Capítulo 16: Trucos, magia y mentiras


—Y entonces lo miré a los ojos y le dije: "La próxima vez que condenes a morir a alguien...asegúrate que este muerto".

—¿Qué paso después?¡.

—Loki le aplastó la cabeza como si fuese un insecto¡.

Al segundo le siguieron otra multitud de toscos gritos pueriles, adivinando y especulando animadamente. Los críos continuaron gritando y discutiendo entre ellos, solo interrumpidos cuando el cetro de Rey de hielo golpeó dos veces el suelo.

Instantáneamente los cientos de infantes Jotuns se sentaron al tiempo y se acomodaron como previamente estaban; sin pronunciar palabra alguna, aguardaron con la mirada fija en el hechicero.

—La cabeza...el torso...las piernas, todo¡—Profirió Loki cerrando los puños y abriéndolos en el aire con un improvisado efecto de sonido—Sangre y tripas por todos lados¡.

La ola de vítores y exclamaciones de júbilo se expandió a lo largo y ancho de la amplia ágora central de Utgard.

—Laufey que se pudra¡

Se oyó por sobre los demás, haciendo que la aglomeración de gigantes le observaran expectantes y algo nerviosos por la reacción del Rey.

Con completa calma, Loki se puso de pie carraspeando antes de hablar—Que se pudra¡.

—-Que se pudra¡—Secundaron varios—Larga vida Loki¡.

—Digan mi nombre¡—Tomó la palabra el mayor.

—Loki¡—Lanzaron en un unísono tan potente que atravesó los muros del recinto.

—DIGAN MI NOMBRE¡.

—LOKI¡ LOKI¡ LOKI¡ LOKI¡ LOKI¡.

El aludido con un garbo propio de él, enderezó la espalda y extendió con señorío sus brazos.

—Parece que ya tengo mi ejército.

Fue indescriptible el alboroto que su declaración provocó y él tampoco hizo esfuerzos por detenerlos; se limitó a sonreír satisfecho con la frente y el orgullo en alto.

Algunas costumbres se arraigaron a tal punto que era imposible erradicarlas aun con su nueva posición, no obstante con el paso de los años los ratos en el bar y desahogos sexuales, se volvieron menos frecuentes que las tardes de relatos como esa. Loki se deleitaba a menudo con momentos simples como aquellos, siempre y cuando no entorpecieran sus obligaciones esenciales de monarca.

La explicación se la guardaba para sí mismo. Su forma de ser fue marcada a golpes, azotes y tropiezos desde infante, por lo que eran muchas las cosas que se negaba a compartir incluso con su madre; fuese por vergüenza o miedo a ser rechazado por quienes ahora lo admiraban y querían. Le bastaba con ser el Rey que ellos merecían.

De ahí a que por voluntad propia y desde un principio, el azabache insistió en estar presente en la evolución de las etapas de incubación y nacimiento de cada nueva generación de Gigantes de Hielo. Todos esos críos que veía ahora y los miles que había acompañado en los últimos 17 años, fueron procreados dentro de múltiples laboratorios de Biogenética y desarrollo; construidos, manejados y monitoreados 24/7.

El amor y la protección que recibió en breves épocas de su tortuosa juventud, fue dado altruistamente por personas que ni siquiera tenían la obligación o el deber de hacerlo. Eso le fue suficiente para comprender lo duro que era el destino con aquellos que nunca tuvieron el apoyo de quien debía cuidarlos, de quienes no gozaban de una familia convencional.

En ningún momento permitió que alguien sobre ese planeta discriminara a quienes pese a ser producto de fecundación entre espermatozoides y óvulos Jotun, llegaron al mundo en un ambiente controlado artificialmente. Fue de los primeros mandatos que impuso en su reinado y con escasas excepciones, a la fecha era respectado por la generalidad de sus coterráneos.

Los vio crecer uno a uno; estuvo allí cuando aprendieron a ponerse de pie, cuando las primeras palabras fueron dichas, cuando los poderes congelantes surgieron, y especialmente estuvo allí cuando entre confusión y llanto les recordó que ni él o sus hermanos eran inferiores en absoluto a ningún otro gigante de escarcha.

Loki fue el primero en decirles que jamás estarían solos, que estaban en casa.

