Epílogo.

Es obligación que vean la letra de la canción de multimedia.
Gracias por tanto.
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Han pasado 3 años desde que Ruggero se caso.

Quise alejarme completamente de toda esta situación, e ignoraba los noticieros cada vez que hablaban de él.

No sé que sucedió con el después de todo esto.

Comencé mi carrera como solista y estaba a pocos días de cumplir 20 años.

Tuve unos cuantos novios, pero nuestras relaciones no duraban lo suficiente. Ninguno me hacía sentir igual que Ruggero, solo estaban conmigo por interés. Lo cual me dolía.

Había comprado un departamento en Nueva York, y Nicolas estaba viviendo conmigo. La verdad es que era más gay de lo que pensaba.

Me confesó que le gustaban los hombres 3 meses después de que Ruggero y yo nos alejamos.

Nicolas estuvo para mi, en aquellas noches cuando sólo quería llorar.

Se sintió culpable por todo lo que había sucedido. Pero no era así... El no tenia la mínima culpa. Todo había sucedido, porque la vida es así.

Las personas entran y salen, algunas dejándote huellas y otras simplemente dejándote vacíos. Y Ruggero estaba en un intermedio. Había dejado tantas huellas en mi vida que me hacían sentir vacía.

Aún sus recuerdos me atormentaban, y lo peor de todo. Es que seguía conservando aquellos aviones de papel. 7 para ser exactos. Cada uno en la mesita que tenia en mi habitación.

Los leía cada vez que podía, y estaban tan desgastados, las hojas ya no eran las mismas de aquella época.

Los aviones de papel marcaron mi vida.

Así como Ruggero la marco.

A veces me mataba la curiosidad saber que había sucedido con el. Con su vida, su hijo... Como estaría su esposa, su familia.

Y luego me recordaba a mi misma que todo aquello era como romperme más el corazón.
Así que simplemente seguía evitandolo.

No podía permitir que su recuerdo me marcará de por vida, mañana comenzaría la grabación de mi Segundo Disco, el cual lo llamaría "Paper planes". Que en español significaban "Aviones de Papel".

—¿Aún sigues leyendo esos aviones?—Escuche la voz de Nicolas, el abrió la puerta y se sentó a mi lado.

—Si...—Dije mirando el avión.—Algunas veces lo extraño, ¿sabes?.

—Lo sé, linda... Pero, a veces es mejor dejar ir a las personas. Sé que el aportó mucho a tu vida... Pero ya han pasado 3 años, es momento de que lo dejes ir. Sabes... Yo no lo extraño.—Lo mire confundida.—El me golpeó y rompió mi nariz.

Reí en cuanto dijo eso.—Si tan sólo el hubiese sabido que eras gay, no lo hubiera hecho...

—Pero todo lo hacemos tarde. Nos damos cuenta de las cosas de la vida tarde. Y aún peor... Perdemos personas en nuestras vidas, por hacer cosas... Tarde. Por cierto, Anthony nos esta esperando abajo en la camioneta... ¿Quieres ir a comer?—Negué. —Mañana comienzas a grabar tu segundo disco, Karol. deberías relajarte y salir con nosotros...

Anthony era el novio de Nicolas, llevaban un año saliendo y realmente me caía bien. Era mayor que Nico 4 años. Y era muy divertido. Me compraba helado cuando estaba mal, y dejaba que Nico se quedará a cuidarme cuando lo necesitaba.

Pero por ahora solo quería estar relajada en mi cuarto, descansando, escuchando un poco de música, y durmiendo.

—Estaré bien, Nico. Más bien ve y disfruta con tu novio...

—Cómo digas, tontita.—Me dio un beso en la frente.

Nicolas cerro la puerta de el departamento y comencé a escuchar música a todo volumen.

Busque una canción en mi MP3, y me encontré con 'I hate you, I love you'. Esa canción identificaba tanto mi situación con Ruggero. Y todo lo que habíamos vivido... A veces sentía que estaba escrita para el y para mi.

El timbre sonó unas cuantas veces, y supuse que era la vecina, la cuál estaba cansada de mi música a todo volumen.

Pero para mi sorpresa no fue así.

—Buenos días.—Dije a la persona que se encontraba en frente mio.

—Buenos días, ¿usted es la señorita Karol Sevilla?

—Si señor.—Dije extrañada.—Soy yo, ¿sucede algo?

—Tiene un envío desde Argentina.—Dijo entregandome el paquete el cuál no estaba tan pesado.—¿Puede por favor firmarme aquí? —Asentí y firme.—Y aquí.

