Capítulo 16; Aviones de papel.
-Ruggero... Yo... La verdad -pero me interrumpió.
-No digas nada, por favor. Tu respuesta es obvia, se que no es así, pero... Desde que te conocí, algo en tus ojos me dijo que eras distinta. Tienes una luz en ellos que nunca vi en nadie y... Se que lo nuestro no podrá ser. Lo comprendo -tomo aire y continuo-. La manera de la que tu me tratas, nunca nadie lo había hecho, llegaste y cambiaste mi mundo sin yo siquiera esperarlo. Me hiciste ver la vida de una manera diferente, divertida. Sé que casi llevamos un año de conocernos, pero enamorarte de una persona es inevitable. Puedes enamorarte de quien menos lo esperas y... -pero Mike nos interrumpió.
-¿Chicos?, ¿cómo están? Perdoname Karol. Hermano, necesito hablar contigo un segundo -dijo mirando a Ruggero.
Esos segundos se convirtieron en minutos, y los minutos en horas.
El vuelo aterrizó y Ruggero nunca volvió.
El estaba siendo sincero, yo le gustaba y... no sabia, si creerle o no, tenía miedo. Miedo de lastimarme, estaba jugando con fuego, y muy caliente, debía pensar en lo que el estaba sintiendo por mi. Pero le temía a las consecuencias.
Aterrizamos y simplemente me limite a llegar a el hotel, me duché y espere a mi madre. Al día siguiente teníamos una entrevista y la verdad es que... simplemente necesitaba descansar. Y creo que así fue.
(...)
-Karol, despierta hija -dijo mi madre de una manera tierna.
-¿Qué, por qué? -dije frotando mis manos con mis ojos.
-Tienes entrevistas hija.
Claro, las entrevistas... Ugh, mi mente estaba llena de tantas ideas y situaciones, que no podía pensar con claridad.
Quizás solo debo disfrutar el momento, ser feliz a mi manera sin importar que daño pueda causarle a los demás. Lo sé, sonaba egoísta, pero cuando la sociedad se convierte en tu enemigo, simplemente lo mejor es pensar solo en ti.
-Buenos días, Valuuuu -dije corriendo a abrazarla.
-Hola -dijo seca.
Solté una leve risa- ¿Estás bien?
-Karol, tengo que contarte algo, pero lo haré cuando lleguemos a Argentina, ¿te parece?
Asentí rápidamente- Claro que si, no dudes que estaré para ti.
Llegamos a el lugar de la entrevista y Ruggero aún no me dirigía la palabra, ni siquiera la mirada. ¿Estará jugando conmigo?
Tomamos asiento y todo fue monótono, las mismas preguntas, las mismas respuestas, casi nada cambiaba.
Ruggero se sentó a mi lado, y mi cuerpo tuvo un choqué electrico en cuanto se acerco a mi oído y me susurró 'Buenos días, perdóname no saludarte antes'.
Se alejo y sonrío. Le devolví la sonrisa.
Tomo una hoja y no recuerdo que paso, las preguntas de los entrevistadores llegaron de golpe.
En cuanto terminé de responder, me fije que Ruggero había hecho un avión de papel. Lo tomo y me lo dio.
¿Es posible que un avión de papel, pueda cambiarte el futuro de una manera inesperada?
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