No existía hombre o mujer en Jotunheim que pudiese comprender mejor el dolor de ser llamado "Paria", "Monstruo", "Aberración" y "Error de la naturaleza" que el hechicero de escarcha. Nadie que conociese como él, el vacío y la soledad de no pertenecer a ningún lado.

No le importó aguantar las peleas y conflictos típicos de un temperamento como el de su especie, relatarles leyendas, anécdotas de sus días como fugitivo y eventualmente el que esos bebés que una vez cargó en sus brazos, le triplicaran en estatura. Porque al dejar la corona de lado no había mejor sensación que la de sentarse en su sillón preferencial y ver con sus propios ojos el futuro que creó.

—Veo que se están divirtiendo—Interrumpió la madre Jotun desde el umbral de la puerta principal—¿Cuál historia de guerra es en esta ocasión, Loki?—Preguntó amablemente Farbauti—¿ "La cruzada de Nowhere"?, ¿"Mos Eisley "?, ¿"El robo de Mandalore"?, ¿ "La masacre de N'zorth"?.

—Solo la vez que asesiné a mi padre—Contestó con simpleza.

—Loki—Replicó con mesura la mujer—De todas las historias...

—Solo le doy a mi gente lo que pide—Respondió con una de sus simpáticas sonrisas, abriéndose paso entre los presentes—¿O prefieres que les cuente: "Thyferra y la disputa de las felaciones"?.

—¿Qué es una felación?—Preguntó un crío.

Loki mostró sus deslumbrantes dientes con destellos de picardía relampagueado en sus ojos; estuvo a punto de abrir la boca pero Farbauti le cortó, un comportamiento ocasional de madre al que le cogió afecto.

—Es hora de las lecciones de ciencia y tecnología—Recordó Farbauti—Habrá tiempo para historias después.

Como era de esperarse antes de acatar la disposición dada por la mujer, los pequeños gigantes recurrieron a su gobernante esperando que este la contradijera.

Loki ladeó la cabeza levantándoles una ceja—Ciencia y tecnología, guerreros de Jotunheim—Confirmó pese a unos cuantos suspiros, golpeando el suelo con la base de su báculo—Deber y luego placer.

—Deber y luego placer¡—Vociferaron los chiquillos, marchando en líneas ordenadas a las distintas salidas.

—Su majestad...¿Mañana puede contarnos sobre la vez que mató a los 5 titanes de fuego usted solo?—Suplicó una menor.

—Termina la decodificación digital del manual 13 y lo consideraré—Prometió el azabache guiándole el ojo.

—Si su majestad¡.

Ella fue la última en salir, dejando al Rey y a Farbauti a solas en la espaciosa habitación. Hecho esto la piel de Loki mutó a un tono claro y blanquecino, algo habitual en sus lapsus de informalidad.

—Hijo, por favor no te tomes a mal lo que diré...pensé que eventualmente te acostumbrarías a lucir como nosotros—Habló la mujer llegando hasta él con timidez—No es solo lo digo por la apariencia...el frío debe ser más duro en ese estado, ¿No es así?.

—El azul manda madre, pero esta apariencia me ha resultado bastante útil en todos los sentidos posibles, le tengo apego incluso si me obliga a ponerme más ropa encima—Comentó el hechicero acostándose en el mueble, cruzando sus piernas extendidas y entrelazando las manos tras su cabeza—Te lo pido de nuevo, no debes preocuparte tanto por mí a estas alturas.

—Creo que es algo que no puede evitarse—La mujer se vio dubitativa, no obstante optó por continuar—Lo que más deseo para ti, es que seas feliz de la forma que desees...

—Y yo te lo agradezco—Afirmó Loki incentivando a su madre a que se sentara junto a él—Te ves cansada, deberías procurar más por ti misma—Habló con cierta inquietud.

—No es nada, Loki...Aunque siendo sincera su majestad, en parte es su culpa.

El hechicero emitió una carcajada—¿Y cómo por qué sería mi culpa, madre?.

La mujer le sonrió—Por mucho que intento hacer que duerman a hora, siempre siguen parloteando sobre tus hazañas. Hace que me cueste conciliar el sueño.

—Debiste decírmelo antes—Indicó el azabache simulando seriedad—Neo, presento ante ti dos elecciones—Imitó enseñándole sus dos palmas abiertas, la derecha contenía una gran gragea azul y la otra una roja—Por un lado te ofrezco la verdad...y con esto me refiero a unos buenos cubre oídos. Con la otra puedes obtener la mentira...es decir un eficaz hechizo para dormirlos con un tronar de dedos.

