Capítulo 11: Madre




—Farbauti...

Loki no era capaz de articular mayor cosa. Sus parpados se cerraron, bajando el muro de hierro impenetrable que por siglos construyó como mecanismo de defensa.

El peso de toneladas de sentimientos guardados en silencio, cayeron sobre él, dejándolo con la elocuencia de un impúber.

—Mi Loki—Susurró la gigante con voz quebradiza.

Luego de un rato, el hechicero cortó con gentileza el gesto, tomando cierta distancia; incluso si no quería verlo desde esa perspectiva, permanecer aferrado a ella, podía representar un riesgo en su actual escenario.

—¿Cómo es posible?—Formuló con anormal ternura en su voz—Pensé que Laufey...

—No eres el único con buen instinto de supervivencia—Le contestó con un tonillo melancólico—Después de tantas cosas, Loki...¿Por qué has regresado?.

Jotunheim es el único lugar al que puedo llamar hogar, madre.

—Loki, este reino solo te ha ofrecido su rechazo—Los ojos de la mujer, se opacaron ante la realidad—Sé que hay un lugar en el universo al que perteneces, pero no es aquí...Jotunheim no te merece...

Él azabache sonrió ladino, desviando su atención hacia el cielo nublado—Es hermoso, ¿No?—Preguntó retóricamente—El hielo danzando libre y feroz sobre nosotros...he visitado cientos de astros a lo largo del camino y esta maravilla de la naturaleza, solo puede ser comparable con la magnificencia de Nilheim...

—Nunca he...

—Lo sé, aparentemente alguien se cree con el derecho a quitarte la cabeza, solo por pisar sus tierras—Dijo con claro disgusto—Sin embargo, yo he tenido la fortuna de verlo en su mayor esplendor—La placidez en su rostro al decirlo, fue bastante perceptible—Hay muchas cosas que deseo en esta vida, pero la más importarte para mí, es ver renacer la escarcha en este mundo, tal como se alzó sobre Niflheim en antaño; sin limitaciones, sin desventuras, nuestra innata naturaleza glorificada, un mundo de seres de hielo, viviendo en la armonía y plenitud a la que estamos destinados...¿Qué es lo que más deseas tú, Farbauti?.

—Una vida feliz y pacífica; para ti, mis hijos...para todos los Jotun.

—Ya ves de donde lo saque.

La mayor sonrió ante el elogio.

—Quizás tengas razón y este es el último lugar que merezca mi ayuda—Concordó con un largo suspiro—No obstante, protegerlo es mi derecho, deber y obligación por el simple hecho de haber nacido en este mundo—Afirmó con simpleza—Cómo hijo de Laufey, he decidido tomar la responsabilidad y emendar el desastre al que él y Asgard nos condenaron. Yo no necesito mayores razones que esas para volver y usar la sabiduría que he adquirido, en orden de cumplir con ese glorioso propósito.

—Has crecido tanto. Incluso si no es mi lugar, no creo que pueda estar más orgullosa...

—Estoy completamente seguro que eres la única en la posición, como para decírmelo—Aseguró el hechicero con confianza—No estaría vivo de no ser por ti y lo sabes.

—Yo solo hice lo que cualquiera...

—No—Contradijo con amabilidad—Nadie lo hizo, solo tú. Si no hubieses entrado clandestinamente al castillo, corriendo el riesgo de ser asesinada por él o por los Asgardianos...yo solo sería uno más, de los cientos de niños muertos y olvidados.

El menor percibió el desconsuelo apoderarse de la mujer, trayendo en mención aquellos horribles momentos.

—Estoy aquí gracias a ti. Laufey ya no existe porqué tú me diste una segunda oportunidad de vivir.

—¿Entonces...el de verdad ha muerto?—Musitó la mujer con añoranza.

—No he dejado ni siquiera rastro de sus nauseabundos huesos.

—Finalmente—Escupió con repulsión—Por fin obtuvo lo que siempre cosecho...

