Capítulo 9: Sucesión



El paisaje de Jotunheim siempre había sido níveo, sin embargo nunca antes como el tempestuoso vendaval blanco, que se abalanzó sobre la roída fortaleza en ruinas.

Las ventiscas de nieve lo cubrieron todo, por lo que los gigantes de hielo no se percataron de su presencia, sino hasta que emergió de entre la niebla, un gutural rugido. Los caminos rocosos se poblaron con rapidez; soldados salieron de sus escondites buscando a un enemigo a quien atacar.

A lo lejos, emergiendo entre la oscuridad de su trono, Laufey se puso de pie, enfurecido como hace mucho no se mostraba.

Loki no aguantó más al ver a su presa, y atravesó la espesura del aire dejando ver su majestuosa figura; y con una honda bocanada, liberó el fuego frío desde lo profundo de sus pulmones. No le tomó más que unos segundos derribar y reducir a polvo, las pocas murallas y cualquier resguardo que conformaron alguna vez, el demacrado palacio.

Mucho tiempo había ansiado el destruir la fortaleza derrumbada que su padre llamaba "castillo". Símbolo de su debilidad, de su derrota, pero principalmente por el hecho de que era dentro de esos muros, donde hace 1.500 años lo abandonó para morir.

Esquivar las lanzas y proyectiles que le eran arrojados desde el suelo, le resultaba tan natural como respirar, e incluso aquellos que lograban atinarle, se despedazaban al contacto y eran absorbidos por la escarcha de su corteza. Eventualmente dejaron de atacarle, resignados ante su evidente resistencia.

Al volver a ver la figura colérica de su padre saliendo de entre los escombros, le atinó una potente llamarada, la cual fue bloqueada por el mayor con gran dificultad. El escudo fue destruido en segundos y Laufey escapó a duras penas del impacto; lo cierto era que su gran tamaño, no le representaba una ventaja en absoluto.

Se veía tan indefenso que posiblemente, habría podido devorarlo antes de que lo viese venir. No obstante, aquel no era el desenlace que había deseado por tanto tiempo, sería demasiado fácil, benevolente; así mismo, la mera idea de tener los restos de su jodido padre en el estómago, le daba arcadas de repugnancia.

Levantó el pecho, tratando lo mejor posible de mantenerse erguido en el aire, y aprovechando la poca y prácticamente nula visibilidad, la uso como distracción para abandonar pasando desapercibido, la quimérica forma. Cuando el ambiente se disipó, la sorpresa del rey y sus súbditos no podía ser menos, al ver los restos alados desquebrajarse de a trozos.

-¿Eso fue todo?-El gobernante sonrió lo máximo que sus arrugados labios le permitían, al tiempo que pateaba uno de los pedazos-Tanto alboroto para esto. Ni siquiera ha valido la pena ponerme de pie-Alardeó el gigante, girándose en dirección a los Jotuns-¿Qué están esperando?, limpien este maldito desastre¡.

Sin reclamos, los habitantes se movilizaron con la intención de obedecerlo. No obstante, no dieron dos pasos cuando el desgarrador aullido del Rey, resonó por poco rompiéndoles los tímpanos.

Loki percibió el increíble aumento de energía vital a su alrededor. El grito atrajo cientos de Jotun que se aglomeraron pasmados; inclusive gigantes que por su apariencia, denotaban que no estaban en condiciones de pelear.

-Solo ha sido el preámbulo, Laufey-Canturreó el hechicero, reapareciendo tras el camuflaje ilusorio.

Terminada la parafernalia, se mostró enterrando su afilado cetro en el talón izquierdo de su padre; Lo retorció tanto como pudo, desgarrando consigo cartílagos y rompiendo tantos huesos como el maravilloso artilugio le permitía.

El Rey se tambaleó apretando los dientes con furia, la misma con la que creo una espada de cristal con su brazo y enterró el filo sobre el pecho de su atacante.

Su clon fingió una mediocre mueca de dolor, para luego evaporarse entre risas-Tan lento-Loki apareció a su costado, asestando 2 nuevos cortes en su pierna y a lo largo del brazo que portaba el arma-Debe ser la edad, impotente vejestorio.

La guardia volvió en si e intento interceder, sin embargo un simple chasquido de sus dedos, los aisló a él y su progenitor dentro de una barrera traslucida e impenetrable. Los soldados arremetían contra el escudo, intentos todos inútiles.

La magia del príncipe estaba más allá de su comprensión.

-Maldito cobarde¡-Laufey trató de regenerar sus extremidades; grande fue su sorpresa al ver que las heridas no sanaban, por el contrario, ardían dolorosamente como si hubiesen sido impartidas por una espada flameante. Aun así, comenzó a arrojar púas de hielo contra cada uno de los clones que se multiplicaban y desaparecían sin detenerse-Deja de esconderte tras tus trucos baratos y da la cara, pedazo de mierda¡.

Loki apretó el puño y con eso, docenas de lanzas se formaron en el aire.

Como una lluvia matutina, todas penetraron el cuerpo del rey, dejándolo clavado en el suelo. La escarcha perenne, fue recubierta por flamas ardientes creadas con magia; calor y frío se alinearon fundiéndose en uno solo, tan perfectamente fusionados como nunca nadie creyó posible, un juego inofensivo que él dominaba con exquisitez.