La mujer rio inevitablemente y enseguida tomó la azul—Loki, por favor no uses magia con los niños...nuevamente.

—Como gustes—Dijo el menor desapareciendo las píldoras y acomodándose en su postura anterior—Espero no te arrepientas luego, ambos sabemos lo difíciles que se pueden poner en ocasiones.

—Lo has hecho bien, Loki—Elogió la mayor—Todo desde que llegaste hace casi dos décadas...lo que has hecho aquí es algo que ninguno de nosotros pudo siquiera llegar a soñar alguna vez.

—¿Lo es?—Intervino el azabache reflexivo—Porque yo siento que no es suficiente—Manifestó echando la cabeza hacía atrás—Es iluso pensar que incluso yo, puedo llegar a reparar el daño de milenios de muerte y destrucción.

—El día que regresaste me desperté como cualquier otro, dispuesta a deambular en busca de comida y algo con que mantener vivos a mis hijos, resignada al único futuro que teníamos...luego llegaste y cambiaste nuestras vidas enteras, nos diste esperanza—Murmuró Farbauti nostálgica—Yo no tengo dudas, no hay en el universo alguien con un corazón tan generoso y entregado como el tuyo.

Loki ahogo una ronca risa y sacudió la cabeza en negación—Créeme, soy muchas cosas pero generoso no es una de ellas.

—O tal vez no has conocido aun a una persona que te lo diga tantas veces, que termine convenciéndote de lo contrario.

—No necesito a nadie, es suficiente con tenerte a ti—Contestó el menor ocultando las secuelas incrustadas en él como imborrables cicatrices.

—Loki¡—Irrumpió estrepitosamente su hombre de confianza, abriendo el portón con brusquedad y asustando a la mujer.

—¿Qué sucede, Helblindi?—Habló el azabache sentándose recto en el sofá.

El guerrero se percató de la madre Jotun e inmediatamente la saludó con una reverencia—Su majestad, hay un asunto que requiere su inmediata atención—Avisó adentrándose en el recinto.

Loki se puso de pie quedando a la par de su hermano y fiel servidor—¿Qué es tan urgente?—Indagó con las arrugas de su frente acentuándose mientras esta retomaba su tono añil. Todos los sentidos del Jotun se agudizaron con el nerviosismo en el hablar del soldado.

—No soy el idóneo para responder a eso, mi rey—Explicó Helblindi—Solo trasmito el mensaje de quien lo vino a buscar.

Su tranquilidad y jovialidad se esfumó en un parpadeo imaginándose lo peor. Siempre calculó cada uno de sus movimientos adelantándose a los de sus enemigos; por lo que si había algo que le causaba impaciencia, era desconocer lo que sucedía ajeno a él.

—¿Quién?—Inquirió.

Teniendo plena conciencia de la situación actual de Jotunheim, cualquier alteración o perturbación fuera del ritmo estricto con que mantenía su reino bajo control, ameritaba esa reacción tan prevenida. Sin contar con que desde el mismo momento en que el soldado habló, una chispa se removió dentro de su cabeza; sensación estremecedora que ya había sentido en el pasado cuando su inconsciente se activaba ante el peligro.

—Retar-Lord—Informó el gigante—Arribó al planeta hace unos minutos sin anunciarse. Realizamos un escaneo breve lo más rápido que pudimos, ya que por la velocidad con que venía de haber cumplido con todos los permisos requeridos para su entrada, se habría estrellado contra la superficie del escudo—Reveló asustadizo—Mis más sinceras disculpas su majestad...entiendo si un castigo deba ser impuesto.

El azabache torció los labios frustrado. Una de las tres reglas pilares de su reino era seguir estrictamente el protocolo de acceso al exterior; incluso si el hechizo no permitía delatar su posición, consentir la entrada sin el debido registro de toda nave podría poner en riesgo al planeta entero.

—Lo habrá—Confirmó el hechicero ganándose una mirada temerosa del gigante—Yo mismo le patearé el trasero.

—Loki...yo lo autoricé, fue mi error...