—Si...lamento haber tardado tanto—Se disculpó con honestidad.

—No pidas perdón, tu nunca quisiste que esto ocurriera—Los oscuros cabellos del menor recibieron sus suaves caricias—Estoy tan agradecida por poder verte una vez más, Loki...

—Mama¡.

Una voz aguda, se aproximó junto a la mujer.

Allí de pie, y con curiosidad en su mirar, comenzó a acercarse un crío Jotun de similar estatura a la suya. Esto sin embargo, no le sorprendió; bien sabía Loki, que el tamaño promedio de los infantes de su raza, rondaba más o menos el metro ochenta.

—¿Qué es él?—Preguntó el recién llegado, tomando a la mujer de la mano.

—¿Farbauti, viste los ríos?¡—Otro niño corrió acelerado, persiguiendo al anterior.

—Los arboles blancos¡. ¿Has visto cómo crecieron?¡, parecen montañas¡—Exclamaron entre risas, otro par.

Y así de surreal, un cumulo de infantes ahora le rodeaban, nadando entre risitas y gritos de emoción, justo en el campo en que anteriormente, había dado fin al previo monarca. Tanto él, como los guerreros, aguardaron no seguros de cómo proceder.

—Chicos, quiero presentarles a Loki.

—Que nombre más extraño.

—¿Por qué tiene cabello?.

—¿Qué es esa cosa tan brillante?.

—Y su ropa, es muy rara.

Comentaban espontáneos sin parar.

Loki permanecía como mudo observador. Se sentía inseguro de cómo actuar, incluso si no fuese la primera vez que se vio forzado a desenvolverse en un ambiente fuera de su zona de confort. Estaba acostumbrado a ser el centro de atención de grandes y pequeñas multitudes, pero nunca por un aura pueril y llena de virginal ingenuidad como aquella

Jamás había sido bueno, o intentado serlo, con personas de esa edad; le causaban pesadez, o al menos de eso quería convencerse a sí mismo. La verdad, aunque no quisiera admitirla, es que le laceraba el corazón, cada vez que una de esas sonrisas, deslumbraba con inocencia.

La palabra "Infancia" para Loki, era sinónimo de sufrimiento y tortura. Estas sobresalían irremediablemente, sobre los compasivos recuerdos que le dejó el corto tiempo junto a Farbauti.

No existía manera alguna en que alguien pudiese ponerse en sus zapatos y verdaderamente comprender lo cruel y atroz que era la vida, con un vulnerable y aterrorizado Jotun de corta edad y diminuto tamaño, abandonado a su suerte entre las inmundas garras de la codicia y perversión que era el mercado negro.

Esas heridas no se borraban, no desaparecían con el tiempo, solo cicatrizaban dejando grotescas marcas sobre su piel y alma

Pero esa es una historia, que no rememoraría aun.

—¿Por qué eres tan pequeño?—Soltó sin cuidado uno de esos.

La efímera burbuja de pensamientos se rompió, al oír la pregunta que llevaba siglos sin escuchar.

Farbauti dirigió inmediatamente su mirada al hechicero, nerviosa por su reacción. Ya se había dado cuenta, que él no pronunciaba palabra alguna desde que el desorden dio inicio, cosa que avivó en ella una profunda inquietud.

Loki respiró hondo y contempló la totalidad de jóvenes pupilas rojizas que se clavaron en él. Tenía infinidad de opciones en su repertorio, por eso le llamaban el dios de las mentiras; no obstante, selló su lengua viperina, ahogando cualquier comentario malintencionado y dejó libre una faceta escasamente explorada suya.

Un iluso podría describirla como "Cordialidad" o "Bondad", pero cualquiera que le conociese, daría testimonio que la mera idea era ridículamente burlesca. De momento, para Loki esta sería otro truco de su lengua de plata.

—Por qué entre más pequeño, más peligroso—Dijo el azabache con reluciente egocentrismo, luciendo aquella pose gallarda y con aires de exagerada prepotencia.

