31 y 36 años
31 y 36 años
JungKook agradecía enormemente que ese día su suegra cuidara de sus pequeños. Incluso a la hora de llevárselos tuvo que llamarla para comunicarle que debían quedarse en su casa unos tres días aproximadamente.
No era algo extraño que su suegra o su madre cuidaran de sus nietos los días que su celo llegaba (que era cada tres meses), ya que los únicos supresores que tomaba era para evitar quedar en estado porque ¡vamos! Su vida sexual (grandiosa con el celo, desde su punto de vista) no tenía que desaparecer porque tenía hijos. Por eso cuidaban de sus tres retoños cuando eso pasaba y así podía disfrutar de tres días de sexo con Jin, sobre todo porque a veces pasaban semanas sin nada por el trabajo o los niños.
Sin embargo, no se esperaba que su celo llegara ese día. Era unos diez días antes de la fecha donde tendría su celo supuestamente, y le extrañó. Por eso se aseguró de haber tomado el supresor de ese día y de preparar la habitación. Jin notaría su olor, característico de esos días, y estaba seguro que se le tiraría encima en la primera oportunidad.
Lo esperó durante horas, hasta que escuchó la llave girar y alguien entrar.
—Kookie, llegué—dijo el alfa al verlo.
—Bienvenido, Jinnie—dijo el omega acercándose a él para darle un beso como siempre hacía.
Pero unos pasos antes de llegar a él, Seok Jin lo tomó del brazo y lo acercó a él para olerle el cuello.
—Tu celo llegó antes—dijo con la voz ronca y grave.
JungKook lo sabía, su olor afectaba a su esposo.
Se sonrojó en cuanto las manos grandes del alfa lo tomaron de las caderas y un gruñido llegó a sus oídos. Ah, eso lo hizo jadear. Estaba muy sensible.
—Dime que los niños están con alguien.
Kook no pudo hablar, pero sí asintió completamente sumiso.
Jin volvió a gruñir antes de cargarlo para ir juntos a la habitación.
Definitivamente, JungKook amaba su celo.
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