—La nave de Quill está cubierta por mi magia, de haber chocado contra la barrera tendríamos mayores problemas. Hay momentos en que debemos escoger entre la menos grave de las consecuencias, eventualmente todos tenemos que enfrentarnos a una situación como esa—Murmuró comprensivo el Rey—Que te quede de lección para reducir las posibilidades de que ocurra nuevamente, ¿Entendido?.

—Por supuesto, no volverá a suceder¡—Dijo Helblindi aliviado. Ciertamente creía que su indulgencia, se debió en parte a la estrecha relación que se había formado entre los tres implicados—Quill aseguró que es urgente. Ha anclado en el hangar 235 negándose a venir hasta aquí...dijo que era una conversación privada.

—Farbauti—Llamó Loki al tiempo que avanzaba hacía la puerta—Ve al campo de entrenamiento e informa de esto a Býleistr; no quiero que nadie más se entere. Helblindi dirígete al cuarto de control, monitorea personalmente la órbita y todo acceso a Jotunheim. Estaré en contacto.

—¿Crees que se trate de una ofensiva?.

—No puedo asegurarlo hasta conocer la situación, sin embargo algo que he aprendido a lo largo de mi vida, es siempre estar preparado para lo peor.

—Si, su majestad—Terminó el soldado, inclinándose junto a la mujer.

—Loki, ten cuidado—Musitó la mujer ya conociendo en buena medida a su hijo.

—Por supuesto.

El hechicero abandonó el céntrico y colosal edificio, dando con las impecables calles de lo que ahora era la majestuosa ciudadela de Utgard.

Los últimos 17 años fueron unos de los mayores desafíos a los que se hubo enfrentado en lo que llevaba de su longeva existencia. A su llegada se encontró con un reino hundido en un abismo tecnológico con eras de profundidad, milenios de olvido e ignorancia alimentados por el aislamiento y el desprecio de todo un universo. Inclusive para alguien con sus capacidades, recursos y preparación; la nueva ilustración que le brindó a Jotunheim, se quedó con una buena tajada de sí mismo.

El 80% del territorio del astro helado se encontraba ahora reguardado bajo el poderoso escudo mágico de su creación. Ya fuera del alcance de los ataques ocasionales, torres de vigilancia, estructuras complementarias al palacio, campos de entrenamiento, plazas comunes, centros pedagógicos, instalaciones de desarrollo, edificaciones urbanísticas y de entretenimiento, bodegas de almacenaje para vehículos y arsenales; así como reservas y criaderos naturales, emergieron majestuosamente del hielo una vez infértil.

Sin embargo el más rescatable logro fue el de llenar los caminos desolados de Jotunheim, por numerosas multitudes de gigantes que iban y venían, siempre en movimiento tal y como él les enseñó para sobrevivir.

Ninguno de los manuales de pedagogía que leyó se acercó a la realidad de lo complicado y extenuante que era educar en lectura y escritura a un Jotun, especialmente a aquellos que llevaban cientos de años apenas conociendo como machacar con fuerza bruta a lo que se les pusiera en frente.

Una vez completaba la fase primaria de enseñanza, el control de armamento mejorado fue relativamente sencillo, movimientos y estrategia de batalla el verdadero reto. Simultáneo a esto tratar que los Jotun entendieran y se adaptaran al concepto de "academia", le hizo merecedor de unas vacaciones de 5 días en el mejor y más libertino de los Pubs intergalácticos.

Computación, sistematización e investigación, manejo de vehículos de locomoción interna y externa, biología, bioquímica e historia fueron las materias básicas que cada viejo y nuevo gigante tuvo la obligación de aprender. Negaciones a sus métodos extranjeros hubo muchas, la paciencia y tacto no eran caracteres que identificaran per se a su gente. Farbauti fue de mucha ayuda como mediadora en esa clase de situaciones, aun lo era.

Cuando las Neas generaciones de Jotuns alcanzaban su grado intermedio de adiestramiento, llegaba la hora de especializarlos dependiendo de las cualidades y destrezas particulares de cada individuo: Aquellos con temple, motricidad, destreza científica y razonamiento rápido fueron direccionados a labores de laboratorio y de procesos con complejidad técnica mayor; para tal fin y gracias a su mercenario de cabecera, contaban con infraestructuras de tamaños descomunales, que en lo personal disfrutaba de manejar pese a la diferencia de dimensiones.