—Muchas gracias.

—¿Puedo pedirle otro favor?

—Sí, dígame.—Dije con una sonrisa.

—Mi hija era muy fan de su serie... ¿Podría regalarme un autógrafo? —Reí y asentí.

Luego de firmarle el papel a el portero, cerré la puerta y puse la canción que les mencione hace un rato.

Me senté en mi habitación, la caja era pequeña. Y lo único que decía en la descripción era un "Para: Karol Sevilla. Desde Argentina." No estaba escrito a mano, era solo un papel impreso.

Las fans solían ser tan tiernas conmigo. Me mandaban regalos desde diferentes partes del mundo y me hacían sentir tan querida.

Abrí la caja y me encontré con una pequeña nota que decía: "No tuvieron un final feliz, pero sonrieron todas las horas que pasaron juntos. Y sólo por eso, valió la pena."

Al ver más a fondo me encontré con un avión de papel y una carta.

—Ruggero...—Dije y suspiré.

"Karol.

Ha pasado tanto tiempo desde que no hablamos.

He visto que ahora vives en Nueva York, comenzaste tu carrera como solista y has hecho teatro. No sabes lo feliz que me hace saber que estas rehaciendo tu vida. Necesitaba que leyeras esto. Porque tu, sigues siendo parte de la mía.

Hace unos meses mi vida dio giro drástico.

Creo que aún mereces una explicación, porque no sabes como se me rompe el corazón todas las noches al recordarte o incluso al soñarte. 

Hace algunos años, cuando me fui a Italia para las vacaciones, estaba decidido a decirle a mis padres que estaba enamorado de ti. Pero no fue así. Cuando llegue a casa, las cosas estuvieron bien, y días antes de confesarle a mi familia lo que estaba sucediendo, llego Candelaria diciéndome a mi y a mi familia que ella estaba embarazada.

Mi madre me dijo que era obligación casarme con ella, y por eso... tuve que dejarte ir. No sabes cuanto dolía, pero debía hacerlo.

Intente llamarte luego de tocarte la canción, y después de que te dije que me casaría, pero no contestabas y entendía que estuvieras enojada...

3 meses después supe que tendríamos una niña. Y le puse Luna, en honor a ti.

Porque Luna también marco mi vida.

Cómo tú.

Las estrellas me acompañaban todas las noches. Y la luna estaba ahí para brillar junto a ellas.

Candelaria no quería que se llamará Luna, hasta que después de tantos intentos, accedió.

Tiene los ojos verdes, como tú.

Cuando nació, le hable de las estrellas, le enseñé cada constelación y galaxia que existía en el universo.

Y cada vez que yo pedía un deseo, te pedía a ti de vuelta. Y ella con su inocencia me decía: "Deseo que a Papi, se le cumpla su deseo".

Hace unos meses, Candelaria y yo nos separamos. Porque Luna, no era mi hija...

Pero la ame como si lo fuera.

Y Candelaria la alejo de mi, así como ella me alejo de ti.

Ahora estoy solo, escribiendo canciones para ti todos los días. Y escribiendote tantos aviones de papel, esperando que algún día puedas perdonarme y vuelvas.

Gracias por leerme, espero algún día volver a verte porque, aún te amo.

Y aún tengo la esperanza de que aquella vez en el parque, no fue nuestra última canción.

Ruggero Pasquarelli."

Las lágrimas fueron inevitables, pero al llorar también sonreía.

Porque el aún me amaba.

Cerré la carta y abrí el avión de papel.

En el cual, solo decía un pequeño "Te amo".

Las historias no suelen ser para siempre.
No suelen ser felices y mucho menos perfectas.

Pero sabía que la historia que juntos habíamos creado, seria recordada solamente por nosotros.

Quizás Ruggero y yo, ya no volveríamos a tener contacto. Yo estaba decidida a rehacer mi vida aún así lo amará.

Y por más que lo quisiera debía dejarlo ir.

Sin embargo, sabía que todas las noches al mirar las estrellas, el estaría ahí para mirarlas al otro lado del mundo, junto a mi.

Algunas veces no nos damos cuenta de cuando será la última vez que cantemos una canción con una persona, ni de cuando la perderemos, pero hasta que eso suceda, solo te puedo dar un consejo a ti:

Disfrutar cada momento de tu vida como si estuvieras cantando tu canción favorita, como si fuera una última canción.

Gracias.

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