Capítulo 12: Utgard.
Thor aguardaba inmóvil junto a los tres guerreros, lady Sif y Frigga, viendo a su padre marchar sobre su imponente corcel, siendo acompañado por Heimdall.
El Bifröst sería abierto en cualquier momento.
Aquello no dejaba de molestarle, se sentía incorrecto. Él debía estar a su lado cuando se desatara la guerra. Sencillamente, a veces no entendía cómo funcionaba la mente de su padre, siendo que siempre le decía que debían acabar con todas las amenazas al reino.
—Sigues sin darle la razón, ¿No es así?—Le habló la reina.
—Tengo un terrible presentimiento, al igual que tú. ¿Cómo es que no lo ve?.
—Si lo hace, hijo—Afirmó Frigga—Hay muchas cosas que solo alguien en su posición puede llegar a entender, debes aceptar eso y vivir bajo lo que te ha inculcado.
—¿Qué hago cuando lo que me ha enseñado, se contradice con lo que dice y hace?—Dejó escapar con pesadez.
Frigga calló por segundos, pero sujetó la mano de su único hijo—Solo quien ha peleado y sobrevivido una gran guerra como la que aconteció contra Laufey, puede llegar a concebir la magnitud del daño y desastre que esta deja a su paso.
—Guerreros mueren...es el riesgo del deber que cumplimos en la lucha por nuestro reino y las personas que queremos proteger.
—¿Crees que solo los caídos en batallas, son víctimas de la guerra?
Thor no supo que contestar.
—La historia recuerda con gloria a quienes entregaron su alma y cuerpo por la victoria, ¿Pero cómo crees que se sienten los hijos, esposas, hermanos y padres de todos quienes murieron?—No obtuvo respuesta—Tu padre lo sabe, lo ha visto con sus propios ojos. Los Asgardianos no fuimos los únicos que soportamos el peso de la posguerra...Jotunheim también tenía mujeres, niños, familias que esperaban el regreso de sus seres queridos, que continuaron perdiendo incluso cuando la batalla terminó.
—Madre, yo no deseo que eso vuelva a ocurrir—Murmuró agachando la mirada—Lo siento si mis palabras han sido imprudentes y mis actos reprochables.
—No es tu culpa Thor—Frigga contestó con ternura—Odín ha cometido errores en el pasado, decisiones que aún le atormentan. Solo quiero que recuerdes que aunque no compartamos las razones que dieron origen a la guerra entre Asgard y Jotunheim; si somos conscientes de su dolor y luto, y no obstante lo menospreciamos...no seremos mejores que Laufey.
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Los cientos de soldados acataban sus órdenes, despejando el amplio perímetro de civiles o cualquier ser que deambulara por la inmensa área de tierra, que requería para su siguiente hazaña. Una vez solo, Loki sostuvo el cetro de hielo con ambas manos y dejando salir un áspero grito, liberó del centro congelado una potente onda expansiva de escarcha.
Capas y capas de nieve brotaban y se solidificaban con intensidad, volviéndose más duras que el acero. Las esporas se unían unas a otras a velocidad irrisoria, formando grandes columnas y gruesos muros, así como amplias superficies libres de imperfecciones.
Torres y contrafuertes nacían de aquel místico elemento, dando una mejor y más estilizada apariencia; en cuestión de minutos las ruinas arcaicas desaparecieron por completo, dando paso a un colosal y majestuoso palacio de escarcha.
No conforme, Loki hizo girar el báculo conjurando un hechizo de ampliación, extendiendo el alcance de todos sus poderes, combinados en uno solo.
Los Jotun se replegaron asombrados y temerosos, contemplando como del subsuelo emergían las gruesas murallas de hielo que bordearon kilómetros de territorio a su alrededor. La surreal estructura creció más allá del horizonte, casi tan alta como el mismo cielo; no obstante, las secciones superiores de la misma, eran por mucho la mejor parte.
