien es el dominante, es normal ambos son machos
- ¡ah! – grito fastidiado mientras soltaba a Capu – ya estoy harto de estos conejos
- Vamos Ryu, son lindos – decía Atsushi mientras soltaba a Chino y señalaba a Capu – mira Capu se parece a ti por su cabello
- ¡NO DIGAS ESO! – grito Akutagawa
- ¿ahora que mosca te pico? – pregunto el albino confuso
- Me molesto lo que Chino le hizo a Capu – se quejo
- Es natural, además son juegos para ellos, apenas son bebes
- ¿juegos?
- Si juegos
- Quiero jugar entonces
- ¿Qué? – Atsushi no pudo terminar su pregunta pues el mafioso había envuelto sus labios con los suyos, no le basto mucho para llevar a Atsushi al sofá y poder desquitar su enojo con él albino.
Al cabo de muchos minutos, Atsushi estaba rendido en el sofá pidiendo agua, para cuando el mafioso se levantó a servirle agua, su frustración volvió. Chino estaba encima de Capu y Akutagawa juraría que ambos conejos lo miraban. Akutagawa, tenía frustración mental en aquel momento
– Jinko – le llamo
- ¿Qué? – se quejó el albino
- Los conejos... son unos pervertidos indeseables
- ¿ahora que hablas Ryu? Dame algo de agua – se quejo
- Demonios, estúpidos conejos – se quejó Akutagawa evitando al par de conejos, los pequeños solo habían corrido a la cocina donde Atsushi les había dejado comida. Eran un par de adorables... si adorables conejitos
¡Gracias por leer!
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