—Entonces has de ser muy peligroso—Le contestó con timidez la mujer—Es solo una broma—Se disculpó enseguida—No te molestes por favor...

Loki apretó los labios con fuerza, pero eventualmente la carcajada le ganó, sorprendiendo a los gigantes que le rodeaban. Rio como no pensó que pudiese hacerlo en dichas circunstancias, jadeando hasta quedarse sin aire.

—Ese estuvo bueno, madre—Farbauti se relajó por su comportamiento, el cual imitó siendo seguida por los infantes—Aunque debo advertirte, que en cuestiones de bromas y travesuras, yo tengo el título de campeón.

—¿Enserio?¡—Exclamó el que se aferraba a la mujer.

—Creo que lo dice en chiste, niños.

—No, no, no—Negó con la cabeza el hechicero—Me dieron una condecoración y todo.

—¿Puedes enseñarnos algunas?¡.

—Si, por favor—Agregó una pequeña con algo de vergüenza—La mayoría de los adultos aquí, no tienen mucho sentido del humor...

—Fortuna la vuestra: "The God Of Mischief" ha llegado para alegraros el día. ¿Queréis que este gran hechicero les cuente más chistes?.

—Si¡

—Si, si¡

—La audiencia ha hablado—Indicó Loki a la mayor, quien comenzó a desconfiar cuando súbitamente, una malévola sonrisa resplandeció en su rostro—¿En qué se parece hacerle una broma pesada a un Asgardiano, a tener buen sexo ?

—Loki¡—Gritó alarmada la madre.

—Pero Farbauti, nosotros sabemos sobre eso. Tu nos hablaste de la reproducción, cómo nacemos y que es muy importante—Alegó el que parecía mayor de los chicos, dándole la razón al hechicero que parecía estar disfrutando a mil, con cada afirmación—¿En que se parece?¡.

—En que en ambos casos, disfrutas jugando con una cabeza dura.

Esta vez, él no fue el único de mediana estatura, en estallar a carcajadas.

—No quiero entrometerme en como haces las cosas, Loki; pero quizás aún son muy jóvenes para oír cosas como esas—Le sugirió la mujer en un susurro.

—Tal vez, tú lo sabrás mejor que yo—Concedió el azabache—Sin embargo, para la época en que alcancé su estatura, yo ya había experimentado y dado un muy buen uso a mi sexualidad.

—Para, por favor. Esto se te está subiendo de tono—Agregó la mujer apenada.

—Fue lo que ella me dijo anoche—Bastó un simple guiño de Loki, para romper la seriedad que su madre intentaba mantener.

—Por Ymir¡—Chilló avergonzada.

Farbauti fracasó en desviarle la mirada, y fue una víctima más de la particular y encantadora actitud que definía al heredero.

No cabía duda que esa no era la clase de comportamiento tosco, al que estaban acostumbrados en esas tierras, nunca lo fue. Los gigantes de hielo, simplemente no eran del tipo risueño o elocuente, en especial los machos.

Incluso en algo trivial como eso, Loki brillaba como la única excepción.

—Lo siento, madre. Deberás excusarme si mi forma de ser, parece fuera de lugar—Pidió inclinando la cabeza—En mí defensa, he tenido que aguantarme por más tiempo del recomendable, a Quill—Soltó, demarcando una exagerada mueca de repulsión—Simpatizar con ese troglodita, es como estar atrapado en el centro de un remolino de mierda: No importa cuánto intentes cubrirte, siempre terminas salpicado.

—¿Qué?—Farbauti se cubrió la boca, acallando las risas—¿Quién?.

—Oh, Peter Quill—Aclaró con normalidad—Solo un amigo...no, un camarada. Más bien un contratista—Se corrigió una y otra vez.

—Realmente me alegra que hayas hecho amigos...

—No lo halagues. En cuanto deje de serme útil, lo despediré.

—No pareces muy seguro de eso, hijo.