Al llegar a la cima, las paredes fueron adoptando una forma cóncava, y literalmente por arte de magia, la barrera impenetrable fue asemejándose a un descomunal iglú, forrado ya no solo por escarcha, sino también por la más poderosa mezcla de energía mística en el universo: La suya.
Mucho más que solo el palacio quedo cubierto por su indestructible estructura; y entonces, tan alucinante como ocurrió, la cima de este comenzó resplandecer hasta a volverse traslúcida, permitiéndole apreciar la belleza del cielo sobre él.
Finalizada su proeza, el hechicero se teletransportó en medio de su gente, asustando a más de uno. Desde aquella ubicación, guardó el aliento contemplando su obra maestra.
—Loki...esto es hermoso—Habló Farbauti.
—No he terminado—Le contestó—Por ahora esta será solo nuestra ciudadela, pero aún tenemos un planeta entero que nos pertenece y lo haremos resurgir con la grandeza a la que fue destinado: Casas, puentes, caminos, edificios y campos; aprovecharemos al máximo la naturaleza fría de Jotunheim.
—Nuestro hogar—Intervino Byleistr—¿Luego qué, su majestad?.
—Poderío—Le respondió a todo el que le estuviese escuchando—Necesitamos tecnología, armamento, suministros, la mejor flota espacial y una amplia base de datos.
—Sin embargo, no hay suficientes Jotun para todo lo que quieres hacer—Informó el soldado.
—Lo sé—Concordó Loki—Es por eso que de manera inmediata, Jotunheim implementará una nueva política de natalidad.
Para ese momento, el ágora conformada en torno al nuevo Rey, era gigantesca. Cada uno le escuchaba como si fuese la mayor fuente de conocimiento en Yggdrasil, y para casi todos ellos, así era.
—En los últimos 5000 años, Jotunheim ha disminuido su tasa poblacional en un 70%—Señaló.
—Perdimos a la mayoría de los hombres y crías a causa de la guerra. Ha sido imposible recuperarnos siendo que aun somos objeto de ataques, además...cada vez es más difícil traer nueva vida a este mundo—Agregó Farbauti, susurrando lo último con amargura.
—No estoy hablando del pasado, sino del futuro—Aclaró Loki, dispuesto a explicarse con la mayor claridad posible—Los Jotun tenemos un metabolismo considerablemente más veloz que cualquier otra especie humanoide. Nuestro periodo de gestación es aproximadamente de 4 meses; exceptuándome, un Jotun promedio alcanza su etapa madura a los 3 años, edad a la que ya son autosuficientes y pueden aprender perfectamente a pelear.
—Aun así su majestad, no nos quedan muchas mujeres y esa ha sido de nuestras mayores complicaciones.
—Actualmente, son mínimas las cosas que no puedan ser solucionadas por la magia y la tecnología—Contradijo el hechicero—Este reino ha sido privado por mucho tiempo de ambas, pero eso cambiará a partir de hoy.
—¿Cómo se puede recuperar tantas generaciones y suplir las vidas perdidas, Loki?—Preguntó Farbauti con pesadumbre.
—Multiplicaremos el porcentaje de natalidad al menos unas 1000 veces, con un sistema alternativo de fecundación In vitro.
Se hizo un completo silencio, en el que el hechicero podía sentir las incontables miradas enmarañadas sobre él. Sí, definitivamente volver a Jotunheim la más grande potencia, no sería una tarea rápida ni fácil.
—Loki, obviamente conoces muchas cosas de las que no tenemos idea, ¿Podrías explicárnoslo mejor?—Pidió la mujer con timidez.
—No, no puede.
Una voz burlona y un tanto sintética, interrumpió ordinariamente su momento.
Loki bufó rodando los ojos, mientras que por otro lado todos los Jotun, armados o no, se pusieron inmediatamente en estado de alerta.
—Deberá disculparlo bella dama, es una mala costumbre que no he podido quitarle—La silueta misteriosa se hizo notar por sí sola, apagando el sistema de camuflaje y revelándose sentado sobre un cercano montículo de hielo—La mitad de lo que dice nunca tiene sentido.
