» Capitulo 32

Me costaba respirar, inhalaba demasiado aire que mi cuerpo no podía expulsarlo.

—¿Estás bien? —Ruggero me había preguntado, asentí— Te vez algo pálida...

Claro que estaba bien, solo me encontraba un poco... rota. Y con un poco de ganas de vomitar.

—Sí, claro que sí, ¿Qué querías hablar conmigo Ruggerito? —intenté sonar graciosa, tal vez un poco segura, pero algo me decía que mi voz no había ayudado mucho.

Él ignoró mi respuesta sabiendo que no me encontraba para nada bien.

—No estoy seguro —dijo— hablemos sobre Fernando, ¿Qué pasó?

Algo dentro de mí me decía miéntele, huye, aléjate de él, vuelve a tu cotidiana y ordinaria vida de antes, vuelve a lazarte de aquel avión junto a Nicolás, vuelve a estar soltera, olvídate de todo.

Pero no podía, me era tan imposible como dejar de respirar.

—Fernando... ¿Qué quieres saber? —él sabía que mi pregunta era un poco capciosa, pero luchaba porque no preguntara de más.

Aún no entendía por qué mis nervios, tal vez porque justo ahora era cuando tenía que elegir.

Tenía que enfrentarme a él así como lo había hecho con Fernando.

Aunque todo había terminado al revés.

—¿Qué ocurrió?

—Le dije que lo había engañado —tomé un poco de agua, el me miró tratando de descifrar que pensaba.

—¿No te hizo nada? —alcé mis cejas, no entendia porque habían reaccionado de esa forma, estoy segura de que Fernando no me haría daño. Lo había conocido desde hace mucho tiempo.

Creo que no me haría daño.

—No, no me hizo nada, todo está bien —suspiré— le dije que lo que había engañado y me dijo que me perdonaba.

—¿Qué te perdonaba? —Ruggero bufó— Perdoname te lo diga pero no le creo ni una palabra.

—Bien —asentí— En fin, me dijo eso y... —lo pensé unos segundos— me dijo que me amaba, incluso después de lo que pasó y me dejó volver como si nada— me encogí de hombros.

—Karol, creeme cuando te digo que él no es una buena persona.

Arrugue la nariz.

—¿Cómo...?

—Te está engañando. —le miré un poco desconcertada— Karol, hay algo que no sabes sobre él.

—¿Engañándome? Ruggero se que no te cae bien... Pero ya te estás pareciendo a Nicolás eh —me enoje.

—¿Sabes de quién es hija Luna? —negué—. DE ESE TARADITO, ¿PODES CREERLO? LUNA ES HIJA DE FERNANDO Y CANDELARIA —gritó.

—¿Es neta? —dije sarcásticamente, y luego me reí—. Lo siento pero pienso que él no es capaz de hacerme algo así.

—Karol habló en serio, lo escuche hablando con Candelaria. Ambos... Hicieron esto para separarnos. Te lo juro —me suplico mientras se acercaba para tomar mi mano pero me alejé.

—No. No te creo, Ruggero —mis suspiros se estaban haciendo más pesados— No te creo nada. Él no es asi.

—Lo es. Y Luna es su hija.

Iba a interrumpirlo cuando un Doctor se acercó a nosotros.

—¿Ustedes son los padres de Luna? Buenas noticias... La pequeña será dada de alta esta misma tarde, en este papel —le entregó una hoja— están todas las recomendaciones. Me siento muy feliz por ambos.

El Doctor hablaba con tanta emoción, que sentía que el alma me volvía al cuerpo.

—Luna nos necesita en este momento —dije tranquilamente—. Olvídate de nosotros por un segundo, por favor.

Luego de esperar horas y horas para que le dieran la salida a Luna, Rugge tomó su camioneta y nos dirigimos hacia su departamento.

—¿Entonces que pensas de lo que te dije?

—No voy a hablar de eso —acaricie la cabezita de Luna mientras ella se recostaba sobre mis piernas.

—Karol... Por favor —siguió insistiendo el, mientras colocaba a calentar la sopa.

Decidí no decirle nada a Ruggero, no explicarle nada, y no creerle nada.

Esa noche deje a Luna dormida y me fui a la casa de Nicolás.

Esa noche volví a llorar porque estaba confundida, pero mi decisión seguía siendo: Fernando.

UNA SEMANA DESPUÉS.

—Entonces, ¿lista para volver a Nueva York y comprar las cosas para nuestra boda? —asentí.

—Fernando, puedes llevarme a... A el departamento de Ruggero, quiero despedirme de Luna. Por favor —el tomo mi mano y le dio un beso mientras conducía, sonrió y asintió.

Mientras el se estacionaba, baje. Dijo que me esperaría dentro del auto... Pues no quería meterse mucho en mis "asuntos".

Quería ver por última vez a Ruggero, y a... Luna.

Entre al ascensor con la cabeza agachada, algo dentro de mi, me decía que debía seguir a mi corazón y no a mi cerebro.

Toque la puerta, y escuche unos piecitos correr, Luna, fue la que me abrió.

—¡Karol! —saltó hacia mis brazos y la levanté con una sonrisa— Te extrañeeeeee.