Actualmente él junto a otros 380 Jotuns, llevaban a cabo funciones de índole digital y tecnológica, otros 900 trabajaban repartidamente en áreas de mantenimiento, abastecimiento, recolección de datos, vigilancia y defensa del planeta. Cada una de las 252 naves espaciales tenía a su comando, personal entrenado y capacitado a la perfección para cada puesto requerido. Toda función que implicaran actividades espaciales y de comunicación con el exterior, requería la aprobación directa del Rey de Jotunheim.

Finalmente el imponente frente de avanzada estaba conformado por filas de implacables soldados de escarcha que sumaban los 60.000 descendientes de Ymir. Aparte de quienes pelearon guerras anteriores, los nuevos reclutas habían sido incubados, equipados, entrenados por el Rey y Byleistr día a día desde que tuvieron edad para manipular un arma.

Ese era Jotunheim, ese era su glorioso reino.

En medio de divagaciones y recuerdos, alcanzó el punto de encuentro donde se suponía Quill esperaba por él. El hangar se encontraba repleto de Jotuns ejerciendo sus labores diarias como era usual, quienes al verlo lo saludaron con el respeto que su presencia inspiraba.

A lo lejos vislumbró la chaqueta roja del mercenario, plataforma número 15 ocupada solo por Quill y el vehículo estelar a sus espaldas. El castaño estaba abstraído con los audífonos puestos, evidentemente aun no dándose cuenta de su presencia. Sin frenar la marcha, llegó a él y le plantó una patada fuerte en su parte trasera.

El contrario que por poco va a parar al suelo, recobró el equilibrio sobándose el culo—¿Qué demonios?¡—Se quejó Peter apagando la música—¿Es así como saludas a tus amigos?.

—No. Así te saludo a ti—Le cortó Loki sin cambio en su rostro—Especialmente luego de que como una bestia irracional, patearas las puertas de mi casa—Acusó intimidante—¿Tienes idea del riesgo en que has puesto a todo Jotunheim?¡

—Lo sé, lo siento—Se disculpó Quill sin fingir—Ya se lo que implicó y lo lamento Loki, pero me hubiese tardado al menos unos 15 minutos más...créeme que los necesitamos.

El Rey le dio la espalda y caminó con lentitud rodeándolo—Si cada vez que ocurre un incidente se abre una brecha en mi defensa...no tengo que decírtelo, ¿O sí?.

—Yo ayudé a instalar todo esto, sé muy bien lo que significa Lok's—Se defendió el castaño—Los chicos ya la revisaron, he venido solo—Afirmó señalando su nave con la cabeza.

—¿Te han seguido?.

—No—Dijo Peter instantáneamente—La verdad no puedo asegurarlo...lo comprenderás una vez te lo enseñe.

—¿Tiene que ver con el hecho de que te hayas retrasado con la entrega de este mes?—Presionó el hechicero inquisitivo, no le importaba mostrar lo irritado que estaba.

—Tampoco—Negó el castaño rascándose la nuca—Sabes que cumplo mi palabra. Tenía pensado hacerlo esta semana, pero ya sabes...Ser guardián de la Galaxia ocupa más tiempo de lo que crees.

Loki dejó de moverse observándolo de perfil—Si el trabajo te está quedando grande, será mejor que lo digas de una vez—Dijo sin trasmitir emociones que no pensaba dejar a la vista—Ya de por sí me parece increíble que el mismo hombre que conocí en Mos Eisley, haya sido nombrado y condecorado como "Guardián de la Galaxia".

—Incluso si seguimos siendo los mismos, lo que queremos tiende a variar con el paso del tiempo, de las cosas que nos vemos obligados a afrontar y por las personas que conocemos—Admitió Quill, dando la impresión de que no solo se refería a sí mismo—No soy el único que parece haber reorganizado sus prioridades.

—Si tienes algo que decir, simplemente hazlo.

Peter suspiró echando la nuca hacía atrás, preparándose para entrar en la boca del lobo—Cuando nos conocimos te mostraste tan letal como una serpiente venenosa, ansiosa por derramar la sangre de sus enemigos; cuando fuiste coronado prometiste venganza y muerte con una determinación que incluso me asusto al principio—El mercenario menguo el tono con el que hablaba—Ahora son pocas las veces que conversamos respecto al día en que finalmente invadirás Asgard; y mira, sé que seguimos en proceso de fortalecer y armar a Jotunheim, pero debes admitir que ahora el desarrollo, bienestar y la prosperidad de tu gente ha tomado más importancia que cualquier otra cosa.