—Llegas tarde—Contratacó el hechicero, restándole importancia a lo demás dicho por el mercenario—No te pago para que llegues tarde.
—Siendo precisos, aun no me pagas—Peter Quill descendió de su posición y pretendía caminar hasta el azabache, sin embargo se topó de frente con decenas de gigantes de hielo, empuñando espadas en su dirección—¿Loki?—Exclamó el castaño un poco inquieto.
—¿Si?—Le contestó con tonillo inocente.
—¿Te importaría?.
—Más de lo que crees, Quill.
—Vamos, hombre¡—Ladró el castaño, golpeteando el suelo con uno de sus pies—Mis gónadas parecen dos jodidos cubos de hielo, y tu ejercito de muñecos de nieve no mejora la cosas.
Byleistr dejó salir un estruendoso rugido, escupiendo con su aliento gélido, varias gotas de saliva. Evidentemente la sátira humana, no había sido de su agrado.
—"Frosty the snowman"—Le cantó Quill descaradamente—"Was a jolly happy soul".
El soldado dio un paso al frente, pareciendo plenamente dispuesto a arrancarle la cabeza de tajo; y lo hubiese conseguido o al menos intentado, de no ser porque el Rey Jotun intervino, indicándoles que retrocedieran.
—¿Pensé que habías dicho que querías morir a los 80 años, en una orgia intergaláctica?—Loki apareció frente a él—Sin embargo, al único que se la tienen metida hasta los huevos aquí, es a ti.
—Tú sabrás mejor de eso que yo, ¿No, Trans-houdini?.
—Deberías tener más cuidado, la envidia quema neuronas y no es un privilegio del que goces, Retar-lord.
Peter se relamió los labios repasando su lista de ingeniosos y venenosos comentarios; no obstante el hechicero se le adelantó.
—¿Tuviste tiempo de hacer tu trabajo, mientras fracasabas en renovar tu deplorable repertorio de insultos?
Quill avanzó hasta él, sin prestarle atención a las caras de pocos amigos que lo rodeaban.
—¿Cuándo no he cumplido mi parte del trato, Lok's?.
—"Mos Esley"—Respondió el Jotun con galanura.
—Jah¡, no me vengas con esa mierda¡—Habló Quill, levantando los brazos exageradamente—Tu y yo sabemos muy bien que esa vez, yo salvé tu escarchado trasero¡.
—Creo que recordamos Mos Esley bastante diferente—Le contestó el hechicero levantando una de sus cejas—Estoy completamente seguro que de no haber sido por mí, tu gordo culo estaría vagando a la deriva por el espacio exterior¡.
Ambos se observaron a matar, pero aquella guerra fría se rompió cuando casi al tiempo, los dos hombres estallaron en carcajadas.
Quill hizo señas de querer darle un abrazo, a la espera que el azabache hiciese lo mismo; no obstante, Loki se limitó a alargarle un apretón de manos.
—Siempre tan "frío", Lok's.
—¿Realmente te extraña, Quill?—Continuó el mayor—Para los interesados, él es Peter Quill o mejor conocido como Star-lord, sus labores como mercenario están a mi servicio.
—Más como un contratista independiente—Aclaró el castaño.
Loki enseguida cambió súbitamente su tono a uno más serio—Reporte.
Quill sacó un dispositivo de su bolsillo, y de él, reprodujo un holograma—La cúpula funciona al 100% de su capacidad—Informó señalando la figura y varios dígitos que la acompañaban—Tal como lo anticipaste, la magia que la conforma tiene el mismo efecto que las ilusiones y trucos que has estado usando desde que llegamos a Jotunheim, para encubrirlo todo; en otras palabras: La ciudadela es solo visible y detectable de esas murallas para adentro.
—Perfecto. ¿A nivel exterior?.
—Los sensores de energía, movimiento, electromagnéticos y bueno, en general todos, no detectan variación en el estado general del planeta...a excepción de uno.
—¿Te importaría ser más específico?—Siseó Loki.