—Todo el que lo conozca te diría lo mismo, créeme—Aseveró el hechicero—Tu verdaderamente pareces muy segura de eso, ¿No?—Liberó con tonillo de chanza.

—Creo que lo estoy, de hecho.

—Asertiva, me gusta—Bromeó el menor—¿Puedo saber por qué?

—-Por supuesto—Le siguió la mujer—Porqué tus ojos lucen felices—Declaró como si fuese lo más obvio—Inclusive con el paso de los años, siempre resplandecen cuando estas agradecido, y eso no tiene nada de malo, Loki

El azabache bufó, sacudiendo la cabeza de lado a lado.

—También lo veo en como los tratas a ellos—Farbauti señaló al grupillo—Tienes tus peculiaridades, pero aun así, siempre supe que serias bueno con los niños...

—No mientas—Resopló con convicción—Tuve una juventud horrible, por lo que sé que soy un desastre en ello.

—Precisamente...Yo creo que las personas que perdieron el derecho a una infancia justa, las que sintieron el dolor mucho antes de poder comprenderlo; ellos tienen mucho más afecto y amor dentro de sus corazones, para ofrecerles a quienes aún están a tiempo de tener una vida mejor.

Loki le sonrió levemente con un dejo de ironía—Yo puedo recitarte al pie de la letra 50 tomos de hechicería; sin embargo cuestiones afectivas, tales como las cotidianas manifestaciones de "amor", están fuera de mi ámbito de estudio.

—Loki, eso...

Farbauti iba a refutarle, no obstante lo que encontró apenas visible en el rostro de Loki, la dejó sin palabras. Por primera vez desde su reencuentro, vislumbró soledad en aquellas gemas escarlatas.

No importaba cuan fuerte y adulto fuese, verlo de esa manera le desgarraba el alma; pues ella confiaba fielmente, que el excéntrico Jotun había nacido destinado a alcanzar la completa finalidad.

Para su fortuna o desgracia, unas brutas pisadas se abrieron camino hacia el autoproclamado rey.

—Farbauti, ¿Conoces a este monstruo?¡—Gruñó con disgusto el guerrero.

Loki se puso a la defensiva e iba a plantarle cara, pero la mujer se le adelantó, posicionándose junto al hechicero protectoramente.

—Sí, lo hago Corroboró con fortaleza—Y te pido que no lo vuelvas a llamar de esa manera infamante...Loki es mi hijo, lo salvé al igual que a ti...es tan Jotun como tú y yo.

El sujeto de corpulenta anatomía y toscas facciones, debía triplicarle la altura como mínimo.



—No, él es más que eso...es el legítimo heredero al trono.

—¿Lo mantuviste oculto todo este tiempo?, ¿de nosotros?, ¿del Rey?¡.

—No¡—Explotó Farbauti—Luego de la guerra Laufey enloqueció¡. Fue de refugio en refugio, matando a heridos y débiles. La mayoría de ustedes no lo recuerda, porque traté de mantenerlos lejos de tanta masacre—La mujer descargaba pesadumbre con cada palabra—Loki...lo encontré siendo apenas un pequeño bebe, y lo críe hasta los 11 años—Confesó con amargura ante la prematura edad—Traté de esconderlo, lo intenté por el tiempo que pude, pero eventualmente no tuve otra opción...si lo descubrían bajo mi cuidado, lo hubiesen exterminado a él y los demás huérfanos, incluido tú¡—Gritó entre el llanto—No podía permitir que eso sucediera, no pude protegerlo por más tiempo, así que tuve que encontrar la manera de sacarlo de Jotunheim...lo siento, lo siento tanto, Loki...

—No es tu culpa, nunca ha sido tu culpa—La consoló—No podías sacrificarlos a todos, a cambio de una sola vida.

—No es excusa...¿Cómo pude hacerte eso?—Esta vez se dirigió al hechicero, su rostro destrozado por el remordimiento—Te arrojé indefenso a un universo que nos repudia y aborrece. No puedo...no puedo si quiera imaginar los horrores que tuviste que afrontar tu solo; los maltratos y ofensas...sé que no tengo perdón, pero...