—Y yo a ti —la abrace fuerte mientras cerraba la puerta con mi espalda— Veo que estás mejor, ¿eh?

—Shiiii, papi me ha dado todas las vitaminas y las he tomado, estoy muy enérgica —dijo sonriendo mientras la bajaba.

—Me alegra, mi pequeña Lu —ella sonrió un poco tímida.

—¿Queres que llame a papi? —dijo y negué.

—No Luni, el ya vendrá. Por cierto, me encanta tu vestido, es muy lindo —lo señalé y luego arrugue mi nariz.

—Es blanco, como La Paz —rio nuevamente.

Me encantaba el acento argentino de Luna, era preciosa cuando se ría.

—Hola —salió Ruggero de su habitación, sin camisa.

—Hemmm sólo venía a despedirme —me levante y me acerque a él.

—¿Despedirte? ¿Te vas, Karol? —Luna hizo un puchero y gire a verla.

—Mmm... Te prometo que volveré, solo serán unos días —le mentí.

—¿Cuando vuelvas podemos ir a comer helado? —rio y asentí, pero no, yo no volvería.

Gire a ver a Ruggero, y se rascó el cuello.

—Que tengas buen viaje, Karol, yo ahora... Tengo que ir a la compañía, en la tarde —acaricio mi brazo— Sé feliz, muy feliz.

Asentí, los abrace, le dije a Luna que debía prometerme que seguiría mejorando, y ella asintió.

¿Saben algo queridos lectores? Existen las montañas rusas, y era una pena que Karol no supiera de ello.

Cerré la puerta, y abrí mi bolso, para encontrarme con...

Una rosa de papel; amarilla.

(...)

Suspire acomodándome en el asiento mirando por la ventana.

—Vas a ver que todo saldrá bien —Fernando tomó mi mano, levanté mi cara y le vi, sus ojos brillaban, él me sonrió.

—Sí —le respondí— Gracias... Por todo.

—Siempre te voy a amar, no tienes que darme las gracias por eso —me dio un beso en la frente— ahora iré al baño antes de que este avión empiece a ascender, ten aquí por favor. —Fernando me sonrió entregando su teléfono junto a una manzana que estaba comiendo.

—Bueno —le dije sonriendo. Sentí un pequeño mareo, conté hasta 10 respirando tranquilamente, pero mi estómago daba vueltas, tenía muchas náuseas.

Fernando se levantó del asiento y expulsé todo el aire.

¿Que demonios estaba haciendo?

Mi teléfono empezó a sonar, pensé que sería Nicolás para desearme un feliz viaje, o para sermonearme, ya no se que esperar de mi mejor amigo últimamente.

Pero no era él.

Una llanada pérdida

Candelaria

Tres mensajes nuevos.

Candelaria

Trague saliva antes de poner la clave que me sabia de memoria.

Pensé varias veces antes de abrirlos, por favor que no sea lo que estaba pensando me repetí varias veces.

Pero lo era.

¿dónde estás, Fernando?

Creo que el plan salió como pensábamos

Necesitó hablar sobre nuestra hija, Luna.

Mis manos temblaban, algo en mi sabia que en cualquier momento esto iba a suceder, algo dentro de mi sabía que no debía hacer esto.

Y sin pensarlo mi cuerpo había empujando a una azafata antes de que las compuertas del avión cerraran y me encontraba corriendo encontra del viento, no me dejaría llevar por la marea, no más.

—KAROOOOOOL —escuche su voz de lejos, cuando el trataba de alcanzarme, ya era demasiado tarde, yo ya había tomado un taxi.

—Puede llevarme a la Company P's, por favor —dije demasiado agitada, el conductor del taxi me observo de manera extraña y avanzo.

Lo único que traía conmigo era el bolso y un poco de dinero.

Le marqué a Ruggero 1, 2, 3 veces y hasta más.

Debe estar en una reunión pensé

Quería correr y decirle que lo sentía... Por todo lo que había hecho, y por lo estupida que había sido.

Ingrese corriendo a él edificio, y sentí un flashback.

La chica que me había prestado su taza para el té estaba en la recepción.

Recordé ese día en que lo volví a ver. El día en que conocí a Luna.

—Por favor, déjame entrar necesito ver a Ruggero —le supliqué casi llorando y la chica agachó su cabeza.

—Lo siento, señorita —¿SENTIRLO? ¿QUE ESTABA PASANDO?

—¿Qué sucede? —mi corazón se aceleró.

—Es que... No sé mucho del tema. Pero no le conviene saberlo en ese estado... Esta pálida... Parece que se fuera a desmayar —dijo saliendo del escritorio— ¿Quiere qué llame...

La interrumpí.

—Lo único que quiero que me diga, es donde está Ruggero —reponer enojada.

—Yo... Lo único que se, fue que hubo un accidente y el... —dijo temerosa— está en el hospital.

—¿Qué? —caí lentamente al suelo— No, no, no —lágrimas comenzaron a caer— NO.

Te lo advertimos, Karol. Pero a veces sueles ser tan terca y testaruda...

•••

TRES.

FF💛

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