—La temperatura. Tu escudo y hechizos han cubierto a la perfección todo lo ocurrido en las últimas horas, desde el mismo instante en que llegamos; sin embargo, el clima decreció y mucho—Confirmó el castaño—Es algo que podría llamar atención indeseada, teniendo en cuenta que sucedió en cuestión de minutos y sin causa aparente.
—Ymir—Respondió Loki—Era de esperarse al ser liberada su herencia mítica luego de tanto tiempo.
—El termostato de mi nave enloqueció, y créeme, para alguien que no sea un gigante como ustedes, comienza a sentirse como tener una fiesta nudista sobre un Iceberg—Agregó el mercenario frotándose los brazos.
El traje de Quill era resistente a condiciones extremas, le permitía de hecho respirar dentro de la atmosfera del congelado planeta, una normalmente mortal para su especie. Empero, su sistema de calefacción se estaba quedando corto.
—Ya decía yo que estaba haciendo fresco—Soltó el hechicero con sarcasmo—¿Cuanto?.
—Actualmente estamos a – 120° centígrados, pero ese no es el problema, Loki: El radar detectó reducción en la temperatura de todo...como es que lo llaman ustedes, ¿Yggdrasil?—Otro holograma remplazó al anterior, este mostraba un plano en 3D de la galaxia, donde se grafícaba lo que Peter describía—Por lo menos, en cuanto a los otros planetas, estos se vieron afectados en una magnitud considerablemente inferior a esta.
Loki se relamió los labios, con una expresión pensativa. Segundos después, le dio la espalda al humano y comenzó a caminar en dirección al palacio.
—Byleistr, pon hombres alrededor de toda la muralla, escolten a los civiles al gran salón del castillo y corran la voz a través del hielo: Todo Jotun que no esté dentro de la ciudadela, deberá mantenerse oculto hasta que yo ordene lo contrario.
—Parece que el Show va a empezar.
—¿Qué significa esto? ¿Estamos bajo ataque?¡.
El azabache se giró sobre sus talones.
—Existe un 97% de probabilidad de que Odín, ya haya sido alertado de la alteración.
—Asgardianos¡—Gruñó el guerrero junto a muchos más.
—Nadie atacará¡—Declaró el hechicero provocando el silencio entre la muchedumbre—Justo ahora estamos en posición aventajada y no vamos a abandonarla—Esta vez se dirigió principalmente al Byleistr—Es una orden, yo me haré cargo de la situación.
—Estamos en guerra¡—Contradijo el gigante—Su majestad, permítanos pelear junto a usted¡.
—No¡—Reafirmó el hechicero al ejercito nada conforme—Hice un juramento: "Mientras este en mi poder evitarlo, no permitiré que ningún Jotun muera a manos de un Asgardiano nunca más"—Explicó—He dicho mentiras a lo largo de mi vida...pero esa es una verdad que vale mucho más para mí, que mis mismos poderes.
—No solo eso, Frosty—Intervino Quill, refiriéndose al guerrero—Es cuestión de estrategia. Tenemos la fortaleza, una que el enemigo ni siquiera sabe que existe, seríamos unos imbéciles si no la aprovecháramos. Dependiendo de las circunstancias, el ataque directo no siempre es la mejor opción, especialmente cuando eso es lo que se esperaría de vosotros.
—Humano¡—Aulló el gigante—Intenta llamarme así...
—No desperdicies tu tiempo; no le puedes enseñar trucos nuevos a un cerdo viejo—Aconsejó Loki con desdén—Llámalo Retar-Lord y todos felices.
—Ey, solo tu...
—Retar-lord—Gruñó con burla el Jotun mayor, a lo que muchos otros le siguieron.
—Gracias por eso, amigo—Masculló indignado el mercenario.
—Mi placer—Dijo Loki, continuando su camino a través de las grandes puertas del palacio.
—Odín atacará. Enviará a su hijo y sus hombres como siempre lo ha hecho—Expresó Byleistr de nuevo, esta vez con más obediencia.