Las quemaduras se esparcieron por toda la anatomía y para cuando terminó su cometido, la estampa entera de su padre se movía convulsivamente: empalada y torturada por el fuego y hielo.

-Es como ver a una mosca tratando de liberarse de una telaraña-Susurró Loki, ya en su cuerpo real y rodeando con parsimonia, el ser arrodillado frente a él.

-Engendro¡,¿Es esta la última artimaña del padre de todo, para humillarme?¡.

Cada palabra le provocaba lastimarlo de las peores maneras posibles, hasta que ese cuerpo mutilado, rogara por una muerte que no llegaría; Mantuvo la compostura recordando que esa era la típica reacción de alguien que yace derrotado ante su contrincante, con tal de distraerlo y salvar su propio pellejo.

-Tú no necesitas ayuda para humillarte. Eres una burla para los 9 reinos, perdiste el derecho a llamarte Rey hace siglos-El hechicero tomó la distancia necesaria para asegurarse que Laufey obtuviese una vista perfecta suya, de pies a cabeza-En cuanto a Odín, él es la siguiente escoria en mi lista.

El mayor hundió su mirada en él, podía sentirle examinándolo en busca de una explicación, de darle sentido a lo que estaba ocurriendo. Alcanzó a plantearse la idea, de que tal vez algo en su apariencia si se le hacía familiar.

En efecto, la intuición del Rey trataba de hablarle, de distinguir algo en ese microscópico cuerpo de delicada y menuda fisonomía. Sin embargo, antes que sus pensamientos consiguieran alguna ganancia, el hechicero tomó la palabra nuevamente.

-Un consejo, Padre-Hizo énfasis en la última palabra-Cuando des por muerto a alguien, mejor asegúrate que de verdad haya muerto-Soltó por fin aquella declaración, que había retenido en su alma por tanto tiempo.

Más que cólera, sintió liberación; como si con eso, honrara al bebe que debió fallecer sobre un montículo de piedras.

-Tú...asqueroso y grotesco intento de gigante-Bramó Laufey con repulsión-Así que eso...¿Las pataletas de un niñato en busca de satisfacción?-Se burló el mayor-Debí asesinarte con mis propias manos apenas naciste...maldito sea el momento en que tuve una mísera pizca de misericordia y no te destripé tal cual hice con tu inservible madre¡.

La furia hirvió en su interior. Laufey no pudo continuar, pues con ira, Loki le golpeó una y otra vez, destrozando ese horrible y arrugado rostro; rasgando pómulos y moliendo la estructura de su mandíbula. El rey emitía sucios quejidos imposibilitado de moverse, ni siquiera de sanar sus propias heridas.

Tardó un poco en apaciguar ese impulso homicida; cuando su respiración se reguló nuevamente, logró sosegar su cuerpo sediento de sangre.

-Pero no lo hiciste-El hechicero se mostró imperturbable de nuevo, peinando su negra melena con los dedos-Grave error como podrás apreciar, ya que no he venido precisamente a traerte un obsequio del día del padre-Con prepotencia, entrelazó las manos tras su espalda y caminó hasta tener esa desagradable cara a centímetros-He venido a reclamar mi derecho de nacimiento.

Un impecable silencio se apoderó del momento y solo fue roto por la histérica y ronca carcajada de Laufey.

-Pensé que solo eras una abominación arrogante con delirios de grandeza, pero ahora solo veo a un desesperado y estúpido bicho raro-El azabache le prestaba atención, estoico-¿Realmente creíste que el trono de Jotunheim te pertenece, solo porque eres mi despreciable bastardo?.

-CALLA¡.

El grito de Loki no solo le interrumpió; el suelo y las rocas que los rodeaban, retumbaron simultáneo con el aliento azul que emanó de sus delgados labios, endureciéndose, contrayéndose y envolviendo con incontenible presión, la figura entera de su padre.

Laufey trató de aullar de dolor con el sentir de sus huesos ser aplastados, crujiendo tan fácilmente como una bota al aplastar cascaras de huevo; no obstante, su tráquea también era víctima de la fuerza congelante que le oprimía las vías respiratorias.

Él probablemente nunca se imaginó, que su fin llegaría de la mano de aquel elemento que tanto presumió dominar. Pero una vez más, Loki era el maestro de la ironía.

-NO ERES NADA¡, SOLO UN INSERVIBLE SER QUE PERDIÓ SU PODER Y AGACHÓ LA CABEZA, BESANDOLE EL CULO A ODÍN. PATÉTICO PEDAZO DE MIERDA¡.

Los inmensos ojos comenzaron a sangrar el espeso líquido azul; fluía a borbotones por sus oídos y boca, fiel evidencia de sus órganos internos siendo destruidos por la aprensión.

Con arrebato, Loki ensartó el báculo en el abdomen contrario repetidas veces-Mira lo que has hecho¡ nuestro reino hundido en la desgracia¡. Jotunheim es un cementerio de hielo por tu culpa¡. SOLO MÍRALO¡.