—Me salvaste, para mi nada más importa—Habló el hechicero con serenidad—La vida es sanguinaria y desgraciada donde sea que existamos. Jotunheim sufría al igual que yo—Agregó Loki—Es estúpido pelear entre nosotros, cuando tenemos tantos enemigos allá afuera. Lo sé, lo he visto: Infinidad de seres que aplastarían el cráneo de un gigante de hielo, solo por diversión.

Byleistr le observaba en silencio, sintiendo con desagrado cuan real era su declaración.

—Loki sobrevivió contra toda lógica¡. Resistió y ahora es mucho más fuerte de lo que alguna vez pude imaginar¡—Chillo Farbauti— Él no nos debe nada, pudo largarse sin mirar atrás; sin embargo regresó, vino con habilidades que están más allá de nuestra comprensión—Exclamó con admiración—Él ha podido lograr lo que en milenios ningún gigante consiguió: Trajo esperanza, fortaleza...lo que necesitamos para salvarnos de la extinción.

—Trucos extranjeros—Murmuró el guerrero—Los mismos que han usado contra nosotros—Recordó con molestia—¿Cómo puedes confiar en que un amo de artes oscuras, no las consiguió con otras intenciones, o que se conformará con proteger Jotunhiem?.

—Yo...

—Es cierto. Me convertí en hechicero, en parte por interés propio—Confirmó el azabache, volviéndose de nuevo el centro de atención—El hombre más sabio que he conocido alguna vez, me dijo: "Aprender una cosa, significa entrar en contacto con un mundo del cual no se tiene la menor idea".

Loki Extendió una de sus palmas, concentrando su poder en ella y así creando un diminuto dragón azul. La brillante criatura alzó vuelo y por acto reflejo, comenzó a ser perseguida por varios de los infantes, que intentaban atraparla vanamente.

—Después del hielo y frío, considero que la magia es superior a cualquier otra cosa. No es solo habilidad y fuerza: Es arte, conocimiento y comprensión del universo y la energía misma—Afirmó con anhelo—Sé que puede parecer tenebrosa para alguien que solo ha estado del otro lado de la hoja, pero puedo asegurar que su senda no trae la desgracia por sí sola; es un camino de misterio, que cada usuario transita, siguiendo una vocación y propósito particular. Es cierto que ser una persona curiosa por naturaleza, influenció bastante en mi decisión de convertirme en hechicero—Concretó—Pero mi propósito es Jotunheim...siempre ha sido Jotunheim.

Byleistr le sostuvo la mirada con intensidad—Solo hemos conocido un Rey—Declaró con sin peros—Seguimos a Laufey a la guerra porque nos prometió grandeza y supremacía, pero no somos los idiotas que crees—Escupió el soldado—Reconocemos que luego de que perder la guerra, ya nada más le importó...nos dio la espalda y no hizo nada por garantizar nuestra supervivencia.

—Nunca he dicho tal cosa—Contradijo el hechicero—Si opinase tan bajo de los Jotuns, no hubiese escogido venir aquí a liderarlos. Estoy orgulloso de lo que soy.

—No confió en ti, ninguno de mis hombres lo hace—Habló directo al respecto, enseguida mirando de reojo a la mujer—Pero confiamos en Farbauti, en sus intenciones y sabemos que es ella a quien le debemos todo.

En esa larga temporada en que Jotunheim se convirtió en Zona muerta, la raza de los gigantes de escarcha persistió, principalmente por obra y gracia de esa mujer, quien decidió por su propia cuenta, resguardar a cientos de huérfanos, en lugar de dejarlos pudriéndose sobre los caminos en ruinas. Farbauti encontró por sí misma y sin ayuda, la manera de criarlos.

Casi la totalidad de las fuerzas armadas habían pasado por su seno, sin perjuicio de los muchos veteranos que también estaban agradecidos por sus cuidados posteriores.