—Justo ahora no tenemos los números a nuestro favor; incluso conmigo liderando, habría pérdidas, sin contar que aun si vencemos, avisaríamos de nuestro levantamiento prematuramente a todo el universo—Continuó el azabache—No es el momento...Necesitamos replegarnos y volvernos superiores en todos los sentidos, antes de dar el primer golpe.
—Eso puede tardar demasiado...
—Sí, pero van a caer—Afirmó con seguridad—Uno por uno serán aniquilados, no con la brusquedad y salvajismo de un mazo; los destruiremos con inteligencia, estrategia, contundencia y precisión.
—¿De ese modo ganaremos?.
—Indiscutiblemente, pero todo a su tiempo. Ustedes confiaron en mí, y esto es lo que vamos a hacer.
—Estamos contigo Loki—Habló su madre.
—Si—Secundo Peter—Siempre y cuando me sigas pagando.
Byleistr asintió con la cabeza—Si, Rey. Guiaré a nuestros hombres a las murallas, y a los civiles tal y como lo ha ordenado—Terminó el mayor, alejándose junto a los demás Jotun.
Loki los observó marcharse, para después caminar con Farbauti y Quill a sus espaldas, a través del amplio pasillo que conectaba al salón del trono.
Forrado en el majestuoso e indomable hielo de Ymir, la habitación se extendía a lo largo y ancho con suma elegancia y poderío. Figuras de dragones decoraban los muros, suelos y techos de descomunal tamaño; líneas que dibujaban a su legendario dios, la historia de los gigantes de escarcha y en el fondo de la sala, sobre el trono de su dominio, sobresalía su imagen grabada y la de la mítica bestia alada.
—Es maravilloso—Murmuró Farbauti, paseando con sus manos los símbolos tallados en las columnas.
—Sabes, en los cuentos que mi madre me leía de niño—Comentó Quill, con un casi imperceptible dejo de nostalgia—Los reyes siempre ponían nombre a todo: Su casa, su perro, su cama, su mesa, joder, incluso a su maldito y hediondo retrete.
—¿Tu punto?.
—Tal vez deberías ponerle un nombre a tu palacio, o a la ciudadela en general.
Loki calló, dejando a su imaginación hacerse cargo. No era algo a tomar a la ligera, debía ser un título digno que impusiera miedo y respeto.
—Utgard—Habló con voz firme—Utgard, la fortaleza de hielo.
—Quien lo diría, no suena tan mal—Sonrió Quill, mientras buscaba algo en su chaqueta—Están ubicados, preparados y listos. Solo tienes que activarlos—Agregó entregándole el artefacto.
Loki cogió el control rectangular y con la misma tomó asiento—Por cierto, ya puedes quitarte ese horrible casco—Tronó los dedos, e instantáneamente un aura verdosa rodeó al mercenario.
—Te habías demorado, que terrible anfitrión eres—Soltó Quill, previo a remover el objeto. Una vez retirado el mismo, el castaño dio un largo respiro al frío aire de Jotunheim, sintiendo como cada pedazo de su piel, se erizaba aun con el encantamiento que lo protegía—No es que mejore mucho, ¿Podrías tejerme un par de pantuflas, abrigo y guantes de lana, abuela?.
El hechicero viró el rostro, ignorándolo por completo.
La puerta principal se abrió de repente, dejando ver a un Byleistr, agitado por la prisa con que cumplió su deber.
—Su majestad, todos los Jotun dentro de la fortaleza estamos en posición, y los que no alcanzaron a resguardarse de este lado a tiempo, ya fueron alertados para que no hagan ningún movimiento.
—Perfecto, buen trabajo Byleistr—Elogió el hechicero, para enseguida extraer del misterioso dispositivo, una fina diadema formada por cierta aleación de metales y un par de lentillas de la misma natura, las cuales ajustó con cuidado en su rostro—Entonces, démosles la bienvenida—Loki activó el mecanismo, justo en el instante en que el deslumbrante arcoíris, atravesó el cielo de Jotunheim.
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