—¿Insinúas que ya no me importa matar al bastardo que nos destruyó?—Demandó Loki presionando sus labios con fuerza.

—Tu pueblo no se revela o exige un ataque inmediato, porque son felices Lok's—Opinó arriesgándose—Los niños siendo niños como merecen serlo, hombres y mujeres construyendo una vida que por primera vez es digna. Jotunheim ya no es la raza ignorante, impulsiva y sometida que era...los salvaste y es por eso que te son leales, no por un pacto hecho hace 17 años.

—No dejes que los ratos que pasas aquí, te hagan creer que los conoces mejor que yo—Escupió con una voz que erizaba la piel del más feroz de los asesinos—Todo lo que hacemos, cada paso que damos es por el deseo de aplastarlo y bañar los suelos de Jotunheim con sus viseras...Los Asgardianos sabrán quien es su verdadero Rey y se arrodillaran ante mi—Sentenció decidido—Es lo que Jotunheim anhela....No me importa si se trata de ti, no te atrevas a decir lo contrario.

Peter suspiró cansado de discutir. Enfrentarse al hechicero además de ser inútil, le resultaba desagradable—Loki, te he apoyado y lo seguiré haciendo. Eso no ha cambiado—Confesó poniendo una mano sobre el hombro contrario, apretándolo levemente de modo que no les resultase incomodo—Sin embargo, amigo...no tiene nada de malo simplemente querer ser feliz.

Loki lo observó sin decir más por lo que pareció una eternidad, finalmente esquivándole la mirada removió el contacto de un tirón.

Como ya era perenne en él, aborrecía reflejar debilidad que pusiera su credibilidad en tela de juicio—Lo destruiré y lo verás con tus propios ojos...eso es lo único que importa—Finalizó con un rastro de duda que se negó a reconocer.

—Porque tú nunca me mentirías, ¿Cierto?—Insinuó con sátira el mercenario.

El azabache hizo su mayor esfuerzo por no desquebrajar su imagen fría, no le apetecía caer en un truco tan simple como ese. Para su fortuna o desgracia, eventualmente una sonrisa ladina se asomó en sus labios y esto fue suficiente para desatar una corta pero agradable risa en Quill.

—¿Yo?, Jamás—Añadió enseñando los dientes y moviendo la cabeza hacia los lados. No tenía interés en continuar replanteándose el tópico anterior por lo que rápidamente cambio el tema—Si ya terminaste de malgastar mi tiempo, quisiera saber si tengo que declarar estado de guerra.

El mercenario abrió y cerró las manos nervioso antes de decidirse a enseñarle el contenido de su pantalla portátil—Llegó al canal primario de la nave hace menos de 1 hora. Apenas lo leí vine inmediatamente sin perder ni un segundo. Nadie más lo ha leído, solo tú y yo.

—Y el que lo escribió—Susurró el Jotun haciendo Zoom en el texto.

Los puños de Loki tronaron por la rabia, sus gemas rojizas expedían cólera y frustración con cada palabra que leía. Se alejó del castaño e inconscientemente la uña de su dedo pulgar, fue a parar entre sus dientes por milésimas en que olvidó la imagen imponente e imperturbable que debía mantener.

—Loki...no he sido yo, lo juro—Se defendió Quill antes de ser acusado—No tengo idea de cómo sucedió, el mensaje llegó sin más—Explicaba agitando los brazos expresivamente—El remitente es anónimo, cuando intenté rastrear la fuente di con un callejón sin salida.

—No es como si importase ahora, ¿No es así?—Contestó asertivo el mayor.

La boca del hechicero se secó con su ceño fruncido y el corazón sacudiéndose aceleradamente en su pecho. Uno de los peores escenarios posibles parecía desatarse ya, no necesitó de un minuto para concluir lo que estaba sucediendo: La cortina mística que apartaba a Jotunheim del resto del universo, se estaba rasgando y para su repulsión no había sido obra suya.

—Prepara tu nave. Nos vamos ahora mismo—Ordenó el Jotun dando zancadas hasta adentrarse en el vehículo ajeno.

Dentro de la cabina de mando y al tiempo que Quill activaba los propulsores, Loki estableció conexión con el centro de control de Utgard.

—Su majestad—Respondió Helblindi, una vez la computadora mostró su rostro.