Aporreó el desfigurado cuerpo de su padre, como si la vida se le fuera en ello.

-Voy a aplastar a todos y cada uno de los infelices que se atrevan a amenazar y levantar un dedo, en contra de los gigantes de escarcha. Este es mi hogar, mi raza; me importa un maldito infierno, los años que le tome a Jotunheim salir del abismo en que lo has dejado, porque lo lograré...Es lo único para lo que he entrenado toda mi vida...y tú, vil escoria...tu tiempo se acabó.

Laufey se retorció sin poder ocultar la mueca de frustración y dolencia; ese fue su intento final de liberarse y al no obtener respuesta alguna, volvió su atención al ilusionista.

-Podrás ser un Jotun...pero tú no eres mi hijo-Escupió el Rey gigante con asco-Sucia aberración

-Sí, si lo soy-Loki iluminó la punta de su arma con una llameante aura y la posicionó rozando y deshaciendo como cera caliente, la frente del mayor-Yo soy Loki Laufeyson, "God Of Mischief", legítimo rey de Jotunheim, heredero de Ymir y portador del hielo imperecedero de Niflheim.

Sin prisa alguna, comenzó a deslizar el cetro por el cráneo de su padre, convirtiendo los alaridos de dolor, en sonidos desgarradores y propios de una bestia siendo devorada.

-Tu nombre lo llevaré no con orgullo...es un recordatorio de mis orígenes; del punto muerto del que tuve que trepar con uñas y dientes para convertirme en quien soy ahora...Te juro, padre, que un día ya no importara que apellido lleve, o cual sea mi linaje...porque en todo Yggdrasil, y billones de años luz más allá...las personas conocerán, clamaran y llorarán mi nombre...Loki.

Con su último respiro, Laufey apreció en primera fila algo que ni en pesadillas, creyó que pudiese existir: La pasión y gloria reflejada en los ojos rojos de su primogénito.

-Recuérdalo, pedazo de mierda¡. El nombre del hijo que despreciaste y que te ha derrotado...RECUERDALO¡.

La gigante cabeza estalló y en cuestión de segundos le siguió el resto de su anatomía. Del longevo rey Laufey, no quedaron más que carne y restos sanguinolentos, que se escurrían machacados por el gélido suelo.

-Loki...

El hechicero cerró los ojos en medio de un largo suspiro, que causo una poco placentera sensación en su pecho. No era el momento para emociones; ciertamente se preguntó si alguna vez le llegaría a él, el instante correcto para sentirlas.

Loki desquebrajó la barrera protectora que le refugiaba, e inmediatamente un sin número de picas puntiagudas le apuntaron.

-Asesinaste al Rey¡-Bramó el más corpulento de ellos-No me importa quien digas ser o que clase de bestias y brujería foránea hayas traído contigo: Ningún Jotun te reconocerá, sufrirás por haber traído muerte a estas tierras¡.

-Nuestras tierras ya estaban en decadencia, incluso desde antes que yo naciera-Le contestó con serenidad-No recae en mi culpabilidad por las atrocidades cometidas por Odín y por aquel a quien sigues clamando como tu Rey...pero aun así me haré responsable de todas ellas-El azabache avanzó en línea recta, sin temor alguno-Y si algo he traído aquí es vida, un futuro.

Ante la mirada atónita de su pueblo, conjuró la brillante reliquia y la elevó en el aire.

-"El Arca de los Inviernos Imperecederos". Eterna e indestructible, ha sido creada con mi magia de hechicero supremo, la herencia de Ymir y el poder de los Wyvernos de hielo-Aseveró, admirándola como el objeto más preciado en todo el universo y para él, así era-Es por mucho, más poderosa que el viejo "Ataúd de los antiguos inviernos". Lo cambiara todo...con ella Jotunheim será imparable.

Con ímpetu, golpeó la superficie congelada formando fisuras terrestres, que resplandecían, extendiéndose por la totalidad del planeta a una velocidad irrisoria.

Enseguida, lanzó el arca a través del agujero inicial, el cual fue tomando mayor profundidad conforme la escarcha que emanaba de todo su cuerpo, le impulsaba y fusionaba con el núcleo del planeta mismo, así como con todo ser viviente en el helado reino.

-Ningún enemigo podrá arrebatárnosla, no los dejaré...Ni Odín, ni nadie pondrá sus sucias manos sobre ella...le pertenece, y será el corazón de Jotunhiem.

Columnas de escarcha fulminantes se elevaron sobre el horizonte, por poco rozando el espacio mismo. Los resguardados abandonaban sus escondrijos para no perder de vista, anonadados, como los ríos volvían a fluir desbocados, a los arboles blancos crecer y madurar desde sus cimientos; a los animales silvestres, desde los diminutos hasta los más imponentes, despetrificarse y correr con libertad y júbilo, a su albedrío

La energía ancestral del arca se desbordaba por cada rincón, reavivando la belleza innata de un mundo que yacía agonizante.

Jotunheim volvió a respirar luego de milenios de desolación.

-Ni un solo Jotun más, perderá la vida inútilmente...este es nuestro renacer.



_________________________________________________


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top