No era errado afirmar, que Farbauti era "La madre de los Jotun". Por ello, Loki tenía la plena seguridad que quienquiera que osara alzarse contra ella, perdería la cabeza sin que él tuviese que mover un dedo.

—Esta no es una conquista...es un renacer.

Byleistr rompió su quietud, dirigiéndose hacia a sus camaradas; mientras, el azabache los observaba inquieto, siempre alerta ante la infinidad de posibilidades.

—Confía en tu gente—Susurró la mujer—Es la única forma en que ellos confiaran en ti.

Terminada la deliberación que se le hizo eterna, el soldado regresó, esta vez acompañado por otros tantos.

—Sangre.

—¿Dices?—Contestó Loki, caminando hacia ellos.

—Te sentarás en el trono de hielo, traerás nuevas armas y habilidades, las usaras para hacernos la raza más temida, idolatrada, nos convertirás en el reino más poderoso en el universo; y una vez alcanzada esa meta: Habrá sangre, muerte y venganza contra los Asgardianos¡.

Una oleada de bramidos estruendosos acompañados de ruidosas pisadas y golpeteos, se esparció con imponencia. La manifestación viva del rencor arraigado por milenios y la cólera enardecida de toda una raza.

—Júralo, Loki Laufeyson¡—Escupió el gigante—Hazlo y Jotunhiem te reconocerá como su Rey, nuestra lealtad será tuya y te seguiremos hacia la grandeza y la batalla¡...Engáñanos, y ni siquiera Farbauti podrá protegerte—Terminó con claro recelo.

—Lo juro—Proclamó Loki—Por mi vida...que yo gobernaré, lideraré y me aseguraré, que una vez alcanzada la grandeza suprema, Jotunheim cobrará una violenta, brutal y merecida retribución en contra de Odín.

—En ese caso, está decidido—Repentinamente, Byleistr se inclinó con un brusco movimiento, apoyando una rodilla sobre el suelo—Loki Laufeyson...Nuestro nuevo Rey.

—Te admiro—Dijo Loki, ganándose un gesto de confusión por parte de su semejante—Conozco bien el sentimiento de incertidumbre y lo difícil que puede resultar el agachar la cabeza, hermano.

Byleistr giró el rostro, aun inseguro de hasta qué punto, estaba dispuesto a recibir la condescendencia del Rey redentor.

—Loki—Se aproximó con timidez, el único infante que tenía que alzar un poco la nuca, para poder verlo a la cara—¿Nosotros...somos tus hermanos también?—Preguntó el chico con añoranza.

Siempre observador, Loki se percató que ese menor en particular, se había limitado a escucharlo con detenimiento desde que hubo arribado al campo.

—¿Cómo te llamas?—Preguntó alegre el azabache.

—Helblindi...

—Bueno, Helblindi—El hechicero estiró la mano, esperando hasta que este la estrechó—Creo que lo somos.

La sonrisa del niño se expandió con emoción, formando dos puños con ambas extremidades—Yo entrenaré, creceré, aprenderé, me convertiré en un gran guerrero y luego pelearé por ti¡.

—Agradezco tu veracidad y fiereza—Le respondió con gratitud—Sin embargo, trata de disfrutar de tu juventud mientras lo haces—Aconsejó sin pensarlo de más—Solo somos niños una vez.

—Sí, mi Rey¡

Helblindi hincó la rodilla frente a él y cuestión de segundos, fue seguido por sus compañeros de hogar de acogida, por la totalidad de quienes conformaban las largas filas de soldados, y finalmente por todo Jotun que lograba verse a lo largo y ancho de la planicie rocosa.

—Nuestro Rey—Susurró Farbauti, comenzando a agacharse también.

No obstante, Loki la tomó de la mano, y frenó antes de que consiguiese su cometido.

—Te debo la vida y todo lo que soy...tu nunca te arrodillaras ante mí, madre.



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