17 y 22 años

17 y 22 años

—Te espero en mi casa a las tres para ver una película. No te preocupes, mis padres no estarán.

No es que JungKook fuera inocente, tampoco un pervertido, pero tenía entendido que cuando un chico (o tu novio) te pedía ver una película en su casa a solas, sólo significaba una cosa: sexo.

Estaba nervioso, sería su primera vez con Jin y quería verse bien para el momento. Se imaginaba que su alfa sería dulce y tierno como siempre, pero eso no le quitaba los nervios que sentía. Quizás estaba más inquieto por el cómo se vería que el acto en sí. Y es que quería verse perfecto, quería que su piel fuera suave para cuando su novio lo acariciara, quería que sus labios se vieran tentadores para que él los quisiera besar sin parar, que su cuerpo se viera irresistible para que su novio no se arrepintiera. Quería que fuera un momento inolvidable.

Así que ocultando todos sus nervios, se cruzó a la casa del alfa, llevando un condón en su bolsillo por si acaso. No quería ser padre tan joven. Aunque no estuviera en su celo eso no quería decir que no hubiera posibilidades de que quedara en estado.

Dudó unos segundos antes de tocar el timbre, pero ya hasta se había informado de todo, no podía desaprovechar tanto conocimiento.

Pasaron unos veinte segundos, los cuales JungKook contó, hasta que el mayor le abrió.

—Kookie, entra, ya tengo todo preparado—y después de un pequeño beso, el omega ingresó—. Voy a buscar algo, ya vuelvo. Acomódate donde más gustes.

Y cuando lo dejó solo, Kook caminó hacia la sala e ingresó. Se preguntó si Seok Jin habría decorado la sala con pétalos de rosas, música suave, luces tenues y algo de bebida con alcohol para ponerse a tono.

Pero cuando ingresó simplemente estuvo a nada de reírse a viva voz. Comenzaba a pensar que era un pervertido por completo.

En la mesa ratona había un tazón de palomitas, otro tazón más pequeño con chocolate y otro de igual tamaño con golosinas, además de tres películas de acción acomodadas una al lado de la otra. Sin contar que las ventanas estaban abiertas y la luz del sol entraba perfectamente. Ese no era el ambiente que se imaginó y, al parecer, Jin tampoco lo imaginó. La propuesta para ver películas no tenía ningún mensaje escondido.

Simplemente se trató de eso, de ver películas juntos.

—¿Te parecen buenas esas películas, Kookie?—preguntaba el alfa saliendo de la cocina con dos latas de refresco.

JungKook fue corriendo hacia él, reteniendo la risa para besarlo completamente enamorado.

—Son perfectas, Jinnie. 

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