21 y 26 años

21 y 26 años

Las vacaciones habían sido muy hermosas y relajantes sin duda alguna. Tanto que Kook casi olvidaba que debía volver a casa y volver a la misma rutina. Bueno al menos su Jin, quien debía volver en un par de días a la empresa mientras él se quedaba en el pequeño departamento de ambos, limpiando y preparando la comida hasta que su ciclo escolar empezara nuevamente.

Ah, ahora que recordaba debía hacerse cargo de algunas fallas que tenía el departamento donde hacía dos años que vivía con Jin. Fue lo que pudo comprar su novio con lo que había ahorrado durante años gracias a sus trabajos de medio tiempo. Aunque una parte del pago se completó gracias a los suegros de JungKook quienes le regalaron el dinero a su hijo para que pudiera comprar el departamento y vivir junto a su omega.

El lugar estaba en un buen barrio, pero presentaba algunas fallas, como las goteras del techo, y los muebles no eran nuevos. Pero eso no le importaba a JungKook, lo que le importaba era pensar la manera en que arreglaría los problemas sin molestar a su esposo que bastante tenía ya con su trabajo.

Por lo que sin decir nada, después de bajar del avión y tomar sus maletas, tomaron un taxi. Estaba medio dormido por lo que ignoró prácticamente lo que Jin hablaba con el chofer. Aunque eso no significaba que no se dio cuenta que ya llevaban diez minutos de más de viaje. Su departamento no quedaba tan lejos, pero aun así siguió con los ojos cerrados. Confiaba en su hyung.

—Kookie, ya llegamos—le susurró el mayor cerca del oído.

El menor abrió los ojos, mirando medio perdido su entorno. Y es que no sabía dónde estaba. Ese no era el barrio donde vivían, era uno mucho más bonito. Con casas y no edificios con departamentos pegados uno al lado del otro.

—Jinnie, ¿dónde estamos?

El alfa solo le hizo una seña para que bajara por lo que se apresuró a hacerlo, lo que necesitaba en esos momentos eran respuestas.

Y las tuvo luego de que bajaron todas sus maletas y el taxi se fue.

Seok Jin lo abrazó por atrás y le dio un beso en la nuca.

—Bienvenido a nuestra nueva casa, Kookie.

El omega abrió los ojos sorprendido y volteó a verlo.

—¿Qué? ¿En serio?

—Por supuesto, pequeño, me tomó dos años, pero al fin tenemos una casa decente para formar una familia.

Kook sonrió feliz y volteó para besar a su esposo dulcemente.

Y a pesar de dejar las maletas afuera por unos minutos, Jin entró con JungKook cargándolo como si fueran recién casados.  

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