—Debo retirarme de Jotunheim—Reportó a secas el hechicero—Dale aviso a Farbauti y a Byleistr. Quedan a cargo hasta mi regreso.

—Loki—Habló el soldado impaciente—¿Qué está sucediendo?¡,

—Escúchame—Indicó mandante el mayor—Es esencial que cumplan mis instrucciones al pie de la letra. Lamento tener que dejar esto en tus manos de esta manera, pero lo que tengo que hacer es inaplazable—Manifestó—No pretendo tardar más de lo necesario, deberán aguantar sin mí entretanto.

—¿Seremos invadidos?¡—Se aceleró a decir su súbdito.

No quería mentirle pues aun no tenía una respuesta veraz o suficiente para darle—Que nadie entre o salga del planeta. De ser detectado algo inusual en los radares, me darás aviso inmediatamente—Loki pasó los dedos a través de sus negros cabellos, relamiéndose los labios—Activa el código Rojo—Decretó finalmente—Desplieguen todas las líneas defensivas, quiero los cañones de plasma y hielo listos para disparar; repliega a los civiles en los puntos de encuentro y que se armen igualmente. Prepara los mecanismos de contención en su máxima potencia, quiero cada uno de los frentes cubiertos, las naves listas para evacuar si es necesario; y principalmente, le ordeno a cada guerrero de Jotunheim que permanezca en su posición designada y con la autorización de atacar a cualquier cosa que cruce el escudo. Eso es todo.

—Sí, su majestad¡—Lanzó el soldado a toda voz—Por Jotunheim¡.

—Por Jotunheim—Secundó el hechicero cortando la comunicación.

La nave espacial se desancló de la plataforma de aterrizaje y salió expedida con una rapidez ascendente. Al llegar a la cima del iglú, este abrió su única compuerta invisible superior permitiéndoles la salida. Una vez del otro lado, el portal se bloqueó por completo dejándolos ante el infinito y negro mar cósmico.

Fuera de la órbita de su reino, Loki lució de nueva cuenta su delicado tono níveo Aesir. Enterraba las uñas en los brazales del asiento; una de sus piernas se sacudía incesante, mientras que el resto de su cuerpo disimulaba increíblemente esa maldita incertidumbre que lo tenía hastiado.

—Loki—Le llamó el mercenario, trazando la ruta y concluyendo los preparativos necesarios para arrojar la nave en un salto a la velocidad de la luz—Sé que la situación es alarmante y que no tenemos idea de a que nos enfrentamos...pero no tiene por qué significar obligatoriamente que Odín se ha enterado—Intentó esperanzar el menor—Es decir, si fuese así ya de seguro nos hubiese atacado.

—O quizás el mensaje fue una distracción para alejarme del planeta y atacarnos es justo lo que están haciendo en estos momentos—Propuso el hechicero estoico.

—¿Quieres que volvamos?.

—No—Dijo con una certeza que inclusive a él, le sonó ajena teniendo en cuenta la situación actual—No estaría aquí ahora si no hubiese proyectado todos los riesgos y ventajas—Afirmó bordeándose el labio inferior, sutilmente con la yema de su dedo—Jotunheim tiene la fortaleza y el poder para aguantar un ataque si ocurriese. La barrera no caerá fácilmente y me dará tiempo más que suficiente como para volver.

—Aun si cayera antes de eso tienes posición aventajada, por poco y les triplicas en números, sin contar las cientos de armas de largo alcance que cubren cada rincón y esquina de Utgard—Agregó confiado el castaño—Luego solo tendrías que atacar cuando menos se lo esperen, sacar al Smaug que llevas dentro, follártelos y reducir a jodidos icebergs todos esos hijos de puta.

—Nunca mejor dicho—Concordó el azabache, meditando intranquilo en la cantidad de gigantes de escarcha que en dado caso, caerían antes de su retorno al planeta congelado—Aunque no ocurrirá en ese orden. Regresaré a tiempo—Le aseguró asintiendo con la cabeza, gesto que fue correspondido.

De vuelta a lo suyo, Loki reprodujo en su pantalla el texto incógnito que una vez más, releyó en busca de respuestas las cuales sabía, solo existía una manera de resolver.

Loki lo confirmó, el que cada uno de sus cinco sentidos y el núcleo mágico en su ser, le aseguraban que algo de consecuencias catastróficas había comenzado.



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