No me odies [Nero x Vlad III]

Ella era un pequeño dolor de cabeza para el gran Rey de los Vampiros. Ella no dejaba de irritarlo con su comportamiento infantil y todas sus ocurrencias.

A pesar de que ella era el gran emperador Nerón Claudius, realmente ahora no le parecía tan impresionante como en las historias que se solían contar.

— Vlad. — Llamó la voz de la pequeña emperatriz, quien se asomaba por la puerta de su habitación — Tuve una pesadilla de nuevo. — Comentó con sus ojos llorosos.

Él suspiró con pesadez, se había vuelto una costumbre que Nero fuera a buscarlo cuando tenía un mal sueño para que la acompañara hasta que pudiera dormir bien. Se levantó del ataúd que usaba como cama y acompañó a la rubia hasta su habitación.

Ella se recostó en su cama, envolviéndose con las cobijas como si fuera una linda oruga, mientras Vlad se sentó en la orilla. Nero tomó su mano con una sonrisa y cerró sus ojos para poder descansar.

Ella se quedó dormida y justamente cuando el Berserker se iba a retirar, la rubia comenzó a llorar. Esto no le extrañaba, generalmente los recuerdos sobre su pasado le provocaban llanto.

— Vlad. — Llamó ella en sus sueños. — Vlad, no me odies. — Suplicó dormida sosteniendo más fuerte la mano del hombre.

Aquellas palabras llegaron a sorprenderlo, mientras miraba el rostro de la pequeña mujer mojado por sus lágrimas.

— Niña tonta. — Susurró el de cabellos albinos acariciando suavemente la cabeza de Nero.

Al día siguiente Nero se veía tan alegre y fresca como de costumbre, su sonrisa infantil en sus labios y sus ojos color esmeralda brillando entusiastas.

— Vlaaad. — Le escuchó mientras se abalanzaba sobre él para abrazarlo.

El hombre le dio un golpe en la cabeza, provocando que saliera un pequeño chichón de entre la rubia cabellera.

— ¿Qué te he dicho del contacto físico repentino? — Regañó.

— ¡Eres malo! — Se quejó la emperatriz agitando sus brazos.

— Si soy tan malo entonces no tengo que acompañarte para que puedas dormir. — Reprochó el vampiro cruzando los brazos.

Nero hizo un mohín.

— Malo, malo, malo, malo. — Dijo ella dándole leves golpes en su espalda con indignación. — En serio te detesto.

— No creo que me odies más de lo que te odio yo. — Dijo él ya impaciente por la actitud tan infantil.

Nero se detuvo en seguida. Agachó la cabeza antes de retirarse sin decir una palabra. Después de ello no la vio en todo el día para su alivio, con lo que pudo seguir con sus actividades sin ser interrumpido.

Durante las altas horas de la noche, Vlad escuchó un llanto proviniendo al otro lado del pasillo. Aquello le hizo abrir los ojos y levantarse de su cómodo ataúd. Sabía que el llanto venía de la habitación de la pequeña y fastidiosa rubia. Pudo verla acurrucada en una esquina envuelta en la cobija mientras lloraba.

— ¿Otra pesadilla? — Cuestionó el vampiro.

Nero se mostró sorprendida y sus llorosos ojos verdes miraron al hombre. En seguida se levantó de la cama de un salto para ir a abrazarlo.

— Vlad... Vlad, no me odies. — Dijo entre sollozos la más pequeña aferrándose a los oscuros ropajes de Vlad.

El Berserker se sorprendió y miró a la pequeña mujer, quien le miraba con ojos suplicantes. Un suspiro salió de los pálidos labios del varón antes de juntarlos con los de la emperatriz de una forma suave. Con este acto Nero dejó de llorar para poder corresponder al beso que siempre había ansiado.

— No te odio, pequeña idiota.

— ¡Te amo, anciano! — Exclamó la mujer abalanzándose sobre él con una gran sonrisa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top